CAPITULO 1
Somos complicando, somos simples.
No recordaba muy bien cómo acabaron allí, sobre la azotea de un viejo edificio, sentados en el suelo sucio y frío. Estaba seguro que se había acostado en su cama, sí, eso sí lo recordaba, que había discutido con su "compañero" sobre no comerse todo lo que había logrado comprar para el mes, cepillo sus dientes, bebió un vaso de agua y directo a dormir. Pero... ahora estaba aquí, rodeado de pequeñas plumas grises, parecían plumas de palomas.
― V... dime que no hicimos lo que hicimos. ― Miró a su alrededor, notando que delante de ellos había una especie de palomar completamente vacío y con las puertas a medio arrancar de sus bases. ―
― ... ― El silencio fue la única respuesta que obtuvo Eddie del nombrado compañero. ―
― Mierda. ― Con dificultad se levantó del suelo, estaba descalzo y vestido solo en unos ligeros pantalones de dormir, con el frío colándose por todo su cuerpo cansado. ― Que asco...
La idea de que habían llegado hasta esa azotea para asaltar el palomar y devorarse todas esas pobres aves lo descoloco, sin mencionar el asco horrendo que le quedó en la boca. La sensación de llenura en su estómago fue sustituida por unas inesperadas náuseas que obligaron a Eddie a correr hasta el borde de la azotea para vomitar todo el contenido de su estómago.
― Eddie, necesitamos comer.
El nombrado siguió vomitando al tiempo que le mostraba su opinión al simbionte alzando su temblorosa mano derecha con el dedo medio extendido. Luego de un par de arcadas más logro controlarse para terminar limpiándose la boca con su antebrazo, sintiéndose menos nauseabundo pero igual de culpable.
― Maldita sea V, no quiero hacer esto. ― Gimió llevando sus manos al rostro, restregándose intensamente mientras se tambaleaba de regreso a donde había reaccionado de su extraño letargo. ― ¡Tú no puedes decidir qué comer mientras estoy dormido!
― Nosotros, Eddie. Los tres... comida, necesitamos comida.
― Comer... comer, solo escucho el comer y me siento como un simple envase donde decidiste coloc... ― Respiro hondo, muy hondo, estaba por decir una barbaridad que no era necesariamente cierta. ― Amor, sé que lo haces por nosotros... pero, es horrible.
Suspiro más hondo aún, llevando de modo inconsciente su mano derecha hasta su bajo vientre, aun no se creía que había algo allí dentro, además de tripas y Venom, algo que crecía y demandaba de modo brutal su atención, llevando su cuerpo a superar por creces los límites humanos de ingesta calórica, podría ser peor que Venom en un mal día sin comer chocolates y papas fritas.
― Es normal Eddie, necesita crecer.
― Solo van dos meses y ya me siento que he comido por un año entero. ― Gimió con frustración, andando en círculos por la azotea, se volvería loco si no sacaba de su sistema la frustración emocional en que se encontraba. Esto le estresaba; la situación, Venom y él bebe... todo lo tenía con ganas de tirar la toalla. ―
― Te dije que no sería fácil. ― Con mucha suavidad deslizó un par de tentáculos negros por los brazos del periodista, una rara caricia consoladora, o lo que él creía que era eso a su modo de ver. ― Pero no será mucho tiempo, Eddie. Crecerá rápido.
― No estés tan seguro de ello, me dijiste que según la especie, ustedes se adaptan al ritmo biológico de su anfitrión. Los bebés humanos tardan nueve meses en salir "del horno."
― Nueve meses es mucho, ustedes son lentos para todo. ― Bromeo con malicia desde los profundo de la mente de Eddie. ―
― Lógico, no somos una masa amorfa, quizás ustedes se dividan como simples células cuando lo necesitan, pero este cuerpo es una...
― Una delicia suave, rica en nervios, órganos, químicos... ― Venom empezó a deslizarse sobre la piel del cuello su compañero, saliendo un poco para continuar con su muy descriptiva opinión sobre el cuerpo humano. ― Y ahora eres un cóctel de químicos y hormonas muy apetecible, Eddie.
― No, V. ― Una punzada rara se alojó en la base de su espina dorsal, sabía lo que significaba, sí que lo sabía. ― Aquí no, y menos ahora.
― No hay nadie, amor... estamos solos, y lo deseamos.
― Lo que deseo es bajar de esta azotea de mierda y darme una buena ducha, apestamos a animal muerto.
