* Esta historia esta ambientada en el universo que cree en mi historia llamada, UN TALENTO HEREDADO, a la que pueden acceder desde aqui: s/8747410/1/Un-talento-heredado
Pero tengo que aclarar que no es necesario que lean aquella historia para leer esta, solo tienen que saber que aqui Castle tiene un hijo de 15 años llamado Enrique, aka RIC. Esta historia es un especial corto para celebrar a todos nuestros padres, en esta fecha tan especial... que la disfruten
UN REGALO INESPERADO
Seis meses después. Castle había formado una integra familia, su madre por fin había conseguido un papel en Broadway para una obra a estrenarse en unas semanas, Alexis estaba con asuntos de una temprana graduación de la escuela y Ric, bueno el chico se la pasaba todo el tiempo ocupado, manteniendo un promedio perfecto en la escuela, tomando clases extra, terapia psicológica y además pasaba mucho rato en su página de Internet, misma que continuaba administrando de forma anónima ya que tenía temor de que revelar que él era el hijo de Rick Castle, le fuera a causar algún daño. Castle no se podía quejar de nada, pasaba mucho tiempo con su nuevo hijo y lo estaba empezando a conocer muy bien, sus gustos, sus disgustos, etc.
Ese día no era diferente a otros, habían terminado con un caso de homicidio, una pareja había sido encontrada totalmente mutilada en un callejón junto a la tienda de cómics y resulto que habían sido los padres de uno de ellos.
Castle estaba en su casa formulando teorías cuando llegó Ric corriendo de la escuela. Hola, hijo.
Ric entró al apartamento y camino de largo hacia las escaleras, dejando a Castle con su saludo en la boca, Rick era un padre elocuente y esa no fue excepción, siguió al chico hasta su cuarto y lo miro buscando algo en su armario.
Hum-hum fingiendo tocer para llamar la atención del chico.
Ha Hola papá, antes tocabas. Dijo el chico sin girar siquiera a verlo.
Y antes sabías saludar. Dijo Ric lleno de ironía, entonces el chico se giró a mirarlo con una libreta en las manos.
Lo siento, papá… tuve un mal día.
— ¿Y eso? a ti siempre te va bien el colegio — pregunto Castle sorprendido, pues aunque jamás lo admitiera Ric era la cosa de la que estaba mas orgulloso, de lo único que hablaba en las reuniones con el alcalde y sus amigos era de sus buenas notas, claro, también hablaba mucho de Alexis en la universidad. Pero eso era diferente, a ella la había presumido toda la vida, y lo seguiría haciendo siempre, solo que también le debía cierta atención al chico.
— Hice algo malo papá — murmuro el chico miserable, pero bastante seguro de lo que decía, y Castle, aun que se estremeció por escucharlo, estaba orgulloso de que siempre fuera tan sincero con él.
— ¿Qué paso? ¿Tomaste drogas?... ¿Chocaste mi auto? — pregunto Castle casi en pánico, pues el chico siempre era demasiado bueno como para meterse en líos.
— ¿Qué?- ¡Nooo! — grito Ric indignado. — Cielos, papá…. ¿por quien me tomas?, sabes que jamás haría eso — agrego en su defensa, y Castle tuvo que admitir que estaba diciendo toda la verdad.
— Lo siento hijo, es que jamás haces cosas malas ¿sabes? Y simplemente… me descoloque, pero anda… habla de una vez, ¿Qué fue eso tan malo que hiciste?— Y Castle seguía sin poder creerlo, y estaba a menos de un minuto de empezar a reírse, creyéndose que todo seria una pequeñez, una exageración de su chico.
— Me… me suspendieron de la escuela, Papá — murmuro en voz baja y sin siquiera atreverse a mirarlo de nuevo. La pequeña sonrisita de Castle desapareció, pero no porque estuviera enojado, mas bien… confundido.
— ¿Qué… dijiste? — titubeo el hombre.
— Yo… papá lo lamente mucho, es que… tuvimos clase de química, y es que… Jim se estaba burlando de mi, y… y me vacio un frasco de polvo raro por la espalda, y es que… pensé que era peligroso, porque no estaba etiquetado y… — explicaba el muchacho.
— ¿Estas bien? ¿Qué cosa era eso? — pregunto Castle en pánico, casi ignorando todo lo demás que el muchacho estaba contando, pero es que su corazón de padre era mas grande que nada, y la seguridad de su pequeño siempre estaría antes que cualquier estupidez.
