Todos los personajes de este fic pertenecen a Masami Kurumada(menos los que invente yo, mas vale) y a Shueshia
Whispers In The Wind
Por Core BloodDrinker (01/02/05)
Capitulo I: "Un Ángel"
"Enchantress came to me and said, love is here under my wings.
Through the shroud of snow, i saw paradise. Peace, no more lies.
For my she lenghened the night.
I'm in home, i'm in peace. ..and she said, crestfallen soul rest for this night...
...Love is here, right here under my wings..."
Sentía que un frió helado le recorría cada recoveco de su cuerpo. Sentía el roce del suelo en su espalda y una molesta luz le hacia doler los ojos, que los, mantenía cerrados. Pero algo estaba mal, el estaba muerto, como podía 'sentir'. Ordeno a sus parpados levantarse, estos con esfuerzo obedecieron. Sintió una punzada de dolor en los ojos, cuando los rayos del sol le tocaron las pupilas. Cuando pudo abrir los ojos, sin que el sol lo molestara, los fijo en el cielo. Giro la cabeza y sintió el verde pasto rozarle la mejilla…y ahí la vio. Rubios cabellos que parecían flotar sobre sus hombros. Unos hermosos ojos verdes lo observaban con curiosidad. Debajo de una pequeña nariz respingada, se veían unos hermosos labios rosas. Sus blancas mejillas estaban sonrojadas. Al estar sentada sobre una roca no podía ver su cuerpo entero. Pero la falda que llevaba dejaba al descubierto unos hermosos tobillos y a través de la camisa las generosas curvas de sus senos
"¿Eres un ángel?" Pregunto Kanon, ya que si estaba muerto lo que tenia delante de si, era un ángel. La muchacha le sonrió y al separar los labios una risa cristalina surco el aire, una dulce risa que hizo estremecer a Kanon
"No, no soy una ángel" Contesto la muchacha con dulzura. Aun sonriendo bajo la mirada, desviando el rostro. Kanon se preguntaba por que la chica estaba tan roja, bajo la mirada para comprobar que es lo que pasaba…
"¡Maldición!" Exclamo la ex-marina la darse cuenta que estaba completamente desnudo. Se sentó a toda prisa y tapo con sus manos sus partes nobles. Con vergüenza y un poco ruborizado, miro a la muchacha "Yo…eh…" Balbuceo. Luego se dio cuenta de algo "Ey, ¿tu que haces observando a un hombre desnudo?" La acuso
"Admirando" Le corrigió. Se paro y se acerco a Kanon
"Que descarada" La vio acercarse, medio hipnotizado por el movimiento de sus caderas
"¿Quién eres?" Le pregunto a la chica
"Kanon" Respondió automáticamente
"Yo soy Briseida" Se presento "Creo necesitas ropas, puedes quedarte en mi casa, ¿si quieres?"
"Ropas necesito, pero soy un extraño, desnudo…" Miro a su alrededor "…en el medio del campo, ¿Cómo puedes confiar en mi?"
"No veo maldad en tus ojos" Le respondió con sinceridad, Kanon se la quedo mirando. 'Que confiada' pensó
"Dijiste algo sobre ropas" Le recordó
"¡Oh, si me esperas, te traeré algo" Briseida se marcho corriendo. Media hora después volvió con un par de pantalones, una camisa y unos zapatos, que entrego a Kanon.
"¿Te darías vuelta?" Le pidió
"Esta bien" Briseida le sonrió y se dio vuelta
"Ya esta" Dijo Kanon después de diez minutos. Briseida se dio vuelta y observo ese metro noventa de hermosura. La camisa le quedaba chica y apretada, le resaltaba los músculos. Los pantalones se le ceñían a las estrechas caderas y se apretaba a esas musculosos muslos.
"¿Apretados?"
"Creo que si" Le contesto el "Ahora, ¿A cuanto esta el santuario de aquí?" Al ver que ella no reaccionaba, aclaro "¿Atenas?"
"A unos cuantos días"
"Debo partir de inmediato" Comenzó a caminar, en realidad, no sabia hacia donde ir, por que no sabia donde estaba. Briseida la tomo del brazo y lo detuvo
"Estas loco, vas a morir si salías así tan débil, aparte el viaje es largo" Le explico
"¿Dónde estoy?"
"Estas en Caballa, estamos al limite con Bulgaria. A unos cuantos kilómetros están los Montes Ródope…"
"Ya se donde esta Caballa" La irrumpió exasperado. La muchacha tenia razón. Estaba muy cansado, muy débil. Pero debía saber como es que estaba vivo, el había muerto luchando contra un espectro. "Muy bien" Asintió
"Sígueme, te quedaras conmigo"
"Cuantos años tienes, niña"
"No soy niña y tengo 18 años" Le respondió con una mueca
"Eres bastante descarada…niña"
"¿Vienes o no?" Le pregunto enfadada
"Voy" Dijo resignado y la siguió
El pueblo, tenia máximo, diez cuadras por diez cuadras. Tenia una gran plaza y alrededor de la misma estaba; la iglesia, la comisaría y un par de negocios. Era un pueblo…agradable por así decirlo, ya que ni una mosca volaba.
