Dragon Ball no me pertenece es propiedad de Akira Toriyama, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.

Advertencias: Posible Ooc y leve limme.


Shot 1. Costumbres terrestres.

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— ¡Las encontré Trunks ven a ver!—Goten gritó agitando la mano para captar la atención de Trunks quien se encontraba a un par de metros a distancia de él.

El sonido entusiasta de la voz de Goten abstrajo la atención del niño, abandonando definitivamente su búsqueda y encaminándose hacia su amigo. El pequeño flotó hacia Goten, observando atentamente el motivo de la alegría del chico, unas sencillas flores que crecían en la maleza del campo, su color definitivamente no era nada llamativo ni vistoso pues los pétalos exhibían un tenue y opaco amarillo, Trunks comparó aquellas flores con los papeles viejos en las incontables cajas que su abuelo poseía en el laboratorio; teñidas así por el tiempo y el desuso.

— ¿Estás seguro Goten?—en su vida había visto unas flores más deprimentes. Las flores que su abuela cuidaba tan delicadamente eran bonitas, tanto que incluso su madre se encargaba de felicitar a su abuela después de que ésta las arreglara en la sala de estar o en la cocina.

Goten afirmó una y otra vez sin borrar la creciente sonrisa de su rostro, no podía contener la emoción ante la expectativa de lo que aquellas sencillas flores significaban en ese día tan especial. El niño se apresuró a cortar las flores prácticamente de un solo tajo sin detenerse a pensar si éstas se estropearían y al menos para su fortuna eso no sucedió.

Afianzando el ahora presente, Goten levantó el vuelo invitando así a Trunks a hacer lo mismo y regresar a su casa, seguramente su madre y Bulma aguardaban impacientes su regreso después de lo que pareció ser como una hora completa. Ambos se habían excusado con sus madres con el pretexto de un ligero entrenamiento al aire libre, ciertamente a Milk no le fascinaba la idea de que ambos jugaran dentro de su casa y destrozaran parte del mobiliario.

Durante el trayecto Trunks observó a su amigo quien a su vez no dejaba de mirar aquellas flores con una sonrisa tonta en el rostro; el niño se preguntó si en verdad aquel regalo le gustaría a la madre de Goten, la respuesta a esa cuestión se la reservó para él mismo sin pretender arruinar las ilusiones de su amigo.

Una vez arribaron a la casa de Goten fueron gritos los que les dieron la bienvenida, Milk se encontraba dando audibles gritos a diestra y siniestra ¿la razón? El padre de Goten.

—Pero sólo será una semana Milk—Goku levantó las palmas de las manos en son de inocencia y por sobre todo para tratar de apaciguar a su esposa quien le enviaba una fúrica mirada, si las miradas mataran de seguro Goku estaría muerto –de nuevo- su mujer era de armas tomar.

— ¡No me importa!—Milk avanzó un paso para estar más cerca de su esposo, tal vez fuese más baja que Goku pero eso no impedía reprocharle como debía—ni si quiera te importa el cumpleaños de tu propia esposa, eres un desconsiderado—la mujer creyó ingenuamente que al menos por ese día Goku la acompañaría, pero al parecer en este mundo estaban los planes de su esposo y luego estaban los suyos.

— ¿Es tu cumpleaños?—todo tomó sentido entonces para él. La molestia, lo arreglada que estaba y el montón de comida para sus amigos quienes se encontraban reunidos en su hogar desde muy temprano.

La incredulidad flotó en el denso aire de la sala. La mandíbula de Milk casi cayó al suelo en ese momento ante tal revelación, siempre supo que Goku era un hombre distraído pero jamás creyó que lo sería tanto para olvidar su cumpleaños y por si fuera poco, actuar tan calmado y quitado de la pena como en esos momentos. La mujer retrocedió hasta el asiento más cercano y se dejó caer en éste, el sonido de los resortes sólo fue opacado por el pesado suspiro que soltó Milk.

— ¡Eres increíble!—no fue un elogio sino más bien un certero reproche, Bulma se mantenía a expensas de la conversación, al menos hasta ese momento; se levantó de su asiento para acercarse a la mujer y reconfortarla con unas palmadas en la espalda—ustedes los Saiyajins no tienen cabeza para otra cosa que no sea su tonto entrenamiento.

