Pues sí, soy yo y sí, sigo escribiendo only Bros... Terca que es una
A ver, cómo justifico ésto...
Desde que terminé "La mirada de Sam" me quedé con las ganas de hacer la versión de Dean, ésta, sobre las temporadas 6 y 7. Como no me imaginaba al niño escribiendo un diario y realmente sólo quería profundizar en él, he perpetrado este experimento (de esta me encierran para que no vuelva a hacerlo más)
Pues aquí lo tenéis, listo, cuarenta y cinco capítulos cortitos. Intentaré publicar diariamente salvo que tenga que salir de viaje o fuerza mayor. Espero que os guste.

"Desde que volviste del Infierno II. La mirada de Dean"
Autor: 3r-Rosario
Tema: only bros & the family business
Calificación: PC
Resumen: Las temporada desde el punto de vista de Dean
Estado: completo
Descargo de responsabilidades: Pues lo de siempre, los chicos no son míos y la serie tampoco al menos legalmente, porque en el fondo sí que es un poco mía


Exiliado en la calle mayor

Lisa y Ben hace horas que duermen. Después de un año se han acostumbrado a tus patrones de sueño, apenas cuatro o cinco horas cada día. Tú aún no te acostumbras a tener un lugar y una familia a la que volver cada noche.

El vaso de whiskey ya está vacío, revisas todo, la puerta, la trampa anti demonios bajo la alfombra, las protecciones de sal en el umbral y las ventanas. Revisas el dormitorio de Ben. El chico duerme plácidamente. Confía en ti. Eso debería ser bueno, porque lo quieres y quieres que se convierta en un hombre de provecho y no en lo que tú eres.

Vas a tu habitación, la que compartes con Lisa. Te metes en la cama y sientes un poco de paz cuando ella te abraza en su sueño. Por unos momentos, mientras el sopor del alcohol se adueña de ti piensas que podrás dormir hasta que suene el despertador.

Despiertas un rato antes. Otra vez ese agujero que se traga a Sam y a Adam y la impotencia y la angustia porque tú estás aquí y ellos no. "¿Estás bien?" te pregunta Lisa, su mano en tu pecho, su sonrisa que hace menos duro el respirar un día más. No tiene ni idea de que ella, Ben, la promesa que hiciste a Sam, son lo que aún consiguen que sigas viviendo

Tienes un trabajo, tienes incluso amigos. Sid, Carter, Rowan… la pandilla, como los llama Lisa. Tomáis cerveza después del trabajo, jugáis al póker los jueves por la noche y cada dos domingos quedas en casa de alguno o en tu casa y preparáis barbacoas.

Ellos no te han visto hecho una mierda. Ellos no te vieron en aquel cementerio de Lawrence, ni en casa de Bobby las dos semanas que tardaste en poder recomponer lo suficiente de ti para venir aquí. Ellos no vieron las noches enteras en blanco, la paciencia de Lisa, el cariño de Ben. Ellos sólo ven a un tipo que llegó al barrio una noche y se quedó en la casa de la divorciada más sexi del lugar.

No te importa, incluso te divierte que te envidien, te divierte pensar que no tienen ni puta idea de que la persona que envidian es un completo desastre. Con quien mejor te llevas es con Sid, porque es el único cuyo matrimonio va bien y no tenía la intención de ser la nueva pareja de Lisa. Es un tío alto, como Sam, y muy charlatán. Es fácil dejarle hablar y dejarle pagar las copas.

Sid no es agobiante, aunque de vez en cuando es curioso, tú contestas con evasivas pero eso no calma su curiosidad. Lo que desde luego no calma su curiosidad es que la camarera de hoy también te de a ti la cuenta y también haya apuntado su número y su nombre.

Estos últimos meses has tenido más éxito con las mujeres que en todo el resto de tu vida. Bromeas con Sid "Parece ser que no estar disponible es atractivo, quién lo iba a decir".

Pero de repente, después de un año, ese instinto que te avisa de la proximidad de problemas se dispara. Investigas, descubres señales, de garras, de azufre. Tu pasado te ha alcanzado, está aquí, dispuesto a dañar a la gente que quieres.

