Oneshot: La espera
Cuando Hiei obtuvo el jagan pensó que su vida casi estaba completa, su único objetivo era encontrar el país de las doncella de hielo y la perla que su madre le había dado al nacer.
Cuando logró encontrar ese lugar, aprendió que tenía una hermana de la cual no se sabía nada desde que se fue. Su misión cambió, quería encontrarla.
Al final, logró hacerlo, en el camino a ello se topo a muchas personas, todas eran más o menos iguales y no significaban demasiado. Excepto por él… el espíritu de un zorro que habitaba el cuerpo de un humano y que protegía la ciudad en que vivía porque amaba a su madre humana.
Cuando recuperó la perla y ubicó a su hermana pensó que lo único que le quedaba era encontrar la manera de morir en paz, al parecer su conciencia estaba tranquila.
No estaba seguro si había dado esa impresión, no estaba consiente de haberlo hecho, pero nunca quiso contarlo, era su decisión.
"No vas a morir pronto…". Fue una frase que lo descolocó. Ignoró el comentario del zorro, ingenuamente creyó que lo dejaría en paz, pero fue imposible. Una vez terminado el torneo de sucesor del Makai le invitó a visitarlo en el mundo humano y entrenar.
Así fue como empezó todo, tiempo a solas con Kurama y el hecho de que se aferraba a la vida en vez de dejarse llevar por la melancolía y soledad.
Finalmente sucedió, confuso y extraño, pero se encontraron compartiendo algo más que algunas platicas después de entrenar.
De platicas fueron invitaciones a cenar, quedarse a dormir, desayunar después, pasar el resto del día juntos haciendo cualquier cosa. Hasta que el inevitable momento en que se besaron y su relación se amplió en algo más profundo y mejor.
De esos eventos ya habían pasado varios años, como cualquier relación los problemas iban y venían pero ellos siempre se quedaban juntos.
Así que por ahora, había decidido no darse por vencido, porque Kurama había pronosticado la verdad.
No esperaría a la muerte, lucharía por esa felicidad y no se rendiría hasta que el momento adecuado llegara.
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Sintiéndome cursi y deprimida hoy llena de deseos revoltosos y sin sentido.