La mejor prueba de ello lo tenía en casa y Goku secundaba aquella afirmación, la única diferencia era que vegeta permanecía en los parámetros de la corporación capsula, Goku en cambio se marchaba durante días al planeta de Kaiosama con el mismo pretexto que su esposo. En retrospectiva eso se escuchaba bastante irónico pues anteriormente era vegeta el que ausentaba por largas temporadas, claro que ella no armaba semejante alboroto por su partida, sabía que tarde o temprano regresaría a abastecerse con más robots, capsulas y comida mientras que Goku podría tener entrenamiento y alimento sin necesidad de regresar en varios años si así lo quería.

—No te pongas así Milk—fue tanto el malestar de verla en semejante estado que no le quedó de otra más que tomar una decisión al respecto, aunado a eso estaba la insistente mirada acusatoria de Bulma sobre él—mira me quedaré el resto del día y por la noche me iré ¿Qué te parece?

La pena afloró brevemente en Goku obligándolo a tomar la decisión de posponer su partida al menos hasta que el día terminara, de no hacerlo sabía que Milk no se lo perdonaría y solo alimentaria el enojo ante su olvido; en lo que a él respectaba su mujer era aterradora cuando se enojaba de verdad.

—Haz lo que quieras Goku—dictaminó la mujer con los brazos cruzados, la indignación sobrevino al enojo.

—Bien ¿Quién quiere comer ya?—propuso el padre de Milk tratando de disipar el mal momento que su yerno había incitado—vamos Milk—apremió el hombre empujando a su hija con dirección a la cocina.

Los invitados se quedaron ahí, mirándose entre sí sin decir una sola palabra. Sin sorprenderse de la cabezonería de Goku, de antemano era algo previsible. La charla se retomó unos minutos después cuando la atención pasó al Maestro Roshi quien parloteaba sobre unas lindas señoritas que aparecían en la televisión durante los comerciales.

Mientras los demás conversaban, Bulma pasó la mirada por la sala buscando a su hijo quien había desaparecido desde hacía mucho rato seguramente junto a Goten, la verdad era que esos dos jovencitos eran un torbellino, por lo que no le sorprendería que ambos estuvieran por los alrededores buscando problemas en los que meterse. Los divisó junto a la entrada, prácticamente en el umbral de esta, escondidos del resto del grupo, pero no para ella, podría identificar esa linda cabellera en cualquier lugar.

La mirada de su hijo no tardó en encontrar la suya, el leve seño fruncido de Trunks se disipó rápidamente y sus orbes celestes brillaron en reconocimiento. Una orden implícita fue dada y Trunks no tardó en acatarla al salir de su escondite instando a su amigo a hacer lo mismo.

— ¿En dónde estaban niños?—cuestionó apenas los tuvo cerca.

En muchas ocasiones Bulma consideró crear un rastreador para su hijo pero siempre que esa loca idea asomaba por su cabeza la desechaba de inmediato no sólo por absurda que le pareciera después sino por los comentarios de vegeta al afirmar que ella era una exagerada que se encargaba de mimar en exceso a Trunks, fuese como fuere, Bulma sólo procuraba el bienestar de su hijo.

— Goten le consiguió un regalo a su mamá—Trunks hizo caso omiso al cuestionamiento de su madre, no es como si fuese a decirle que estuvo husmeando por los acantilados de la montaña Paoz.

Goten sacó el presente levantándola lo suficiente para que Bulma pudiese verlo. Un pétalo cayó al suelo y unas cuantas siguieron el trayecto de la anterior. Al parecer la corriente de aire durante el vuelo había estropeado los pétalos de las flores.

—Goten eres un tonto, las arruinaste.

Bulma miró de reojo a su hijo, una señal inequívoca de que guardara silencio. Sabía que Trunks era un niño que no se guardaba los comentarios para él, una peculiaridad que había heredado de ella y de Vegeta. Al parecer Goten no notaba nada fuera de lo común en aquellas flores pues desestimó el comentario de Trunks de inmediato.

—Son muy—Bulma no supo qué decir, no quería arruinar las ilusiones del pequeño al decirle lo desastrosas que se veían las maltrechas flores en ese intento de ramo—bonitas—alcanzó a decir por fin sin otro apelativo generoso.

—Gracias señora.

