Capítulo 1: Aquel día…
-Aún seguía sin comprender lo que realmente estaba pasando, las personas solo corrían en todas direcciones, como pobres animales indefensos que escapan de su depredador, como verdaderas presas. Eso es lo que somos; presas de esos monstruos caníbales. De pronto vi a una pequeña niña de unos 10 años tratando de levantar a su madre que yacía muerta y sin extremidades. Le grité que no tenía caso, que su madre no se levantaría, lo mejor era correr a Wall Rose como pudiéramos.
Caminaba hacia esa niña, hasta que lo vi; de unos 8 metros de altura, una cara deforme con una gran boca que me dieron náuseas. Me encontraba totalmente paralizada, no tenía caso, por más que quisiera huir mis piernas y todo mi cuerpo no me lo permitían. El titán tomó a la niña de su pequeña cabeza y comenzó a devorarla frente a mí, las lágrimas comenzaban a rodar por mis mejillas. A caso ¿podría a ver hecho algo por ella? Yo, una simple chica de 16 años que no sabía nada del mundo, no sabía cómo utilizar mi fuerza, ni si quiera podía moverme ante tal escena. El titán había acabado con su pequeña presa y se dirigía a mí con una especie de "sonrisa" maliciosa. Se había terminado, tuve una corta y triste vida, no había nadie que me extrañara o llorara mi muerte ya que mi hogar eran las calles y los basureros; mi padre nos dejó el día que cumplí cinco años, mi madre se suicidó exactamente un año después, al parecer el día de mi nacimiento poseía alguna clase de maldición. Desde ese día me crie en las calles, comiendo de la basura y robando algo de fruta, pan o lo que fuera para no morir de hambre, y así hasta el día de hoy, una experta ladrona. Recuerdo que la policía me atrapó unas dos o tres veces, pero fácilmente escapé; la calle te enseña a subsistir, a luchar y darle algo más de sentido a tu miserable vida. Esas eran mis claras enseñanzas, entonces ¿por qué me estaba regalando a ese titán como su cena? Eso iba en contra de todos mis ideales de vida y libertad. ¿Para qué insistí en sobrevivir esos 16 años si ahora me convertiría en una presa tan fácil? NO, definitivamente no iba a perder sin luchar, ni ahora ni nunca.
El titán estaba a unos metros de mi cuando comencé a correr, no quise mirar atrás hasta llevarle avanzado unos cuantos metros más, cuando voltee el ya no estaba ahí. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal, sentía una respiración en mi oreja, ni siquiera tuve que mirarlo para saber que su asquerosa boca estaba sobre mí, lista para devorarme. Me agaché rápidamente a recoger un fierro grueso y bastante pesado que clavé con todas mis fuerzas en el ojo del titán, este apenas tuvo reacción, pero aun así me dio tiempo para escapar. Mientras corría sentía algo sobre mí, sentía que alguien me observaba, pero eso no importaba ahora, solo importaba correr lo más rápido hacia Wall Rose, si lo lograba tendría alguna posibilidad de seguir con vida. Podía verla a lo lejos, esa imponente muralla se acercaba cada vez más; aunque ese presentimiento de ser observada continuaba. Me distraje y ese fue mi error, un titán apareció frente a mí de la nada, ya casi no podía mover mis piernas, lo hacía por simple inercia. Retrocedí un paso, levanté la vista y vi una sombra girando por los aires, haciendo una especie de remolino. La sombra se abalanzó a la cabeza del titán… no… hacia su nuca. De pronto solo pude ver al titán caer hacia mí, me hubiera aplastado si no es porque un hombre de las tropas estacionarias me cargó en sus hombros. El corrió y pasó junto al titán, sobre él se encontraba la sombra que lo había derribado, la sombra que había salvado mi vida, traté de ver su rostro pero no pude, entonces escuché: "Gracias por la ayuda señor Rivaille, por favor, mate a todas estas bestias". Fueron las palabras del hombre que me cargaba... así que "Rivaille". Me sonaba ese nombre, aunque no pude recordarlo porque el cansancio finalmente venció y me desmayé…
-¡Espera un momento Alice! ¿A caso haz dicho Rivaille?-la voz de Eren fue tan estruendosa que todos en el comedor se dieron vuelta a mirarnos
-Sí, o al menos eso recuerdo, creo que lo había escuchado antes…
-Claro que debes haberlo escuchado antes, estamos hablando del único Rivaille que todos conocemos, Live Rivaille, el soldado más fuerte de la humanidad- menciona calmadamente pero con cierto orgullo Armin.
