fanfiction basado en yu-gi-oh!

por syry

disclaimer: los personajes de yu-gi-oh! no me pertenecen y los uso sin animo de lucro

advertencias: YAOI, relaciones chicoxchico con lemon. si no te gusta, no leas, si lees es bajo tu responsabilidad


Corazón salvaje.

"porque todos nacemos bajo una estrella que determina nuestro camino"

prólogo: Revelaciones

Calma.

Eso era lo que el joven joey estaba sintiendo en ese momento. Bajo el sol de mediodía, disfrutaba de un baño en el cristalino lago que se encontraba a 5 kilómetros de su casa. Tardaba una hora para ir y otra para volver. Lo hacía con su precioso caballo 'Dikhil'. La razón era bien sencilla: amaba ese lugar, esa paz que se respiraba, la calidez del lugar... y era una manera de alejarse de su padre.

Lo quería mucho, pero desde que su padre le reconoció que no era su hijo biológico todo se enfrió, su padre cada dos por tres le pedía perdón y le negaba el derecho de saber su verdadera identidad, y eso hacia que joey lo 'odiara' un poquito. Y ese sentimiento le hacia daño a joey. Ese hombre, aunque no fuera su padre biológico, lo trató como tal. Y además, Vivian en una chavola solitaria, alejados de toda actividad ciudadana, rodeados en 60 kilómetros a la redonda tan solo por árboles, claros, flores, hierba y ese lindísimo lago.

Pensando y pensando, se le hizo algo tarde, pues el sol ya no pegaba tan fuerte con lo cual debía irse a su casa. Salió lento del lago mirando las ondas que se arremolinaban alrededor de sus piernas al caminar. Salió y, sin pudor por hallarse desnudo, se tumbó en la ribera del lago a tomar el sol por quince minutos. Sus facciones relajadas, sus cabellos del color del sol, su inexplicablemente piel pálida pese al sol siempre tomado, sus músculos suaves pero definidos, le hacían ver como un joven hermoso y atractivo. Como un ángel.

Al cabo de los mencionados quince minutos, se levantó y caminó hacia sus ropas. Lentamente se puso las calzas, el jubón, las mallas, las botas, la camisa de lino y un chaleco, todo en distintas tonalidades de azul: su color favorito. Un poco desganado, pues anhelaba poder quedarse más, se dirigió hacia su caballo y se montó sobre él. Cogió las riendas y marcó paso ligero. Ya era media tarde, no podía retrasarse un minuto más o llegaría al anochecer. Llevaba medio camino cuando se enterró en sus pensamientos. Aquellos que lo acompañaban desde el día de su 15º cumpleaños.

Últimamente, desde aquel día, soñaba una y otra vez con lo mismo: él mismo sentado en un trono al lado de una persona de la cual sólo recordaba sus ojos, grandes, fríos, autistas... azules. Un precioso color azul que asemejaba el de su amado lago. No sabía porque soñaba eso pues, como pobre que era, jamás podría aspirar al trono.

Esos ojos. Lo habían cautivado y enamorado en parte. Sentía que se hundiría en esos ojos y aun así solo podría sentirse feliz. Aunque él jamás se hubiese dejado dominar por nada ni nadie, creía que del portador de esos ojos si que podría permitir su cautiverio.

Cuando sólo le faltaban tres metros para llegar a su chavola, observó como esta estaba rodeada de soldados del rey. Amenazaban a su padre con una espada situada en su cuello y, sin pensar, llegó en pocos minutos oyendo parte de la conversación:

-dinos donde está el heredero, viejo

-no lo sé

-mientes, sé que aquí esta el joven heredero a la corona

-¿qué hacéis aquí y que buscáis?

-¿tu quien eres para hablarme así?

-desde luego no soy un cobarde que amenaza a un hombre desarmado y que además, no lo puedo hacer solo

-¿te burlas de mí, criajo?

-solo te digo lo que veo. Suéltale

-no eres quien para darme órdenes.

-hagamos un trato; luchemos tu y yo, espada contra espada, si ganas tu seré tu esclavo, si gano yo, te marchas con tus hombres

-¿por qué tendría que hacerte caso?

-¿qué buscas?