La palabra "señora" resonó en la cabeza de Bulma el tiempo suficiente para crisparle los nervios, un par de uñas arañaban el pizarrón cada vez que escuchaba esa palabra; ella era una mujer hermosa en el apogeo de su juventud.

—Dime Bulma, te lo he dicho muchas veces Goten—le dio una sonrisa amable, tratando de guardar los gritos internos para no asustar al niño.

—Gracias señora Bulma.

Imposible, el niño era un caso perdido igual que su padre. Goten no sólo era físicamente parecido a Goku sino que también su ingenua actitud era similar a la de antaño cuando recién lo conoció. Cuando miraba a Goten la nostalgia se abría paso dejando un sinfín de recuerdos y sensaciones de sus aventuras pasadas, un tiempo no muy lejano para ella.


Bulma no podía cuestionar el don culinario que Milk poseía y de hecho ninguno de sus amigos lo hacía. El almuerzo pasó sin mayores percances, después de un par de gritos y unas disculpas de más, todo el asunto de Goku quedó al fin zanjado.

Entonces entre risas y conversaciones al fin llegó el momento indicado para Goten, el niño se acercó a su madre con pasos sigilosos y haló de su vestido para captar su atención.

—Mamá—habló apenas en un susurro cuando notó que todas las miradas se habían volcado hacia él—ten—sin ningún tipo de ceremonia le extendió el maltrecho e improvisado ramo de flores que horas antes había recolectado junto a Trunks.

— ¿Para mí?—la incredulidad destelló en las orbes de Milk, su pequeño hijo le estaba entregando un presente y aún cuando no fuese el más caro o hermoso, era perfecto. El gesto implícito en la acción valía incluso mucho más que todos los regalos recibidos ese día—gracias Goten—pequeñas perlas saladas recorrieron sus mejillas ante el amor que su hijo le profesaba y sin duda eso enmendaba con creces el error de Goku, Goten y Gohan era el mejor regalo que él le hubiese dado jamás.

Atento a la escena frente a él, Trunks reconoció la reacción de la madre de su amigo como la misma que su propia madre expresaba cuando él -más pequeño que ahora- le entregaba, algunos dibujos que hacía tan desesperadamente para ella durante sus cumpleaños, sabía que su madre era una mujer complicada que satisfacía sus caprichos -y los de él- con costosos objetos e inventos no obstante en contadas ocasiones ella valoraba más los pequeños gestos que venían de él así como la madre de Goten lo había demostrado hacía unos minutos hacia el niño.

Nuca se imaginó o fue consciente de que pequeños gestos valían más que cualquier cosa que el dinero estuviese dispuesto a comprar. Para un niño como él que había crecido sin carencias económicas nunca fue un tema prioritario el preocuparse por ese tipo de cosas; sus cumpleaños eran un pretexto que su madre utilizaba para "echar la casa por la ventana" como ella solía alardear ante sus abuelos, él e incluso su padre.

Este último llamó su atención, su padre. Desde que tenía memoria Trunks solía celebrar todo tipo de festividades, alentados siempre por su madre y de entre los más importantes se encontraban los cumpleaños, fecha sagrada para Bulma. El pequeño recordaba cada uno de ellos, los propios, los de su madre e incluso los de sus abuelos quienes se ausentaban durante días como una celebración personal; pero había algo que no encajaba en toda esa ecuación, no recordaba ninguna celebración hacia su padre. No es como si su padre fuese un hombre al que le gustara ese tipo de "asuntos y ritos terrícolas" como él les decía sin embargo tampoco escuchó alguna vez a su madre ahondar en el asunto ni insistirle en nada como ella solía hacerlo al instarlo a estar presente en sus celebraciones -cosa que vegeta hacía de mala manera y entre gruñidos y furtivas miradas de disgusto hacia la mujer- pero de todas maneras lo hacía.


La idea se mantuvo rondando por su cabeza más de lo esperado de camino a casa en una de las naves de su madre, cavilando tan silenciosamente la cuestión. Esto sin duda captó la atención de Bulma.

— ¿Te sucede algo Trunks? Estás muy callado pequeño—miró de soslayo a su hijo quien pareció no haberla oído—Trunks—intentó de nuevo.

De la única manera que pudo el niño levantó al fin la cabeza para mirar a su madre. La vista fija al frente de Bulma no significaba que ella no esperara una respuesta por parte de él, era el momento de ahogar la duda que tenía.

