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Memorias de Otoño.

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(Maka Albarn x Soul Eater)

Soul Eater no me pertenece ni sus personajes… Solo el Consuelo de hacerles hacer todo tipo de barbaridades en éste proyecto.

No me hago responsable de la pérdida del sentido de orientación, ni otro daño psicológico que pueda acarrear el hecho de relacionarse con ésta creación mía. (Naaaa… Es una broma xD)

Puede que exista la presencia de OOC en el transcurso del fic, por lo que tendré muy en cuenta aquello y sus comentarios al respecto, para así poder editarlo y reanudar en cuyo caso.

Antes de que lo olvide (pero lo seguiré poniendo en los siguientes dos capítulos) la guía de signos o símbolos significativos para el fanfic:

Dialogo: -

Pensamientos: "cursiva"

Énfasis: "sin cursiva"

Flash Back: «cursiva»

Cambio de escena: línea divisoria.

Los sufijos de "chan" "kun" "san", etc (qué mayoritariamente serán utilizados por Tsubaki, Masamune y todos los nipones de la serie xD) serán puestos con cursiva al igual que todo nombre o referencia en japonés.

Eso es todo por ahora… x3


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Aquel viento otoñal, aquel frío cargado de nostalgia y tristeza que movía su alma con ese compás de miedo y tragedia que bien conocía ya. ¿Cuánto tiempo había pasado desde entonces? ¿Un mes? ¿Un año? No lo sabía, había perdido interés del tiempo cuando todo sucedió.

Bajó la ventanilla a un lado suyo y dejó que el viento golpease su rostro y el aroma a rocío inundara sus sentidos. Aunque no lo quisiese, el aroma a aquella temporada tan trágica para ella, llegaba como un torrente de agua del grifo que fue abierto sin consideración alguna, y a pesar de que esté llenando la bañera, nadie tiene la gentileza de cerrarla; porque irónicamente, ella era la única quien podía cerrarlo.

Sintió como su padre, a un lado suyo se removía en sueños. Por lo menos él podía dormir plácidamente, absorto de lo que ocurre a su alrededor. Dio un suspiro mudo y cerró los ojos tratando de conciliar el sueño, se abrazó a sí misma y trató de alejar todo pensamiento que hiciese probar el sabor del pasado en ella, aunque parezca tan difícil aún. Cabeceó un par de veces, comenzando a rendirse al sueño, hasta que por fin se vio profundamente dormida y a merced de Morfeo.

«No te vayas… Por favor, quédate un momento más… -Aquellas palabras fueron como dagas punzantes que me dejaron desarmadas al instante, mi corazón se aceleró mientras mis mejillas se sonrojaban fuertemente. -¿Podrías estar conmigo un poco más?»

Pero como era costumbre ya, al cerrar los ojos venían a su memoria los pocos recuerdos que tenían de aquel otoño nocturno que cubría con su sombra sus espaldas, y hacían de su vida un tormento.

«Buena chica… -Sentí seguidamente sus labios apresando los míos de una manera nada delicada ni romántica, más bien de una forma posesiva. Supongo que habrá sentido la humedad de mis mejillas gracias a las lágrimas, por lo que agregó seguidamente: -¿por qué tan negativa? Vamos, esto te gustará… Y rogarás por más… Te lo aseguro…»

Abrió los ojos de par en par con la respiración agitada y las lágrimas al borde del colapso. Apretó su mandíbula y cerró sus puños con impotencia y rabia, aquella que guardaba hace dos años y medio pero que aún le sonaban a ayer, que no conocía un punto de salida que no sea su frustración penetrar su piel en adoloridas marcas. Odiaba tener que vivir con aquella sombra que le prohibía moverse sin que la lastimase. Lo odiaba, con toda su alma.

- ¿Maka…? –Dio un respingo al oír la voz de su padre a un lado suyo. Giró levemente su rostro hasta él y lo vio fregarse los ojos, despertando de su adorada siesta. -¿Ocurre algo? Te sentí un poco inquieta.

- … -No respondió, solo se giró y volvió a mirar por la ventanilla. Al cabo de unos segundos, su voz se oyó. –Tuve una pesadilla. –fue su única acotación.

Su padre la miró serio. Una pesadilla. Podría decir que estaba acostumbrado a oír eso por parte suya, pero cada vez que lo decía podía ver como el poco brillo que quedaba en los verdes ojos de su hija, iba desapareciendo. Apretó con impotencia el manubrio del asiento. ¿Aquella impotencia continuaría ó podría por fin acabar con la cruz de su pequeña niña?

