Amigos especiales
Se mantenía quieto, sin mover un solo músculo de su cuerpo, solo… miraba ese trozo de madera. Hacía alrededor de dos minutos que había llegado a la casa de su amigo Emmet, en la cual se desarrollaba una de las salvajes fiestas que él organizaba con motivos débiles y tontos tales como: Aprobar un examen de literatura, que la noche estuviera calurosa e ideal o que el alcohol estuviera a buen precio en el supermercado.
Edward movió la cabeza para volver al mundo real. Abrió la puerta y entró como si fuera su propia casa. Tal vez, no lo fuera pero era prácticamente como si viviera en ella. Teniendo a Bella como mejor amiga implicaba tardes, noches y hasta mañanas enteras en esa casa. La verdad era que ya se sentía uno más de la familia Swan, y a esa altura no le daba ningún tipo de vergüenza comer allí, bañarse o hasta quedarse a dormir. Le fascinaba la relación que tenía con esa familia, pero mayormente le encantaba la relación que mantenía con la menor de ellos.
Bella había sido su mejor y más importante amiga desde que tenía uso de memoria. Era la que siempre había estado, la única que podía sacarle una sonrisa cuando se encontraba triste, su eterna compañera de banco, de fiesta, de tardes, de andanzas. Ella era mucho, era casi todo. Y estaba un 99.9% seguro de que él era lo mismo para ella.
Adentro del hogar, exactamente en el living. Se estaba desarrollando una de las típicas fiestas de Emmet: la música a todo volumen, las botellas de alcohol y licor por doquier, los vasos esparcidos por el suelo, los platos de pizza sobre las mesas y sus amigos dispersos en todo el lugar.
Diablos… como se denotaba el efecto de alcohol durante el tiempo que duró su retraso.
Emmet se encontraba contra la pared, de cara a ésta. Segundos más tarde, Edward descubriría que la causa de esto era que se estaba besando con Rosalie, la cual tenía sus piernas enrolladas en su cadera, sosteniéndose solo de esa forma.
Su hermano Jasper, mientras tanto, estaba sentado en uno de los sillones, abrazando a una figura, llámese Alice, la cual parecía estar a sus anchas mientras besaba a su novio.
Más allá, Erick, Ben y Tyler bebían cerveza sentados en el suelo, mientras reían de algo.
Mike, por su parte, estaba arriba de la mesa de té, haciendo un streaptes junto con Seth, ambos totalmente ebrios. Tal acto provocó su risa. Esos dos nunca cambiarían.
Edward buscó con la mirada a su mejor amiga, aunque no la encontró a la vista. En cambio, divisó a Jacob y Leah los cuales parecían muy acaramelados en una esquina del living.
Por ningún lado vio a la chica, por lo que dedujo en donde podría estar. Se dirigió a la cocina a paso acorde a la música y entró en ella, encontrando inmediatamente a Bella.
Estaba de espaldas a él, frente a una licuadora. Dentro de ella se mezclaba algo azul. Mientras tanto, ella meneaba sus caderas al ritmo de la canción que se escuchaba.
Edward sonrió y se acercó desde atrás, la rodeó con sus brazos y, muy despacio, hizo que sus cuerpos se pegaran sensualmente y bajaran al ritmo de la música. De paso, aprovechó para susurrar en su oído:
- No puedo ya disimular, te toco y empiezo a temblar… y empiezas tú a desnudarte, me miras y me pides más. Sudados los dos, perdí el control, me entrego y solo sé… que te siento… solo sé que te siento…
Bella rió con esa voz melodiosa que tanto la caracterizaba y se giró para quedar cara a cara con su amigo.
- No te escuché llegar…
- Con el volumen de esta música, ni escucho mis pensamientos. Así que es imposible. ¿Qué estás haciendo?
- Attomic blue, ¿quieres?
- Tus tragos, por alguna razón que desconozco, siempre hacen que vea borroso, ¡no sé porqué! – rió, en broma – Pero me encantan, así que ¡venga!
La castaña sonrió y, desde atrás suyo, sacó un embudo de plástico, levantando las cejas, insinuando algo obvio.
El cobrizo pronunció un alarido y negó con la cabeza, riendo. Acto seguido, Bella se subió a la mesada y le colocó el embudo en la boca, para luego vaciar el líquido azul en él y hacerle tragar el trago de esa manera tan inusual.
Cuando terminó el vaso, escuchó un grito. Jasper había entrado a la cocina, tambaleándose, apoyando su cuerpo en el cuerpo que tenía a su lado, el cual respondía normalmente al nombre de Emmet. Aunque, con el estado de ebriedad que este llevaba encima, Edward no creía que él se acordara de su propio nombre o donde se encontraba parado siquiera.
