Unos dicen que el mundo sucumbirá en el fuego,

otros dicen que en el hielo

Por lo que yo he probado del deseo

estoy con los que apuestan por el fuego.

Pero si por dos veces el mundo pereciera

creo que conozco lo bastante el odio

para decir que, en cuanto a destrucción,

también el hielo es grande

y suficiente

--Robert Frost, Fuego y Hielo--


"¡Espera!" Ella corre tras él, tomando su brazo.

Él se da vuelta, dándole la mirada más triste, la lluvia haciendo su pelo pesado, cayendo en sus ojos. "¿Qué?"

"Yo…yo…" no podía decir las palabras que tan fácilmente habían llegado a su cabeza. Su innegable amor por él, el hecho que efectivamente se había equivocado, y él había sido quien tenía razón en primer lugar.

"Yo… yo te amo." Dice ella simplemente todas las cosas anteriores que había querido decirle. Esas tres simples palabras eran de lo que se trataba todo esto al final.

Él parece alarmado por un momento, y luego una mirada cruza su hermoso y joven rostro, una con la que no está familiarizada. "No... simplemente... no."

Rechazo.

De todas las cosas que se sienten todos los días, de todos los sentimientos que había sentido, esta era la única que realmente la golpeó. Hacía que su corazón parado doliera.

"Por favor…" susurra ella. "Me equivoqué."

"Te dije que pasaría esto. Te lo advertí, ¿no?" Él la mira con cierta desesperación, un deseo vacío.

"Pero... tú y yo… estamos destinados... se supone que tú y yo debemos estar…" su voz suave y hermosa respira apenas.

Juntos.

La palabra tarda el aire entre ellos por unos silenciosos momentos.

"Te advertí sobre esto," dice él débilmente, su voz comenzando a quebrarse. "Te dije que una vez que... una vez que fueras como él, el misterio se iría. Su belleza ya no te parecería tan wow. Su voz llenaría de dolor tu corazón; lo hizo una vez, hace mucho, y yo fui el que lo arregló cuando te lo rompió. Y al fin y al cabo, de eso se trata todo. Pero tú... hiciste tu elección, y lo elegiste, a pesar de todo.

"Lo sé," jadea ella, llorando si no fuera porque no podía llorar. "Yo… me equivoqué" Lo mira con la mirada del amor más grande. "Me equivoqué" repite.

Y a pesar de la lluvia, aún así ve una cascada de lágrimas bajando por la cara de él. Corre a sus brazos, borrándolas. "Por favor, no..."

Él trata de soltarse, y ella lo aprieta más fuerte, con miedo de dejar ir este pedacito de cielo. "Podemos escaparnos juntos, y olvidarnos que todo esto pasó. Sólo tú y yo..."

Y sólo brevemente, causándole la mínima esperanza en su corazón, él la aprieta con fuerza.

"Hubo un tiempo que yo habría hecho lo que sea por ti, sido lo que sea para ti" dice él, su voz nivelándose. "Pero es… es demasiado tarde." Con una última mirada a sus ojos, dice las palabras que ella desea oír. "Te amo, también."

Y luego se da vuelta y se aleja, dejándola allí de pie en la lluvia de la mañana gris, las manos envueltas alrededor de su pecho, tratando de sostenerse por esta última vez.