Disclaimer | Shingeki no Kyojin 進撃の巨人 no me pertenece. Está obra es realizada sin fines de lucro, únicamente recreativos. Por MagiAllie a la plataforma de FanFiction. Cualquier modificación o re—subida a un sitio diferente sin autorización será reportada en Support de Google. Todos los derechos reservados.
Notas | Este fanfic lo hice para el cumpleaños de Lia ¡Feliz cumpleaños mujer! Espero que te guste este pequeño primer capítulo en el que estuve trabajando durante meses, si como no, en fin sabes que me gustó mucho escribir sobre ellos dos en este plan y no sabes lo feliz que me ha hecho conocerte así como recibir tu ayuda y consejo, gracias por tu amistad, eres una persona maravillosa ¡Ojalá sean muchos cumpleaños más!
Gente que lee, espero que les guste este pequeño fanfic, un riren que hice para complacer a mi amiga pero también a ustedes, espero que les guste y que dejen su opinión en la cajita de al final aunque sea para decir hola, este así como mis otros grandes proyectos es largo y trabajoso. Ya saben que no tardo en actualizar pero ahorita estoy publicando cinco fanfics. Espero valoren mi esfuerzo como yo valoro su cariño ¡Un beso!
「Fatherhood」
El encanto del desengaño
La parte buena de que Eren se haya separado de Christa es que ya no tenía que escuchar las constantes, y nada sutiles, quejas de la rubia todo el tiempo. ¿Por qué tuvo que salir idéntica a ti? ¿Por qué no tiene mis ojos ni mi pelo? Es verdad que Christa era demasiado linda y que lo más que merecía era tener a una hija que heredara la belleza de sus antepasados, pero desafortunadamente su única hija no había heredado nada de ella, es decir mucho, la niña no tenía ni una pizca del ADN Reiss, parecía que había sido extraída de Eren sin ningún preámbulo, una pequeña copia suya: cabello castaño, ojos de color esmeralda, piel acaramelada, una actitud nada quieta. Y la parte mala es que Eren tenía que lidiar con un bebé…
Historia se fugó con una desconocida hace más de cuatro años, cuando la pequeña Erin tenía solo dos años de vida. Lógicamente cuando Eren despertó y lo único que estaba a su lado era una niña pequeña enrollada en una cobija lloró demasiado, pero los dos se lo esperaban, no podían ser una pareja y mucho menos ser una familia. Ninguno de los dos se amaba, habían tenido una hija juntos sólo porque fueron adolescentes tontos que pensaron que tener sexo hasta el final sin relaciones no sería nada grave, solo porque Christa no estaba ovulando. Pero, después todo se fue al diablo…
Nada en su relación iba bien, apenas se hablaban, nunca se veían, solo trabajan y vivían en un lindo departamento limpio, mantenían a una niña pequeña y eso era todo. Pero de eso a que Christa se hubiera largado sin dejar ni una nota, lógicamente fue a la policía, pero la rubia jamás volvió a aparecer, era como si se hubiera esfumado, por consiguiente Eren quedó como el único titular de la niña y se convirtió en padre soltero. Mientras Christa daba una gira mundial por todo el globo terráqueo.
— ¿Papá, donde esta mamá? — dijo la pequeña de ya cuatro años en aquel momento, los dos estaban frente a unas grandes puertas, se trataba del tribunal en el que Eren había firmado para convertirse en el único con la custodia.
—Bueno — le contesto en voz suave hincándose a su lado —… ella ya no va a estar aquí, así que yo tomaré su lugar.
— ¿Tú serás mi mamá? — preguntó la pequeñita con el dedo en la boca.
El joven de 22 años solo sonrió y acarició los cabellos de su hija.
—Así es. Yo seré tu mama.
Ahora los dos estaban corriendo, Eren intentaba hacerse un nudo decente en la corbata, y fingir que el pantalón le quedaba perfecto mientras se inyectaba una taza de café en la boca. La pequeña Erin se cepillaba con fuerza los dientes, subida en un banquito amarillo y reflejándose en el espejo del baño. Eren tomó la mochila de la niña y se cepilló los dientes a su lado mientras rogaba al cielo que la camioneta no tardara demasiado en arrancar, porque hacía cinco minutos que tenían que haber salido del departamento y el sólo estaba escupiendo café en el lavabo. Todo había sido culpa del dinosaurio de plástico que Eren había pisado y por esa razón había tenido que cambiarse la camisa una vez más, y encajar con una nueva corbata, sin olvidar los zapatos, ya era demasiado tarde.
No se podía llegar tarde, se trataba del primer día de la pequeña en la primaria, había alcanzado los seis años y ahora había entrado con ayuda del buen salario que Eren poseía en un bonito colegio cerca de casa, un colegio privado con bonitos uniformes, y hoy precisamente había una reunión de padres en el salón con la nueva maestra, para dar algunos informes sobre las dinámicas a realizar durante el año y cosas parecidas, pero si llegaban tarde se iban a perder todo eso y además les iban a cerrar la puerta en la cara, además Erin perdería su oportunidad de hacer amigos en la primaria y arruinaría su vida para siempre.
— ¡Ya! ¡YAAAA! Vámonos — y así como el castaño gritó fuerte desde la puerta del apartamento, los dos bajaron corriendo las escaleras y se treparon en la mini van y les tomó menos de cinco minutos, saltándose dos altos, lo cual era completamente ilegal pero prefirió no decirle nada a la niña y entrar con la frente estampándose en la puerta.
La escuela era un edifico bonito pintado de color amarillo, con unas grandes puertas de hierro que daban a un pasillo largo y lleno de azulejos, después llegabas hasta un gran patio y se notaban todos los edificios rodeándolo, se trataban de los salones de kínder y de primaria. Donde los niños se formaban para hacer los honores.
—Todos los niños fórmense en el patio, haremos una sesión de calentamiento… — dijo una amable profesora de cabello rubio claro y gafas —. Los papás ya están en los salones recibiendo el propedéutico.
— ¿Enserio? ¿Ya? Dios que tarde — se inclinó hasta la pequeña niña y le entregó su mochila —. Bien Erin, compórtate y has muchos amigos de acuerdo, yo iré a tu salón y nos veremos más tarde para despedirnos ¿De acuerdo?
—Sí, papá — le contestó la niña y se dio la vuelta.
Independiente.