-está bien, luchemos... y prepárate para ser mi esclavo- dijo con una mirada lasciva

-antes de hablar, gáname.

Joey le quitó la espada a uno de los soldados y su oponente cogió su propia espada. Todos se alejaron varios pasos y formaron un círculo alrededor de los contrincantes. Ambos se pusieron en posición de combate y esperaron la señal. Cuando uno de los soldados dejó caer el pañuelo, ambos se atacaron, empezando así una batalla feroz.

Ninguno de los presentes se podría creer lo que veían; ese 'niñato' era realmente fuerte y diestro con la espada. Detrás de ese aspecto frágil, delicado y angelical, se encontraba un autentico salvaje. Todos concordaron en su apodo:

Ángel salvaje.

Tras un duro combate, ganó por mucho joey, dejando así en ridículo a ese asqueroso y cobarde hombre.

-te lo dije, jamás nadie me ganó

-chst, y contra quien luchabas...

-vivo en el campo, no en el desierto, aparezco mucho en la ciudad, y ni aunque no te lo creas estudio para caballero de la guardia imperial.

-¡mierda!... has ganado

-lo sé. Cumple tu palabra

-grr, nos vamos

-Sí capitán

-¡y no volváis!

Después de observar en silencio como se marchaban, se volvió hacia el interior de la chavola donde por la puerta se podía observar a su padre sentado. Entró dispuesto a encontrar respuestas.

-papá¿quién es el heredero? Digo, aquí solo vivimos tu y yo y...

-tú

-¿qué?

-te buscaban a ti

-jaja, buen chiste

-no es un chiste...

-pero... explícate

-tu verdadera identidad es esta: tu nombre es Joseph wheeler III, heredero del reino del sur, es decir, de este reino. La razón por la que tu estas aquí conmigo es porque así lo quiso su padre. En el castillo estaban planeando un complot contra e rey y, para defenderte a ti y a la dinastía wheeler te apartó de tu autentica vida.

>>Me encargó tu cuidado. El problema apareció cuando ya todo había terminado. Tu te creías mi hijo, tenias ya 13 años y el rey sabía lo feliz que eras aquí, así pues, en son de esa felicidad, dejó que te quedaras aquí. Pero el rey ha enfermado y, en medio de su delirio, habló de ti y tu paradero y han venido hasta aquí a buscarte.

-mientes...

-lo siento... créeme que me gustaría... pero no miento... esa es la verdad, tú eres el futuro rey y créeme, vendrán más a buscarte.

-... toda mi vida... es una mentira

-...

-me has mentido... siempre...

-escucha, joey...

-yo... ¡no quiero ser rey¡Quiero ser libre!

-ese es tu destino

-no... mi destino¡lo elijo yo!

-naciste bajo una estrella que marcó tu camino

-padre, os quiero y respeto mucho, pero esta es mi decisión.

-¿qué vas a hacer?

-lo que he hecho hoy, pues nadie me ganará

-no puedes hablar en serio, tú no puedes saber eso.

-pues lo sé y lo voy ha hacer. Cada persona que venga por mí, la retaré, la ganaré y seguiré siendo quien soy: yo mismo

-... ojalá y no te equivoques

-no lo haré... papá

-dime

-tengo hambre

-haré la cena

-gracias...

Sólo sonrió. Joey había descubierto demasiado en un solo día y emocionalmente estaba agotado. En el fondo, deseaba con todas sus fuerzas que nadie perturbara jamás su vida, pero sabía que eso era imposible.

Pasaron varias semanas desde ese suceso, varias personas le habían desafiado y todas habían perdido. El rumor de lo que pasó corrió como la pólvora y desembocó en que joey tuviera combate tras combate. Lo que le sorprendió fue como le llamaban: ángel salvaje. Chistoso nombre, aunque lindo.

Lo que joey no se esperaba, era que ese rumor, ese nombre, y ese desafío llegase a oídos del rey del norte, conocido por su destreza con la espada. Picado por la curiosidad, hizo el largo viaje desde su castillo hasta la capital del este para ver cuan fuerte y diestro era ese tal 'ángel salvaje'. Y cuan hermoso. Eso también era parte del rumor. Se decía que jamás nadie había visto muchacho más hermoso.

