Se me ha ocurrido esta idea después de oír a una de mis amigas decir que creía que las adivinas de verdad eran asertivas, en fin. Espero que les guste.
Capítulo 1: La pitonisa
Era otro día común para la banda más activa de la antigua escuela de la Calle 3ª, ya habían pasado cinco años desde que la había dejado. Por suerte asistían todos juntos al mismo instituto, por fin las clases habían acabado y se dirigían a sus casas. Pero entonces a Gretchen le llegó una notificación a Galileo perteneciente a la librería del centro comercial, por fin tenían el libro que había encargado.
–Chicos tengo que recoger un libro del centro comercial, por fin a llegado. "Buenas Prácticas para la Evaluación por Pares", estoy ansiosa por leerlo–anunció feliz la más lista del grupo.
Ella había cambiado bastante, después de cuatro largos años yendo al dentista, esos dos enormes dietes habían adquirido un tamaño normal, haciendo que tuviera una hermosa sonrisa. Además de ya no atar su pelo con dos coletas, sino en una que le daba un aire más sofisticado.
–¡Espera! Yo también voy–habló de repente Vince, obteniendo la atención de todos. –Necesito comprar un nuevo balón de básquet, el que tenía se ha roto–explicó.
Él también había cambiado, se había vuelto el aún más alto, claro que aún no podía superar a Mikey pero, aun así, aun estaba en crecimiento, y con los partidos de básquet estaba seguro que crecería.
–Ahora que recuerdo, Leisy Blade va a estar en el centro comercial firmando autógrafos, y yo adoro sus poemas–dijo Mikey también apuntándose al plan de los otros dos.
Posiblemente él era el que más había cambiado físicamente entre ellos, todo aquel sobrepeso que tenía había desaparecido después del enorme estirón que había pegado, dándole un porte de supermodelo. Su cabello se lo atapa en una pequeña coleta baja dándole un aspecto desaliñado.
–Entonces vamos todos–dijo TJ, siendo rápidamente aceptado por todos los demás.
Él también había crecido bastante, aunque claro, no tanto como los otros dos, pero aún así era bastante alto. Además de que había echado cuerpo, dejando ese aspecto robustito que tenía cuando era niño. Dándole un aspecto más de tipo duro, además de no separarse de su querida gorra.
–Yo de ustedes no iría–dijo Butch, como siempre apareciendo de un callejón oscuro, como solía hacerlo cuando era más joven.
–¿P-por qué? –preguntó Gus, tan temeroso como siempre, a pesar de los años seguía igual.
Posiblemente él era el segundo que menos había cambiado del grupo, seguía siendo bastante bajito, claro qué entre ellos, ya que él tenía una estatura promedio, ellos eran lo que eran bastante más elevados al promedio. Aún así seguía siendo bastante delgadito y de piel pálida.
–En ese centro hay una pitonisa, ella está todos los jueves, a esta hora. Es 100% efectiva en sus predicciones, por lo que, si tienes una mala predicción, se cumplirá–informó el chico.
–¡Sí claro! Igual que ese adivinador de papel–dijo Spinelli escéptica. –No te creemos, ya no somos unos críos–habló para después irse junto con todo su grupo mientras Butch gritaba "Os lo advertí".
Sí, si decir que Gus era el segundo que menos había cambiado, entonces Spinelli era la primera, su vestimenta era prácticamente igual a cuando era una niña, solo que mucho más ancha, dándole aspecto de matona. Sus coletas ahora era dos high bun bajas, pero por lo demás todo era igual.
Al llegar al centro comercial lo primero que hicieron fue ir por el libro de la castaña, para luego ir a conseguir la pelota de Vincent y finalmente ir a conseguir el autógrafo de Leisy. Todo iba con normalidad para el grupo de amigos, así que antes de irse decidieron ir a comer unos helados y conversar un poco más.
Estando ya sentados en la heladería vieron a un cúmulo de gente que se aproximaba a un pequeño puesto, que posiblemente era de la famosa pitonisa de la que había hablado Butch.