Eren sólo suspiro y se dio media vuelta para correr por el pasillo y subir las escaleras que señalaban los salones de primer año, todos con un bonito número uno recortado en papel y adornado con animalitos de colores, ya no había ningún padre en los pasillos, asumió que debía de ser el último en llegar y luego giró la cabeza para ver en el patio a los niños formados y estirándose para comenzar con su primer día de clases, de nuevo suspiró y se acercó hasta la puerta que indicaba el 1°B, la puerta era de metal con una ventana y un conjunto de ventanas con cortinas de color blanco, la abrió con suavidad y metió su cabeza, el salón estaba lleno y se escuchaban suaves murmullos por todos lados. Al parecer las conversaciones entre padres ya comenzaban y el había llegado tarde, gimió con pesar y entró.
La maestra estaba al frente del salón charlando con los padres de alguno de los alumnos, era una bonita mujer de pelo anaranjado y ojos marrones, bastante bajita y muy amable. O al menos eso pudo o intuir al ver su actitud con los padres.
El salón se veía bastante dinámico, estaba lleno de cajoneras de colores y muchas figuritas pegadas en las paredes, los pupitres eran para dos personas, con dos pequeñas sillas. Eren agradecía que fueran de plástico, los de madera podían tener espinas y clavárseles en las manos a los niños. Las sillas eran pequeñas, pero la mayoría de los padres ya estaban acomodados sobre estas mismas, Eren intentó buscar un lugar desocupado. A primera vista no encontró ninguno así que se quedó parado a un lado de las ventanas.
—Disculpe señor — lo llamó la maestra quitando la atención de los padres por un segundo —. Si gusta sentarse allá, hay un asiento disponible.
Eren le agradeció inclinando la cabeza, pues la maestra había sido lo suficiente amable como para señalarle un lugar y evitar que se quedara parado durante la siguiente conferencia, siguiendo la dirección de su dedo logró identificar la banca a lado del pupitre de la tercera fila hasta el final. Se deslizó sin perturbar a nadie hasta ese lugar y le sonrió a su nuevo acompañante de pupitre, sonrisa que no fue devuelta y que desapareció de su rostro en cuanto vio lo que el padre de familia estaba haciendo.
Eren tomó asiento esperando no haber sido muy obvio en su extrañada reacción, pero al sentirse sobre la silla volvió a relajarse.
Su acompañante usaba un traje, un buen traje, podía asegurar que era un traje de marca. Él tenía un par en casa, pero no quiso traer ninguno porque estaban reservados para su trabajo y porque le pareció demasiado pretencioso, pero a juzgar por el maletín que tenía el sujeto sobre sus piernas asumía que terminando el propedéutico iba a tener que ir al trabajo. De nuevo, aunque sin querer, se fijó en sus manos. Sonrió sin fijarse, en una de sus manos traía un gran pañuelo blanco y en la otra un atomizador con un líquido de color azul, con eso estaba limpiando la superficie del pupitre de plástico.
—Ya se lo que piensas — le interrumpió sin dejar de frotar el plástico —. Que estoy loco.
—No… — susurró Eren sinceramente —. En realidad creo que después de todas las vacaciones de verano estas sillas debían tener mucho polvo y gérmenes, sin contar que nuestros hijos van a sentarse aquí mismo, yo también me preocupe por los pupitres. Me alegra que sean de plástico y no de madera, se limpian más fácilmente.
El hombre a su lado levantó la cabeza, lo miró con ojos extrañados, pero luego soltó el aire de sus pulmones. Guardó el atomizador y el pañuelo en el portafolio.
Eren también se le quedó mirando por unos largos segundos, estaban hombro con hombro. Por alguna razón mientras se miraban ninguno de los dos pudo continuar respirando, Eren intentó no sonrojarse, de verdad que lo intentó, intentó no sentir un calor descomunal al ver el rostro del hombre, al fijarse en su cabello negro intenso y lacio, con ese corte tan estricto, con las puntas del flequillo bailando sobre su frente, sus cejas afiladas y sus pequeños ojos hipnotizantes de color ónix. Tenía una boca rosada y un cutis perfecto, era un poco musculoso y tenía su misma estatura.
Eren pensó que era… deslumbrante.
Por otro lado el de pelo negro se sintió claramente intimidado, tenía enfrente lo que el llamaría dos grandes minas de esmeralda, era increíble que alguien portara unos ojos tan arrebatadores, y una cara tan fina y tierna, unas mejillas rosadas, lindos labios rosados, cejas expresivas y cabello castaño alborotado por toda la cabeza, y esas pequeñas pestañas risadas que hacían de protección para sus gemas, y se movían como mariposas por el aire. Además sus orejas estaban rojas, tenía una cara tan pequeña y delicada, cubierto con ese traje, se le veía estupendo… se veía estupendo, seguro era profesional.
—Levi Ackerman — rompió el silencio el pelinegro.
—Eren Jaeger — le respondió extendiendo la mano.
Cuando ambos se tocaron una corriente eléctrica los atrapo y Levi no sabía si era porque Eren había comenzado a hablar de la limpieza de los pupitres o simplemente porque una parte de su cerebro aseguró que sus manos encajaban perfectamente, que eran tan suaves y delicadas como las de una bella modelo, que tenía las uñas perfectas y los nudillos suaves, que sonreía con amabilidad pero que en realidad su corazón estaba tan detenido como el suyo propio. Levi dejó escapar un suspiro.
— ¿Tienes un niño o a una niña? — Le preguntó tiernamente Eren y ya en varias octavas más bajo, ambos dejaron de tocarse las manos, pero las dejaron muy cerca uno del otro encima del pupitre, casi rozándose.
—Un niño — le contestó Levi —, ¿Y tú?
—Tengo una pequeña niña — sonrió con orgullo y si volvía hacerlo probablemente Levi terminaría por desmayarse ahí mismo.
Nunca había tenido una sensación similar, no como si alguien apareciera en la habitación y de pronto se volvía lo único que tus ojos podían mirar, como si hubiera experimentado el deseo y la atracción por primera vez, como un imán, se sentía tan atraído hacia esos ojos, hacia esos bellos y delicados labios, realmente sentía que su corazón estaba teniendo un infarto porque de pronto ya no podía pensar en absolutamente nada que no fuera ese joven frente a él.
Eren sonreía, pero estaba nervioso, el pelinegro lo veía con demasiada intensidad, como si quisiera comérselo, y de alguna manera él se sentía tan indefenso. Como una cría de conejo acorralada por un lobo, sus manos sudaban y su corazón estaba agitado, no podían bajar el sonrojo de su cara ni sacar ningún tema de conversación, porque el pelinegro era guapo como el infierno. Tenía una mirada tan profunda, unos ojos tan oscuros y lindos, y el pelo tan perfecto. Y entonces recordó la razón por la que definitivamente lo suyo con Christa no iba a funcionar nunca.