—Mamá ¿Por qué nunca celebramos el cumpleaños de papá?—fue certero al indagar sin darle ningún tipo de rodeos absurdos a su madre.

De todo lo que esperaba pudiese estar aquejando a su hijo esa cuestión nunca fue una opción para ella, ni siquiera la última que pudiera escuchar, algo que la tomó por sorpresa al no tener una certera respuesta a esa cuestión. ¿Qué le diría?

—Bueno Trunks sabes cómo es tu padre—de hecho todos tenían la noción básica de cómo era Vegeta en ese aspecto, las costumbres humanas no eran algo que se hubiesen arraigado de un día a otro en el Saiyajin.

Pero en todo el asunto, la omisión de la festividad no era la principal inquietud de Trunks.

—Mamá—de nuevo esa curiosidad innata se abrió paso en él— ¿Cuándo es el cumpleaños de papá?

Silencio. Ahora el asunto escapaba completamente de las manos de Bulma. A duras penas había averiguado sobre el año de nacimiento de Vegeta mediante cálculos gracias a la edad aproximada del hombre. El día y mes aún eran un misterio para la mujer y ella no se molestó en preguntarle nunca más.

—Le preguntaré cuando lleguemos—o al menos se prometió que así sería.

— ¿No lo recuerdas?

— ¿Para qué quieres saberlo Trunks?—cambió súbitamente de tema evadiendo así la acusación implícita en aquella simple cuestión.

Su hijo sabía que ella era una mujer a la que no se le escapaba ningún detalle y el aceptar que un detalle tan pequeño como ese escapaba de su conocimiento no era una opción, en lo que respectaba su hijo debía tenerla en alta estima como hasta ahora.

—Quiero darle algo a papá justo como Goten le dio uno a su mamá hoy—parecía tan anhelante ante la idea—cada año celebramos el cumpleaños de los abuelos, el tuyo y el mío pero nunca el de papá, siendo justos creo que es justo que también le de algo.

Había cierta nobleza en el actuar de su hijo después de todo, pero Bulma realmente no creía que a Vegeta le interesara nada de eso. Es decir, los objetos materiales no era algo que captara realmente la atención del Saiyajin, a menos claro que se tratara de algún ornamento de batalla o que mejorara su capacidad de lucha. Sin duda Vegeta no era un hombre común con ambiciones comunes al que se le pudiese satisfacer tan fácilmente.

— ¿Y qué piensas darle?

El niño no se había detenido a pensar en ello, el ferviente deseo de obsequiarle algo a su padre monopolizó por completo su atención y ahora que su madre le cuestionaba al respecto él no sabía con exactitud qué sería mejor. Un dibujo no bastaría, su padre no era tan sencillo como su madre, "sencillo" en el aspecto de gustos que realmente le complacieran.

—No sé lo que le gusta a papá—su mirada decayó al suelo con un velo de decepción envolviendo sus ojos.

Bulma sintió su corazón hundirse al ver a su hijo—eres un niño muy inteligente como tu madre Trunks ya pensarás en algo para sorprender a tu padre—lo animó y eso pareció funcionar, la compostura en el niño regresó.

De camino a casa ambos hablaron sobre la fiesta de Milk y lo deliciosa que era la comida, Trunks le pidió a su madre que le dijera a su abuela que cocinara alimentos tan ricos y postres deliciosos más seguidos y a Bulma no le quedó más opción que ceder ante la petición de su hijo, hablaría con su madre o contrataría al mejor chef y repostero si su madre no tenía el suficiente tiempo.


— ¿Estás dormido?—Bulma le tocó el hombro a vegeta quien de inmediato soltó un audible gruñido.

—Ya duérmete mujer—al menos hasta ese instante Vegeta intentaba dormir.

Seguía una rutina rigurosa en su entrenamiento y después de un día pesado y productivo lo único que quería al entrar a su cuarto era dormir hasta el día siguiente sin que absolutamente nadie lo molestara. Con Bulma en el mismo espacio y la misma cama simplemente tratar de descansar se convertía en una odisea, si por él fuese se levantaría en ese mismo instante para ir a su antigua habitación en busca del tan ansiado descanso que necesitaba ¿Por qué no lo había hecho entonces si la idea era tan tentadora? Eran cuestiones que cavilaba a menudo cuando su juicio le gritaba que comenzaba a habituarse a la vida terrestre y era cuando su mente empujaba aquella absurda conjetura con el pensamiento de que no le daría el gusto a la mujer de tener el cuarto -el de ambos- para ella sola, no sería él quien se marcharía de ahí.

