No es fácil volver a empezar. Y su vida parecía un comienzo constante. Ruptura tras ruptura tratando de recomponer sus pedazos. Styxx la había dejado rota una vez más y su hermana había estado de nuevo metida en el asunto. Ella quería creer que la vida daría las vueltas necesarias para poner todo en su lugar de nuevo. Había vuelto a mudarse a su pequeño piso en Londres dejando su casa en Nueva Orleans y a su "familia" postiza atrás. Todos los momentos y recuerdos cerrados bajo llave una vez más. Volver a Londres le vendría bien, siempre le había gustado esa ciudad. Aquella mañana había decidido salir de casa y echar el CV de nuevo en San Mungo. Se vistió como para una entrevista de trabajo y se echó a la calle. Mientras paseaba por las calles decidió llamar a Harry.
-¿Diga?
-Hola Harry, ¿qué tal va la semana?
-¡Hola! Pues de momento tranquila, ¿Cómo estas tu?
-He estado mejor, te llamaba para preguntarte si te apetece que comamos juntos. Voy a pasarme por San Mungo ahora a dejar mi CV.
-Claro, ¿a qué hora te va bien?
-¿Sobre la 13:00?
-¿Caldero chorreante a la 13:00?
-¡Sí! Nos vemos en un rato. Besos
-Besos
Colgó el teléfono con una sonrisa en la cara. Hablar con Harry siempre la reconfortaba, era como sentirse en casa. Siempre había pensado que era una suerte poder encontrar el hogar en una persona. Y Harry lo era para ella. Solo había otra persona en el mundo que la había hecho sentir así. Y ese era su ex marido Damon Salvatore. Las cosas eran maravillosas al principio, era el hombre perfecto. Su vida, sin embargo, no lo era tanto. Las continuas luchas por sobrevivir hicieron que Hermione tomara la decisión de alejarse de él. Nunca había amado tanto a una persona como amaba a Damon. Pero se negaba a arriesgar la seguridad de su hijo Caleb. Habían pasado ya tres años de su ruptura y aun ahora en ocasiones se quedaba ensimismada mirando al vacío pensando en su vida con él. Como en ese momento. Acababa de llegar al hospital sin siquiera darse cuenta pensando en él. Dejando a un lado sus pensamientos entró por la puerta de la vieja fábrica. En su interior, ya en el mundo mágico, el pulcro hospital le traía muchos recuerdos de épocas pasadas. Cuando su relación con Ron comenzaba a tambalearse empezó a trabajar en ese lugar y había sido su cobijo en incontables ocasiones. Su trabajo la hacía olvidar lo malo. Y ayudar a la gente la reconfortaba. Hermione era una profesional y amaba el trato cara a cara con la gente. Nada más llegar la recepcionista la reconoció.
-¡Hermione Granger!¡Qué alegría verte! Dime que vienes para volver con nosotros.
-Jajaja pues resulta que…-Sacando su CV del bolso-
-Ohhhh¡lo sabía! Bienvenida al equipo.
-Bueno aun no sabemos si me aceptaran esta vez.
-¿Estas de broma? Luise te adora, en cuanto te vea entrar por la puerta te pondrá una bata encima.
-Jaja bueno, eso espero ¿Puedo subir?
-Claro, ya sabes el camino. Buena suerte.
-Gracias Kathie.
Bajó hasta la última planta del hospital para encontrarse con Luise. Llegó a su puerta y un poco titubeante llamó para entrar. Enseguida le respondió una voz autoritaria que la invitó a pasar.
-Hola Luise.
-No me puedo creer mis ojos, por las barbas de Merlín, ¡Hermione!
-He vuelto, venía para dejarte mi CV, me gustaría volver a formar parte del equipo.
-¿Qué CV ni qué nada? Estas dentro.
-Gracias Luise.
-No tienes que dármelas, eres una de las mejores, estoy muy contenta de que hayas decidido volver. ¿Cómo va todo?
-Bueno…la verdad es que he tenido momentos mejores. Necesito mantener la mente ocupada.
-¿No te ha tratado bien Nueva Orleans?
-Oh si, Nueva Orleans es maravilloso, sus calles, su gente, es inexplicable. Ya sabes que mi amiga Alice vive allí con su marido, visito la ciudad a menudo.
-Sea como fuere espero que vuelvas a sentirte como en casa aquí en Londres. ¿Te parece bien empezar mañana?
-Cuanto antes mejor.
-Te dejaré los horarios en el taquillero pero mañana vente a primera hora de la noche.
-Estupendo, nos vemos mañana. Gracias de nuevo.
