Advertencia: Este fic es más dramático y más hot que Yo te ayudaré... Luego no protestéis... Yo ya lo he dicho...
Gracias por vuestro apoyo en Yo te ayudaré... Espero que la secuela os guste... Si no has leído el anterior, no garantizo que entiendas el fic..
CAPÍTULO 1: EL COMIENZO DEL FIN
Kurt se despertó en su cama. Miró a la cama contigua y vio a su novio durmiendo. Los rizos se asomaban debido a la falta de gel. El moreno tenía una expresión de felicidad. Su respiración era lenta y pausada. El castaño recordó el momento en el que lo conoció. Había cambiado tanto... Pero evidentemente era para bien. Ahora sonreía hasta dormido. Tardó mucho tiempo en ver la primera sonrisa sincera del moreno. Se sentía orgulloso de haber sido él la persona que consiguió ese cambio en el ojimiel. Pero lo que poca gente se daba cuenta era el cambio que había conseguido el menor en el castaño. Había perdido el miedo, se sentía con fuerzas de enfrentarse a lo que le viniera. Se sentía amado, valorado, querido, deseado... y sexy. Había perdido su virginidad con él. Se lo había dado todo... y se lo seguiría dando. Si alguien hace un año le hubiera dicho cómo se encontraría ahora, no se lo habría creído. Se dio media vuelta para ver a su hermanastro. En esos momentos eran él y Rachel quienes le preocupaban. La pareja había vuelto a romper (ya había perdido la cuenta de cuantas veces lo habían hecho) y el más alto volvía a ir detrás de Quinn... Por lo demás, todo estaba fantástico. Su amigo Jeff estaba de vacaciones en Europa con Nick. Recibía fotos del viaje, donde se veía a la pareja totalmente feliz. Rick y Dave poco a poco se afianzaban en su relación. Parecía que las cosas funcionaban entre ellos. David y Wes ya se habían marchado, el primero estudiaría en San Francisco y el segundo había conseguido una plaza en la Universidad de Columbia. Nadie sabía exactamente que había pasado entre ellos después de la fiesta de celebración de la victoria en los nacionales... Desaparecieron toda la noche, lo que no les haría dudar si no fuera porque ya se habían besado en una fiesta anterior. Por su parte, Thad y Mercedes no habían llegado a nada a pesar de su beso y Trent ahora salía con la amiga de Rick, de nombre Ashley. Tina y Mike seguían juntos, eran la otra pareja dentro de sus amigos, el resto estaban solteros. Puck seguía como siempre, pensando en sexo, nada que no fuera de esperar. Artie estaba sumergido en uno de sus proyectos cinematográfico y Sam seguía con sus locuras. Santana y Brittany pasaban demasiado tiempo juntas, por mucho que ellas lo negaran, lo suyo era un secreto a voces. Por último Blaine y él. Hacía dos semanas que habían vuelto de sus vacaciones en Los Ángeles. Habían pasado tres días solos, amándose y disfrutando de la privacidad del apartamento de Cooper. Los otros cuatro días restantes, los pasaron con el hermano del moreno, conociendo la ciudad y divirtiéndose con las bromas del actor.
De repente, sintió que Blaine se movía. Se volvió para mirarlo y el ojimiel le dedicó una sonrisa sincera. Era pronto, las seis de la mañana y los dos estaban despiertos... Sigilosamente, Kurt cambió de cama y se acurrucó entre los brazos de su novio. No quería que pasara nada en ese momento, porque Finn estaba en la otra cama y Burt en otra habitación en la misma casa, pero eso no quita que ambos chicos sientan deseo. Comenzaron con besos dulces, pero pronto subieron de intensidad. Había veces que simplemente no podían controlarse.
– Os estoy oyendo. – Advirtió Finn.
– Como si tu no hicieras lo mismo con Quinn. – Reprochó el castaño.
– Pero no lo hago delante de vosotros. – Comentó el más alto.
Esa mañana todos desayunaban en la mesa cuando comenzó una conversación que se había producido a lo largo de esas dos semanas y que ponía nervioso al moreno.
– Ya tengo los formularios para las solicitudes del McKinley. – Dijo Burt.
– Genial. Va a ser maravilloso. Rick también se traslada allí. Vamos a ir todos juntos y ganaremos los nacionales y Blaine y yo seremos los únicos que habremos ganado dos nacionales y eso nos ayudará a entrar en una buena universidad en Nueva York y buscaremos un piso que compartiremos y triunfaremos en Broadway y... – Se emocionó el castaño.
– Vale Kurt. A tus grandes planes les fallan dos cosas. Uno, yo no me gradúo este año, sino el que viene y dos, yo no voy a ir al McKinley. – Interrumpió el moreno.
– ¿Por qué? – Quiso saber el ojiazul.
– Cariño, mis padres me pagan Dalton. Así se despreocupan de mí. Allí me dan de comer y tengo donde dormir. Está bien abusar de vuestra hospitalidad durante los fines de semana o el verano, pero ir a un instituto público implicaría tener que buscar un sitio donde vivir. – Explicó el menor.
– Blaine, no abusas de nuestra hospitalidad, es un placer tenerte aquí. – Dijo Carole.
– Gracias, de verdad, pero afrontemos la verdad. Aquí supongo un gasto que no os corresponde. Entiendo que me queréis y que me aceptáis. Pero una cosa es por unos días y otra... Además, ¿qué va a pasar el año que viene? Finn y Kurt se van... ¿Les vuelvo a pedir a mis padres que paguen Dalton? ¿O me quedo aquí? Es todo mucho más complicado de lo que parece... No quiero ser una carga. Ni ahora ni dentro de un año. – Dijo el más bajo.
– ¿Cuál es tu solución? ¿Que yo le haga pagar a mi padre la matrícula de Dalton? Sabes que quieren buscar una casa más grande para que al menos Finn tenga su propia habitación. – Añadió Kurt.
– Por mucho que me duela, la solución sería que tú fueras al McKinley y yo a Dalton. – Respondió cabizbajo Blaine.
– No, eso no puede ser. – Dijo el castaño.
– ¿Se te ocurre algo mejor? – Preguntó el moreno
– La verdad es que no...
Nadie dijo nada, no sabían que hacer. Por un lado entendían al menor y por otro entendían a Kurt. La solución no era fácil. Ninguno de los dos cedería, sólo quedaba esperar que eso no afectara a su relación.
