Capítulo 1.

—Descansa, Gohan.

—Tú también, mamá—contestó mi pequeño hombrecito de la casa. Apagué la luz de la habitación para dejarlo descansar, y salí con rumbo a la mía. A unos cuantos pasos, al fondo del pasillo.

Tomé el picaporte en mis manos para ingresar, pero el mismo sentimiento de nostalgia me invadió enormemente y solo pude quedarme estática en mi sitio, como un alma en pena que no puede hacer nada más que mirar y no poder actuar conforme su raciocinio. Involuntariamente comencé a pestañar innumerables veces, mis ojos ardían un poco, y mi garganta de pronto tenía un obstáculo que me impedía respirar profundamente.

—Sch—sisee al sentirme impotente conmigo misma.

Desde su muerte, siempre es la misma sensación que me agobia. Siempre la sensación de abandono me carcome el alma y juro que si él estuviese presente ya se hubiese llevado unos cuantos regaños de mi parte.

Ahora que la casa está en completa penumbra me pregunto cómo he hecho para seguir manteniéndome fuerte, pero la misma premisa me da una contestación que sé, es la única que me impulsa a no enloquecerme en mi pequeña casa.

"Mamita, ya no llores. Aunque ya no está aquí mi papá, él puede tener contacto con nosotros, siempre estará cuidándonos. Él me lo prometió"

Gohan.

Mi hijo podía llegar a ser tan ingenuo como lo era su padre. Aun no entendía lo mucho que aquel: "No me revivan" significaba para nosotros. Pero sé, él también lo está asumiendo a su modo. Es un muchacho inteligente, y sabe que en estos momentos, nuestra situación es todo, menos estable.

Su padre muerto, y yo pretendiendo, aparentando que todo tomaría su cauce, y que estaríamos bien, que ambos, Gohan y yo, estaríamos muy bien. Para Gohan, su padre nos cuidaría desde el cielo, pero para mí, Kami me perdone si estoy equivocada, pero…

¿Por qué no quisiste revivir Goku?

Sin pretenderlo siquiera, las lágrimas vuelven a descender por mis mejillas, y me siento tan furiosa porque ni siquiera puedo controlar mis propias emociones. Porque no soy lo suficientemente valiente para poder guardarme las mismas para la habitación.

Temo que Gohan pudiera verme en tal estado. Lo que él necesita justo ahora es una madre que sea capaz de afrontar la realidad de la nueva vida que nos espera y de todo lo vendrá en futuro. Mi Gohan no merece ser el que esté consolando a su madre, ese es mi trabajo para con él.

Me limpié el rostro con la manga de mi saco y decidí que no quería estar dando vueltas toda la noche en la cama como en antaño. Realmente el insomnio se había convertido en alguien omnipresente. La sensación de terror al irme a dormir y no saber qué haría al día siguiente me estremecía y me hacía largarme a llorar.

Llorar por la muerte de mi esposo, ahora era su viuda, pero al contrario de cualquier mujer que hubiese podido perder a su esposo, yo tenía la suerte o desgracia quizá, de saber que existía una manera de poder volver a vivir con él, de que él reviviera, pero he hay mi desdicha: Goku no quiso revivir.

"Mi papá me dijo que cuidara de ti, mamita."

Por Kamisama. Ese no era su trabajo. Es el de Goku, pero él prefirió quedarse muerto. Y quizá yo hubiese tenido paz si tan solo no supiera que tenemos las esferas, pero ¿Qué se le puede hacer si él no quiere revivir? No me sirve de nada encontrarlas, juntarlas y pedir mi deseo si él no quiere.

"Dijo que cuando muramos, lo volveríamos a ver."

Quiero verlo, pero yo no quiero morir para hacerlo, quiero seguir viviendo, por Gohan, por mí misma. Pero acaso…

¿Tengo que morir para estar con él?

De ninguna manera, él tiene una oportunidad

¿Por qué no sacrificarse él?

Respiré profundamente. No podía quedarme en el pasillo toda la noche, y tampoco quería ir a mi habitación, sabía que no podía conciliar el sueño, así que con suma cautela descendí a la planta baja, teniendo cuidado al pisar las gradas de madera.

Apenas puse un pie en el primer escalón, la oscuridad del lugar me dio la bienvenida. Al parecer, siempre era el único que ha estado conmigo. Mirando este sitio, seguía sin creer que los años hubiesen pasado en un abrir y cerrar de ojos. Pero un pequeño de cabello negro alborotado, de once años que dormía en la planta de arriba, no me dejaba lugar a dudas.

