El salón de reuniones del hospital de konoha estaba abarrotado, Sakura pensó en la hipocresía de la gente, cómo acudían a un acto para recaudar dinero una vez al año(idea de la gondaime por supuesto) y con eso todo estaba hecho. Nadie de los que estaba allí se preocupaba por lo que verdaderamente pasaba en un hospital y eso la hacía sentir mal. Repasó una por una todas las mesas observando las caras de sus compañeros y sus parejas. Se estremeció al contemplar la felicidad de otros y la relación que les unía. Ella siempre había sido muy poco diestra en las relaciones humanas, siempre había dado demasiado por los demás, pero quizá no lo correcto. Año tras año su vida sentimental se había ido resintiendo hasta llegar a un punto máximo donde ella se dio por vencida. Ahora con 19 años la estudiante de la gondaime solo tenia una vida social casi inexistente debido a sus horas pasadas en el hospital. Continuó escrutinando las sillas y posó los ojos varias veces en las mismas personas, intentando ver más allá de lo que simulaban. Sus ojos se entrecerraron y ensombrecieron al mismo tiempo cuando llegaron a la mesa donde se sentaban kakashi y genma. Kakashi …él siempre le había infundido la seguridad que ella necesitaba, era el tronco al que aferrarse cuando tenía miedo y no sabía qué hacer. Era más que un mentor, era un hombre con el que se sentía extrañamente protegida, y en el cual sentía un amor prohibido
Continuó mirándoles unos instantes sin darse cuenta de que se encontraba en medio del salón, atendiendo a una imagen que más parecía situarse en el infinito que dentro del espacio en el que ella misma estaba. Sintió cómo una mano caliente le acariciaba el codo y le decía y voz baja:
- ¿Me concede este baile, señorita?- la voz de Sasuke sonaba amable y amistosa. El Uchiha había cambiado mucho después de la cuarta guerra shinobi ,después de todo lo que había pasado con su hermano y su clan y al salvar el mundo shinobi junto a Naruto ,habían echo a Sasuke una persona muy distinta de cuando se fue con orochimaru. Ya hacía mucho tiempo que Sakura ya no la contemplaba.
- Sí. Por supuesto, sasuke
Los dos comenzaron a bailar acompasadamente, siguiendo el lento ritmo de la música. En pocos minutos se habían perdido entre la gente.
En una mesa atrás en el salón Genma miraba a su amigo con curiosidad, hacía un rato que no hablaba y su mirada estaba perdida. Tosió ligeramente y le habló, quizá sin esperar respuesta.
- Se están divirtiendo.
Kakashi no contestó, pero Genma pudo ver cómo su mano agarraba con más fuerza su vaso de sake y las uñas de la mano que tenía sobre la mesa rascaban con fuerza el mantel. Genma sabía que había metido el dedo en la llaga, con frecuencia se había preguntado qué pasaba con Kakashi y qué le pasaba con Sakura. Conocía a su amigo lo suficiente para saber que se sentía atraído por ella; quizá no la quería, pero no era sólo una persona encariñada con el.
Con valentía, Genma se propuso continuar con su plan, quería que reaccionara, hacerle ver la realidad. Por ello articuló las palabras que creyó más acertadas en aquel momento.
- Yo lo haría. Lo está pidiendo. ¿Por qué no lo iba a hacer él?
kakashi apretó aún más si cabe su mano y fijó su mirada en ella, estaba abrazada a sasuke y reía con algo que él le decía al oído. Pudo incluso sentir la respiración caliente de ella junto a su oído. No pudo evitar pensar en qué estaría diciéndole para que ella actuara así. Él nunca había conseguido hacer reír de esa manera a sakura haruno. kakashi sintió la ira crecer en su interior cuando ella se acercó al oído de él y le respondió; los dos rieron y él pudo ver cómo sasuke la agarraba con más fuerza mientras que algo moría en el interior de kakashi. Ella parecía muy contenta en brazos del uchiha y, como le había dicho genma, algo brillaba en sus ojos. Quizá estaría mejor con Sasuke, le daba lo que él no podía darle.
- Déjame en paz- contestó de malas maneras kakashi mientras se levantaba y se dirigía a la barra de bar improvisado en el hospital.
Genma suspiró profundamente. Ya no sabía qué hacer para que Kakashi espabilara. Y lo peor de todo era que no se daba cuenta de que en cualquier momento podía perderla para siempre. Ella no iba a esperarle para toda la eternidad.