Lisa lo nota, es increíble cómo puede conocerte así, le dices que no es nada, pero que deje que te asegures, y respiras aliviado cuando te hace caso y se va al cine con Ben. Pero las luces parpadean, hay objetos que se caen y tienes esa sensación de que todo va mal. Y va peor.

Porque creías que no volverías a ver los ojos amarillos de ese demonio y ahora está ahí delante, riéndose de ti y de tu patético intento por conservar esta vida que tienes ahora. Va a matarte. Tu corazón se acelera, no puedes respirar y crees que ves el rostro de Sam antes de que todo desaparezca.

Cuando abres los ojos Sam está frente a ti, es la primera vez desde que lo perdiste que te sientes bien (quitando el dolor de cabeza y la confusión mental). Lo notas diferente y por eso crees que has muerto y estás recordando algo en ese cielo que os pertenece a ambos.

No estás muerto, Sammy tampoco. No sólo no está muerto, ha estado por ahí prácticamente todo el tiempo. Ha dejado que te ahogaras en tu miseria, que te pudrieras en tu agonía, te abandonó. No sabes qué es lo que se supone que debes sentir ahora. El reencuentro se vuelve agridulce, te ha salvado la vida pero te das cuenta que sólo quiere estar lejos de ti.

No es el único que te ha ocultado que Sam estaba vivo todo este tiempo. Tu hermano rezó a Castiel cuando llegó, pero Cas es un ángel, ¿por qué iba a molestarse en decirte que Sam estaba vivo? Lo que realmente te duele es que Bobby también lo supo y no te dijo nada porque creía que así eras feliz. "La mayor felicidad que he visto alcanzar a ningún cazador" o "Estaba agradecido de que no acabaras destripado a los treinta". Te tragas las ganas de ser mordaz y recordarle que ya fuiste destripado antes de los treinta.

No tienes tiempo para compadecerte de ti mismo. No cuando has puesto a Lisa y Ben en la diana de todos los monstruos que hayan oído hablar de Dean Winchester. No te haces ilusiones, deben ser centenares. Intentas que te perdone y ella te llama idiota. Tienes que salvarla, es lo único que importa ahora.

Te reúnes con la nueva familia de Sam, sus nuevos compañeros de caza, los "profesionales". Esos primos que no tenías ni idea de que existieran y un abuelo que murió hace casi cuarenta años y que volvió a la vida cuando tu hermano salió de la fosa. Es crispante, desesperante. Quieres que terminen ya en tu casa, que acaben con esas criaturas que te envenenaron y que vigilan ocultos esperando a acabar contigo.

Decides tenderles una trampa, ponerte de cebo. Sam te apoya. Los demás se ocultarán hasta que les necesitéis. Descubres que no sólo has puesto en peligro tu vida y las de Lisa y Ben intentando cumplir el último deseo de Sam. Cualquiera que se acerca a ti puede morir. Como el amigo que hiciste. Ser tu amigo ha acabado con Sid y con su esposa.

No piensas, te has vuelto un inútil con el último año de inactividad. Intentas salvarlos. No escuchas a tu hermano, él sabe que el esfuerzo no servirá. Los monstruos, los genios que te envenenaron una vez vuelven a hacerlo, tus pesadillas, tus miedos se vuelven tan intensos que te anulan sin que puedas hacer nada. Has fracasado.

Por eso no te marchas con Sam de nuevo a la carretera. Al menos ahora sabes que está vivo y que la gente con la que está sabe lo que hace. No pintas nada con ellos, no te fías, no sabes siquiera si te fías de Sam. Por supuesto, como siempre, desconfías de ti mismo. Haces lo único que puedes hacer. Te quedas con Lisa y con Ben porque al menos podrás protegerlos a ellos, mantener un perfil bajo y no dejar que vuelvan a encontrarte.

Sam parece decepcionado, sin embargo ha estado un año evitando este encuentro. "Soy mejor cuando estoy contigo" te ha parecido una razón algo rebuscada para pedirte que te vayas con él y dejes a quienes dependen de ti. Te das cuenta de que ya no puedes hacerlo, que tú los has puesto delante de la diana y eres su única defensa. No puedes irte aunque todas las fibras de tu cuerpo griten que cometes un error.

_Continuará