-No tengo idea de quién es él.
-Claro que no lo sabes, una chica que vivió toda su vida en la calle y entre la basura debe ser una ignorante a grandes proporciones- fue el reconfortante comentario de Annie. La sangre me hervía, pude a verla estrellado contra el suelo y hacerla tragar sus palabras, pero al mirar su rostro sombrío supe que no lo decía con malas intenciones, solo estaba siendo sincera conmigo, y de todos modos cada palabra que dijo era cierta, a excepción de "ignorante". Tal vez no sabía quién era ese tal Live Rivaille, pero eso no me volvía una ignorante a grandes proporciones.
-Tal vez tengas razón…- fue mi sincera respuesta. Todos me miraron asombrados, incluso Annie, seguramente esperaban alguna reacción más violenta de mi parte, pero no era momento de pelear, al menos no quería comenzar la primera pelea del primer día en aquel lugar.- Terminé de cenar, iré a la cama.
-Te acompaño- dijo una de mis compañeras, Mikasa era su nombre si no me equivoco. De todas las chicas que hasta el momento conocía, Mikasa era una de las más parecidas a mí, no era problemática, solo se alteraba si se trataba de Eren Jeager, pero bueno, era de esperarse, por lo que ellos nos contaron solo se tenían el uno al otro como familia, y claro, al prudente Armin, creo que también me llevaré bien con él.
-Creo que todas debemos irnos ya- esta vez habló Krista, una chica encantadora, tenía una hermosa figura y rostro, todos los hombres parecían enamorados de ella, me agradaba.
-Bueno nos vemos mañana en el entrenamiento chicas, descansen- se despidió Eren.
Fue un día largo. Aunque no hicimos prácticamente nada, solo la presentación en la mañana; algunos tuvieron que decir su nombre y procedencia, por alguna razón no me lo pidieron. También entregaron nuestros uniformes de cadetes y nos explicaron algunas normas básicas, por último nos llevaron a conocer nuestros dormitorios que estaban separados a los de chicos. A pesar de tan poca actividad el día se me hizo eterno. Ya hace un año que había tomado la decisión de unirme para luego formar parte de las tropas estacionarias o las tropas de reconocimiento; mi único fin era ayudar a las personas, como lo hizo aquel día el tal "Rivaille" que me salvó de ser asesinada por el titán… y bueno, como olvidar al hombre de las tropas estacionarias que me cargó hasta Wall Rose y me puso a salvo cuando ya no podía moverme. Quiero ayudar a la humanidad, pienso que tenemos el derecho de vivir, además, escuchar las trágicas historias de mis otros compañeros hizo que odiara cada vez más a esos repugnantes titanes.
Antes de ir a dormir miré por la ventana, quería apreciar las estrellas, y aquellas pequeñas cosas hermosas que nos quedaban dentro de los muros, esas pequeñas cosas que por un momento nos hacían olvidar el día de la masacre… olvidar que somos gobernados por un enemigo sádico.
-A sí que... Levi Rivaille, con que tú fuiste mi salvador, el hombre más fuerte de la humanidad, valla, no está mal a ver sido salvada por un sujeto tan importante. Algún día te lo agradeceré en persona, es una promesa- sonrío a las estrellas y pareciera que ellas me devuelven esa sonrisa destellando con más fuerza.
