La Bella & la Bestia

Hace muchos, muchos siglos hubo un príncipe. Se dice que era hermoso, incomparable con otro hombre, tenia un gran castillo a lo alto de las montañas, era el mas rico y poderoso… Pero aquello cambio, cuando la Bestia se hizo con el castillo y acabo con el príncipe.

La bestia tenia un fuerza brutal, dicen que una especie de demonio sin corazón.

La aldea cercano Karakura, era su objetivo. Los aldeanos le temían y le hacían ofrendas para que no los matase. Ya que ellos, no podían contra el.

Muchas veces pidieron ayuda a otros reinos, pero los soldados que iban al castillo a matar a la Bestia, jamás regresaban. Y tuvieron que someterse a la Bestia.

Mientras le dieran lo que deseaba, no había problema… pero… un día… Deseo a una mujer.

La hija de una costurera, nadie especial, pero… la mas hermosa de todas.

Nadie quiso mandarla para la Bestia. Ya que temían por su bien… Pero ella, sabia que si no iba seria peor. Así que decidió ir, por el bien de los demás.

Nadie más supo de ella… Cuando subió a las montañas y llego al palacio su rastro se perdió…

Por eso, yo os contare que paso con ella y lo que tuvo que vivir. La historia que nadie sabe.

¿Quién soy yo…?

¿Cómo es que se esa historia?

Descubridlo vosotros mismos…

Esta historia cuenta el amor de una mujer por un "demonio". Que al final, resulto tener corazón… y no era como pensaban que era.

4*4* ULQUIHIME 4*4*

Los personajes de Bleach pertenecen a Tite Kubo.

La trama es mía.

La letra en cursiva es la historia.

La letra normal el dialogo del presente.

(Si esta así, es que es algo que digo yo)

"las comillas con pensamiento" Solo si esta en cursiva.

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Capitulo 1. La historia

Una chica de unos quince años estaba en la cama, las gruesas sabanas la tapaban hasta el cuello. Y solo sacaba la cabeza y un brazo para coger el mando de la TV.

Su cabello negro largo y liso, con unos mechones que caían sobre su rostro graciosamente. Sus ojos verdes jade, y su piel un poco morena.

En su cabeza tenia un paño con agua fría. Y en su mesita de noche una taza de te, unas pastillas y un termómetro para la fiebre…

La chica bufo mientras pasaba los canales.

Su habitación estaba completamente oscura, y solo la TV iluminaba un poco.

Justo en ese momento entro su madre.

Cariño… La abuela ha venido a verte. –anuncio-

¿La abuela? –repitió, ya que su abuela del asilo no se movía ni aunque hubiera un terremoto. Y si había salido, seguro era algo importante- ¿A verme? -¿eso era lo importante? ¬¬ ni ha su cumpleaños fue y ahora va a verla ¿Por qué esta enferma?-

Si. –dijo su madre mientras pasaba las cortinas y dejaba entrar la luz del sol-

La chica entrecerró los ojos, acostumbrándose a la luz. Gruño un poco, ya que prefería la oscuridad.

¡Hija, cualquiera diría que eres un vampiro! –soltó su madre- siempre a oscuras y no queriendo comerte mi puré de ajo.

¬¬ porque sabe asqueroso… -murmuro ella-

Se buena con la abuela. Y apaga ya la televisión… -le arrebato el mando de las manos, y apago la TV-

¡eh! –se quejo ella- estaba viéndolo…

Ya, viendo como pasas canales. –susurro- ¡mama, ven…! –llamo a la abuela- bueno, yo me tengo que ir ha hacer la compra y ha trabajar. No volveré hasta la noche, así que pórtate bien ¿si?

¬¬ díselo a la abuela. –murmuro-

Su madre le dio un beso en la frente y se fue.

Entonces entro una mujer anciana, de unos 70 años o un poco mas. Su cabello corto tenía un color blanco como nieve, sus ojos hermosos color verde, a pesar de su edad y aspecto, sus ojos no perdían el brillo de una juventud. Su piel algo pálida, y arrugada.

De una estatura mediana, y con ropas oscuras. En su mano derecha tenia un bastón, con el que iba caminando lentamente. Se sentó en un cómodo sillón al lado de la cama de su nieta, donde el cabecero de la cama.