— No, no… estoy bien, estoy bien… el polvo no era mas que azúcar pintada de color amarillo, pero te juro… te juro que picaba como si fuera polvo picapica o algo así, y yo me enoje… y… me voltee y empuje a Jim, y se callo con todo y la silla… y le grite una mala palabra, y…
— ¿Qué palabra usaste? — pregunto Castle, y su hijo podría jurar que parecía bastante interesado en saberlo, mas que estar enojado.
— ¿Qué?, papá ese no es el punto… — se quejo
— Compláceme. — le exigió Castle, y el chico se ruborizo un poco antes de juntar el valor necesario para repetir la frase delante de su padre:
"Dije… hijo de puta, métetelo por… el culo"
El chico hablaba directamente para sus zapatos, tenia vergüenza de ver siquiera la expresión sin sentido de su padre, y en su interior estaba bastante seguro de que acababa de decepcionarlo… por primera vez.
— ¿Y que mas paso? — volvió a preguntar Castle
— Pues… Jim estaba tirado en el suelo y también me grito unos buenos insultos, digo no es como si no me los mereciera…. Pero el profe se dio cuenta de todo, y nos mando a la dirección… y nos suspendieron, tres días.
Tan pronto como Ric termino de hablar, apretó sus ojos con fuerza, su padre jamás le había gritado, o regañado. –excepto aquella vez que había corrido tras un asaltante para recuperar una bolsa de una señora, y por eso se había llevado mas que una buena reprimenda. – pero ahora estaba ante una cosa normal de adolescentes, una pelea, y tendría que ser como en esas películas, donde su padre le daría un sermón de NO A LA VIOLENCIA, y quizá hasta lo castigaría sin auto o laptop. Y estaba listo para eso, pero no para lo que paso a continuación…
Castle empezó a aplaudir, y cuando abrió sus ojos, se dio cuenta de que se estaba riendo a carcajadas, estaba muy feliz.
— Uh… ¿Papá? — pregunto sin entender tanta celebración, ¿acaso ya se había vuelto loco por completo?
— Oh hijo, perdóname… es que, jajaja, ¡por fin!... llevo tanto tiempo esperando a que esto sucediera, que…
— ¿estabas esperando que le pegara a alguien? — pregunto alucinado, su padre había echo y dicho un montón de locuras en el año que llevaban viviendo juntos, pero ninguna tan grande como esa.
— ¿Qué?, no, no claro que no… pero hijo, esto es… esto eres tu, siendo un chico normal, un adolescente, MI ADOLESCENTE. — dijo Castle sonriente, y entonces abrazo a su hijo muy fuerte, como si jamás quisiera dejarlo ir, como si quisiera enmarcar ese momento para siempre, cosa que si quería. Pues estaba feliz de que su hijo por fin dejara de ser tan reservado, pues era parte importante del progreso que el psicólogo menciono como"Fase inicial" de una nueva vida, sin dolores del pasado, y eso era lo que le hacia feliz. — Oh, estoy tan contento Ric. — seguía diciendo Castle
Y el chico lo escucho unos segundos más, y entonces rompió el abrazo lentamente. — Espera, espera, espera… ¿si escuchaste la parte en que me suspendieron? ¿TRES DIAS? — Pregunto en pánico.
— Claro que escuche. — dijo el padre.
— ¿y no estas enfadado conmigo? — pregunto impresionado, justo cuando su padre parecía no poder impresionarlo mas…
— Un poco, pero hijo… es que esto es un progreso, por fin estas empezando a tener la vida normal que tanto he querido para ti. Y no estoy diciendo que empujar a tus compañeros y decir groserías en clase este bien… pero hijo, eres un chico, los chicos hacen todo el tiempo.
— ¡Pero no esta bien hacerlo! — grito el chico, Y Castle volvió a aplaudirle, estaba tan orgulloso de que su niño supiera la diferencia entre el bien y el mal, y ahora solo esperaba no confundirlo con el siguiente mensaje.
— No, claro que no, pero hijo… no fue gran cosa, estoy seguro de que solo lo empujaste por reacción, ¿o acaso pensaste "Ah voy a tirarlo"? ¿O lo hiciste? — le pregunto, y el chico negó con la cabeza. — Ahí esta, solo fue un accidente… Y lo de la mala palabra, hijo… no digo que ESA palabra en especial sea bonita, pero los dos sabemos que hay insultos mucho mas fuertes que esos, y por los que si me enojaría mucho, si los dijeras…. Además, tres días se pasan volando, — aseguro Castle con su enorme sonrisa.