"Ahora, Gohan. Sopla las velas del pastel."

Recuerdo que le dije eso hace solo unos días, y ahora que rememoro esa ocasión, solo atino a reír como en aquel entonces por lo que sucedió con aquel pastel de cumpleaños. No hay duda alguna. Es un digno hijo de Goku.

Del hombre que ahora extraño, y que me hace mucha falta. Si bien es cierto, se iba a entrenar por días, siempre regresaba. Pero ahora:

"¿Nos veremos cuando yo muera?"

Kami, apenas sí tengo treinta años. Pero aun así ahora ya era una viuda, y dolía estar sola. No como antes, ahora completamente sola. Con un adolescente al cual criar, al cual enseñar como padre y madre. El huérfano de mi fallecido Goku.

Colocándome el abrigo que había dejado en el sillón, decidí que debía salir a caminar un poco, debía calmar mis ideas, y mi corazón antes de que saliera de mi pecho como aquella noche anterior y aquel día en el que mi Goku murió.

Esa horrible presión siempre es una mala señal. Pero ahora sé es por tristeza, nada malo podrá pasar ahora, ya que los enemigos han sido derrotados y la tierra ahora está en paz.

Salí de la casa abrigándome, y caminé solo un poco antes de sentarme en la orilla del río que estaba lateral a mi casa. La noche menos mal estaba alumbrada por la luz de la luna, así que podía tener una visión muy buena de mí alrededor.

"Gohan es un guerrero formidable, Milk. Será muy poderoso."

Goku. Sé que tienes razón en lo que me dijiste, pero ahora tengo que admitir que tengo miedo de quedar afuera, de no conocer mi destino cuando Gohan crezca. Mi niño no será eso en poco tiempo. Nuestro pequeño hombrecito ahora está creciendo demasiado rápido, y ahora que no estás tú, temo por mí.

¿Cómo encajo yo con los hombres saiyajins?

Contigo, yo era la que siempre te esperaba, con una deliciosa comida como te gustaba, y aunque te regañaba a menudo, lo cierto es que me preocupabas mucho. Con Gohan, siempre lo obligo a estudiar en vez de entrenar como tú hubieses querido, pero es que me preocupa mucho su futuro. El cómo se va a mantener por sí solo. Y ahora, de nuevo, todo regresa a ti.

Goku.

¿Por qué no estar con nosotros ahora?

¿Por qué no querer estar con él y verlo crecer?

Sé que lo harás desde el otro mundo, pero no es lo mismo, yo quisiera que estuvieses con nosotros. No por momentos, sino para siempre. Lo prometimos cuando nos casamos, y aunque esta es la segunda vez que mueres, para mí, esto no deja de ser duro porque en esta ocasión has dicho que no revivirás. Antes habías pedido que te revieran cuando los saiyajins vinieran, pero ahora la situación era completamente diferente. Solamente cuando yo muera, te volveré a ver.

—¿Qué haces aquí, hurraca?

—Ah—retorné mí vista hacia mi casa y en dirección a esa voz, y lo encontré apoyado contra el árbol cercano.

—¿Qué? ¿Ya no hablas?

—Eres tú, Piccolo—apenas sí le dije al hombre verde y sensei de mi hijo. No le tomé mayor importancia y retorné mi vista al horizonte en donde las montañas se extendían.

—Responde.

—No tengo porqué. Estoy en los límites de mi casa, y no debo explicaciones a nadie.

—Hm—apenas sí lo escuché, con unos cuantos pasos se colocó a mis espaldas. No pretendió sentarse, solamente guardó silencio, y se quedó estático en su sitio.

Los minutos pasaron y ninguno de los dos dijo nada. No me apetecía hablar con alguien más, y menos con el hombre al cual cargaba aun hoy en día algo de rencor por haberse llevado a mi Gohan cuando aún era un niño pequeño.

—¿Cómo está Gohan?—preguntó finalmente a mis espaldas.

—Deberías saberlo mejor que yo—le contesté.

Sabía a ciencia cierta que Piccolo siempre estaba lo suficientemente cerca de nosotros para saberlo.

—No es lo mismo—confesó, dándome la razón—. Quiero que me digas lo que tú sabes. Los humanos…—Pausó—, son más sensibles a estas cosas.