Se despidió con un abrazo de su nueva jefa y salió del despacho. Sin querer estaba temblando. Recordar Nueva Orleans y todo lo que allí había perdido era difícil. Apartando esos pensamientos de su mente salió del hospital dirección al Caldero chorreante para reunirse con Harry. Llegaba un poco tarde y el ya la esperaba sentado dentro.
-Hey, perdona que llegue tarde.
-No pasa nada, ¿qué tal ha ido?
-Genial, estoy en el equipo de nuevo.
-Enhorabuena Doctora.
-Gracias. ¿Qué tal todo? ¿Cómo está Ana? ¿Y Katherine?
-Todo bien, ya sabes, sin mucho cambio. Ana está encantada en Hogwarts, estudiando mucho, menos mal que no ha salido a su padre. Y Katherine está bien, pasando el mal trago del primer trimestre. Ya sabes cómo son estas cosas, se levanta mareada todas las mañanas.
-Ya me había comentado, ¿está tomando el té que le di?
-Sí, la está ayudando mucho.
-Me alegro.
-¿Qué tal ha ido la mudanza?
-Bien, aun tengo cajas por toda la casa, pero poco a poco va tomando forma.
-Si necesitas ayuda ya sabes que estoy encantado de echarte una mano. Este viernes no tenemos clases por que los niños se van de excursión al ministerio.
-Anda, y ¿cómo es que no te ha tocado a ti pringar?
-Por que este año el profe favorito es Damon jajaja, al parecer tiene más mano dura en cuanto a comportamiento. Y a Troy también le ha tocado.
-Jajaja si, la verdad es que mano dura no le falta, y si no siempre puede amenazarte con arrancarte los ojos y dárselos de comer a las ardillas.
-Jajaja eso no lo había pensado. El otro día le pillé asustando a un Ravenclaw de primer año. No se hizo pis de milagro.
-¡Qué malo!
-¿Qué tal llevas el tema de la custodia de Caleb?
-Bueno…últimamente no le veo mucho. Ya sabes que este año decidimos meterle en clases en Hogwarts. Ya tiene cuatro años, y el nuevo servicio para niños nos viene bien. Pero eso significa que pasa más tiempo con Damon que conmigo.
-Por eso te lo preguntaba, imagino que no será fácil tener a los niños lejos tanto tiempo.
-No lo es, pero por lo menos no tengo que ver ni a Ron ni a Damon más de lo necesario. Se agradece.
-Ya, Ron está insoportable desde que empezó con Lavender.
- Lo sé, el otro día me montó un pollo por darle a Rose de comer, por que llegó a buscarla tardísimo y ella tenía hambre. Esta en un plan un poco infantil.
-En fin, ¿qué vamos a pedir? ¿Sopa de guisantes?
-Ni en sueños jajaja.
Comieron y se pusieron al día hasta bien entrada la tarde. Pero era viernes y Hermione tenía que ir a Hogwarts a buscar a Caleb. Habían acordado que los fines de semana serían suyos puesto que durante la semana Caleb estaba en el colegio viviendo. Por lo que se despidió de Harry con un fuerte abrazo y se apareció en su casa. Se cambió de ropa ya que llevaba todo el día con el traje puesto y se puso algo más cómodo para poder disfrutar con su hijo del sábado noche. A Rose la traería Ron para que pasara el fin de semana con su hermano mañana por la mañana. Decidió ponerse unos vaqueros, unas deportivas, una camiseta blanca y una blazer de cuadros. Cogió su pequeño bolso negro y se apareció en Hogsmeade. Una vez allí solo tuvo que hablar con Aberforth para que la dejara entrar en el castillo. McGonagall la nueva directora de Hogwarts ya sabía que se hacía de aquella manera y confiaba en el buen hacer de Hermione para entrar en el castillo sin ser seguida. Caminó por aquel pasadizo secreto hasta llegar a la habitación de los menesteres, vacía. Cuantos recuerdos le traía aquel lugar, sin lugar a duda los años más felices de su vida habían pasado entre aquellas paredes de piedra. Sin embargo también los más duros, la guerra no había dejado a nadie indiferente y habían perdido a mucha gente a la que amaban. Decidió quitarse esos pensamientos de la cabeza y quedarse con lo bueno. Caminó con paso firme hasta el séptimo piso en el que se encontraba el despacho y habitación de Damon Salvatore que ahora enseñaba Historia de la Magia después de que el profesor Binns decidiera jubilarse. Llamó a la puerta varias veces y no obtuvo respuesta. Eran las cinco y recordó que quizás Damon aun estuviera dando clase por lo que se acerco al aula de Historia de la Magia.