Dejo el bastón, y se quito su abrigo. Cogio su bolso y lo puso en sus piernas.

Hola abuela. –saludo la niña-

¡mira que eres tonta, niña! –soltó y suspiro- ay… con nada te enfermas, mírame a mi. Ni el tiempo me mata. –la niña suspiro, su abuela siempre era así- Orihime… -la llamo y la niña volteo a su abuela- ¿quieres saber para que vine…?

La verdad es que no… -murmuro dándole la espalda, pero entonces ella cogio su bastón y le dio con fuerza a la cama, donde el cuerpo de ella- ¡AY, AY, AY… VIEJA LOCA, ME VAS A MATAR! –grito-

No le des la espalda a tu abuela. –dijo ella seria- y ya que insistes, te diré porque vine…

"yo no insisto… ¬¬ eres tu quien quiere hacerse la importante" –pensó ella-

Ya que ahora tienes tiempo… Te contare como es que te llamaron "Orihime" –dijo, la pelinegra bufo-

Ya se esa historia. –dijo poniéndose unos cojines en su espalda, para poder apoyarse y quedar sentada- después del parto mama y papa me miraban melosos, mientras papa nos hacia fotos como paparazzi, mama me puso el nombre.

¬¬ esa es la versión rápida. –murmuro la abuela- yo no te hablo del resumen… yo te hablo de la verdadera historia.

¿la historia de Tanabata? ¿La princesa y el pastor? –pregunto ella, ya que muchos le habían dicho que su nombre era el de la Princesa tejedora-

No, muchacha esa historia no. Otra. –suspiro su abuela- ay dios mío... Te contare la historia de "La Bella y la Bestia"

¬¬ ¿Esa de Walt Disney? –pregunto la pelinegra y recibió otro bastonazo por parte su abuela- ¡AY, AY, AY… YA VALE ¿NO?!

No. Esa historia tampoco. –dijo la abuela-

¬¬ si no cuentas como quieres que sepa… -murmuro-

Pero no adivines que no eres buena. –dijo su abuela-

¿y porque dices que mi nombre viene de ahí? –pregunto la pelinegra- ¿Por qué soy Bella? –sonrió arrogante-

Eres más bestia que bella… pero ese no es el caso. –dijo la abuela-

"¬¬ Aun así lo dijo" –pensó ella-

Tu nombre; Orihime. Es el de la Bella mujer que tuvo que convivir con la Bestia.

¡aja! ¡Yo soy la bella, y mama es la Bestia con la que tengo que convivir! –dijo impresionada, como si hubiera resuelto el misterio de la vida-

¬¬ tampoco… -murmuro- déjame contarte ¿si?

Esta bien… total, no tengo nada mejor que hacer… -suspiro y su abuela empezó a contar:-

A tu madre le encantaba esa historia, siempre se la contaba. Y el día que naciste, te puso el nombre de Orihime.

¿Me puso el nombre de su cuento infantil favorito? –susurro-

Así es. Fin.

¬¬ ¡baya historia mas corta! –se quejo- anda, cuéntame la historia de La Bella y la Bestia.

¿segura? ¿No prefieres ver la televisión…?

Mmm... no. Ya me intrigaste, así que sigue. –pidió-

Esta bien… Fue mi abuela la que me contó esta historia, más o menos a tu edad, yo enferme y vino a verme. Me contó la historia, y a ella se la contó su madre, a su madre su madre, a la madre de la madre de mi madre, su madre… Y yo a tu madre y a ti.

"me ha liado con tanta madre ¬¬ lo único que pille es: la historia tiene siglos, y en nuestra familia esta de moda contarla" –pensó-

La abuela tomo aire y empezó a contar, como si hubiera sido ayer cuando se la contaron.

Hace muchos, muchos siglos hubo un príncipe. Se dice que era hermoso, incomparable con otro hombre, tenia un gran castillo a lo alto de las montañas, era el mas rico y poderoso… Pero aquello cambio, cuando la Bestia se hizo con el castillo y acabo con el príncipe.

La bestia tenia un fuerza brutal, dicen que una especie de demonio sin corazón.