Porque me gustan los hombres y a ella le gustan las mujeres y pensamos que podíamos cambiar algo al respecto de eso, pero no pudimos y todo salió mal. Y ella huyó con su amor y yo me quedé aquí a cuidar a la niña.
— ¿Ella luce como tú? — le preguntó Levi en un intento, uno muy desesperado, por hacer que los labios de Eren se movieran de nuevo, necesitaba verlo hablar.
Ya no era el mundo bajo sus pies, ahora era Eren, ese castaño que tenía menos de cinco minutos de conocer, ¿Era amor a primera vista o algo así?
—Ella luce exactamente igual a mi… su nombre es Erin.
—Es un lindo nombre — concedió Levi sin saber si era verdad o solo le gustaba porque sonaba como ''Eren'' o es que ahora todo le sonaba como Eren.
— ¿Y tú pequeño? — preguntó Eren prestándole mucha atención, con ambos codos recargados sobre la mesa de plástico y la barbilla en las manos, enfocando toda su atención en aquel hombre de preciosos ojos.
—Igual, se parece mucho a mí… — Levi no pudo seguir hablando porque tuvo que desviar la mirada, ahora la profesora por fin había logrado sentar a los papas que la habían abordado con preguntas y se disponía a comenzar con la reunión de padres.
Eren también dejó de mirar a Levi y se giró para ver a la profesora. Se quedó parada en frente del pizarrón y saludo cordialmente a los padres de familia, después se sentó en el escritorio y comenzó por presentarse, su nombre era Petra Rall, Levi sacó de su portafolio una pequeña libreta de forma francesa a rayas. Después descolgó del bolsillo de su saco un bolígrafo y comenzó a tomar apuntes de lo que decía la maestra, el corazón de Eren dio un vuelco cuando lo vio hacer. Estaba convencido de que solo alguien responsable y atento tendría esa clase de detalles en la primera reunión de la escuela…
Eren se inclinó suavemente hasta donde se encontraba Levi y le habló en voz baja cerca de la oreja.
— ¿Me regalas una hoja por favor?
Levi jadeó mientras arrancaba una de las hojas, Eren lo había dicho así ¿a propósito? De verdad que ese castaño podía simplemente ponerse a ronronear de esa forma contra su oreja en un solo segundo y ya lo había hecho sentir que la piel se le erizaba, además de que Eren había tomado aquella hoja acariciando su mano, casi desde los nudillos, deslizando las yemas hasta arrancar el papel. Después Eren sacó una pluma de su bolsillo y se puso a escribir, dejando de mirar a Levi y comenzando a prestar atención a lo que decía la profesora.
—La dinámica de la escuela es de ese modo… Habrá una reunión con los padres una vez al mes, al finalizar, donde podrán ver los avances de sus hijos. También habrá un pequeño libro que yo les daré a todos donde apuntare sus recados, las tareas y también algunas quejas en caso de que las haya…
Levi miraba, inconscientemente, la mano de Eren mientras escribía en puntos separados por asteriscos, tenía una preciosa letra redonda y medio cursiva, además una gran destreza en reducir y concretar cada uno de los puntos que quería resaltar.
—Bonita letra — susurró Levi mirándole por lo bajo.
Eren sonrió tímidamente y giró la muñeca un poco.
—Es un requisito para mi trabajo… — explicó en voz queda.
— ¿Hay alguna duda? — preguntó la maestra con dulzura viendo a los dos adultos sentados al final de la fila.
Aunque sus voces no eran muy altas mientras hablaban, esa forma de estar recargados en la banca uno tan cerca del otro, casi dando la espalda al frente y enfrascados en una conversación de susurros muy por lo bajo hacia que resaltaran un poco a ojos de la profesora. Pero, lejos de querer incomodarlos, realmente se preocupó por si había alguna duda o algo que ella no hubiese explicado correctamente. Los dos se giraron a verla y negaron lentamente, pero volvieron a mirarse como si nada hubiera pasado, Petra frunció el ceño pero continuó con la explicación, esta vez dejó de prestar atención a la capsula que esos dos tenían mientras decían frases cortas.
— ¿Eres escriba? — preguntó torpemente Levi, sin saber muy bien de donde venía esa idea. Sólo asoció la letra curiosa con un buen trabajo.
—Recepcionista — explicó Eren con una sonrisa —. En una empresa de seguros médicos.
—Generalmente contratan mujeres — agregó. Aunque no le sorprendía, el castaño era precioso, tenía unos ojos bellísimos y un semblante demasiado bello para ser el de un hombre.
—Tuve suerte — le contó estirando los dedos de las manos sobre la banca —. Es un buen empleo, lo tengo hace tiempo y me va bien ahí.
Levi quería agregar algo más a la conversación pero se dio cuenta que las indicaciones de la maestra habían terminado hacia un par de minutos y que ahora todos los padres hablaban alegremente de nuevo. La profesora ya no estaba pero había dejado la puerta abierta, cuando giró la cabeza para fijarse se dio cuenta que Petra venia de regreso con los niños de primero de primaria formados en una fila larga, tomados de la mano y sonriendo cansados. Habían tenido un duro entrenamiento matutino, pero casi tan pronto como entraron se dispersaron en busca de sus padres.
Eren se levantó de la silla y Levi le siguió, parecía que buscaba muy ansiosamente a su hija, pues se quedó mirando a los niños por un largo rato, Levi quiso apreciar cada vez más sus facciones, Eren tenía una cara encantadora.
—¡Papaaaa! — lo llamó un niño pequeño exigiendo la atención correspondiente.
El castaño se giró de inmediato a mirar al hijo de Levi, el pelinegro cargó al niño rápidamente y lo saludo con el puño cerrado. Eren sonrió abiertamente al verlo, era un niño guapísimo igual que su padre, con abundante cabello negro, enternecidos ojos azules y una bonita piel blanca. Las mejillas sonrojadas y el uniforme le daban una pinta tierna a más no poder.
—Revi — Le dijo Levi al pequeño —: quiero presentarte a Eren, es papá de una de tus compañeras.
—Hola — dijo tímidamente.
—Hola Revi — lo saludó Eren extendiendo la mano —, ¿Cómo estás esta mañana?