¿Pequeña niña?

Aquella muchacha de 17 años, casi 18, ya no era una niña por cualquier ángulo que la viera. Su pequeña niña había dejado de existir hacía mucho tiempo, tan solo quedó el recuerdo. Suspiró con tristeza y levantando la mirada nuevamente hacia su hija, habló por fin.

- Vaya, el tiempo pasa volando… ¿Te has dado cuenta que ingresarás a la Universidad, Maka? Aún puedo recordar cuándo te llevaba de la mano hasta la puerta de tu aula, en maternal. ¡Qué tiempos, ¿no? Recuerdo que tu madre y yo nos despedimos de ti en la puerta y—

- Esa no era mamá. –Dijo con todo ácido, helando la sangre de su padre. –Era la maestra con quien coqueteabas.

- … -Un profundo silencio se hizo de nuevo entre ellos. Spirit se acurrucó impasible en su asiento tratando de encontrar alguna coartada astuta que lo quitase de aquel embrollo por la falta de memoria con respecto a mujeres. -¡La Universidad, Maka! ¡Qué logro, ¿no estás emocionada? Será como iniciar nuevamente las clases en el colegio… ¡Tendrás nuevas asignaturas y profesores…! ¡Oh, y también nuevos compañeros y… compañeras de tu edad! Supongo que mayores también y—

- Si llegas a coquetear con una de ellas, prometo odiarte por el resto de mi vida, más de lo que lo estoy haciendo ahora. –Spirit tragó saliva dificultosamente. Podía sentir el aura negra y asesina de su hija quien no le dedicaba mirada alguna.

- ¿Q-Qué te hace pensar eso, cariño…? –rió nerviosamente.

- Sentido común. –Respondió nuevamente con aquel tono ácido que tan bien conocía Spirit, tanto de Maka como la de su esposa. Bueno, ahora ex-esposa.

Nuevamente, el silencio se apoderó entre ellos; Spirit con un tic nervioso en la sonrisa que trataba de mantener para hacer pasar el mal sabor que le dejaba cuando Maka le sacaba en cara sus defectos de mujeriego. Mientras que ella había dado por terminado aquella charla tan cotidiana y se enfrascaba nuevamente entre sus pensamientos, mirando detenidamente por la ventana y comenzaba a ver el fin de su trayectoria.

- Shibusen… ¿eh? –masculló para sí misma recordando el nombre de su nueva universidad.

Comenzaba a pensar que no estaba del todo mal. Dejar su antiguo pueblo y viajar a la ciudad era la mejor solución para alejar aquellos recuerdos dolorosos. Darse un respiro de lo cotidiano y salir del contexto. Quizás sea una buena idea. Pues no sabía lo que el destino le depararía al tiempo en que sus pies pisaran tierra urbana, pero estaba segura que iniciaría su vida desde cero, por más que le cueste en lo más profundo su corazón, lo haría. Definitivamente, ésta vez, tendría valentía.

Cerró nuevamente los ojos, ahora más tranquila. La voz del conductor del tren se oyó informando su próxima parada.

- Atención, Señores pasajeros… Les informamos que estamos próximos a la estación ferroviaria de Death City. Por favor, alisten sus cosas y permanezcan sentados hasta que el tren se detenga. Muchas gracias.

Al cabo de quince minutos, comenzaban a sentir como el tren descendía su velocidad hasta reducirla a cero. Maka vio por la ventana la estación y sus apagados ojos estudiaban la lejanía, ajena a lo que sucedía.

La arquitectura de la ciudad era muy extravagante, tenían edificios gigantes que podía admirar desde su posición, no había mucha vegetación aunque no era sorpresa, muy pocos lugares pueden mantener activa la presencia de árboles y más si se tratan de los grandes. No pudo evitar buscar con la mirada algún rostro conocido por ella, aunque fue en vano puesto que todos le parecían extraños.

- Maka –llamó su padre-, apresúrate que tenemos que bajarnos y buscar a tus primas. –Asintió ajena a los ojos de su padre y dando un último vistazo se giró sobre sus talones para comenzar a caminar, tomando sus bolsos y así bajar del gran tren.

Cuándo por fin ingresaron a la edificación de la terminal de trenes, trataron de buscar los rostros conocidos de las Thompson, pero el lugar estaba repleto de personas que era casi imposible verte los pies. Maka estaba muy exhausta debido al poco sueño que pudo conciliar estando dentro del tren, aunque tampoco daba mucho crédito a su viaje en avión y menos al hotel en el que estuvieron antes de tomar vía aérea.