—Está triste—Solté—, no me lo dice, pero sé, extraña mucho a su padre.

—Sí.

De nuevo el silencio se instaló, y ahora muchas ideas engloban mi mente, muchas de ellas parecen tener sentido, y otras no tanto.

Recuerdos de lo que ha sido mi vida al lado de Goku cruzan mi mente: nuestro casamiento, nuestra primera noche, nuestra inocencia ese día, el venir a vivir aquí, los entrenamientos de Goku en el bosque, él trayendo a casa los pescados del río cercano, su infinita gula, muchas de los días y las noches juntos, su ingenuidad, su temor cuando supo que estaba embarazada de Gohan, mi explicación para con el desarrollo del embarazo, los meses posteriores, las visitas al doctor, allí fue cuando supe que Goku le temía a la agujas.

Los antojos que tenía en aquel entonces, la emoción de Goku cuando Gohan pataleaba, las visitas de mi padre, Gohan naciendo, el listado de nombres para él, las noches en vela, Goku aprendiendo a cambiar un pañal, a preparar un biberón, Goku con temor de que le podría causar daño a Gohan, sus demostraciones de ki para él, y en general, la vida con Goku.

Teníamos paz, solo éramos los tres, y éramos felices, salíamos con Gohan a pasear por el bosque, Goku lo llevaba a ver a los animales, yo preparando una cena para mis dos hombres. Mi pequeño Gohan para ese entonces con cola.

Luego la ausencia de ellos dos, Goku muerto, Gohan lejos de mi lado con apenas cuatro años, luego los saiyajins atacaron, mi Gohan mal herido, Goku en un terrible estado, pero ahora sé que quizá actué mal.

"Milk. Goku es el que está más malherido"

Quizá debí haberme preocupado más por él, pero mi Gohan es mi niño y casi murió aquel día. Luego el tiempo que Goku pasó lejos de casa, entrenando en otro planeta, él regresó, su enfermedad del corazón. Mis cuidados por su salud, nuestra crianza juntos para con Gohan, pero no sin antes él me preparó para lo peor, los androides, y luego Cell, quizá sabía o presentía su final, pero será algo que nunca sabré.

¿Acaso él sabía que iba a morir?

No lo creo, pero sí sé que tengo un presentimiento para con aquello, algo me anunciaba eso. Y ahora quedaba solo el dolor de saber que mi pequeño hijo, no tenía paz, soy su madre, lo conozco. Ahora ya se cumple dos semanas desde la muerte de Goku, y la noche anterior, al igual que hace un par de noches, tuve que dormir con mi hijo, abrazándolo para al menos así confortarlo. Mi pobre hijo había gritado una noche, y salí despavorida a su habitación, para tan solo verlo mover su cabeza de lado a lado, presa de una pesadilla que no lo dejaba conciliar su sueño.

Recuerdo que intenté calmarlo con palabras porque temía que al estar dormido, pudiese darme un mal golpe. Menos mal mi niño se calmó de esa manera, y de allí sí que me hice espacio a su lado. Fue de esa manera que cuando empezaba a cabecear producto del cansancio, pude ver una sombra pasar por la ventana de Gohan.

Mis ojos empezaban a cerrarse, pero fingí quedarme dormida tan solo para comprobar si mi teoría de quién era el que rondaba a Gohan fuera cierta. Y sí, Piccolo vigilaba el sueño de Gohan, así que…

—Piccolo—lo llamé antes de completar.

La propia pregunta que iba a formular me causaba cierta incertidumbre.

¿Debía saberlo o no?

—¿Qué?—contestó Piccolo.

Sí, debía saberlo. Él me había dado la luz verde para formular mi pregunta.

—¿Qué es lo que pasó en esa batalla?—pregunté finalmente después de reconsiderarlo nuevamente.

Gohan no me había contado nada sobre los acontecimientos que se dieron en la pelea. Y yo ahora tenía curiosidad.

¿Qué fue lo que pasó para que Gohan no conciliara paz ahora?

Ni siquiera de niño, cuando entrenó con Piccoro los tenía ¿Por qué ahora sí? ¿Qué fue lo que le hicieron a mi niño?

¿Qué pasó en la batalla? ¿Qué pasó con Gohan?

Lamentablemente, Goku ya no podría contarme, Gohan evadía el tema, así que el único que podía era Piccolo. Y yo no desaprovecharía esa oportunidad.

