Se permite otro poco de alcohol a sus venas...

Sí, otro poco... hummm, no, ¡Aún no es suficiente! ... ¡Otro vaso más! ...

Suelta una risotada estrepitosa y hace rato que se le impide articular las palabras con la precisión que debería, pero ¡¿Qué más da! ...Siente calor, ohh sí, mucho calor y apostaría todo a que su rostro se haya enteramente ruborizado.

...pero no... aún no es suficiente... Ese nombre, aquel nombre maldito osa perseguirla y amedrentarla con los últimos penosos sucesos que dieron término a cuatro años de 'feliz noviazgo' ...¡Maldición!

Otro vaso..., ¡¿Qué no?! ¿Que ya está demasiado ebria?! ...¡Bah! ¡OTRO HA DICHO! ; se divierte evidentemente cuando el joven arruga el rostro para ofrecerle el vaso que demanda la escandalosa chica.

Un carraspeo a su lado le recuerda que no se encuentra sola.

Con una expresión indefinida, se voltea hacia él y al reconocer aquel mirar grisáceo y aquella sonrisa ladeada, le dirige a la par una nueva sonrisa, una excesivamente alegre al compás de una mirada chispeante y efusiva.

-¡Tú! - le dice riendo gravemente antes de dar otro sorbo al trasparente y ardiente líquido.

-Sí, yo... ¿Todavía me recuerdas? - le sonríe divertido , sí, completamente entretenido con semejante compañía.

La joven de larga cabellera negra con toques azulados, le dedica un entrecejo fruncido con una extrañeza tan súbita como efímera, porque al instante rompe en carcajadas nuevamente.

El hombre de terno negro y corbata azul marino, se acomoda en su sitio frente a la barra conservando todavía su sonrisa enigmática para coger su pequeño vaso y beber de un sorbo el tequila de su interior.

-Sí ...te recuerdo ... - le dice de pronto en vocablo apenas modulado.

El divertido individuo deposita de golpe el vaso encima de la barra y se dirige nuevamente hacia la mujer a su lado.

Frunce sus labios y sonríe viéndola ingerir el contenido restante de su vaso tal y como él hiciera segundos antes con el suyo, y una carcajada se le escapa en cuánto ella alza su brazo y pide a gritos 'otro más'.

-Oye, oye... - le dice sosteniéndola por el brazo- ...¿No crees que te estás excediendo?

La mujer aprieta sus labios y niega con la cabeza, siendo sus mejillas sonrojadas y sus ojos brillantes un perfecto acompañamiento que el hombre bien supo apreciar.

Sí, preciosa, sublime, ...¡Ah! Llevársela a la cama sería tan sencillo, y la idea acude a su mente tan tentadora, tanto como ella misma, que el hecho de recordarse el motivo por el cual se encuentra ahí fue un duro acto ineludible y extremadamente cruel.

Había elaborado planes y esperado mucho para esta noche, por lo tanto ...

En cuánto ella realiza otro nuevo intento para que se le llenase su vaso, él reafirma su agarre y ella vuelve mirarlo con la confusión tiñendo sus facciones de quién no comprende del todo su situación.

-A juzgar por la manera en que has tomado toda la noche he de suponer que te rompieron el corazón... - una ternura acapara sus gestos, con su mano acaricia esa mejilla acalorada a la vez que la oye murmurar por lo bajo frases ininteligibles; él continúa - ¿Me equivoco? ... ¡Ok! Es una completa pérdida de tiempo conversar contigo, ¿Verdad? ...¡Ahh! Tendo Akane, he de admitir que me facilitaste las cosas... Es una pena, yo quería más acción - y contrae sus facciones descendiendo de su sitio para -de un solo movimiento - sostener el cuerpo femenino alcoholizado, luego le dedica las últimas palabras al barman - ¡La llevaré a casa!

Al joven hombre le fue imposible evitar que el alivio se le manifestara en las facciones y dar las gracias correspondientes antes de continuar con su trabajo algo más calmado, de ese modo no debía lidiar más tarde con el escándalo de una borracha y el cuerpo desvalido de ella.

La señal fue dada.

Movimientos rápidos y miradas fugaces; pasos apresurados recorriendo el trayecto trazado...

