"To make love under the moonlight"

Comencé mirando sus ojos, sus hermosos ojos, de a poco baje viendo sus labios, que ganas de besar esos labios carnosos, seguí bajando con mí vista ahora por su cuello, lentamente, quería besar, morder.

Kirito seguía hablando, aunque no sé que, yo estaba recorriendo su cuerpo, solo eso importaba.

Baje por su pecho, me excite más cuando note sus pezones a través de la musculosa excesivamente ajustada que llevaba, pero seguí bajando, nervioso y caliente pero seguí bajando, llegue donde quería se notaba algo sobresaliente, yo ya había tocado ahí y sabia que era aún más grande, pero normalmente más pequeño, estaba un poco erectado, me quede pegado ahí, ya casi saboreándome. Quería lamerlo.

-Aiji, sé que te gusta mirar mí miembro pero ¿podrías ponerme atención?

-Eh…

-Como te iba diciendo quiero que la música sea algo suave como…

-¿Por qué no te callas?

-¿Qué?

-Cállate –Mí aguante se fue a la mierda, Kirito sólo, conmigo caliente al lado corría peligro.

Me abalance sobre él que estaba sentado en un sillón, mis piernas quedaron abiertas, una a cada costado de las caderas de Kirito.

-Hazme el amor –Empecé a besarlo desesperado, y a rozar mis genitales contra los suyos.

-Espera Aiji los demás pueden entrar…

-No me importa, solo quiero que me hagas el amor…

-Vamos a otro lugar…

Él tampoco se quería detener, pero tuvimos que hacerlo, fuimos al estacionamiento tomamos su auto y partimos en una dirección desconocida, fuese donde fuese. Íbamos por la carretera, yo le besaba de a poco el cuello, baje mis manos a su entrepierna, no me pude aguantar, abrí su pantalón y deje descubierta su hombría, estaba casi totalmente arriba, estaba grande… Comencé a lamerlo, de arriba abajo, que delicia.

-Aiji para, me vas hacer chocar. –Su tono era el de un hombre que ya no quería esperar más.

Aunque no lo pareciera Kirito era más caliente que yo, y eso él mismo no lo podía negar.

Entramos por un camino de tierra Kirito dijo que cerca había un bosque, que ahí pararíamos. Llegamos pronto calculo menos de dos minutos, bueno con lo desesperado que estaba Kirito y con lo que apretó el acelerador, no me extraña, quizás normalmente uno se demoraría 30 min.(Quiero decir que él estaba DEMASIADO desesperado).

Paró casi en la entrada del bosque, era un lugar hermoso, pero desierto, ni un alma aparte de animales e insectos, Kirito bajó la capota del convertible, yo me pase al asiento de atrás y abrí las piernas, Kirito me siguió y se puso entremedio.

Empezó a besarme el cuello y yo hice lo mismo con él, bajo un poco y le molestó bastante mí polera, tanto que la rajo toda, eso me encantaba de Kirito, su frenesí.

Metí mis manos en su pantalón, quería sentir nuevamente su miembro, quería hacerle desfallecer.

Llego a mis pezones, mordió un poco y me arranco unos cuantos gemidos, baje sus pantalones un poco, el se reincorporo y se lo quitó completamente junto con la ropa interior. Le quite la polera también, era justo que le hiciera gemir un poco. Lamí sus pezones, no por primera ni décima vez, mucho más, sentía tanto deseo por él que llegue a pensar que iba a reventar. Gimió incluso más fuerte que yo. Se paro y dirigió mí boca a su pene, por fin estaba lamiendo aquello que tanto deseaba, mí mano también jugaba ahí, apretaba un poco. Aprisioné con mis dientes, suave, muy suave. En mí lengua cayeron unas pequeñas gotas de semen, intuyo que fueron gotas de pre-orgasmo, pare, me di cuenta de que él estuvo de acuerdo con la idea ya que no dijo nada, solo hizo que sus manos fueran al cierre de mí pantalón, desabrocharon, me tomo de las caderas y me levanto un tanto para bajarme los ajustados pantalones…

-Cielos Aiji cuando será el día que uses ropa un poco más suelta?

-Mira quién vino hablar, suelta como tu polera?

-Pero es que me complicas el trabajo!

Abrí la boca para protestar pero me callo.

-Te ves más guapo desnudo y callado.

Simplemente su boca bajo a hacerme sexo oral. No alcanzó a ser un minuto, lo odie por eso. Sacó mis pantalones, mis zapatos y mí ropa interior, abrió aún más mis piernas y comenzó a lamer mí ano para lubricarlo, dejó la suficiente saliva para que pudiese entrar sin que me hiciera daño, aunque ya estaba casi (por no decir completamente) acostumbrado, eran tanta las noches que nos habíamos amado así… Eran tantas las veces que me había hecho suyo, las que me había poseído… Tantas noches que me había embriagado de amor, dolor y placer… Si, amaba, amo a Kirito.

Se acomodo bien y entró, gemí, para él muy exquisitamente, me lo dijo, no grite como las primeras veces que hacíamos el amor, porque aquello ya no era tener sexo muchas veces hacíamos el amor. Esta vez no, ahora estábamos teniendo sexo.