Cuatro vasos de sake después genma apareció en la barra y se acercó a su amigo, poniéndole la mano en el hombro le dijo
- Raido y yo nos vamos. ¿Vienes?
Kakashi no contestó pero su mirada perdida en el fondo del vaso fue suficiente para que su amigo entendiera que no pensaba moverse de allí en algunas horas, no hasta que hubiera olvidado todo lo que pretendía olvidar. Genma se alejó y salió por la puerta junto a Raido y la novia de éste.
Notó una cálida presencia a su lado mientras el camarero le servía mas sake en el vaso. Pudo sentir su aroma, sin ni siquiera mirar al lado, que era ella. Su presencia nunca pasaba inadvertida para él.
- ¿Y Sasuke?- pregunto él sin ni siquiera mirarla a la cara.
- Le ha llamado Naruto . Tardará un rato.
Él tomó un sorbo de su bebida y ni siquiera reparó en que ella lo miraba fijamente.
- ¿Quieres pasear?- le preguntó él tajante, otra vez sin mirarla a los ojos.
- Hace frío fuera... es invierno.- Se excusó.
- Odio los hospitales tu lo sabes. ¿Quieres pasear? No saldremos de aquí si tu quieres.- él repasaba el filo del vaso con sus dedos mientras esperaba respuesta.
- sasuke...- comenzó a decir ella.
- ¿Has venido con él?
Ella negó ligeramente con la cabeza y él lo vio a pesar de no mirarla.
- Entonces que se joda- levantó ligeramente su cuerpo de la barra y le hizo un gesto a ella para que le siguiera. En poco tiempo estaban fuera del salón paseando por uno de los pasillos del del hospital. Kakashi no decía nada, únicamente se limitaba a andar. Ella sabía que lo que necesitaba era compañía y que, aún sin decirlo, le agradecía que estuviera allí.
- Kakashi ¿a dónde vamos?- preguntó ella con curiosidad y parándole al agarrar su brazo.
- Sigue andando, Sakura.
Ella continuó andando sin esperar ninguna otra explicación. Recorrieron pasillos, subieron y bajaron plantas y por fin se encontraron justo delante de una puerta el despacho de Sakura. Aquella noche la zona parecía abandonada. Todo estaba oscuro y frío, Sakura tiritó ligeramente y miró a los lados, no podía avista sentir miedo ante lo que contemplaba. Los hospitales de noche siempre le habían parecido desangelados y tétricos; se acercó ligeramente a Sakura mientras él abría la puerta de su despacho y sintió que él permanecía insensible. No movió ni un dedo, no notó que él se relajara ni se tensara. No notó nada. Un escalofrío recorrió su espalda al mezclar ambas sensaciones, un hospital vacío y un ex sensei borracho y en actitud extraña no era lo que más le apetecía para una noche.
Los dos entraron en al despacho, ella antes que él, y encendió las luces. Se adelantó unos pasos y sintió que su pulso se aceleraba cuando vio que la oscuridad había vuelto a su oficina. Se giró y vio los dedos de kakashi sobre los interruptores. También pudo ver cómo él cerraba todas las persianas.
- Siéntate- le dijo lentamente- Quiero compañía.
Ella se sentó con cuidado en el pequeño sillón que tenía en el despacho. Él, por otro lado, fue hasta su mesa y se sentó en su silla. Sacó una botella del archivador bajo su mesa(que sakura tenía cuando iba la gondaime a su despacho) y la abrió mientras la miraba de arriba a abajo en medio de la penumbra. La luz de la luna iluminaba ligeramente la sala y podían verse las caras casi perfectamente.
- ¿Gustas?se que es tuya pero…- ella negó con la cabeza mientras veía cómo él bebía de la botella - Ya que no quieres... ¿no te importará que no use vaso, verdad?- ella se estremeció al sentir el sarcasmo en su voz. Sabía que él estaba dolido, sabía que ella había tenido algo que ver, ella siempre tenía algo que ver.
Lo miró durante minutos, mientras él acariciaba la botella de Sake con los dedos. Únicamente había dado un primer trago, hacía rato que ya no bebía, sólo la miraba. Ella se había quitado los zapatos y reposaba las piernas sobre el sillón, con ellas dobladas. Lo miraba también incansablemente, no llegaba a entender qué quería. ¿Por qué la había llevado hasta allí ¿Por qué hacerla subir hasta su despacho para no hacer nada? Cansada, se levantó y se acercó a su mesa.
- kakashi...- lo miró fijamente a los ojos- kakashi, creo que deberíamos irnos a casa. Vamos, te llevaré-Él negó con la cabeza y agarró con más fuerza la botella.