El ojiazul junto a la pareja de ascendencia china abandona el lugar y se encaminan en un silencio rotundo al estacionamiento.

Los tres con la urgencia anhelante cubriéndoles por entero, con una seriedad de la más pura intranquilidad en sus rostros de expresión imperturbable...

Las indicaciones fueron dadas. El sujeto de coleta al volante, la mujer de peculiares cabellos en el asiento del copiloto, y el restante , el de la larga y sedosa cabellera negra, iría en la parte trasera con la desmayada mujer.

Hablaban en murmullos quedos e impasibles, repasando lo acordado; silencio ahondando en lo más profundo de sus frívolas expectativas.


Es de día, el calor de los rayos solares se lo indican ... La soñolencia la invade cual sedante y el dolor de su cabeza es punzante.

Cierra los ojos con fuerza antes de abrirlos y volverlos a cerrar.

El calor circundante sumada a la luz cegadora que reposa en su rostro, calentándole la piel, la obliga a erguirse en la necesidad de huir de los rayos luminosos .

Vuelve a levantar sus párpados, o al menos uno de ellos; pasea una de manos por sus cabellos revueltos ...

Y entonces se percata de un olor a humedad molesto y aplastante. Abre sus ojos completamente y cae en la cuenta de que no ha despertado en su habitación esta mañana.

Mas bien , el sitio en que se haya es frío y amplio, de paredes blancas ...o lo fueron alguna vez, porque rayones y garabatos decoran la estancia; el suelo de madera, sucio.

-¿Dónde estoy? - se pregunta la mujer conduciendo al rostro ambas manos queriendo fervientemente recordar lo que lo trajo a ese sitio ...

Echa un vistazo a sus ropas. La camisa blanca que usa para el trabajo abierta en los primeros botones dejando a la vista el inicio de sus senos, la falda -que también constituye su indumentario diaria de trabajo - le llega hasta un poco mas arriba de la rodilla ...se fija en su pierna, en la derecha y descubre que sus medias han sufrido un daño y se queja por ello .

Suelta un suspiro y se levanta del frío suelo en que durmió, todavía confundida ...

Recuerda que abandonó el establecimiento en el que imparte clases, llegó a su casa cerca de las nueve como es habitual los miércoles y encontró a Ryoga aguardando por ella en la sala de estar. Lo percibió nervioso, intranquilo ...

Se encaminó hasta el sofá en el que él aguardaba sentado y se aproxima para darle un beso a modo de saludo, gesto que él no correspondió y esto la heló, entonces intuyó el final, uno demasiado amargo para asumir todavía.

La intuición se volvió certeza, devastadora certeza que la derrumbó de un momento a otro.

¿Por qué?! recuerda haberle preguntado, y fue el descaro recibido lo que removió la daga clavada en su corazón.

-De acuerdo... -comienza a hablar respirando hondo - ...Ryoga terminó conmigo... ¿Y luego?...

Luego... luego se marchó a un bar enfurecida , herida, ¡pero sobre todo enfurecida! porque el motivo que le dio le encendió todas las fuerzas y éstas no se aplacaron con sólo echarlo de su casa, quitarle la copia de las llaves que daban la autorización de entrar y salir de su propiedad cuando se le diese la gana, y golpearlo en plena vía pública hasta el cansancio... No, ¡claro que no! , por ello bebería, y lo haría hasta que de la consciencia se le borrara aquel nombre, hasta que no supiera más de sus sentimientos...

...Y ¿Después? ... Hummm... un tipo, un atractivo tipo llegó hasta ella con una sonrisa adorable y una mirada glacial, ... ambos bebieron, aunque ella más que él, simpático sujeto con el que compartió una plática trivial que poco a poco, vaso a vaso, va tornándose difusa ...

Y hasta ahí llegan sus recuerdos.

Con prisa se encamina a la puerta desgastada y al abrirla la descubre cerrada con llave por fuera.

Abre sus ojos a mas no poder y cae de rodillas al suelo, consternada. ¡¿Ha sido secuestrada?! ¿Qué harán con ella?!.

Se levanta al oír pasos acercarse y retrocede cuando el sonido de las llaves le advierte que dentro de nada se hallaría cara a cara con su raptor.