— Pero papá, ¿no vas a … no vas a castigarme? — pregunto extrañado, pues a todos los chicos que conocía, los castigaban por cosas mas pequeñas como esas. Castle lo miro horrorizado, y se llevo la mano a la barbilla, como siempre que fingía pensar en alguna cosa.
— Tienes razón… no va a haber nada de vegetales para ti jovencito. — dijo lleno de ironía, y con las manos en la cintura para verse mas amenazador, aun que claro, que no pudo durar en esa pose mas de 30 segundos, cuando exploto en carcajadas.
— Papá, ¡Esto es serio!... me porte mal, y me merezco el castigo.— aseguro el chico, pero la cara de su padre no le decían otra cosa mas que su padre jamás tendría el coraje para castigarlo, no a menos que fuera algo de vida o muerte. — Bien, si tu no lo haces… lo hare yo… no saldré de mi cuarto estos tres días, ni tampoco voy a jugar con la consola. — dijo en tono final y cruzado de brazos.
— Oh, no seas tan estricto. — dijo Castle lleno de ironía, aun que lo de la consola no iba a ser castigo para Ric, iba a serlo para él.
— Lo siento, pero me lo merezco… de echo cuando venia para acá, hasta pensé que me darías… bueno… que tu… — Y de repente el chico se quedo por completo callado, con el tono de sus mejillas pintándose en rojo carmesí.
— ¿Qué cosa? Que yo…. — Y Castle se quedo callado también, la reacción de su chico era muy obvia, y solo la había visto una vez antes. — Ah, te refieres a… ¿darte unas nalgadas? ¿Es eso? — pregunto sin temor
— Ya lo hiciste una vez, y es que no es como si no me lo mereciera. Digo… uno de mis amigos dice que su padre lo hace todavía cuando se porta mal, y que por eso no se mete en líos, por que… — Y antes de que el chico pudiera terminar la explicación, su padre lo corto.
— Hijo… ¿de veras quieres eso? — le pregunto impresionado, jamás había oído de ningún chico que implorara por ser azotado, es mas, de no ser porque Ric recibía atención psicológica ya, seguro lo mandaría a terapia. El muchacho asintió levemente y entonces Castle lo tomo de la mano, y lentamente lo condujo hasta la cama, se sentó, y el muchacho se posición rápido sobre su regazo.
— Hijo… — Castle sintió como si un nudo se le formara en la garganta, el era el padre en esa casa y realmente no creía que aquello fuera necesario.
— Papá, por favor… — rogo el chico, y entonces Castle alzo la mano en el aire y la dejo caer sobre el centro del trasero del muchacho;
SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT
SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT
15 nalgadas, fue todo lo que Castle soporto darle a su muchacho, pero no porque hayan sido Fuertes, porque de hecho no había puesto nada de fuerza sobre ninguna de ellas. Si no, que tener que hacer eso, era mas duro para él, de lo que alguna vez podría ser para el chico. — Levante hijo. — le pidió, y pudo sentir como las piernas del muchacho temblaban como gelatina.
— ¿Es todo? Papá, eso ni siquiera fue… — y antes de que el chico pudiera continuar, Castle le soltó una verdadera nalgada para que se detuviera.
— Hijo, ya dije… levántate, no voy a hacer esto… No es mi estilo, lo siento, pero no soy de esa clase de padre… Y jamás podría serlo contigo, porque por si no lo sabes… eres el chico más responsable y sensato que puede existir. — aseguro Castle, y el chico se levanto como de rayo, solo para que su padre le siguiera y le pusiera la cálida mano sobre el hombro. — Lo digo enserio hijo, tu no necesitas ningún castigo, porque los castigos son para quienes no comprenden que han hecho alguna cosa mal, y que no deben volver a hacerla… y eso tu ya lo sabes, lo supiste desde el mismo instante en que paso todo. — explico Castle, y el chico sonrió mientras lo abrazaba.
— Gracias Papá, eres el mejor — murmuro el chico, y Castle deposito un beso sobre su cabeza, se había perdido un montón de esos momentos por su ausencia en la infancia de su chico, y por eso, ahora disfrutaba de ellos cuando los tenia.
— Y tú el mejor hijo. — aseguro Caslle
— Si, pero mi castigo… digamos que esas palmaditas ya fueron algo, así que solo cumpliré lo de no salir de aquí. — murmuro el chico, y Castle empezó a reír, orgulloso por lo intrépido que era su pequeño.