La aldea cercano Karakura, era su objetivo. Los aldeanos le temían y le hacían ofrendas para que no los matase. Ya que ellos, no podían contra el.

Muchas veces pidieron ayuda a otros reinos, pero los soldados que iban al castillo a matar a la Bestia, jamás regresaban. Y tuvieron que someterse a la Bestia.

Hubo una linda muchacha, de cabellos naranjas brillantes como el sol, de ojos grisáceos, como las nubes oscuras de las que sale un arco iris. Y miras sus ojos esperando a que aparezca ese arco iris… Su piel blanca, como si el sol jamás la haya tocado.

No era adinerada, ya que su madre era la costurera del pequeño pueblo de Karakura. Que se hallaba entre las altas montañas del norte.

La bella muchacha cosía día tras día, ayudando a su madre. Y como todas las gentes del pueblo, daba ofrendas los fines de mes a la Bestia de las montañas.

La chica jamás se quejo de su modo de vida, ni de nada. Era feliz con poco y siempre sonreía.

Pero un día…

Mientras cenaba junto su madre, a la luz de una vela. Entraron en su casa dos hombres agitados, uno de ellos: Kurosaki Isshin. Y el otro: Ishida Ryuken.

¿A que vienen esas caras? –pregunto su madre, viendo como ambos hombres estaban pálidos y asustados, como si hubieran visto un demonio, y así era-

Lo vimos… -murmuro Isshin-

Vimos al demonio… a la bestia… -dijo Ryuken-

¿Qué? –la madre de la pelinaranja quedo asombrada- traeré te, siéntense…

Ambos se sentaron a la mesa, y esperaron al te.

¿Están bien? –pregunto Orihime preocupada por ellos dos-

Si… no nos hizo nada. –dijo Ryuken-

Solo nos hablo. –dijo Isshin-

¿Les hablo? –repitió la madre de Orihime-

Si. –dijeron a la vez, aun shokeados-

¿Qué les dijo? –pregunto Orihime-

Su deseo… lo que quiere… dijo que si no le dábamos, nos mataba a todos. –dijo Isshin-

Mañana a la mañana la quiere, si no… moriremos. –dijo Ryuken-

¿Qué quiere? –pregunto la madre de Orihime, llegando con el te, que ambos bebieron de golpe-

Ambos se miraron y luego a la mujer.

A su hija, señora. –dijeron-

¡que! –se llevo las manos a la boca y empezó a sollozar- a… mi hija… no…

Orihime en cambio mantenía la compostura, seguía bien. No tenia miedo, solo estaba sorprendida.

¿A mi? –pregunto dulcemente- ¿Por qué?

No lo sabemos. –dijo Isshin-

Orihime, no vayas… Esta misma noche nos vamos todos de la aldea y… -empezó a decir Ryuken-

No. –dijo ella- no llegarían lejos, ya lo intentaron unos hace tiempo. Irse a la noche, y a la mañana los encontraron muertos… ¿recuerdan? No quiero que mueran por mí… Iré. –dijo decidida-

No… -sollozo su madre- hija… no…

Mama, ¿tu que harías? –dijo ella viéndola fijamente-

S-si… tienes razón… -murmuro su madre, y ambas se abrazaron- te extrañare… mucho… muchísimo…

Lo se, mama. Yo también. –dijo-

A la mañana te acompañaremos hasta la montaña. –dijo Isshin-

A la mañana siguiente…

Orihime iba con sus prendas de siempre, un vestido ligero grisáceo y viejo, pero su madre le había dado un chal rojo carmesí. Con el que se tapo. Iba descalza como siempre, y no le importaba pisar piedras ni nada.

En el pueblo todos se despidieron de ella, ya que era muy querida ahí.

Isshin y Ryuken la acompañaron hasta los pies de la montaña, donde empieza el oscuro bosque. Desde ahí, debía ir sola.

Se despidió de ellos dos, y se adentro en el bosque para nunca jamás volver.

Orihime avanzaba por el bosque sin miedo, era una gran pendiente, y paraba a descansar a menudo. Lo extraño es que no escuchaba animales, ni un ruido, silencio absoluto. Era lo único que le ponía los pelos de punta…

El único consuelo que tenia, era que todos estarían vivos. Solo debía ir al castillo y ya… Todos vivirían.