- Edward, n-no te di entgad… - balbuceó Jasper, levantando el vaso que tenía en la mano.
"- ¿Como me vas a ver si estabas demasiado ocupado comiéndote a Alice?" pensó Edward para sus adentros.
- Per bueno ¿Qué hacemos todos acá? ¡Vamos al living a parrandear! – exclamó Bella, subiéndose a la espalda de Edward, llevándose consigo la licuadora y el embudo. Ya lo usaría más tarde con alguien más… o con ella misma.
Dos horas pasaron y la situación en la casa había cambiado. Con cumbia de fondo, los chicos se encontraban descontrolados.
- ¡Vaaamos chicas! – apuraba Emmet.
- ¡See, daleeee!
Ante tales gritos, a Alice y Rose, ambas pasadas de copas, rieron desquiciadas antes de chocar sus labios en un beso que hizo que sus novios enloquecieran y agitaran sus vasos para después sujetarlas respectivamente y besarlas.
Mike ya estaba durmiendo sobre el sillón, rodeado de botellas. En el suelo, Seth se encargaba de tomar lo que quedaba de la séptima licuadora de Attomic Blue que había preparado Bella.
El trío que anteriormente se veía "hablando" en el suelo ya no estaba por el lugar. Tal vez, habían ido a buscar algún lugar para dormir ya que ellos fueron los que más bebieron de toda la noche.
Jacob y Leah habían dejado de tomar en el momento en que se dieron cuenta de que debían volver en auto hasta su casa. Fueron los más responsables de todo el grupo. Aunque, Edward y Bella sabían muy bien que el destino final de esos dos era el cuarto de Jacob o en el de Leah, por lo que los dejaron ir tranquilos.
Por esas casualidades de la vida, Emmet dejó por unos momentos la actividad que estaba haciendo (dándole de tomar a Jasper con el embudo de su hermana) y volvió la vista para intentar encontrar a Isabella. "Intentar" ya que su vista no se encontraba en las facultades más apropiadas, por así decirlo.
La vio junto con Edward, ambos riendo como locos, bailando al ritmo de la música. Cada dos pasos, su hermana se tambaleaba y Edward la sujetaba para que no cayera, aunque era muy probable de que los dos acabaran en el suelo. Todo sin dejar de reír, por supuesto.
- ¡Eh, Bella! – gritó el mayor de los Swan. Estaba bien, estaban en una fiesta y se estaban divirtiendo, pero le molestaba bastante ver a su hermanita pequeña tan ebria. Aunque le enfadaba aún más el hecho de que, al día siguiente, no recordaría nada de lo que había pasado esa noche.
Con el grito anterior, logró llamar la atención de ambos adolescentes los cuales se acercaron tambaleándose hasta donde estaban las parejas.
- ¡Deja de tomar, Bella! ¡Estas demasiado borracha! – "Oh, creo que se me cayó la cara. La tendré que juntar luego" La verdad era que él estaba igual o más ebrio que su hermana.
- ¿Borracha? ¿Yo? Pff… ¡mírate tú, hermano, estas todo borroso! Jajajajaj – reía la chica amagando con caer al suelo si no fuera por los brazos de Edward.
- Dios, Bella… ¡voy al baño! – exclamó Edward, soltándola de golpe, al mismo tiempo que se cubría la boca y corría hasta el baño, chocándose las paredes en el proceso.
La menor cayó al suelo y siguió riendo.
- ¡Ya voy contigo, Edward! – exclamó, agarrándose del sillón y levantándose. Siguió a su mejor amigo hasta desaparecer, todo esto a la vista de Emmet.
- Mataré a tu hermanito si le hace algo a mi hermanita – balbuceó el moreno, a su mejor amigo, el cual negó con la cabeza.
- Io te mataré antezz que toq-ques a Eddie… - contestó él, poniendo cara de serio, la cual solo duró unos segundos.
Emmet rió y se levantó pata buscar otra botella.
- ¡Fiestaaaaaa!
.
Las luces se colaban por la ventana del living de la casa de los Swan. Ese fue el factor que hizo que Emmet abriera los ojos. Inmediatamente, sintió un dolor punzante en su cien, lo que lo obligó a cerrarlos de forma rápida. Intentó reincorporarse de la superficie en donde estaba acostado y sintió algo pegajoso en su mano.
Haciendo una mueca de asco, visualizó bien la situación que se desarrollaba a su alrededor.
Y quedó boquiabierto.
- ¿Pero qué demonios…?