—No puedo dormir.

—Entonces vete a otro lugar y déjame dormir a mí—Vegeta haló más de las sábanas para cubrir su cuerpo y en este caso para ganar terreno en el lecho. Le molestaba que Bulma lo despojara a mitad de la noche envolviéndose oportunistamente con éstas.

— ¿Ni siquiera vas a preguntarme por qué no puedo dormir?

—No es mi problema—se desentendió sin cambiar de posición.

Pensó erróneamente que con ello Bulma se callaría por fin y desistiría. Como si no la conociera lo suficiente para saber que eso no sucedería.

— ¡Eres igual que Goku!

—No me compares con Kakarotto—Vegeta se volvió en dirección a su mujer— esa sabandija no tiene nada que ver conmigo.

— ¡No te importamos ni tu esposa ni tu hijo!—dramatizó ella en un intento de captar la atención de su esposo. Un pequeño truco que en ocasiones resultaba.

Si de algo podía estar segura Bulma era que Goku era un catalizador al momento de atraer la atención de su esposo, por muy bizarro que esto pudiese sonar.

— Y ¿Qué tiene que ver Trunks en todo esto? ¿Qué fue lo que ese niño rompió esta vez?—le envió una mirada estoica que no transmitía demasiado.

Eran contadas las ocasiones en las que ella se quejaba con Vegeta sobre el comportamiento de Trunks, recibiendo el mismo sermón por parte de él en todas esas ocasiones. "Es culpa tuya por malcriarlo". Tal vez, pero eso no quería decir que él se deslindara tan fácilmente de la educación del niño.

—Él no ha hecho nada.

—Entonces deja de molestar.

—Maldición Vegeta estoy tratando de decirte algo— así no era como planeaba plantearle la situación.

— ¡Entonces sólo dilo de una maldita vez y deja de hacerme perder el tiempo con tus balbuceos inútiles!— Tenía sueño, estaba molesto y ella lanzaba berridos a mitad de la noche. Motivos suficientes para que su enojo se disparara a niveles insospechados.

Sobre reaccionando al desafío implícito del hombre, Bulma se sentó imponiendo su presencia sobre la cama, fingiendo total molestia ante el comentario de su esposo. Cuando se trataba de su hijo nunca perdía el tiempo, a diferencia de él, ella se interesaba por lo que le aquejara al pequeño, ya fuese en una situación "sin importancia" como esta. Le lanzó una mirada que rivalizaba completamente con la de él. Desafío aceptado.

—Si no vas a hablar mejor vete—algo en su interior rugía con urgencia para que la empujara por la puerta y cerrara con llave.

Enseguida la mirada de Bulma se transformó, contrastando totalmente con el aire gélido del exterior. Optó por utilizar una mejor estrategia para obtener información de él; prácticamente se cernió sobre él tomándolo por los hombros para después sentarse sobre su regazo. Por un momento se encogió ante la sensación de la fría tela de los pantalones de Vegeta -lo único que usaba para dormir- la aspereza de éstos se deslizaba contra sus piernas desnudas, el camisón no alcanzaba a cubrir algunas zonas.

— ¿Debo marcharme? ¿En verdad es lo que deseas?—ella lo barrió de nuevo con aquella mirada—no me gusta quedarme donde no soy querida.

Él lo notó. Algo crepitaba en ella, sus ojos le decían todo y nada a la vez; eran inteligentes y agudos pero no lo suficientemente claros al ser nublados por algo más. Odiaba cuando usaba ese tipo de tácticas con él.

— Esto no va a funcionar ¿Qué es lo que quieres Bulma?

— ¿Sabes vegeta? tienes esa manera tan particular de hablar con la gente que pareciera que estuvieras diciendo "váyanse a la mierda y muéranse" es tan seductor—soltó descaradamente, no mentía del todo, el hombre poseía cierto aire seductor cuando hablaba con su ronca voz y en un tono ligeramente amenazante.