Un buen día, en el que joey estaba bañándose en el lago nuevamente, un joven castaño de ojos azules pasó por enfrente de dicho lago y quedó maravillado por ese hermoso joven. No por nada era realmente hermoso: ojos expresivos de color miel y dorado, labios carnosos que invitaban al pecado, cabellos rubios un poco largos que semejaban el color y el brillo del sol, cuerpo torneado, con músculos ligeramente marcados, nalgas prietas y redondas, piel de color pálido, alto y un poco delgado de más.

Supuso por esto último que sería un aldeano. Cuando se dio cuenta de que se había quedado embobado mirando a ese joven, se reprendió mentalmente y sacudió fuertemente la cabeza. Antes de cometer una locura, nada correcta y menos para una persona tan perfecta e intachable como él, tiró de las riendas y se encaminó hacia la chavola donde vivía ángel salvaje.

Joey, que no se había percatado de la presencia del joven, salió minutos después de que el ojiazul se marchara, y repitió el proceso de todos los días. Cuando terminó y llegó a su casa se encontró una sorpresa; un joven de ojos azules, castaño, de estoica porte, que le miraba fijamente.

"esos ojos... ¡son los del sueño!"

-joey... este señor preguntaba por ti

-¿eres ángel salvaje?

-me llamo joey aunque se me conoce más por ángel salvaje.

-vaya... me esperaba a un lindo muchacho... no un perro

-¿quién te crees para llamarme así, maldito engreído?

-tienes agallas, perro, yo soy el grandioso Seto kaiba, rey del reino del norte.

-¡que?

-¿sorprendido?

-yo... ¿qué quieres?...

-vengo a desafiarte

-¿para que?

-tu has ensombrecido mi reputación, antes era yo el más diestro con la espada, además... me hace falta un esclavo...

-maldito...

-no puedes negarte...

-está bien, te haré morder el polvo, asqueroso gato

-que te lo crees tú

ambos salieron fuera de la casa. Armándose cada uno con sus respectivas espadas, esperaron la señal. Cuando el pañuelo lanzado por el padre de joey tocó el suelo, ambos atacaron a la vez. Para sorpresa y desagrado del rubio, seto le desarmó con la primera estocada y le puso en el cuello el cortante filo de su espada.

Seto rió irónicamente. Él chico era demasiado impetuoso, adivinó enseguida el propósito del joven. Lo único cierto era que realmente, poseía una belleza sin igual, una inocente sensualidad, carácter, valentía. Desde hoy, Joseph wheeler sería SU cachorro.

-has perdido, perro.

-...

-bien, según tu propia respuesta, a partir de hoy serás mi esclavo

-...

-empaca tus cosas, menos la ropa, que nos iremos en una hora

joey no atendía. Aunque quisiera no podría. Suyo, de su propiedad. Como un vil objeto. Y todo por su propia culpa. Levantó la mirada y se embobó con la imagen que observaba. Quizás era arrogante y frío, pero era realmente hermoso. Alto, delgado, con músculos bien delineados pero suavemente. Piel color canela. los ojos azules y el pelo castaño.

-¿qué miras?

-na... nada...

-vamos, muévete, empaca tus cosas...

-no voy a ir...

-¿cómo?

-yo soy libre, y antes de estar contigo, reclamo mi trono y me dedico a gobernar

-¿trono¿eres el hijo del rey del este, al que se cría muerto pero recientemente se descubrió el paradero?

-¿sorprendido?

-pues... un poco... interesante... no te querrá tu pueblo si faltas a tu palabra...

-¿para qué quieres que esté a tu lado?

-como prueba de que te gané

-... ¡mierda!... solo a mi se me ocurre hacer estas cosas

-problema tuyo perro, ahora recoge tus cosas que nos vamos.

-...

joey entró a su casa desganado y en un pequeño baúl metió sus pocas pertenencias. Mientras seto hablaba 'amenamente' con su 'suegro'. Al cabo de escasos minutos, joey salió rumbo a su destino. Seto le miró y sonrió burlonamente a la par que pensaba:

"por fin me divertiré en mi cárcel de oro"

-vamos

-... si no hay más remedio...

-no lo hay perro... no lo hay...

CONTINUARÁ...


dejen review plis . cada dos domingos un capi