Ella no sabía qué hacer en aquel momento, ignoraba cuál era su humor, se había mostrado completamente cerrado aquella noche (más de lo costumbre), sin querer explicarse de ninguna manera y no sabía cómo lidiar con aquello. Ella puso la mano sobre la botella e hizo amago de arrebatársela. Él agarró su muñeca con fuerza y murmuró:
- No. No me quites también esto.
Poco a poco él aflojó su mano ayudado por ella, que en esos momentos creía poder hacer cualquier cosa por él. Su mano se soltó del cristal y Sakura la sujetó en la suya. Notó que la piel de Kakashi estaba sudada del esfuerzo y la secó con su propia ropa. Sin siquiera preverlo kakashi hundió su cara en su cintura, a la altura del ombligo.
- No te la lleves- murmuró contra su carne. sakura no pudo evitar sonrojarse y sentir un escalofrío. Él rodeó su cintura con sus brazos y respiró contra su piel. Ella sintió el calor atravesar la tela de su vestido y sus manos se dirigieron, inevitablemente, a acariciarle el pelo. En aquellos momentos kakashi hatake le pareció el hombre más dañado del mundo, el más dolido, el más adorable. Pasó sus dedos entre su pelo de plata sintiendo la suavidad y el calor en su cuero cabelludo. Sus manos bajaron hasta sus orejas cuando adviritió que él besaba su cuerpo por encima de la mascara y respiraba profundamente para olerla. Con cuidado ella levantó su cabeza empujando hacia arriba desde su mandíbula y lo único que vio fueron sus brillantes ojos bicolores, tristes, sintió una profunda opresión en el pecho.
Sin saber cómo él se levantó de la silla y se puso frente a ella. Con deseo apretó la espalda de ella contra el escritorio y poco a poco bajó su mascara ,bajo su cabeza hasta besarla lentamente. Su lápiz de labios sabía como siempre había pensado que sabría, sabor cereza,y su boca era cálida y suave. Ella le devolvió el beso y volvió a acariciarle el pelo, dejándose llevar por él. Los besos pasaron a caricias, ella rozaba sus brazos y su pecho mientras que él no se apartaba de su cuello. La beso y lamió cada centímetro de su piel. Recordó las veces que había imaginado cómo sería la tez de su cuello y cómo sabría, cuántas veces había deseado en sueños hacer lo que estaba haciendo en aquellos momentos y con aquella mujer.
Las manos se confundían con las sensaciones y sus bocas se juntaron una y otra vez para fundirse y saborearse, ninguno de los dos podía separarse del otro, llevaban demasiado tiempo esperándolo. Él bajó una de sus manos hasta su muslo y con un ligero tirón levantó la tela del vestido hasta que la tuvo completamente plegada. Rápidamente su mano rozó el muslo de ella y Sakura suspiró profundamente cuando Kakashi rozó la palma de su mano contra su ropa interior, entre sus muslos. El gran suspiro de ella hizo que él mirara su cara, nunca la había oído suspirar de esa manera, no con él. Al mirar sus ojos pudo ver que su cara estaba cubierta de lágrimas y que sus párpados estaban cerrados en un intento de negar lo que estaba sucediendo. Él levantó la mano que tenía libre hasta su mejilla y con el pulgar apartó las lágrimas de su piel, llevándose consigo buena parte del maquillaje. Ella sollozó de nuevo y él se inclinó hasta que su boca estaba junto a su oído.
- sakura... shhh, no llores. No conmigo- y besó la piel de su cara con ternura. Bajó la mano hasta su espalda y apretó con fuerza contra sí mientras mantenía su otra mano bajo su vestido y ella continuaba llorando, sin saber ninguno de los dos exactamente por qué lo hacía.
Una hora después sakura se levantaba del sillón de su despacho y recogía toda la ropa que había dejado desperdigada por el suelo y se vestía con rapidez. Miró cómo él yacía desnudo sobre el cuero y quiso salir de allí cuanto antes. Cruzo el despacho y alcanzó del perchero su bata . Se acercó al sillón y tapó a kakashi con ella. Sin duda no tardaría en despertarse. En silencio y sin mirar atrás salió del despacho. Una vez en el pasillo se puso los zapatos y se dirigió hacia las escaleras. No podía dejar de pensar en el brillo que había visto en sus ojos cuando sus cuerpos por fin se fundieron en uno. No sabía que en sus ojos él había visto uno igual.