—Hurraca…

—Dime. Necesito saberlo, soy su madre, debes decírmelo.

—Pregúntaselo a Gohan.

—Es porque Gohan evade el tema, ese es el motivo del por qué te estoy preguntando a ti—le dije con firmeza. El hombre quería evadir el tema, pero no habría caso, yo insistiría hasta saber. Si mi hijo estaba mal, yo tendría que saber por qué y ayudarlo.

—Yo no sé.

—Estuviste allí, sabes lo que pasó. Piccolo. Necesito saberlo.

—Ya te dije que no lo sé, hurraca. Adiós—dijo dando media vuelta para emprender vuelo, pero yo sabía que tenía que usar cualquier arma para obtener la respuesta.

—Gohan está mal—le solté finalmente el arma de usar a mi hijo, y él se detuvo.

—¿Qué?—preguntó con medio rostro en mi dirección—, ¿Qué tiene?

—Creo que Gohan se siente culpable por algo.

—¿Qué dices? ¿Qué Gohan…

El hombre no estaba colaborado, y yo perdí la paciencia en ese momento.

—¿Por qué mi bebé tiene ese remordimiento? ¿Eh? No creo que él tenga pesadillas por la noche, y que tú aguardes en su ventana por simple costumbre ¿O sí?

—Pero… ¿Qué es lo que…

—Lo sé—firmemente me planté en frente de él—, así que Piccolo, si mi Gohan te importa me dirás ¿Qué pasó en la batalla?

Clavé mi mirada en sus pupilas y solo allí noté que una lágrima se me escapó.

—Ahora soy todo lo que Gohan tiene, y es mi deber velar porque esté bien, pero para ello…—pausé—, necesito saber.

—Goku se teletransportó con Cell justo antes de él estallase. Así murió Goku.

—¿Q-qué?

—Gohan tenía casi ganada la pelea, pero Cell amenazó con estallar, y si el estallaba aquí, el planeta estaría condenado.

—Entiendo eso—asumí entablando las acciones—, pero… ¿Por qué Gohan tiene esas pesadillas ahora? Y ¿Dónde estaba Goku cuando dejó que todo eso pasara?

—Hurraca…

—¡No me digas así!—estallé—, ¡tienes la obligación de decirme!

—No, no tengo la obligación. Yo no soy nada tuyo—me respondió con su grave voz.

—Mío no—respondí con firmeza—, pero para Gohan eres importante, ahora, si te importa Gohan, me dirás todo lo que sepas, si tuviese a quién recurrir no te estaría preguntando a ti. Sabes de sobra que a los amigos de Goku yo no les agrado para nada. Me llaman como tú lo estás haciendo ahora—me desahogué—. Habla.

El hombre verde lo dudó por un momento, pero apartando la mirada, la clavó en la habitación de Gohan.

—¿Está tan mal?

—Tú lo has visto.

—Sch—siseó—, Gohan dejó que Cell se convirtiera en una bomba humanoide. Así que lo único que podíamos hacer era esperar la muerte en conjunto, entonces… Goku…

—¿Quieres decir que Gohan se culpa por la muerte de Goku?

—Eso parece—asumió inclinando su cabeza—, ¿Qué harás?

—Ya pensaré en algo—le dije adentrándome en la casa—, Piccolo—lo llamé aun dándole la espalda—, si quisieras, podrías dormir en la sala. Para Gohan, eso sería estimulante.

—Hm—comentó antes de salir volando.

—Pero qué hombre tan desagradecido—bramé antes de cerrar la puerta y dirigirme a paso veloz a la habitación de mi hijo.

Estaba decidido, seríamos solo los dos, yo habría de hacer lo que estuviera a mi alcance para que Gohan no cargara en su conciencia con ese peso que nada tenía que ver con él. Él había hecho su parte, luchar por la vida de todos, y no tenía nada que ver con la decisión que había tomado Goku, porque él también tuvo opción de decisión. Así que mi Gohan no tenía por qué sentirse culpable por nada.

Al entrar a su habitación, lo encontré profundamente dormido. Con suma cautela me coloqué a su lado, y lo abracé como cuando era un pequeño de cuatro años y solía leerle justo antes de dormir.

Lo apreté aún más a mí y deposité un beso en su alborotado cabello.

—Gohan. Te amo, mi niño.

Estaremos bien, ya lo verás. Soy tu mamá, todo estará bien.