—Si es todo lo que tienes que decir ya duérmete—no iba a desistir por muy tentadora que se viera su mujer. Su mirada se instaló brevemente en su sonrisa socarrona, en especial en sus labios. Había pasado noches enteras besando esos lujuriosos labios y éstos a su vez recorrían su bronceada piel cuando el éxtasis los cegaba por completo.

Pero no caería tan fácilmente aún cuando la visión de los pechos de la mujer le trajera gratificantes recuerdos e incendiaran su cuerpo colmándolo con un hambre que pedía ser saciado.

—Trunks quiere darte un regalo de cumpleaños.

—No quiero nada—dictaminó, las palabras salieron con mayor brusquedad de la que pretendía. En su intensa mirada no había molestia sólo brutal sinceridad. Sí, vegeta se expresaba peculiarmente ante cualquier situación.

Por un momento ella se puso rígida ante aquellas palabras, pasada la primera impresión y tras ver detrás de su mirada se dio cuenta de la verdad. Él ciertamente no quería nada por el simple hecho de que no necesitara nada y mucho menos ante un acontecimiento que para él era totalmente ajeno. Había visto muchos cumpleaños pero nunca experimentado uno propio por lo que el presente carecía de sentido.

—Trunks te lo dará de todos modos—Bulma cruzó los brazos sobre el pecho.

—Me da igual yo no necesito nada y más le vale que se deshaga de esa absurda idea—todavía los ojos acusadores de Bulma estaban sobre él pero poco le importaba—todo esto es tu culpa, le has inculcado a mi hijo esas absurdas ideas terrícolas.

—Él es tan terrícola como yo.

—Ese es el problema—su entero comportamiento era una prueba inequívoca de ello. Trunks poseía un poder de pelea bastante razonable para un Saiyajin de su edad pero en lo que a comportamiento se trataba era un desastre, un niño malcriado bajo las faldas de su madre—te encargas de llenarle la cabeza de basura absurda.

— ¿El que quiera darle un maldito regalo a su estúpido padre es una idea absurda?—no pudo contenerse por mucho tiempo y explotó ante la mínima provocación. El tópico de siempre se hacía presente.

—No seas estúpida—él ignoró su pregunta sabiendo que carecían del tono sarcástico que estaba seguro estaba bajo esas palabras—a su edad lo único que tenía en mente era volverme más fuerte y matar al bastardo de Freezer, no estúpidas ideas que me volvieran más débil.

Esa no era la respuesta que esperaba escuchar. Estaba dándole la razón a su comentario anterior.

— ¿Estás de broma no? Es tu hijo y sólo quiere darte algo.

— ¿Se supone que eso quiere decir algo?—replicó de igual manera como si la respuesta fuese tan obvia y carente de sentido.

Ella dejó salir lentamente el aliento, concentrándose en su creciente malestar que amenazaba con convertirse en ira. Estaba a punto de darle una bofetada al hombre que tenía bajo ella; lo peor era el grado de atracción que sentía por ese hombre.

—No creo que mostrar un poco de interés hacia tu hijo te mate ¿podrías al menos aceptar lo que él esté dispuesto a darte? Trunks está muy entusiasmado con la idea y no va a desistir de ella hasta que te de un regalo, esta tarde durante el cumpleaños de Milk…

— ¿Si te digo que lo aceptaré te callaras ya?—vegeta interrumpió su diatriba justo a tiempo. No tenía el mínimo interés en seguir escuchando sobre la esposa de Kakarotto.

—Sólo si lo dices en serio y prometes no decirle nada hiriente a Trunks—lo miró con cierta desconfianza ante su repentino cambio.

—Bien—la vio arquear una ceja ante la expectativa—pero no quiero que eso se repita, será la única vez que lo haga así que encárgate tú de hacérselo entender, Trunks debe aprender a comportarse como lo que es.

—Es un niño.

—Es un Saiyajin y es mi hijo.

Bulma se separó de él tomando su lugar anterior justo a su lado de la cama—eres irritante, si alguien tenía que irrumpir en mi vida ¿ese debías ser tú? El príncipe egocéntrico y cretino.

Él frunció el seño en clara señal de molestia cuando ella se apartó—y tú una descarada y gritona mujer ¿no podrías al menos haber sido muda? Así no tendría que aguantar tus quejidos—compartía casi el mismo sentir que Bulma.

