N/A: Todos los personajes son propiedad del Masami Kurumada, solo los utilizo para diversión mía, los personajes que no pertenezcan a la historia original son de mi propiedad, es mi primer fic, agradeceré cualquier corrección o consejo que me ayude a mejorar, gracias.
Los datos sobre los personajes(OC) están en mi perfil.
CRÓNICAS DORADAS
(AU): Esta historia transcurre años antes de la saga del santuario y narra la historia de la infancia de los caballeros dorados desde el nacimiento hasta que llegaron a ser santos dorados, si las cosas hubieran sido diferentes desde un inicio.
Bendecidos por las estrellas, en un mundo agresivo y hostil, donde se rige la ley de mas fuerte, este fue su hogar, y esta, su historia.
CAPITULO I: EL INICIO
Aquel hubiera sido un día como cualquier otro, si no fuera porque ese día llegarían las personas que tanto esperaba desde hacía meses, esperaba impaciente en el salón del trono, no sabía que debía hacer, en sus más de 200 años no esperaba encontrarse tan nervioso por el suceso, meses atrás, cuando las estrellas le hicieron saber sobre la llegada de los santos dorados, su corazón se revolvió, una nueva generación de guerreros estarían bajo su cuidado, y por ende, una nueva guerra santa se acercaba.
-Atenea, ¿porque mi corazón esta tan revuelto?, sé que este es nuestro destino, pero no sé cómo reaccionar ahora, pensé estar listo después de tanto tiempo...-
-lo harás bien...- susurro una voz en su mente.
Y llego el momento, las puertas se abrieron de par en par para dar paso a los santos de plata, que escoltaban a dos doncellas, que cargaban unos pequeños bultos envueltos en mantas blancas, el pequeño grupo se detuvo ante él.
-gran patriarca, traemos ante usted a los infantes herederos de géminis- exclamo uno de los santos.
El patriarca se puso de pie y se acercó lentamente, hacia las doncellas que cargaban a los nonatos.
-¿y la madre?- pregunto con preocupación.
-no pudimos salvarla, era una niña...-
-que desdicha- miro a uno de los gemelos, ambos permanecían tranquilos, seguramente por la cercanía del otro, acerco su mano hacia este acariciando su pequeño rostro, el menor abrió sus ojos y clavo sus ojos esmeralda en el mayor, tomando su dedo entre sus diminutas manos y sonriendo, contagiando al patriarca.
-¿qué aremos ahora mi señor?-
-llevadlos al alcoba que ha sido preparada para ellos. Amair, lena, cuidadlos bien, les veré más tarde-
-sí, su alteza- las doncellas se adentraron en el templo principal.
-¿mi señor?-
-no os preocupéis, de ahora en adelante yo me haré cargo, seguid con vuestras tareas hasta nuevo aviso-
-si- respondieron en coro y se retiraron.
Suspiro y camino por los pasillos del templo, en dirección hacia la alcoba donde estaban las doncellas, quienes luego de haber bañado y alimentado a los infantes, los habían dormido en sus cunas.
-son tan preciosos...- susurro una de ellas.
-parecen ángeles-comento la otra, abrigando más al niño a su cargo.
-bondadoso patriarca, ¿cómo los llamara?- pregunto mientras mecía suavemente una de las cunas.
-Saga y Kanon-
-Saga-miro al pequeño infante
-Kanon- la otra miro al otro niño- es hermoso-
-¿cuánto faltara para que lleguen los demás?-
-aun no lo sé-
-ya quiero verles a todos-
-Amair, Luna, ustedes me habéis acompañado desde hace tanto tiempo, aun me pregunto porque-
-patriarca, somos guardianas de Atenea, nos complace poder servirla de alguna manera, estaremos aquí hasta que nuestra presencia deje de ser necesaria-
-ya veo...-
-patriarca-llamo una voz en la puerta.
-Arles-se giró hacia donde el santo esperaba.
-sabe que no debe encariñarse con esos niños... Sabe cuál es su destino-
-lo sé, Arles, pero es bueno poder oír nuevas voces otra vez-
-usted no tiene remedio- el adolescente sonrió rendido otra vez por la felicidad que emanaba del santo padre- continuare con mis deberes- se retiró luego de una reverencia.
-es inevitable- esbozo una de las doncellas- son tan preciosos, puedo imaginar cuando corran por los pasillos, usted enloquecerá, patriarca- rió un poco.
-llevo mucho tiempo esperando este momento, espero me ayudéis a cuidarlos-
-lo aremos-
-¿empezaron la fiesta sin mí?- una joven de cabellos blancos atados en una cola alta apareció bajo el umbral de la puerta, vestía una larga túnica blanca adornada con un cinturón dorado que hacia juego con la tiara y los accesorios de oro que adornaban su cuerpo.
-señorita Nike-
-¿estos son los niños?-se acercó a las cunas
-así es-
-jamás espere que llegaran al santuario tan pequeños...-
-el destino ha sido más caprichoso con ellos esta vez, señorita-
-me pregunto que tendrá planeado Atenea para hacerles llegar tan pronto-
-aun no lo sabemos, pero deberemos confiar en su voluntad-
-¿que planea hacer de ahora en adelante, patriarca?-
-por lo pronto, convocar a una reunión-
-o-
Media hora más tarde en el salón del reuniones, alrededor de la mesa rectangular se encontraban la diosa de cabellos blancos, las dos doncellas, Arles, y los sabios del concejo.