–A ese chico se le ocurre unas ideas muy locas–habló Spinelli mientras comía su helado de menta.
–Tienes razón, es científicamente imposible que una persona pueda ser capaz de leer el futuro, además, la astrología no es una ciencia, solo son un conjunto de suposiciones–corroboró Grech.
–No lo sé, podría ser verdad–habló Mikey comiendo su helado de chocolate.
–Pienso igual. Una vez le hicieron una predicción a mi primo y se cumplió–habló Gus asustado.
–Vamos, todos sabemos que a Butch le encanta inventar locuras, hemos sufrido demasiadas veces por dejarnos llevar por lo que dijo–interrumpió Vince intentando sonar serio. –Como el que algún día nos gustarían las chicas, haciendo besar a Spinelli y TJ–finalizó en tono sarcástico riéndose.
Después de eso ambos se atragantaron a la vez y empezaron a toser, haciendo que sus mejillas se tiñeran ligeramente de un tono rosado. Creían haber dicho que ese tema jamás se volvería a tocar.
–¡La Salle te la estás jugando! –gritó la pelinegra un poco nerviosa, pero sobre todo enfadada.
–¿Por qué no lo pruebas? –le retó TJ a su amigo tratando de mantener la compostura.
–¿Es un desafío? –preguntó Vince con esa aura competitiva que tenía cuando lo retaban. –¿Qué gano?
–Te haré los deberes por una semana–dijo TJ tan tranquilo como siempre.
–Trato hecho–aceptó el moreno entrelazando sus manos en señal de aceptación.
El pelinegro se dirigió tranquilo hacia el puesto de la adivina, seguido de sus amigos, que lo miraban un tanto curiosos. Ellos sabían que era imposible que alguien pudiese saber lo que ocurriría, pero aun así había una parte de ellos que no podía dejar de creer que podría ser cierto.
La cola iba avanzando hasta que fue el turno de Vince.
–Pasen––informó la ayudante de la pitonisa para que accedieran a la carpa de esta.
–Interesante–habló una mujer bastante joven de rojos cabellos, que miraba la bola de cristal. –Siéntate–ofreció. –Escoge una carta–habló antes que Vince pudiera articular palabra.
–¿No le va a hacer preguntas sobre porqué está aquí? –preguntó curiosa la castaña, ya que según lo que ella había leído así era como comenzaban todas las consultas esas personas.
–Él no está aquí por una razón particular, sino por otra cosa–contestó la pelirroja. –¿Quieres saber el resultado del partido de mañana? –preguntó la mujer ya dirigiendo su atención a Vince.
–No tenemos ningún partido mañana–informó el TJ altanero, ya que la mujer se había equivocado.
–Es cierto, no tenemos ningún partido mañana–admitió el moreno.
–Oh, lo tendrás, no te preocupes–habló la mujer. –¿Deseas saber el resultado? –volvió a preguntar la pelirroja a Vince, haciendo que asintiera un poco inseguro. –No apuestes mañana algo de lo que te pudieras arrepentir, o lo perderás. No ganarán–informó volteando la carta que él había escogido.
–¡No pienso perder contra Lawson! –informó el pelinegro bastante molesto. El jamás había vuelto a perder desde que estaba en sexto de primaria, por lo que no iba a empezar ahora.
–Yo te lo advertí–dijo ella. –Muy bien, pequeña escéptica, es tu turno–informó la pelirroja dirigiéndose hacia Gretchen.
–Yo no creo en algo que no está probado científicamente, no pienso pagar por ello–aclaró la castaña.
–Entonces no hay de qué temer, escoge una carta, a partir de aquí todo corre por mi cuenta, será gratis–habló la pelirroja mientras sonreía complacida. Logrando que Gretchen se sintiera ligeramente insultada y escogiera la dichosa carta. –Vaya, que sorpresa–dijo con una ligera risa. –Deberías enviarlo–habló logrando que la chica se sorprendiera. –Pero antes de hacerlo deberías acomodar los dos tornillos de la parte posterior de la base, están medio sueltos–dijo dejando de piedra a la chica. –Obtendrás el premio–finalizó.