—Cansado — admitió el niño pequeño
—No te preocupes ya pronto será el almuerzo y podrás comer la comida rica que trajiste ¿No te entusiasma?
El niño sonrió al hombre de ojos verdes, y Eren le sonrió igualmente, después asintió frenéticamente.
— ¿Mami? — llamó una niña pequeña a Eren.
— ¡Erin! — saludó Eren acercando a la pequeña de uniforme y tomándola de la mano para jalarla hasta sí—. Mira, Erin él es Levi y él es Revi es tu compañero de clase ¿Lo conocías?
—Hace rato — explicó la niña abrazándose a la pierna de Eren
Levi le sonrió con timidez y bajó a Revi de sus brazos, era verdad que la pequeña era exactamente igual a Eren, tenía un suave cabello café y bonitos ojos verdes, piel acaramelada y una pinta adorable, esas facciones finas y una voz tierna. Era la copia de su padre… aunque la niña lo había llamado mamá, así como si nada. Le sorprendió.
—Papitos, sé que extrañaban mucho a sus hijos, pero tenemos que continuar con nuestras clases así que por favor retírense y nos veremos aquí en la tarde para que recojan a los pequeñitos.
Levi se acercó a Revi y se despidió de el con un beso en frente. El niño se fue corriendo hasta donde estaba la maestra y se formó en una fila pequeña, ya que la maestra iba a asignarles nuevos lugares. Eren también se despidió de su hija con un fuerte abrazo y luego le dio muchos besos en la frente. La niña se rio curiosa y salió corriendo en la misma dirección de su hijo. Levi tomó su portafolios y miró de reojo a Eren, que aún estaba viendo a los niños. Tras unos segundos se percató de que Levi se había quedado mirándole y decidió seguirle el paso, los dos se sonrieron con la cabeza baja.
Salieron por la puerta del salón y caminaron juntos por el pasillo de la escuela.
—Estoy nervioso — admitió Eren —. No disfruto mucho de dejarla, pero siempre tengo que hacerlo por el trabajo y eso.
—Habrá que acostumbrarse — lo alentó Levi —. Los papás debemos trabajar, si no no habría comida.
—Tienes razón…
Eren miró el suelo con pesar y pensar que una hora se había pasado tan rápido, ahora su hija iba a quedarse en la escuela mientras que él se iba, y además… se sentía incómodo al tener que separase del pelinegro, una parte de él quería seguir platicando con él, conocerlo más y poder admirarlo aunque fuera un par de minutos más, se sintió un poco melancólico, tenía un tiempo que no tenía unas ganas así de simpatizar con alguien. Aunque era un poco egoísta de su parte pedirle que se quedaran juntos un poco más.
Tal vez no debía hacerlo. Pero, le gustaba…
— ¿Tienes que ir al trabajo? — soltó Levi cuando se quedaron parados en la banqueta de la escuela
— ¿Yo? — Se señaló con el pulgar —. Oh, no… pedí el día libre ¿Y tú?
—Bueno, tenía que dejar algunos documentos. Pero, me preguntaba si te gustaría ir a tomar un café conmigo o lo que sea, es decir, lo que quieras ¿Si? ¿Te gustaría?
Levi no tartamudeaba casi nunca, normalmente podía soltar todo sin problema, pero decir eso si que le había costado... las ganas de vomitar adrenalina estaban presentes en forma de arcadas, y un poco de mariposas. Pero todos esos nervios valieron la pena cuando Eren sonrió con amplitud y sus largas pestañas revolotearon con felicidad, sus dientes blancos resplandecieron entre sus labios rosas y asintió felizmente. Luego esa expresión se vio manchada con inseguridad.
— ¿No debes ir a tu trabajo?
—Bueno, soy mi propio jefe así que puedo tardar un poco. Solo haré una llamada ¿De acuerdo?
Eren volvió a asentir y Levi sacó su teléfono celular del bolsillo. Buscó entre sus contactos a la única persona a la que tenía que avisarle que probablemente no llegaría por el día de hoy y marcó su número. El teléfono chilló tres veces y después una voz ronca contestó.
—Zoe — la llamó con rudeza como si intentara despertarla —. Ya sé que no estás en la oficina, pero necesito que le digas a Rico que no llegaré hoy. Así que vístete y lárgate a avisarle, cuatro ojos.
— ¿Levi? coño son las nueve de la mañana… — bostezó la mujer —, si, ya estaba por pararme e ir a la oficina.
—No suenas nada convincente.
—Ya voy, ya voy.
Levi suspiró y colgó el teléfono. El castaño había ladeado la cabeza mientras escuchaba con atención la conversación telefónica y aunque normalmente a Levi le molestaba que prestaran atención a sus conversaciones no le pareció mas que adorable ver al joven interesado en lo que decía, sin poder detenerse terminó por sonreírle a medias.
— ¿A dónde quieres ir?
Eren pareció pensárselo.
—Hay una linda plaza por aquí cerca — contestó indicando la dirección con la mano —. Dentro hay una cafetería, podemos ir a beber algo ahí, si te parece bien…
—Suena fantástico — admitió Levi guardando el teléfono, era enserio cualquier plan con ese sujeto sonaba de lo más tentador —, ¿Trajiste auto?
—Oh, si — explicó recordándolo —. Traje mi camioneta.
—La dejaremos aquí — dijo Levi sacando las llaves de su auto —. Podemos ir en mi auto.
Las llaves de Levi bailaron entre sus dedos por un rato, hasta que Eren asintió y vio su camioneta estacionada. No era fea ni mucho menos es mas era una camioneta del año que el cuidaba mucho, pero tenía un aspecto demasiado familiar y lo corroboró cuando vio el auto de Levi estacionado a un par de autos del suyo. Era un lindo Bentley continental GT, negro y convertible.
—Si hubiera tenido un niño se hubiera llamado Bentley — le contó Eren conteniendo la risa y subiéndose en el copiloto.
—Es un fantástico nombre — concedió Levi poniendo el cinturón —. Yo no elegí el nombre de Revi, por mí se llamaría Cadillac o algo así.
—¿Bromeas? — preguntó Eren inclinándose en el asiento mientras Levi se acomodaba en el volante
—Obviamente.
—¡Dios! — Eren no contiene la risa y le da un ligero golpe en el hombro —, al menos has una cara menos seria mientras haces chistes.
