Antes de nada quiero decir que este es mi primer fanfic, y que espero que os guste. Solo uno de los personajes que van a aparecer es mío (Alicia Samin), el resto, son de J. K. Rowling ; eso si, me he tomado la libertad de cambiar algunas cosas de su historia original para poder revivir a gente. Básicamente he revivido a todos los buenos que murieron.
La historia se sitúa el año después de la guerra, en Hogwarts, pues el director ha permitido a los alumnos repetir el último año y volver al colegio. El primer capítulo es algo corto porque es solo para presentar la historia, después los haré más largos. Sin más dilación, os dejo leer tranquilos.
Capítulo I- El destino de Hogwarts
Hogwarts permite a los jóvenes que perdieron un curso debido a la guerra volver al colegio.
El señor Dumbledore, que está recuperándose con rápidez tras la maldición que le alcanzó durante la guerra, no ha abandonado la dirección del colegio y ha propuesto una medida para ayudar a los que perdieron un año de educación escolar debido a los sucesos acontecidos el pasado año.
Hogwarts admitirá a todo aquel que desee repetir el curso que la guerra no les permitió terminar. Esta propuesta permitirá a una gran cantidad de jóvenes magos y brujas poder acabar sus estudios...
El profesor de larga barba blanca y gafas doradas interrumpió la lectura del Profeta de Mcgonagall.
-Los artículos sobre Hogwarts están perdiendo su gancho desde que Rita Skeeter dejó de escribirlos, ¿no creen?-dijo, su voz cansada no perdía el humor.
La reunión de profesores se realizaba en el despacho del director. Éste, con una sonrisa, estaba acomodado en la silla detrás del escritorio. Tras la guerra había perdido fuerzas y no aguantaba de pie demasiado tiempo, pero aún así se las había arreglado para que no le relevasen del cargo. "Este colegio todavía tiene mucho que enseñarme"-había justificado con eso su empeño por seguir en Hogwarts.
El resto del claustro estaba sentado en U en frente del escritorio de Dumbledore. Había muchas caras nuevas ese año entre los profesores, pero seguían allí algunos de los maestros más característicos que tenía esa institución.
La profesora Mcgonagall dejó el periódico a un lado, con el ceño fruncido.
-No estoy segura de que muchos alumnos quieran regresar después de todo lo sucedido.
El viejo director amplió su sonrisa.
-Mientras haya un solo alumno que quiera regresar, es nuestra obligación ofrecerle esa posibilidad, Minerva. Ya he recibido bastantes lechuzas de alumnos que desean volver.
-Este año será más problemático, sobre todo si vuelven los hijos de aquellos que colaboraron con Quién-no-debe-ser-nombrado. El resto del alumnado no les aceptará.-comentó la profesora Sprout, ganándose un gesto desdeñoso de Snape, cuyo humor no había mejorado ni un poco a pesar de que había sobrevivido milagrosamente el año anterior.
-No nos adelantemos a los problemas. -le quitó importancia Dumbledore.- Pasemos al último punto del día. Estoy seguro de que todos habéis entendido la importancia de las decisiones que se tomen respecto a esa chica.
Los profesores intercambiaron una mirada. Evidentemente, todos compartían la misma opinión y estaban buscando a alguien que se atreviese a exponerla en voz alta.
-Director... -se decidió Mcgonagall.- No creo sea una buena idea que esa chica, por muy dotada que esté para la magia, se una a Hogwarts, en el último curso.
-Lleva toda su vida siendo una muggle, es demasiado mayor para incorporarse al mundo mágico.-por primera vez el profesor de pociones estaba de acuerdo con la de transformaciones.
Pero el director de Hogwarts ya había tomado una decisión. Si había comentado la idea a sus compañeros era simplemente para hacerles entender las circunstancias que rodeaban a la joven.
-Es nuestro error el no haber detectado su poder a tiempo. Merece conocer que hay otro mundo al que puede pertenecer. Estoy seguro de que se adaptará perfectamente al colegio, por los datos que tengo de ella, es extremadamente inteligente, no tendrá problema en ponerse al día, y menos teniendo en cuenta su "peculiaridad".
-¿Peculiaridad?-se le escapó al nuevo profesor de vuelo, Oliver Wood, que, al ser su primera reunión, había intentado mantenerse en peligro.
El profesor Snape hizo otra mueca.
-¿Acaso no leíste la explicación que el profesor Dumbledore nos mandó?
Si hubiese sido un alumno, no hubiese sido tan suave, pero, a pesar de que era un novato, Oliver era profesor, y Severus generalmente era menos desagradable con sus compañeros que con los estudiantes.
-Sí, pero...-Oliver no continuó la frase, no quería admitir que había leído la carta pero no era capaz de entenderla. En ella explicaban que la nueva alumna era una "Mirror", pero él no conocía ese término.
-Nuestra nueva estudiante es una Mirror, lo cuál significa que tiene el extraño don de ver y copiar los mejores dones de aquellos que le rodean.-explicó Lupin, el nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras, que tenía más motivos que ninguno para desear que aquella chica no se uniese al colegio, lo suyo era una maldición, no un don, pero... ¿y si aún así podía verlo?
-Gracias a eso, le será fácil ponerse al día, y estoy seguro de que pronto se situará entre los mejores del curso.-dijo el director.
-De todas formas, no sabemos si ella aceptará unirse a nuestro centro, al fin y al cabo, ya tiene una vida en el mundo muggle.-observó la profesora Mcgonagall.
Lupin se relajó un tanto, permitiéndose alimentar la pequeña esperanza de que la chica quisiese continuar en su instituto.
-¡Tonterías!-exclamó Hagrid.- ¿Por qué no querría venir a Hogwarts?
El cariño que el semi-gigante tenía hacia ese colegio no le permitía entender que alguien rechazase el poder estudiar en él.
-Ella tiene una vida, unos amigos, una familia... Gente a la que tendría que abandonar y mentir para poder venir aquí. Cuando son más jóvenes no es tan duro, pero siendo ya tan mayor tendrá muchos lazos que no querrá romper. -intentó explicárselo el profesor Flitwick.
-Ella vendrá.-aseguró la profesora Trelawney provocando que la profesora McGonagall pusiese los ojos en blanco. El saber que había acertado en una profecía no había hecho que le creyese ni una palabra.
La reunión se prolongó durante bastante tiempo más, pero nada de lo que los profesores dijeron hizo dudar la convicción de Dumbledore de que el sitio de aquella chica, Alicia Samin, estaba en Hogwarts. Solo faltaba hacérselo saber.
