NA: Este fic participa en la batalla de Hielo y Fuego del foro Alas negras, Palabras negras. Pensé que no iba a poder escribirlo, pero me equivoqué.
Alayne Piedra había llegado al asilo hacía poco más de cuatro semanas. Su rostro arrugado y su pelo cano dejaba entrever con claridad que tenía muchos más años de los que ella solía decir que tenía. La demencia de la edad le hacía creer que aún era una joven chiquilla de catorce años, lejos de aquello habían pasado muchos más días de su nombre…
Sentada con la vista puesta en la ventana de aquella habitación, que más que una habitación parecía una celda, la anciana miraba al horizonte con los ojos húmedos. Cuando la chica que le subía un té entró, la mujer se giró con toda la rapidez que sus desgastados huesos le dejaron.
—¿Margaery? — dijo antes de ver que solo era aquella chica silenciosa, que dejó la bandeja del té sobre la mesa y se sentó en la cama a la espera de que se tomara aquel té.
Acompañando a aquella bebida caliente que caldeaba el espíritu de la anciana había un pastelillo de limón. Al verlo, los ojos de Alayne se abrieron con la emoción con la que un niño se levantaba el día de su nombre dispuesto a recibir regalos y felicitaciones. Se metió el pastelillo en la boca de golpe, con glotonería, haciendo que el aroma y el sabor la transportaran aún más si cabía a aquella realidad del pasado.
—¿Por qué ya no viene Margaery a verme? Antes solíamos tomar el té juntas… — dijo la anciana terminaba el pastelillo con cierta pena.— Es porque soy una Stark, los Stark somos traidores…
—No es eso, la reina Margaery expiró años atrás — dijo la chica en un susurro bajo y desvió la mirada tras decirlo. Sabía que iba a pasar a continuación, pero el maestro le había dicho que devolverla a la realidad era lo más importante.
Los ojos de Alayne se llenaron de lágrimas, aunque no llegó a soltar ni una. Con la mano agarrada en el pecho evocó cada pequeño último momento con la Tyrell.
Hacía muchos años ella había sido Sansa Stark. Hacía muchos años los dedos de Margaery se había entrelazado a los suyos durante un largo beso en el bosque de los dioses. Podía recordar el contacto cálido de su aliento por su cara como si solo hubieran pasado unos minutos.
—No tengas miedo, eres más fuerte de lo que crees — le había susurrado al oído mientras desabrochaba el broche de su vestido.
La joven Sansa se apartó asustada, confusa y sin tener muy claro que sentía en aquel momento por aquella gran mujer de ojos castaños. No sabía si quería o no quería hacer aquello, aunque aquel beso..
—No viene porque la rechacé…— dijo Alayne Piedra bajando la cabeza y sorprendiéndose de ver sus manos arrugadas.
La joven le entregó el vaso de té antes de que la anciana dijera nada más, y bebió sin más.
—¿Por qué ya no viene Margaery a verme? Antes solíamos tomar el té juntas… —repitió la anciana de nuevo. Estaba atrapada en sus recuerdos.