Justo entonces, se dio cuenta de que ya no había más bosque. Solo una gran pendiente con rocas enormes y afiladas. Y un poco mas alto, una gran niebla obscura. Que seria la cima de la montaña. El castillo.

Suspiro y empezó a subir, varias veces se corto y las piernas le dolían. Se sentó sobre una roca y miro los alrededores.

Podía ver un gran valle, los pequeños bosques, claros, lagos, riachuelos… Todo rodeado por las grandes montañas, que en la cima tenían nieve y bosques verdosos… Menos esa montaña, que el bosque llegaba hasta la mitad, y luego era roca negra y niebla.

Entonces vio la aldea Karakura, sonrió levemente. Toco ambos lados de su cabeza, sus horquillas de cristal azul claro. Sonrió y recordó a su querido hermano…

Suspiro y de nuevo se puso en marcha, al llegar a la niebla caminaba despacio. No se atrevía a dar grandes pasos, ya que ni veía el suelo. Se agarraba a todo lo que podía y al final, llego a la cima.

Donde ya no había niebla.

Y justo ahí… el castillo.

Era enorme, oscuro y aterrador. Con cinco torres a su alrededor.

Entonces vio que la puerta se abrió lentamente un poco, chirrío de forma aterradora.

Orihime camino hacia la puerta, puso su madre sobre la madera y lo empujo.

Entro. Estaba oscuro y no veía nada, parpadeo hasta que se acostumbro a la oscuridad.

Delante de ella había una gran sala, a la pared derecha una gran chimenea. Que era lo único que iluminaba el lugar. En medio una mesa larguísima, con solo dos sillas. Una a cada extremo.

Había unos cuadros en las paredes, y las ventanas tenían las cortinas corridas.

Al otro extremo de la sala, unas escaleras, que llevaban a un pasillo, que se podía ver desde ahí. Y había varias puertas en ese pasillo.

Wow… -quedo sorprendida- que grande.

Jamás había estado ahí, aunque muchos decían que era un castillo tétrico, abandonado y con esqueletos de los soldados que había matado.

Pero… Orihime ni si quiera creyó que el castillo tuviera una telaraña… Se veía bonito.

¿H-hola…? ¿Hay… alguien? –dijo en voz alta-

No obtuvo respuesta alguna, frunció el ceño y quedo pensativa –A lo mejor me equivoque de castillo –dijo en voz alta- No. Seguí el camino que me dijo el señor Kurosaki: bosque, rocas, niebla, castillo. –dice pensativa y asintiendo- ¡aja! Hay dos castillos y yo me metí en el equivocado… -supuso- u.u a lo mejor no hay nadie y fue una mala broma del señor Kurosaki e Ishida. –suspiro y volteo para irse, pero la puerta estaba cerrada. Corrió a ella, pero no podía abrirla- UPS… -se alejo de la puerta y camino hasta en medio de la sala-

¿Entonces si que hay alguien ahí? ¿La Bestia? ¿Qué le hará a Orihime? –pregunto la pelinegra escuchando con atención-

¡niña no interrumpas! –grito dándole un bastonazo-

¡AY, AY, AY…! –se quejo- abuela… me acabaras matando… T^T

Orihime miro bien por todas partes, entonces camino hasta la mesa y se sentó en una de las sillas, ya que sus pies le dolían mucho. Los miro y estaban llenos de rasguños y con sangre, tierra…

Aj… ojala pudiera bañarme y quitarme toda la suciedad. –suspiro en voz baja-

Entonces escucho un ruido, volteo y vio el piso de arriba, el pasillo. Una sombra. Vio una sombra.

Subió las escaleras y vio el pasillo, al final, la puerta abierta. Llego a ella y vio un cuarto de baño.

Había una bañera de porcelana con agua caliente dentro, y a un lado unas toallas.

Orihime se quedo sorprendida, eso no se habrá echo solo así que… Sonrió.

Cerró la puerta y se desvistió, se baño, después se seco. Justo a un lado vio un vestido blanco, con detalles negros.