Levi baja la mirada acalorado, sólo escuchar la musical risa del castaño ha sido suficiente para petrificar sus extremidades, es como una campanita musical. No puede evitar elevar la comisura de la boca en una sonrisa ligera, Eren se desenvuelve en el asiento del copiloto con seguridad, sube la rodilla y gira un poco el torso mirándole fijamente. Tiene una mirada arrebatadora, como para que Levi considere seriamente dejar de dormir por las noches solo para ver un recuadro suyo en la pared o mejor una foto en el celular ¿Qué tan raro se verá si se la pide?
— ¿Eres un amante de los autos? — le preguntó Eren mirándolo con interés.
Levi comenzó a manejar.
—Algo así— respondió planteándose el hablarle de su profesión o mejor dicho su Hobbie —, además no soy muy creativo.
—Bueno, tienes un lindo auto Levi — le sonrió Eren acariciando el cuero del asiento —. Y los Cadillac clásicos también son hermosos, sin dudarlo me subo a uno. Aunque es bastante caro, creo ¿Ganas bien?
—Lo normal, supongo — se encogió de hombros —. Mis trabajos me permiten darme estos lujos, he hecho grandes esfuerzos para conseguirlos. El Bentley solo es uno de los muchos que tengo en casa.
Eren sonrió, le gustaba saber esta clase de cosas le daba la impresión de que realmente estaba en labores de conocerse el uno al otro, aunque le resultaba un poco extraño. Eren realmente tenía un buen sueldo, lo suficiente para vivir cómodamente sin tener que matarse trabajando, pero solo se debía a que seguía trabajando para su ex suegro y él lo cuidaba bien. Si Levi tenía un excelente trabajo como mencionaba entonces porque los hijos de ambos se encontraban en una escuela promedio alta. Los ricos metían en colegios mucho más prestigiosos a sus retoños, sin embargo Levi no se veía como uno de esos. Tal vez sólo era acomodado.
Se estacionaron en la plaza con las indicaciones de Eren y entraron a la cafetería, era un lugar bonito y cálido, con mesas redondas y sillas altas, las host los guio hasta su mesa y los dos tomaron asiento mientras conversaban de temas excesivamente banales.
—Entonces trabajas en una agencia de seguros médicos — dijo Levi tomando la oreja de la taza de capuchino.
—Desde hace siete años — le contó metiendo la cucharita en la taza de su café de caramelo y batiendo el azúcar —. Me va bastante bien, lo conseguí con ayuda de mi exsuegro.
— ¿Vives cerca? — Preguntó Levi de nuevo, tomando un sobre de crema para el café —, Espera que ¿Ex?
—Sí, vivo cerca… a un par de calles ¿Y tú? — le contestó Eren ignorando la creciente curiosidad del pelinegro por su comentario poco planeado.
—Igual vivo a unos diez minutos de la escuela. Pero, que ¿Acaso no estás…? — Levi no pudo seguir, se quedó callado, de verdad estaba a punto de preguntar algo así tan simplemente.
Bueno Eren había sido el primero en comentarlo, el solo se había sentido intrigado y profundamente atraído ante esa afirmación. Pero ¿Qué era lo que pasaba por su mente exactamente? Si se ponía a pensar en eso este momento saldría todo aterrado y corriendo, no quería detenerse a pensar en lo que sucedía con su corazón cuando veía a ese guapo hombre moverse frente a él, sentirse atraído a la conversación como nunca antes, era una sensación extraña. Levi realmente no tendía a sentir interés por sus compañeros de trabajo, mucho menos colegas de la escuela de su hijo, sin embargo aquí estaba, frente al castaño con ojos de jade. Usando el traje de la oficina, ensimismado.
—No, no lo estoy — Eren se encogió de hombros al ver que el pelinegro no seguía con la conversación —, ¿Querías preguntar eso, verdad?
—Perdón, fue inapropiado — parecía que todas las reglas de Levi, las que seguían un proceso de orden natural iban a romperse con él. En este caso, pedir perdón.
—Descuida, la gente tiende a preguntármelo seguido cuando notan que me hago cargo de Erin yo solo — estira los dedos por encima de la mesa, son largos y afilados como un gatito —, en realidad, estuve casado, hace mucho tiempo… mi novia y yo… nos embarazamos, sí que estupidez, todo fue demasiado rápido, de pronto estábamos juntos. Mis ex suegros me dieron trabajo, casa, sustento, todo, querían que tuviéramos una vida de ''bien'' como pareja, pero no contaban con que su hija huiría.
— ¿Qué? — Levi escupe el café de la boca, se tapa con la servilleta Eren lo mira sonriendo con las comisuras de su boca color salmón —, ¿Tú esposa huyó?
—No lo digas así — pide poniendo los ojos en blanco —, es mi ex esposa, y si, en realidad fue incluso más rápido, un día estaba y luego ya no… jamás la volví a ver, me concedieron la custodia entera de Erin y mis suegros me siguieron apoyando con ella. Dudo volver a verla.
Levi se limpia, limpia la mesa y busca exactamente las palabras adecuadas para hablar. En realidad, no sabe que decir, a pesar de que después de todo él es abogado y no solo eso es el dueño de una buena empresa de abogados, es el líder, el gran jefe, por eso podría decir que sabe cómo lidiar con esta clase de casos sin embargo frente a él se presenta este joven que habla del abandono de su mujer como si fuera nada, y encima como si ya lo hubiera superado hace décadas. Además de que por supuesto el chico está cayéndose de lindo, tiene una cara preciosa, unos ojos eclipsantes y ni hablar de la sonrisa. Está debatiéndose, porque quiere dar una buena impresión, decir algo acertado.
—Es increíble que ella haya abandonado a su hija.
—No me sorprende, ella no quería ser mamá, la obligaron. Prácticamente. — Eren toma un sorbo de su café, está considerablemente relajado, ya se acostumbró a hablar sobre el tema y realmente nunca le ha afectado, sabe cómo expresarse —, mi hija tampoco resintió su partida, ella necesita una mamá y yo estoy para ella, es mi responsabilidad. Estamos bien así, de verdad.
—Me alegra oír eso — replicó Levi sinceramente —, se lo difícil que es cuidar a un hijo en solitario…
Eren reacciona de inmediato ante las palabras, deja sus manos al lado del café y mira muy detalladamente al pelinegro, ya antes había analizado su físico, era atractivo, sin embargo pensó que se trataba de un hombre casado. De hecho, a decir verdad, lo era, porque cargaba en el dedo izquierdo un anillo de oro fundido que no resaltaba demasiado, pero para alguien que se fijaba en eso si resultó bastante evidente. El hombre estaba casado, entonces ¿A qué se refería? Y también como fue que no se percató en primer lugar de la joya que parecía pesar más que su propia conciencia.
