Vogler
Revisamos unos papeles. Cheques, contratos, disposiciones de los departamentos. Pero mis ojos están concentrados en un lugar difícil de acceder para ellos; ella, o no quiere darse cuenta, o no lo nota. Tampoco parece percibir la mano que poso en su espalda, esa coraza entre protectora y dominante que quiero proyectarle; pero que se esfuma cuando ese médico rebelde entra al despacho, vistiendo de bata blanca.
Ella parece escapar de mis manos, de mi protección, a refugiarse en él.
Ellos sienten algo entre sí, pero eso no me impedirá sentir esto, ni descubrir el talón de este lugar, por ella.