–¡P-pero si era un secreto, ni mis padres lo saben! –habló alarmada la chica de lentes.
–Muy bien gafitas, es tu turno–habló la chica asustando al pálido blondo de gafas. Era tan gracioso, seguía siendo bastante temeroso para cualquier cosa nueva, eso nunca cambiaría.
–N-no es necesario, yo…–pero la mujer lo interrumpió.
–Ven–le dijo la adivina haciendo que tragase saliva y se aproximara a tomar la carta.
–No te preocupes, esta vez tu padre no va a ser trasladado hasta que entres a la universidad–informó la mujer haciendo que una gran sonrisa se formara en los labios del blondo. Ya que últimamente estaba preocupado al haber oído a sus padres hablar sobre el trabajo de su padre.
–¡Muchas gracias! –gritó feliz. –¡Voy a seguir con ustedes! –exclamaba el rubio alegre.
–¿Es mi turno? –preguntó Mikey haciendo que la mujer asintiera y les mostrara las cartas.
–Toma esa audición, no serás escogido, pero aun así descubrirás algo muy interesante–habló la mujer dejando desorientada al más alto del grupo. –Tu turno–dijo señalando a TJ.
–Muy bien, pero esta vez yo quiero hacer la pregunta–informó el castaño muy seguro, haciendo que la pelirroja sonriera y lo mirara divertido. –¿Con quién me voy a casar? –terminó de decir con una satisfactoria sonrisa, ya que una pregunta así nadie la podría responder.
Era cierto, que ahora, con sus 17 años de edad había tenido un par de novias, era uno de los chicos más populares, por ello ni siquiera podía imaginarse con quien se casaría, era imposible que esa mujer lo supiera. Además, era demasiado joven como para siquiera pensar en ello, por ello sabía que ganaría.
–¿Seguro que deseas saber la respuesta? –habló la mujer divertida, pero él solo asintió. –Aquella a la que ves a diario, aquella a la que dices no querer, pero en verdad es con quien deseas estar. Perteneciente a un grupito, la has conocido desde la infancia, por ello no lo quisiste aceptar, negándolo durante tantos años, catalogándola como algo que no significaba realmente para tí. Una Ashley–finalizó la mujer dejando a todos de piedra.
–¡Eso no puede ser verdad! ¡TJ jamás se casaría con una de las Ashley! –exclamó enfadada Spinelli.
–Eso es lo que me dice mi bola, y ella jamás, jamás se equivoca–enfatizó la mujer, pero fue interrumpida por la estruendosa risa de TJ.
–¡Yo y una de las Ashley! –gritó limpiándose las lágrimas a causa de la risa. –Imposible–finalizó. –Vámonos chicos, esto es mentira, es imposible que siquiera me interesase por una–dijo divertido, saliendo de allí haciendo que casi todos lo siguieran.
Spinelli era la última allí, mirando de manera feroz a la pelirroja.
–Llegará una chica que hará que todo tu mundo cambie, haciendo que te enemistes con quien llamaste amigos. Ten cuidado–dijo antes que la pelinegra saliera de allí.
Todos caminaron en silencio y un poco pensativos, cada uno por lo que la mujer había dicho. Bueno, casi todos, ya que para TJ la loca idea de que siquiera podría estar cerca de una Ashley y no volverse loco era claramente imposible. No importaba cuantos años y cosas pasaran, el jamás se interesaría por alguna Ashley, solo era locuras lo que la pelirroja había dicho.
–¡No me digan que la creyeron! –dijo TJ un tanto divertido, pero rápidamente todos negaron, era imposible, la predicción solo era ficción.
Luego de separase e irse a la cama a dormir cada uno de ellos pensó en lo que la mujer había dicho, ¿y si era cierto?
Listo, es todo por el primer capítulo, así que espero que os haya picado un poco la curiosidad.