— ¿Ah sí? — preguntó interesado, apoyando su mentón en la mano. Inclinando el cuerpo hacía enfrente
—Si — Levi también se inclinó, siguiendo el movimiento que el castaño le marcaba, a su ritmo —, mi esposa es una experta en hacer jaladas.
Eren se rio estrepitosamente, cubriendo su boca. Levi bajó la mirada, estaba encantando, el chico enserio era lindo, dejando de lado lo bien que la estaba pasando al hablar con él y su atracción evidente a lo físico y personal, de verdad que se daba cuenta que él era un libro cerrado, pactado, por alguna razón que ahora mismo no podía descifrar estaba contándole a un jovencito mucho menor que él y menos experimentado sus problemas familiares, es más quería decírselos, contarle hasta el último detalle, porque sentía que el castaño tenía que saberlos, aunque la razón la desconociera.
—Bueno, supongo que obviamente si quieres a alguien jamás le harías una jalada — Eren levanta las cejas en un ángulo amorfo, pero grácil.
—Si la quieres — replica Levi dándole la razón —. Al contrario de ti, conocí a mi mujer cuando los dos estábamos en nuestra plena vida.
— ¿Eso qué significa? — Eren frunció el ceño —, ¡Estoy en mi plena vida!
—Yo tenía 30 años cuando me obligaron a casarme con una mujer, la que fuera. Bueno, no la que fuera… una de las hijas de los jodidos socios de mi padre, fue una condición para que heredera la empresa. Al final elegí a una, sin importar quién y luego tuvimos a Rivaille — explicó rápido y conciso, sin entrar en detalles morbosos —. Sé que estás en tu plena vida, se te nota ¿Qué edad tienes?
—Tengo 22 — respondió tomando un sorbo pequeño a su café.
—Yo tengo 35 — explicó Levi poniéndose una mano en el pecho —, los treinta son la edad de la resurrección.
—Ya, pues me alegro que estés bien con tu esposa, aunque no la quieras — Eren dice todo a posta, sabe cómo mover la lengua. A pesar de que Levi es deslumbrante como un astro que está por estrellarse contra toda su órbita, mantiene la compostura lo mejor posible.
—Si estar bien significa no verse nunca — se encoje de hombros —, ¿Quieres pedir otra cosa? Podemos ordenar pastel o tarta.
—Suena agradable. ¿Te gustan los dulces? — la verdad a Eren no se le había ocurrido pero cuando Levi llama a la camarera y pide una rebanada de tarta de fresa no hace ningún comentario —. A mi tráigame un…
—Compartamos — sugiere Levi sujetando su mano.
Eren siente que la sangre abandona su rostro por completo, la camarera lo mira esperando un asentimiento. Eren otorga con una sonrisa y luego baja la mirada, los latidos de su corazón que apenas lograban acompasarse han vuelto como un maremoto de presión y jadeos.
—Dos cucharas, por favor — suelta Eren al menos.
La mujer los ve con ojos recelosos pero se aleja apuntando en su libreta. Levi no suelta la mano del castaño, en realidad no tiene intenciones de hacerlo ahora que ha visto que a pesar de notarse calmado puede provocar unas reacciones muy lindas en su cuerpo, entrelazan el dedo meñique por encima de los manteles y cruzan miradas, como si los dos anhelaran agregar una sola palabra más a la acción. Se sienten como imanes, increíblemente atraídos, manejados por una fuerza distinta a la de la tierra. Fuera de órbita.
—¿Y bien? — pregunta Levi acariciando la piel de sus dedos con las uñas
—¿Qué? — pregunta Eren sin comprender, o tal vez solo es su cerebro el que no ha logrado retener las palabras en su mente
—No sé, háblame más de ti — pide Levi frunciendo sus delgadas cejas —, ¿Qué te gusta? ¿Comida, ropa, lugares? ¿Qué estudiaste? Cuéntamelo todo, quiero saberlo todo de ti.
—¿Por qué? — pregunta Eren, está cuestionándose como es posible que estén tan cerca el uno del otro ¿Qué tan inclinados sobre la mesa están?
—No sé, creo que me interesas — responde Levi entre confundido e inseguro.
—Bueno, voy a responder eso rápido y conciso — sonríe Eren retrocediendo un poco en la mesa.
Levi puede escucharlo todo el día, lo puede sentir, su voz es como una droga que se impregna cada vez un poco más dentro de sus poros y fosas nasales, su rostro como un hechizo para grabarse a fuego en sus retinas, y retiene cada una de sus historias en la memoria, puede recitar de memoria todo lo que Eren habla, le cuenta sobre sí mismo, sobre como dejó la universidad, hablan de todo un poco con las manos entrelazadas sobre la mesa, comen tarta del mismo plato, entre risas. Es como tener dieciséis años sentir esas mariposas en el estómago producto de la droga de la felicidad que se alojaba en su cerebro pero parecía vivir dentro de su corazón eternamente. Era todo suspiros, caricias en la mano, querer acercarse más ¿Por qué no se sentaron del mismo lado?
—¿Y tú? — concluyó Eren dándole la última lamida a la tarta
—Además de ser abogado corro autos de carrera.
—¡Enserio! ¡Eso es genial! Guau, que impresionante… — Eren sentía la emoción correr por sus venas, su rostro se puso colorado.
—Es más como un hobbie.
—Ah, por eso decías lo de los autos — recordó Eren mirando al techo sonriendo —, se me hacía raro que con el empleo que tuvieras Revi estuviera en un colegio tan promedio, digo no es barato pero al menos en tu condición estoy seguro de que pudiste conseguir algo mejor ¿No crees?
—Bueno, gracias a eso… creo que conseguí lo mejor.
Eren se mordió el labio y desvió el rostro apenado. Levi también miró por la ventana sin agregar nada más al salvaje comentario que había brotado de su garganta como si se tratase de vómito, muerde el costado de su dedo índice está intentando reprimirse mentalmente por sonar como un estúpido adolescente enamorado, después de todo apenas y conoce al ojiverde ¡Pero siente que le ha gustado de toda la vida! Sobre todo después de que han hablado tanto tiempo, ahora es como si ya no pudiera quitarse su mirada de la mente. Ni nada que tenga que ver con él, tampoco es como que quiera.