—Entonces tenemos mucho en común—ella le guiñó el ojo coquetamente, el enojo había pasado a un segundo plano, por lo general sus discusiones en ocasiones tenían como propósito otros fines que los llevaba a un común acuerdo.

Bulma enterró las manos en el respingado cabello de su esposo sintiendo la suavidad que contrastaba con la tosca apariencia de éste, miró sus ojos oscuros perdiéndose instantáneamente en azabache intenso.

Antes de que Vegeta pudiera replicar alguna respuesta sarcástica ante la afirmación de Bulma, ella acercó su rostro al de él para saborear los labios de su esposo, nunca había conocido un sabor igual al de éstos. Sintió su respiración entrelazarse con la de él, pese a ser un sanguinario y tosco guerrero sabía cómo besar. Podía sentir el acero de su cuerpo en contra del suyo y el calor que su piel desprendía, simplemente algo embriagador.

No debería estar haciendo eso pero ya no tenía cómo parar, menos cuando Vegeta reaccionó a su provocación cerniéndose sobre ella listo para lo que estuviese a punto de venir. Se suponía que él carecía de emociones pero ahí estaba él, besándola con una pasión arrasadora digno de un devastador de mundos y haciendo sentir su imponente presencia en cada fibra de su ser.

La fuerza de sus besos no era cólera, tal vez anhelo entremezclado con un poco de lujuria limpiando la amarga sensación de su anterior discusión.

Envolvió los brazos alrededor de él sintiendo la necesidad de tenerlo cerca—quiero estar contigo—murmuró mientras sus manos viajaban al botón de sus pantalones.

Él no la apartó, le quitó de un tirón el estorboso camisón por la cabeza y la volvió a besar mientras sus manos examinaban su cuerpo.

Ella también lo hizo, palpó sus abultados músculos sintiéndolos tensos ante su actividad; Bulma recordó un tiempo en el que tenía pavor de este hombre, cuando se encontró con él de nuevo en Namekusei, pero eso había sido eones y él había cambiado desde entonces, tal vez no del todo pero ya no era el mismo Saiyajin despiadado de antaño.

Bulma llegó a una sola conclusión, la ausencia de sentimientos en él habían consumido y debilitado su propia alma impregnándolo con el instinto de venganza. Ahora que su objetivo había desaparecido, su determinación egoísta había flaqueado y re direccionado sus propósitos.

Ahora no temía de él, le desesperaba sí, pero eran pequeños percances en su ajuste de vida. Las discusiones eran como un efecto secundario a su transición.

Cualquier prenda desapareció y ella le dio la vuelta sobre su espalda tomando ella el control, aún cuando a él no le pareciera ella lo haría cambiar de opinión. Se humedeció los labios y tiró de él para plantarle un certero beso antes de que comenzara a quejarse sobre el cambio de posiciones, la respuesta fue inmediata en un profundo gruñido que no guardaba molestia alguna.

Vegeta la observó mientras rompía el contacto con sus labios, su mirada lasciva voló hacia los pechos de su mujer al igual que sus labios descendieron probando de éstos en un camino húmedo de besos que la hicieron temblar de placer y arder en anticipación por lo que se avecinaba.

Ella cerró los ojos dejando que las sensaciones inundaran su mente, cualquier otro pensamiento que no fuese los labios de su esposo contra su piel se esfumó de su mente. Quería que aquel momento perdurara toda la noche si era posible.

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¿Fin?

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Me gusta mucho la pareja de VegetaxBulma pero honestamente me he dado cuenta al escribir este shot que me cuesta horrores plasmar a Vegeta sin dejarlo fuera de carácter. Aún así este ha sido el resultado de una idea que tuve la semana pasada y de una tarde llena de interrupciones.

Pensaba plasmar el lemmon pero creo que el shot se iba a alargar muchísimo así que lo dejé hasta ahí. Tal vez en un futuro y con otra historia me anime a escribirle un lemmon a esta linda pareja que me encanta.

Todavía queda una segunda parte que subiré después que tratará del regalo que Trunks ha conseguido para Vegeta y el cómo reaccionará éste ante el gesto de su hijo y ante el presente del niño.

Trunks es un personaje que me agrada demasiado (no sólo por ser el hijo de estos dos coffcoff) y me gustaría abordar un poco en la relación que tiene con Vegeta. En fin espero que el fic fuese de su agrado y espero me lo hagan saber con un comentario, hasta la próxima.