- ¡Ey, Maka! –Se giró al oír su nombre y al reconocer aquella voz.

- Liz, Patti… -Dijo casi en un suspiro de alivio al dar por fin con las hermanas Thompson.

- ¡Nada de "Liz y Patti" con voz llorosa, ¿oíste? No me gustan los momentos muy emotivos, Maka. –decía la mayor entre las hermanas, cruzada de brazos con su típico semblante cínico.

- ¿No eras tú la que lloraba esperando que Maka regresara? –preguntó ingenuamente Patti, haciendo sonrojar a su hermana.

- ¿Recuerdas nuestra plática sobre los comentarios que podrían poner en riesgo mi reputación, Patti? –La niña asintió. –Bueno, es en éstos casos a los que me refiero.

Maka miraba entretenida aquel espectáculo que armaban sus primas, algo muy típico en ellas y que hacía tiempo no presenciaba de ninguna. Algo que bien podía describir en todo aquel show de las hermanas Thompson, era la notoria nostalgia y alegría que sentían de volver a ser el "trío dinámico" como bien las llamaba el viejo Shinigami cuando las tres rubias se juntaban en tiempos de niñas. Una leve sonrisa surcó sus labios con cierta vergüenza y timidez. Quizás sea la única verdadera que había formulado desde hace tres años.

- Así que… Caldwell, ¿no? –Volvió a hablar Lizz tomando una de los maletines que traía Maka y alivianar sus brazos. -¿Cómo está el clima por allá? ¿Hay muchas tiendas? ¿Cómo son los chicos por allá, eh Maka?

- ¡¿Conociste a Mickey Mouse? –Se entrometió Patti con un semblante serio pero soñador, mirando con aquellos orbes celestes a los verdes de su prima, quien comenzaba a hartarse del interrogatorio trivial que le sentenciaron sus primas.

- Esto… El clima es templado, no puedo quejarme. No hay muchas tiendas de moda como a ti te gustan así que no. Y no me fijo mucho en los chicos que hay a mí alrededor. Patti, Walt Disney se encuentra en Florida, no en Idaho, así que no, no conocí a Mickey. –exhaló un hondo suspiro que se guardó tras la explicación sin pausa que le brindó a las hermanas Thompson.

- Vaya, qué aburrido… Dime, Maka… ¿Dónde está tu padre? Creí que venía contigo. –La recién llegada Albarn recordó a su mujeriego y nada serio hombre que tenía como padre, y girándose buscó con la mirada al pelirrojo.

- Supongo que perdió mi rastro. –Dijo entre dientes tratando de que sus primas no se deleitaran con su rostro magullado por la ira que sentía hacia su padre, pues lo único certero en esos momentos es que se haya alejado de ella por haber visto un par de pechos y unas nalgas postizas. ¡Cómo lo odiaba!

- ¿Sigue siendo el mismo viejo verde? –Preguntó con una sonrisa resignada Liz, temiendo la respuesta.

- Eso no se le cambiará por más que pasen los años. –Dijo divertida Patti con una sonrisa de oreja a oreja como si se tratara de un chiste.

- En eso tienes razón. –Concluyó Albarn pesadamente. –Supongo que regresaremos sin—

- ¡Maka! –Las tres rubias se giraron sobresaltadas ante aquel llamado en grito que bien pudo reconocer como su padre. Una mueca de desagrado se formó en su joven rostro al ver a Spirit correr hacia ella con lágrimas de cocodrilo. -¡¿Piensas regresar sin mí, mi propia hija me dejará atrás? ¡¿Qué he hecho para merecerme esto?

- No juegues conmigo. –Fue lo único que dijo Maka ya harta de las infantiles acciones con que actuaba su ya crecidito padre. Se dio media vuelta y tomando la valija con ruedas, comenzó a caminar yendo en la dirección de las puertas de salida, mientras las miradas de las jóvenes como las de su padre se centraban en ella.

- Maka está muy cambiada. –Pronunció Patti con una sonrisa inocente, girándose hacia su tío y hermana, pero borrando aquella mueca infantil al ver los rostros serios de los mayores.