—La cuenta — dice la camarera dejando un papel sobre una tablita de madera. Eren la toma con ambas manos
—No — suplica Levi dejando de divagar por la ventana —, por favor yo pago.
—Hagámoslo a mitades — suplica Eren con una sonrisa juvenil.
—No te atrevas a tocar un solo centavo de tu cartera — Levi ladea la cabeza de un lado a otro con una mirada pétrea.
—De acuerdo, solo por esta vez — aceptó Eren enarcando sus grandes ojillos. Ese comentario en su interior servía para advertir con claridad que esperaba que hubiera una segunda ocasión.
Levi soltó la tarjeta de crédito sobre el ticket sin siquiera fijarse en el precio, no desperdiciaba oportunidad para posar sus ojos en el contrario, tenía un cuerpo tan menudo y gracioso, con formas que resaltaban aún entre los pliegues de su traje formal, le quedaba como un guante, movía sus manos a través de sus cabellos peinándolos por detrás de las orejas. Sus labios tenían la forma de un delgado corazón.
—¿Has pensado en ser modelo?
—¿Vamos a comenzar con los piropos baratos? — se rió Eren en voz alta levantándose de la mesa —, vamos, ¿Qué tal si caminamos por la plaza? Puede haber algo interesante… la verdad tiene mucho que no salgo solo.
—Si, a todo — aceptó el pelinegro.
Cinco minutos a su lado sonaba como probar una pequeña cucharada del paraíso, Eren sintió que cada vello de su piel se erizaba cuando notó como Levi sonreía mirando a la mesa, supo entonces que al menos se trataba de algo mutuo, que los dos estaban buscando el rumbo de la conversación pertinente y la salida adecuada para pasar un buen rato juntos, seguir hablando de sus vidas, de las banalidades, tal vez comprenderse, o simplemente mirarse porque cada uno tenía una forma particular de mirar al otro y por más que decidiera ignorarlo, era hipnótico.
Salieron de la cafetería, la plaza que rodeaba el lugar era pequeña y teniendo en cuenta que era bastante temprano la mayoría de los locales aún se encontraban cerrados, la mayor parte de las tiendas de ropa y cosas parecidas seguían desérticas, sin embargo hubo un olor que despertó la atención de ambos mientras subían por las escaleras eléctricas. En el segundo piso solo se encontraba el cine, estaba abierto, y encima rodeado de chicos de la escuela, los pequeños que se dedicaban a escaparse de la escuela desde temprano y no tenían nada mejor que hacer que venir al matiné del cine, ese momento en el que los boletos estaban prácticamente a mitad de precio. Ignoraron olímpicamente a los mocosos y ellos hicieron lo mismo, pero Eren tuvo la grandiosa idea de acercarse a ver los poster de los próximos estrenos. A Levi le hubiera gustado bajar por las mismas escaleras y buscar un lugar mucho más íntimo, rodeados de menos gente, donde poder seguir hablando de todo un poco. Sin embargo no se le ocurría ningún lugar.
—¿Vienes mucho al cine? — preguntó Eren inclinándose sobre el poster del futuro estreno de la Bella y la bestia.
—No mucho — admitió Levi —, a Revi casi no le gustan las películas….
—¿Enserio? — se sorprendió Eren —, a Erin si le gustan así que venimos de vez en cuando, siempre terminamos viendo su elección, es una desventaja.
—¿Quieres entrar? — Preguntó Levi repentinamente —. No he visto una película en mucho tiempo, mucho menos en el cine.
—Yo invito las palomitas — aceptó Eren ladeando la cabeza.
Levi hubiera querido decirle que se abstuviera de eso, pero Eren ya estaba corriendo hacia la barra para encontrarse un buen lugar entre los estudiantes de secundaria, suspiró encantado, suponía que no sería un problema que el escogiera la película, probablemente si se trataba de la más cercana era lo mejor. Se formó en la fila siendo ignorado por todos hasta que llegó al mostrador. El hombre lo miró extrañado, era raro ver adultos en el matiné pero no hizo preguntas incomodas y se limitó a venderle los dos boletos para adulto para la película de xXx con Vin Diesel, era el estreno de acción del momento y aunque a él no le interesaba tanto este tipo de películas solo de pensar que iba a encontrarse a solo con el castaño en una sala, probablemente medio vacía, hacía que su corazón latiera a la máxima potencia.
—¿Listo? — preguntó Eren con un refresco pequeño y un bote de palomitas gigante —, ¿Qué película elegiste?
—La de xXx, no sé porque le pusieron un nombre tan porno a una película de acción — Eren se rio dándole un largo trago al refresco.
Entraron riéndose y comentando la anterior entrega de la película, quejándose un poco del mal cine al que se encontraba sometida la actualidad, ignorando el mundo a sus espaldas. También ignorando la hora que era, o si tenían pronto que despedirse para volver por sus hijos, cualquier cosa que los distrajera del momento era eliminada completamente de sus mentes, estaban pasándola en grande, incluso cuando entraron a la sala y repararon la completa soledad… Eren solo pudo divisar a tres jóvenes sentados en las filas de hasta el principio esperando con tres botes de palomitas. Levi había elegido lo asientos de hasta arriba, nada escondido ni mucho menos, en realidad se veía como un excelente lugar para admirar la película, si Eren levantaba la cabeza podía ver las pelusas que sobrevolaban en el aire entre la luz del proyector que mostraba los últimos anuncios de trailers de películas.
—¿Están bien estos asientos? — preguntó Levi sentándose y acomodándose en el asiento
—Están perfectos — aseguró Eren sonrojado.
La película comenzó en el mismo instante en el que las luces se apagaron. Eren tuvo un pequeño infarto a su corazón, giró levemente el rostro para observar al pelinegro, estaba concentrado en la pantalla sin siquiera fijarse en el a un lado suyo. Reunió toda su concentración posible para prestar atención a lo que estaba en la pantalla, la película que realmente tenía un inicio atrapante, pero sus manos no dejaban de sudar, por más que las limpiara contra sus muslos ¿Qué pasaba por su mente? No hacía mucho había dejado la adolescencia sabía lo que él y Levi estaban haciendo ahora mismo, ese jugueteo incesante de frases, el intercambio del mando como si se tratara de un flirteo experimentado, la necesidad de atención mutua. Se mordió al labio en la oscuridad, ahora mismo debía estar en casa ordenando su departamento, probablemente preparando la comida o haciendo cosas parecidas, sin embargo estaba aquí en una sala oscura y vacía del cine con un hombre que acababa de conocer pero que le movía el piso como nunca antes.
