Notas de la autora: ¡Oh por Dios! Hola a todos los que pasen por aquí. Realmente he estado leyendo mucho de esta pareja, y, es la primera vez que me atrevo a escribir un Drarry, no sé como sentirme jaja. Uff! Bueno, aquí se los dejo esperando que les gusté, si no... lo comprenderé U.U
Advertencias: OoC, Slash, Drabble (500 palabras exactas)
Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, hago esto sin fines lucrativos. Lo único que es de mi propiedad es el trama de este fanfic.
Harry Potter Copyright © J. K. Rowling
๋• ¿Miedo, Potter? ๋•
๋•By_PerFecTHeLL๋•
Harry extendió sus brazos, se golpeó una vez más contra aquel estorboso y duro mueble de madera. Su dedo meñique exigió esta vez atención medica y no era porque quisiera ser vendado o sedado, no. Lo único que ese pequeño dedo adolorido exigía, era ser frotado con suavidad.
Maldecía el hecho de que la luz se haya ido. Las velas no las podía encontrar, incluso su varita había desaparecido. ¡Eso sí era tener mala suerte!
— ¿Ron? —preguntó Harry, parado en medio de aquella penumbra. No tenía miedo, él era un poderoso mago o al menos eso le decían todos los que se lo encontraban. Es decir, el que vayas caminando por la calle dispuesto a comprar tus libros de hechicería y todos se te queden viendo y expresen algo como: ¡Es Harry Potter!, te volvía un poco más… egocéntrico. E incluso te la llegabas a creer que eres un gran mago.
Un ruido lo hizo alertarse, bien podía ser su mejor amigo tratando de hacerle una broma o era "El que no debe ser nombrado" convertido en un escurridizo intruso. Retrocedió un poco y soltó un quejido de dolor al volverse a pegar en el dedo; tocó el mueble que estaba detrás de él y encontró para su buena/mala suerte una varita.
La buena noticia es que sí, era una varita mágica. Ya tenía con que defenderse de aquel intruso.
La mala noticia es que no, no era la varita mágica que él esperaba encontrar. Esa varita pertenecía a su fiel amigo Ronald Weasley; un chico despistado que siempre le tenía que pasar algo a su varita o sino no era feliz. Al menos eso creía Harry hasta ese momento.
Un escalofrío recorrió su cuerpo al sentir una mano golpear su trasero. Quien sea que fuera el intruso, era un maldito degenerado.
Apuntó la varita (reparada con cinta adhesiva) hacia donde creía que estaba el intruso, pero… lo único que provoco es que el hechizo que conjuro se le regresará. ¿Qué es lo que había pasado? Su ropa ya no estaba, el maldito conjuro Disapparate* había desaparecido a su ropa no a él.
Una fuerza lo aventó fuertemente contra la cama, provocando que soltara aquella inservible varita que sólo le había provocado más problemas. Trató de forcejear contra aquel cuerpo que se había colocado encima de él. La última esperanza que le quedaba era gritar… pero, maldición ese degenerado lo estaba besando. Sabía que era hombre: ¡No tenía senos!
¿Lo peor? Es que él le estaba correspondiendo, unas manos viriles le recorrieron su cuerpo desnudo, provocándole una seria excitación oculta en su bóxer (la única prenda sobreviviente a aquel conjuro). Su labio inferior sangró un poco al ser jalado por los dientes del pervertido que tenía encima.
— ¿Miedo, Potter?
Ese fue el fin de su cordura o tal vez, fue el fin de la cordura de aquel intruso que ahora estaba invadiendo su espacio personal. Realmente no sentía miedo, ni tenía porque sentirlo. Sentía excitación y eso no podía evitarlo.
*Disapparate. Quien lo conjura, debe Desaparecer de un lugar, para poder Aparecerse en otro lugar.
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