Y sus conjeturas fueron comprobadas en cuánto la puerta, emitiendo un chirrido, deja al descubierto al apuesto joven de la noche anterior, vistiendo ahora de un modo casual y sencillo.

La misma sonrisa de medio lado que recuerda, el mismo peculiar color de esos ojos que la observan directo a los suyos.

-¡¿Por qué me trajiste aquí?! ¡¿Qué harás conmigo?! - exclama la mujer apretando sus puños, escandalizada y asustada ...muy asustada porque la crueldad la vislumbra en su mirar claro, en la seguridad y dominio con que parece acoger la situación.

Ranma avanza lentamente hasta ella quién, por orgullo más que por valentía, se queda rígida, sin retroceder. Observa sus movimientos con rabia , con furia contenida... quizás no hacia aquel sujeto que se ha detenido frente a ella con un aire de superioridad insoportable, sino hacia ella, porque el resultado se reduce a sus propias acciones.

-No trabajamos para ninguna asociación de mercancía de prostitutas o algo parecido, así que no temas... - alza su mano grande y fuerte para cubrir la ahora pálida mejilla de la chica, quién al advertir su movimiento, se separa de él bruscamente.

-¿Por qué me trajiste aquí?!

Se esboza una sonrisa amplia, siniestra, y hasta traviesa.

-Saotome Ranma, un placer, señorita Tendo ...

Akane desvía la mirada algunos instantes ...¡¿Saotome?! ...Por algún motivo ese apellido le resultaba bastante familiar...

La interrogativa se le trasladó a la expresión y esto el sujeto lo captó.

-Soy hijo de Saotome Genma, el empleado al que tu padre despidió algunos meses atrás- le explica arrastrando cada palabra.

Se queda pensativa algunos segundos hasta que por fin parece recordar, agrandando sus ojos y dando un golpe con el puño apretado de su mano derecha a la palma abierta de su mano izquierda, en auténtico gesto de dar con algo que no se supo ver con anterioridad.

-Oh! Él estuvo en el funeral de mamá ... ¿no? - entrecierra la mirada inquisitiva.

Ranma se encoge de hombros y enarca una ceja en señal de desinterés. Akane por su parte retoma la energía de hace un rato.

-¿Y bien?! ¿ Qué hago aquí? ¡Eso no me dice nada! - calla algunos instantes y alza ambas cejas apuntándolo con el dedo índice- ¡Oh, ya comprendo! Me secuestraste porque mi padre despidió a tu padre, ¡por favor! Todo el mundo sabe que no se debe mezclar lo profesional con la vida personal, esto es ridículo - hace un gesto de exasperación.

-No es directamente por eso ... -le explica calmado -La verdad, estamos 'algo' necesitados de dinero ¿Comprendes? , entonces, ¿Qué mejor que secuestrar a la hija del idiota más adinerado de Japón para adquirirlo?

-¡Bastardo! - masculla Akane retrocediendo - Por si no lo sabes, yo ya no vivo con mi padre así que dudo que el haya notado que no dormí en casa y por otro lado, ni siquiera yo dispongo de esa fortuna. Yo soy una honrada maestra que se gana su salario peso a peso, idiota, a diferencia de ti.

El sujeto de coleta entorna los ojos y se cruza de brazos.

-Akane, no seas tonta ¿Quieres?

-¡¿Qué has dicho?! - exclama la mujer ofendida.

-yo llamé a tu casa en la noche y le conté a tu padre lo ocurrido -lo dice como si fuera obvio, y añade - Nos reuniremos en 'la casa azul' a las dos de la tarde.

Y sin más voltea dándole la espalda para encaminarse a la salida bajo la atenta mirada de la rabiosa joven.

-Por cierto - recuerda el chico, mirándola por encima del hombro - Te estamos esperando abajo para desayunar, así que más te vale que te apresures ...¡Ah! y tengo unas pastillas para la resaca -sonríe burlón - debe dolerte a horrores la cabeza- le guiña seguidamente en un gesto se simpatía y abandona el gélido cuarto, dejando en él a una rígida y confundida chica ...

...¿En qué punto de la tétrica plática se perdió? ...

Continuará...


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