Está casado.
—Eren — susurró Levi, el ojiverde giro el rostro para encararlo —, ¿estás bien?
Sus ojos grises eran afilados como espadas, sus pestañas espesas, sus cejas delgadas. Su rostro tenía una finura incomparable, algo con lo que jamás había lidiado. Por inercia los dos tocaron sus manos por encima del brazo del sillón que los separaba por unos centímetros. Eren tragó salva, su cara estaba roja ¿Bajo la oscuridad también lo notaria? Pasó por su mente la idea de inclinarse tal vez un poco, tocar sus labios, besarse aunque sea una sola vez, después de todo la película no estaba tan interesante. No podía ni asegurar cuanto tiempo le quedaba al filme o si de verdad era tan buena como había imaginado.
Actualmente ni siquiera podría decir cuánto tiempo miró a Levi Ackerman a los ojos. Sentía el latir de su corazón en sus orejas, todo su pulso estaba acelerado. Estaban incluso tomándose de las manos, entrelazando los dedos. Eren movía su cuerpo centímetro a centímetro para pegarse a cada instante al cuerpo del pelinegro.
—Eren… — jadeó Levi cuando sus bocas estaban demasiado cerca la una de la otra —, ¿Puedo…?
Eren asintió pegando la nariz a la suya, rozándola en una súplica baja. Si, hazlo, bésame, porque desde que te vi sentado a mi lado quería sentir tu boca, tus dientes, tu lengua y todo de ti.
Más el beso que recibe es mucho más lento y ligero de lo que él se imaginaba, no tenía idea de que el pelinegro pudiera ser capaz de tocar sus labios de esa forma, como si lo hubiera esperado por mil años y ahora por fin pudiera conseguir el objetivo, el deseo, un roce con los labios superiores e inferiores, el aliento cálido por toda su boca, acariciándose los mentones, apretando los dedos el uno con el otro, entrelazándolos, sintiéndose.
No hubo lengua, ni dientes, solo los labios.
—Más — pidió Eren envolviendo sus brazos entre el cuello del pelinegro, las palomitas cayeron en el piso —, más por favor…
Levi lo atrajo a su cuerpo aún sin besarlo asintiendo desenfrenadamente. Miró por encima del hombro del castaño a la pantalla, los jóvenes de las primeras filas habían abandonado la aburrida cinta cinematográfica, él tampoco se sentiría mal si lo hacía. En realidad quería decirle a Eren que dejaran este teatro y salieran juntos, que se besaran hasta que la respiración se les cortara, ya había pasado horas escuchando todas las palabras de su boca, anhelando su conversación, encantado con su conversación. Atraído a él como si fuera radiación.
—¿Nos vamos? — preguntó Levi abrazándolo, pegando su mejilla a la del chico de pelo café.
Éste tenía los parpados apretados, se mordía el labio inferior y asentía perdiendo sus manos en la espalda del pelinegro, apretando la tela, desgarrándola con las uñas. Faltaron solo dos segundos para levantarse de esa aburrida sala de cine, sabiendo ni un poco de la película, tal vez incluso estaban en los créditos, pero corrieron tomados de las manos, sin soltarse, ignorando el sudor de sus palmas o la forma en que las uñas mutuas se clavaban en la piel y dejaban una marca, sin poder esperar a que las escaleras eléctricas fueran lo suficientemente rápidas, bajando de a dos en dos por escalón y cruzando la puerta de cristal para llegar al estacionamiento. Levi buscaba las llaves de su auto con la mano en el bolsillo y con la otra corría con Eren a dos pasos detrás, hasta que encontraron el lugar donde habían aparcado y lo primero que lograron fue pegarse contra la puerta, tantear buscando la manija.
Abrieron, y cada uno se acomodó en el asiento, jadeantes. Solo se habían dado un beso pequeño, corto, tierno e incluso romántico, pero sus corazones latían como si acabaran de dar un maratón o peor como si hubieran estado comiéndose las bocas con desenfrenado a cada instante. Levi metió las llaves en el espacio correspondiente y antes de que pudiera si quiera sugerir algo Eren estaba encima de él, quitándose el saco, arrojándolo a los asientos de atrás, con sus piernas a cada lado, sujetándolo de la mandíbula, desgarrando la piel de sus labios con los contrarios, pegándose, acariciándose las pelvis en el asiento. Levi podía llevar sus manos hasta la cintura contraria y acariciar por encima de la tela, la espalda, la cadera, el cinturón. Comiéndose la boca. Sin dar espacio a la respiración, se mordían la boca, jugaban con sus lenguas. Eren no pensaba, solo tanteaba con ambas manos las mejillas blancas de Levi, ahora pintadas en tonos carmines, sus hinchados labios.
Dolían, sus labios dolían demasiado.
—¿Vamos… — suplica Levi, pero Eren ataca de nuevo, muerde su labio le besa toda la boca, las comisuras la nariz lame sus dientes, su frenillo —… a un…?
—Vamos — pide Eren mientras Levi le muerde el labio, se lo destroza hasta abrirlo y saborear la ligera sangre que brota. Clava las uñas en su espalda —, a un hotel, va…mos.
Levi asiente rápidamente. Mira su reloj, son las 12, tienen dos horas para hacer lo que sea y luego volver a la escuela por los niños. Recoger a sus hijos, tal vez separarse, tal vez dejar de besarse, o no… porque después de haber tocado los labios del castaño ¿Cómo va a dejarlo irse? No puede. Eren no se quita de encima, no puede, no quiere.
N/A: Ahora si me voy a debrayar: Lia la verdad me alegro mucho de haberte conocido, sabes que me encanta hablar contigo de fics de tonterías que no tienen sentido o de ''Buenas noshes'' creo que el sueño de toda fanficker es tener una amiga que igual escriba y que comparta sus ideas que además te ayude cuando lo necesitas, a salir del bache, a corregir el capítulo, a cambiar los diálogos, a lo que sea. Yo he encontrado eso en ti y la verdad me siento muy feliz. ¡Feliz cumpleaños! Espero que te haya gustado el capítulo y gracias por todo. ¡Un abrazo enorme!
Espero que les haya gustado *uuu* déjenme su opinión en los reviews y nos vemos pronto, no sé cuándo actualizaré este fanfic puesto que como dije arribe ya estoy con más proyectos, los que me conocen saben que así lo máximo que me puedo tardar son 3 semanas, así que no se preocupen mucho.
Un review por el lemmon del siguiente capítulo (¿?)