- Patti, debes pensar mejor las cosas antes de decirlas tan a la ligera. –Reprochó Liz dándole un pequeño golpe sobre la cabeza. – No ha mejorado éstos últimos tres años, ¿verdad, viejo? –dijo mirando a Spirit quien oscureció aún más la vista y apretando el cuello de su camisa, tratando de aguantar las ganas de desahogarse en medio de la multitud. Liz sonrió con pena. Su tío podría ser un viejo verde, un desperdicio de hombre y mujeriego, pero seguía siendo un padre que ponía en primer lugar a su pequeña Maka.

- …Es por eso que estamos aquí, ¿no? –Soltó Spirit luego de un momento de guardar silencio, quizás tratando de buscar las palabras correctas. –Trato de parecer gracioso, por lo menos ver en su rostro alguna mueca de enfado fingido o escuchar alguna risa suya, pero… Pe-pero… Es inútil. Solo le queda la amargura y el resentimiento dentro de ella.

Hubo un momento de silencio en el que nadie intervino. Quizás por miedo a decir algo que podrían lamentarlo o por no encontrar las palabras adecuadas para continuar. Spirit se llevó su mano sobre el cabello, peinándolo, buscando el fin a sus nervios para luego decir con una sonrisa fingida.

- Creo que terminaremos perdiéndonos uno de los dos, éste lugar es enorme, no se compara para nada a Caldwell. Debemos encontrar a Maka antes de que se nos pierda enserio. –Comenzó a caminar sin esperar alguna aprobación o respuesta siquiera de sus sobrinas.

Las Thompson se miraron y Liz sonrió tiernamente posando su mano sobre la cabeza de la menor y así revolver sus cabellos.

- Vamos, se hace tarde y aún tenemos que llevar a esos dos hasta su departamento.

- ¡Oh, es cierto! –Respondió Patti con la mirada al frente y las manos en puños. -¡Tengo que retar a Maka a un juego de play! ¡Eso la ayudará! ¡Vamos, vamos, vamos! –La menor entre las Thompson jaló de la otra apresurando el paso, casi arrastrándola por el suelo de la terminal en busca de sus parientes Idahoneses.

Mientras que Maka seguía su camino reprochando en su interior a las estupideces que decía su padre, nunca prestó atención a su alrededor, hasta que una pequeña pregunta detuvo sus pasos. Dirigió sus verdes ojos hacia su alrededor estudiándolo, y cayó en cuenta que no sabía responder a aquella pregunta… ¿Dónde estaba parada?

- Maldición… -Masculló inquieta. –Esto me pasa por andar de niñera de ese tipo… -Comenzó a andar de un lado a otro, levantando la vista sobre las personas, buscando los rostro conocidos de sus parientes, pero no había rastros de ellos.

La calma fue dejándola, sintiéndose cada vez más perdida y desprotegida. La respiración comenzaba a ser inestable y ella transformó una caminata en una corrida en busca de su padre. Se maldecía internamente, chocando contra personas que no venía al caso mirar, solo estaba tratando de hallar a alguien conocido dentro de aquella sopa de puros desconocidos.

El sonido de su maleta resonó al tocar el suelo al igual que su cuerpo contra el mismo.

- Itaaa… -Rezongó plantada en el suelo, sobándose el trasero afectado, hasta levantar la vista en busca del insensato que la tiró al suelo. Su seño yacía fruncido, molesta, buscando al culpable, sin embargo sus ojos mostraron la sorpresa que embargaban su alma inquieta.

Aquellos ojos. Solamente conocía a una persona quien podía poseerlos.

«- Es extraño. –Dijo mientras dirigía su vista hacia el frente, aunque aquello me tomó por sorpresa.

- ¿Extraño? –formulé curiosa aunque él solo sonrió y me miró.

- Es extraño que alguien tan linda no tenga una fila de chicos tras suyo. –Mis mejillas se sonrojaron pero preferí no hacer caso a aquella oración, ya que estaba acostumbrada a aquello.»

- Lo siento. –Oyó decir al alto joven de cabello gris casi blanco y dueño de bellos ojos rojos rubíes. Se quedó sin aire y el corazón bombeando sangre más de la cuenta. En cuanto se había dado cuenta, el chico ya no se encontraba allí, solo podía ver su ancha espalda perderse entre la multitud.

- … ¿Qui-Quién…? –No sabía qué fue aquello, no sabía que iba a decir. Estaba atónita y con… ¿Miedo?

- ¡Maka! –Se giró lentamente aún con sus ojos mirando por donde se había marchado él.

- ¡Oh, Maka! ¡¿Qué haces en el suelo? –La voz reprochante de su prima mayor la sacó de sus pensamientos, al igual que sentir los brazos de sus parientes, colarse bajo los suyos y levantarla. No costó mucho, pues pesaba muy poco, más de lo necesario.