La gente, la poca que había, lo miraba con recelo. Kanon se sentía un bicho raro, observado por todos, 'La historia de mi vida, ser mal visto' pensó con ironía. Pasaron frente a una casa, al parecer la mas grande del pueblo.
"¿Esta es tu casa?" Pregunto sorprendido el santo. La casa tenía dos pisos, con un gran balcón que daba al frente, una galería recorría toda la casa. Columnas blancas coronaban la entrada. La casa estaba rodeada por una cerca de rosas y jazmines. Un pequeño jardín se hallaba frente a la entrada.
"Sí, es que mi papá es el patriarca del pueblo" Le respondió Briseida mientras abría una hoja de la gran puerta. Kanon la siguió, pero un perro del tamaño de un caballo se abalanzo sobre el y lo tiro al suelo…acto seguido, comenzó a lamerlo el rostro.
"¡Pettit!" Briseida, entre risas, llamo al gran danés
"¿Pettit?" Pregunto Kanon, despatarrado, desde el piso. Ese perro era como un pony, no tenia nada de pequeño. El can se acerco a su dueña moviendo el rabo. Kanon se levanto y se limpio, como pudo, la cara. Tenia dos grandes manchas de patas en la camisa
"Perdón, es que s muy cariñoso" Le explico ella, mientras acariciaba detrás de la oreja al mencionado
"¿Vives sola?"
"No, es que mis padres se fueron a Ítaca por seis meses y yo me quede" Hizo un ademán para que el perro saliese de la casa "Ven, creo que necesitas un baño y comer algo" Briseida comenzó a caminar hacia la escalera que llevaba al piso superior y Kanon la siguió mientras observaba el rítmico movimiento de sus caderas. 'Kanon, es una niña' se reprendió. El quería ir por el buen camino. Atena le había perdonado y ahora el destino le daba una nueva oportunidad para resarcir sus pecados. Y no iba a empezar el primer día, de su segunda vida, abusando de una niña que, tenia el rostro de un ángel, un cuerpo que era la tentación del demonio y… "Basta" Dijo en voz alta para frenar sus pensamientos.
"Dijiste algo" Le pregunto Briseida. Habían llegado a la puerta de una habitación
"Nada"
"Este es el baño, cuando termines de ducharte, baja que te daré algo de comer" Abrió la puerta, ese baño tenia el tamaño de su habitación en el templo de géminis, aunque no se comparaba con el 'baño' de Saga, que era enorme
"Tienes mucha confianza con un desconocido, niña" Ella se dio vuelta, pequeñas chispitas salían de esos verdes ojos
"No…soy…una…niña" Dijo pausadamente. Tenia dieciocho años, no era una niña
"Estas segura de que no lo eres" Había picardía en los ojos de Kanon, hacerla enojar era demasiado fácil.
"Mnnnn" Le saco la lengua y se marcho. Pudo escuchar las carcajadas de el mientras bajaba la escalera
nnnnnnnnnnnnnn.nnnnnnnnnnnnnnnnn
Kanon ya había almorzado y se encontraba en su nueva habitación. Estaba sin al camisa y apunto de sacarse los pantalones cuando Briseida entro de improviso.
"Ay…perdón" Logro balbucear, ya que verlo así era un corto circuito para su sistema nervioso
"¿Hay algo de mi cuerpo que no hayas visto ya?" Le pregunto. Obviamente se refirió a esa mañana, cuando ella, lo mas campante, lo había visto completamente desnudo
"Idiota…" Susurro para si "Te despertare para cenar" Dicho esto, cero la puerta de un golpe. Kanon se acostó con una sonrisa. Saga también respondía mal a sus bromas, era fácil hacerlo enojar al igual que ella. Ahora tenia que descansar y recuperar energías, tenía que saber por que estaba vivo y que había pasado con los demás. Para eso tenia que hacer el largo viaje a Atenas.
Briseida entro en su habitación y se dejo caer en su cama, nunca había visto un hombre tan hermoso. Con solo mirar esos ojos azules, medios verdosos, se le aflojaban las rodillas. Hace mucho, cuando era chica, ella había soñado con un hombre así. Es por eso que lo había invitado a su casa, quizás el era el hombre de sus sueños (en todo sentido). Según su madre, esos eran sueños premonitorios. El hecho que el estaba ahí, el problema era que pronto se marcharía.