Se lo puso, le venia perfecto. Era largo y con mangas largas, con el cuello alto. (Parecida a su ropa de Espada)

Encontró un cepillo y se peino. También encontró unos zapatos, que se puso.

Dejo todo bien limpio y ordenado, ya que era la "Invitada".

Salio de ahí y camino de nuevo al piso de abajo, donde la mesa larga.

Encontró delante de uno de los asientos un montón de platos con delicias.

Sonrió y llego ahí.

¿Para mí…? –pregunto- "wow… debí venir antes" –pensó-

¬¬ abuela, ¿Cómo sabes lo que piensa? –pregunto la pelinegra-

No se… me lo imagino –se encogió los hombros- es lo que yo diría.

¬¬ eso es otra cosa

Orihime se sentó. –mmm… ¿no parezco muy aprovechada? –Se pregunto- ¡etto… señor quien sea! –Grito- ¡gracias por todo… pero… no quiero molestar…! –dijo-

Orihime no sabia porque hacia eso, ¿acaso la trataba bien para que se confiase y así poder matarla cuando no se lo esperase?

Bueno, tendría que disfrutar sus últimos momentos ¿no?

No obtuvo respuesta como antes, así que empezó a comer. Dejo su plato limpio y luego pensó en lavarlo…

Mm... ¿Dónde lo podría lavar? –entonces una puerta de madera se abrió al otro lado de la sala-

Orihime con los platos en la mano camino allí, y vio la cocina. Sonrió. Lavo los platos y limpio la mesa donde comió.

Después miro el salón principal por todos lados. Bostezo, ya debía ser tarde…

Que sueño. –se desperezo-

Entonces una puerta se abrió en la parte de arriba, donde el pasillo. Camino hasta allí y encontró una habitación, tenia una gran cama con apariencia cómoda. Había una ventana también, con cortinas corridas. Un armario, que abrió y encontró ropas bonitas, zapatos…

Había también un escritorio con una silla.

¡wow! Es la habitación mas bonita que eh visto… -dijo sorprendida- jej… aunque solo eh visto la mía. –sonrió-

Se puso un pijama que encontró, que consistía en un vestido blanco ligero, de mangas largas y se desabrocho unos botones pero sin dejar escote. Se tumbo a la cama y se tapo con las sabanas.

Si, era una cama cómoda. Cerró sus ojos y en nada se durmió…

¿Y cuando aparece la Bestia? –pregunto la pelinegra aburrida- ¿Acaso no es el quien esta ahí?

Si, si es el… -dijo su abuela- espera un poco ¿si?

Aj… -suspiro-

Cuando despertó se puso de nuevo el vestido blanco de ayer, y bajo al salón principal. Tenia el desayuno preparado, comió y lavo los platos.

Camino por todo el castillo, pero a los únicos sitios que pudo ir eran los mismos: baño, su cuarto, salón, cocina…

Entonces se acordó de las cinco torres que vio al llegar, ¿Dónde estaban las puertas que llevaban a ellas? Habían unas cuantas mas, pero estaban cerradas.

Suspiro. ¿Dónde estaba la "Bestia"? ¿Cuándo la mataría…? ¿Cómo? Y… ¿Por qué la quiso, y amenazo a la aldea por ella, la alimento, la trato bien…? ¿Por qué todo eso, si al final la mataría?

¿Por qué haces esto? ¿Por qué me quisiste y amenazaste al señor kurosaki e Ishida… porque me tratas bien si me mataras? ¡onegai, contéstame!

No te ordene venir para matarte. –escucho una voz profunda, seria y fría, que resonó en el castillo-

Entonces Orihime volteo de donde provenía la voz, entre las sombras vio una figura.

entonces… ¿para que? –pregunto Orihime intentando verlo mejor-

El avanzo, sus lentos pasos resonaban en el castillo. Entonces, logro verlo. Su cabello negro, algo largo y con mechones cayendo sobre su rostro, sus ojos verde profundo viéndola de manera penetrante, de tez muy pálida. Llevaba unas ropas negras, de mangas larga, una capa negra que lo tapaba casi entero y unas botas oscuras.

La miro fijamente –Bienvenida a Las Noches, mujer –le dijo y Orihime se quedo viéndolo era… hermoso-