- ¡Maka, Maka, Maka! –Decía eufórica Patti delante suyo. Maka aún le costaba asimilar las cosas así que solo atinó a asentir sin sentido.

- Bien, ya que estamos todos, vayamos a conocer nuestro nuevo hogar. –Maka desvió la mirada hacia Spirit quien posó su gran mano sobre el pequeño hombro de Albarn.

Las dos Thompson asintieron y los pasos resonaron con disimulo hasta dejar por fin la terminal de trenes atrás y subir al coche rojo perteneciente a Liz, era un Volkswagen gol, en muy buen estado conociendo a la rubia.

- Bien, suban las cosas más grandes en la baulera. Patti, ayúdalos. –Ordenó Liz encendiendo el motor. En poco tiempo ya estaban partiendo en dirección al nuevo departamento que correspondería a los Albarn.

Maka tenía ojos de aburrimiento posando su mentón sobre la palma de su mano, observando todo pasar por la ventanilla a un lado suyo. Spirit miraba de reojo a su hija tratando de iniciar una conversación pero no encontrando palabras para hacerlo. El hombre suspiró cansinamente, recibiendo una mirada de Liz por medio del retrovisor.

- Viejo –llamó la mayor de las hermanas. -, he oído que habías pedido tu traslado hacia aquí. ¿Dónde trabajarás?

- Me habían dicho en la oficina central de abogados, no está muy lejos del departamento que elegimos.

- Oh, lo conozco. Kid, un amigo trabaja allí también. –Los ojos de Maka se tornaron con más expresión al oír aquel nombre.

- ¿Hablas de Death the Kid? –Preguntó incorporándose del asiento, acercándose hacia su prima.

- ¿Lo conoces? –preguntó Liz viéndola por el retrovisor.

- Maka era la amiga de Kid cuando niños, ¿no? –Patti se añadió a la conversación sentándose sobre sus rodillas mirando directamente a Maka.

- Si… -Dijo ella apagando nuevamente el brillo de sus ojos. Spirit lo notó y añadió.

- Así que Kid… ¿Hace cuánto que dejó Caldwell, Maka? –La chica no lo miró, volvió a ubicarse con la vista puesta en la ventanilla.

- …Creo que hace 5 años, no lo sé.

- Se alegrará al saber que estás aquí, Maka. –Dijo Liz buscando los ojos verdes su prima por medio del espejo.

- ¡Uh, uh! ¡Una cena! ¡Habrá una cena, ¿no, hermana? –La voz infantil y emocionada de Patti llenó de sonrisas los rostros, a excepción de Maka quien tenía la vista puesta en el paisaje que le ofrecía la ventana del coche.

Durante un buen tiempo nadie hablaba, aunque Patti solo se limitaba a cantar con Janet Jackson Call on me, con voz casi audible, quizás solo repitiendo de memoria la letra por pura inercia. El silencio se rompió con la voz de Liz.

- Voila, he aquí su nuevo hogar. –Maka subió la vista hasta el edificio que su lado le ofrecía. No era muy alto pero si grande por los costados. Podía decir que a simple vista ha de poseer más de 20 habitaciones, parecía una construcción muy antigua por el estilo gótico que en varias partes relucía en el edificio. El color pasaba desapercibido, pues no llamaba mucha la atención, era el simple color del granito común.

- ¡Su habitación es la número 27, está en el tercer piso!

- No, Patti… Ya lo hemos hablado. –Decía Liz suspirando. –Su habitación es la número 22. ¿Oyeron?

- 22 no 27. –repitió Spirit y miró a Maka. -¿Escuchaste, Maka?

- Si, como sea… -dijo sin prestar atención a lo que acabaron de decir sus parientes, ya que estaba muy concentrada en estudiar el edificio.

- De todas maneras… ¡Tiene una vista excelente! ¡Puedes ver mi casa desde allí, Maka! –Decía alegremente Patti bajando del auto seguida por los demás.

Liz abrió la cajuela y fueron bajando las maletas de los Albarn mientras los arrastraban hasta el interior del lugar. Al ingresar pudieron ver a una joven mujer de cabello rubio y ojos miel regando con dulzura algunas plantas que se encontraban en la sala principal. Al ver llegar personas, la susodicha dejó el pequeño tarro con agua y ayudó a transportar las maletas hasta la caja.