-les he hecho reunir por una simple razón-comenzó a hablar- como ya sabrán hoy día llegaron los herederos de la armadura de géminis, lo que significa que una nueva guerra santa se cierne sobre el santuario, así que debemos decidir el tipo de instrucción que recibirán los aprendices dorados-
-tomare la palabra- interrumpió el líder del concejo- no veo por qué la preocupación por unos simples aprendices, deberían recibir el mismo trato que los demás aprendices, está usted siendo muy bondadoso con esos chiquillos patriarca, ni siquiera han nacido pero ya son considerados mejores que el resto recibiendo el trato de príncipes-
-ese siempre ha sido el trato que han recibido cuando se decide que son herederos de las armaduras doradas-
-y esa es la razón por la cual a pesar de ser la élite del santuario, son tan débiles, son unos consentidos, no saben que su posición es igual al resto de los caballeros-
-¿y que pretendes?-
-que sean tratados como el resto, que se críen con ellos, para que vean que no se obtiene nada tan fácil-
-¿quién ha dicho que su vida será fácil?, al ser parte de la élite, sufrirán más que el resto-
-está usted siendo muy blando, patriarca, creo que la edad le está afectando, propongo una votación, que los aprendices vivan con los demás en las barracas, y que alguien sustituya al patriarca en su puesto, no es capaz ya de guiar el santuario-
-¿y a quien propone como candidato?- pregunto el joven Arles.
-a mí mismo, claro está, soy el único que piensa en el futuro, tengo la fuerza y la inteligencia para conducir a este santuario por las riendas del bien- se lució frente al resto del concejo, quienes le observaban con admiración- no como el actual patriarca a quien el tiempo ya ha hecho mella en él y le nubla la razón- exclamo orgulloso para molestia de Arles quien gruño- y si me dejan agregar... Dudo que esté capacitado siquiera para...-
-¡silencio!- ordeno la deidad de cabellos albinos, quien había permanecido con los ojos cerrados y los brazos cruzados, escuchando todo lo que acontecía- no pondremos en duda la capacidad de gobernar del patriarca, cuyo puesto le fue otorgado por la misma Atenea en la última guerra santa, ese tema no está en discusión, y si el patriarca ha visto por conveniente que la crianza de los futuros caballeros dorados sea llevada a cabo dentro de los doce templos, así será-
-pero señora Nike, los jóvenes herederos de las armaduras crecerán aislados del mundo que los rodea y la realidad cruel de este-
-desde tiempos mitológicos se ha tenido cuidado con la crianza de los santos dorados, puesto que son estos quienes soportan el peso del mundo sobre los hombros, de ellos depende de si Atenea sale victoriosa de las guerras-
-¿acaso está usted del lado del patriarca? Su posición debe ser hacia Atenea, dudo que la señora Atenea este de acuerdo con que se trate mejor a unos aprendices sobre otros-
-los aprendices deben disfrutar de la vida que se les es arrebatada cuando llegan aquí, eso ocurriría a nivel de todo el santuario si no existiera rencor entre los encargado del cuidado y crianza de los demás aprendices-
-¿y se ha preguntado porque llevan tanto rencor dentro de sí? Es por el mismo hecho que se les niegan algunas armaduras como las de los doce templos sagrados-agrego-porque saben que habrá quienes sin siquiera pelear, serán aclamados héroes, porque son los últimos en llegar al campo de batalla-
-no cualquiera puede postular a una armadura, sus almas son diferentes, tienen un brillo especial que hace que las armaduras los elijan como sus portadores- aclaro sin perder la compostura- no diré nada más, como vuelva a oír algo sobre la élite del santuario o sobre la capacidad del patriarca, disolveré el concejo en nombre de Atenea-
-s...si- dijo resignado, no podía discutir con la diosa más cercana a Atenea.
-ahora patriarca, puede usted retomar la palabra- le dedico una mirada complacida al nombrado.
El patriarca agrego algunos detalles más haciendo conocer al resto sus planes para la crianza y educación de los futuros santos, además de poner sobre la mesa algunos de los problemas que había en el santuario, junto con la necesidad de mejorar algunos otros temas, concluido esto, dio por terminada la reunión.
-o-
-ha sido peor de lo que esperaba- se sentó en el trono con dejo cansado.
-patriarca, ¿está usted bien?- Arles se acercó al mayor algo preocupado por su estado.
-sí, no te preocupes- miro al techo- el concejo puede ser molesto cuando se lo propone-
-pero patriarca, ¿porque no lo disuelve?, después de todo, solo son personas que se oponen a sus mandatos o propuestas-pregunto una de las doncellas mientras se arrodillaba a pies del pontífice.
-siempre han servido al santuario, han estado aquí desde mucho antes que yo, es una larga línea de guardianes que se encarga de mantener al santuario de forma económica y política-
-ya veo- suspiro mirando al suelo.
-señorita Nike, lamento haber hecho que intercediera por mí-
-no hay problema, mi querido Shion, concuerdo contigo al respecto de los niños dorados, y estoy segura que Atenea también está de acuerdo-
-todo estará bien, señor patriarca, esos niños serán fuertes y les cerraran la boca a los del concejo- dijo Arles sonriendo.
-seguro que sí, Arles, seguro que sí...- sonrió al sentir el apoyo de los presentes, sabía que podía confiar en ellos, jamás lo dejarían solo frente al concejo, que parecía querer tomar el control cada vez más.
Fin del capitulo I
Espero que les haya gustado, apreciare cualquier corrección o consejo para mejorar, muchas gracias.
Minarai Raito