- Buenas tardes, soy la casera, dueña del departamento. –Se presentó habiendo terminado de acarrear las cosas. Tenía un acento muy sospechoso como para decir que era estadounidense. –Mi nombre es Marie Mjolnir. Es un placer. –Efectivamente, no lo era.

- Buenas tardes, bella mujer… -Saludo Spirit ya tomándola de las manos y con ojos de Casanova admiraba la reluciente belleza de la casera, quien parpadeó un par de veces sin comprender.

- Viejo verde… -Masculló molesta arrugando la camisa de su padre, y llamándole la atención a éste. De inmediato, soltó las manos de la rubia oceánica y miró despavorido a Maka quien yacía con la mirada gacha.

- Ma-Maka… -masculló su padre.

- Perdone la insolencia del hombre. –Dijo por fin Maka a la mujer rubia quien miraba sin comprensión a lo que ocurría, pero con una cálida sonrisa, asintió divertida. -¿Podríamos llevar las cosas a la habitación que nos corresponde?

- Por supuesto. –Y haciéndose a un lado, con una señal de mano, dio acceso a su departamento.

- Muchas gracias. –Respondió la pequeña rubia y así dieron inicio a la mudanza.

Entre subir y bajar las escaleras, y acomodar las valijas abiertas para desmantelarlas, pudieron por fin acabar con el movimiento.

- Bien, si necesitas algo no dudes en llamarme, ¿ok? –Liz guiñó divertida el ojo al pararse hacia la puerta de salida, con intenciones de retirarse.

- ¡Avísame si estás aburrida, iremos a jugar play o sino vamos a comer pizza! ¡Hacen las mejores pizzas por éstos lados! –la energía de Patti no cesaba y era contagiosa, bueno, Maka no le resultaba del todo contagiosa para ser exactos. Solo atinó a sonreírle y asentir tímidamente.

El silencio reinó una vez que las Thompson dejaron el nuevo departamento de los Albarn. Maka tenía la mirada perdida en el suelo mientras que su padre buscaba la manera de romper el silencio sin usar palabras, aunque lo único que consiguió hacer fue aclarar la garganta, despertando a Maka de su ensoñamiento.

- Yo… -Inició su padre. –sería bueno comenzar a acomodar las cosas, ¿no? Maka, ¿te gustaría cenar en algún lugar en especial? Podemos ir a comer pizza, ya oíste a tu prima, hacen las mejores pizzas por estos lados, o…

- Creo que saldré un rato. –Dijo sin mirarlo siquiera. No esperó respuesta alguna de su padre, solo se limitó a mover los pies fuera del lugar y cerrar la puerta tras suyo.

Spirit sentía como las piernas le fallaban, parecía que caería de rodillas al suelo en cuestión de segundos. Apretó los puños con rabia. Lo había vuelto a hacer. Había vuelto a lastimar a Maka. ¿Qué ocurrió con "adiós al hombre mujeriego", eh? Se fue como arena al viento.

- Maldición… -Murmuró, pero lo que no pudo acallar fue el fuerte golpe que se oyó cuando su mano terminó impregnada en la pared más cercana a él.


Notas finales de la Autora:

Buenas tardes, aquí traigo una creación novedosa para el rincón de Soul Eater, sinceramente, es mi primer fic que hago para éste anime, aunque la idea ya andaba rondando por mi cabeza hace tiempo.

He estado creaneando la manera de encajar todo para hacer una excelente historia, así que espero sus comentarios al respecto para poder saber si voy en buen camino. Como en un principio había mencionado, no me hago responsable de la presencia del OOC, pero sí a cambiarlo, por eso espero que puedan enviarme un comentario diciendo: "Sabes, te ha salido un poco OOC a…" y vamos creando conjuntamente un excelente fic.

Espero que la historia sea de su preferible agrado, no hay mucho stress de por medio como en mis anteriores fics, así que espero que eso no continúe, aunque eso es más un pedido personal para mí que hacia ustedes xD, no me hagan caso, en ocasiones saldré con algún disparate porque así soy yo, tiendo a poseer doble personalidad o más (xS) así que no se asusten de lo que puede llegar a aparecer por estas páginas.

Bien, ahora estaré editando la continuación y la pondré ON AIR más o menos el 3 de abril si todo va como lo estoy planeando. Espero sus comentarios, no frenen las ideas divagues que son las que más amo de todas, así que ¡Viva Soul Eater! Y… ¡Viva la NO censura! Lol… lml

.°O°MOo.:.

BlueSpring JeagerJaques.