― mmm... si regresamos a casa, ¿podremos? ― Con mucha sutileza deslizó su larga lengua por la mejilla de Eddie, tentándole sobre la posible recompensa. ―
― Estoy comenzando a creer que eres adicto a hacer eso. ― Tembló al sentir como la lengua húmeda bajaba por su yugular, haciendo un camino serpenteante rumbo a la clavícula, y allí se asentó un segundo, como analizando las palabras dichas por él. ―
― No conocía nada sobre la reproducción humana, pero sin duda es divertido joderte, nos sentimos bien cuando eso sucede, nos gusta.
― No puedo contigo, V. ― Rezongó moviendo sus manos para apartar la lengua del simbionte de su cuello. ― Si deseas algo de mi pórtate bien y llévanos a casa.
― Está bien, a casa. ― Gruño extendiéndose sobre la piel de Eddie, cubriéndolo por completo, adoptando su forma alienígena. ― Pero necesitamos comer algo más, te deshiciste de casi todo antes de poder digerir los nutrientes.
― Ya veremos en casa, estamos cansados cariño, no compliquemos las cosas. ― Susurro de modo persuasivo. ―
Debían lidiar con tantas cosas nuevas y desconocidas para ambos. Mientras bajaban de la azotea para volver a casa, ninguno dijo nada, ni Eddie se quejó más por el suceso de las palomas y el que Venom controlara su cuerpo sin su consentimiento, y tampoco el simbionte le siguió protestando por comida. Ambos comprendían que esto superaba sus expectativas, y Venom no quiso decirle a Eddie que no necesito obligar a su cuerpo a salir por alimento, había sido una orden química del bebé, una orden que el cómo simbionte comprendía y no podía rechazarla, su hijo pedía lo necesario para desarrollarse adecuadamente en ese nuevo ambiente. Explicarle a Eddie con detalles cómo era que existía una comunicación química con el bebé sería un poco complicado en ese momento, su compañero se sentía relegado a un mero envase en esa ecuación, como ya se había quejado momentos antes en la azotea. Lo mantendría bajo perfil hasta que el bebé creciera un poco más y fuera el mismo Eddie quien percibiera mejor esos sutiles ajustes y peticiones básicas.
Llegaron al departamento trepando por las escaleras de emergencia, entrado a la final por la ventana medio abierta de su habitación que utilizaron también para salir. Eddie no podría entrar al edificio de modo normal al estar vestido con solo sus pantalones de dormir y descalzo. Venom volvió a su lugar dentro de Eddie, dejándole espacio para que el pobre hombre se duchara, volviera a lavar sus dientes con más minuciosidad que nunca y pasará a echar una rápida mirada dentro del refrigerador.
― Helado de chocolate. ― La idea de comerlo llegó rápida y potente, causándole una sensación agradable en su paladar, salivando de modo tan obvio que tuvo que limpiarse la comisura de sus labios con los dedos. ―
Saco el envase de tres litros de helado de chocolate con trozos de chocolate dejándolo sobre el mesón de la cocina, buscando con la mirada un tazón limpio donde servirse, pero la idea inicial claudicó cuando Venom extendió uno de sus negros tentáculos tomando el envase de helado completo.
― Todo Eddie, comamos todo.― Ágilmente abrió el envase y lo depositó entre las manos del nombrado. ―
― Esto es mejor que comer palomas.
Sin más quejas tomó una cuchara limpia y procedió a echarse en el sofá de la pequeña salita con el envase de helado sobre su regazo, encendió la tv por mera costumbre de tener luz y ruido diferente al silencio incomodo de solo ser el con la voz del simbionte en su cabeza. En menos de media hora ya el envase estaba completamente vacío, con un Eddie realmente despierto por la cantidad de azúcar y cafeína que recorría su sistema, no había sido muy buena idea comerse eso a las tres de la mañana.
― Eddie feliz. Nosotros también estamos felices. ― Con mucha suavidad fue saliendo sobre el hombro de su compañero, materializando su rostro dientudo. ―
― Fue mucho helado, jamás me había comido esta cantidad. ― Miro con culpa el envase ya terminado. ― No podremos dormir.
― Si podremos, déjame ayudar.
Eddie le dejo, sabía perfectamente la idea de Venom, no compartían los pensamientos directamente, pero sí que sabían leer las emociones y sensaciones que los representaban, especialmente desde que estaban embarazos. Podía sentir mejor las emociones de Venom, su ruta de sensaciones sobre la mayoría de las cosas, era capaz de clasificar lo que sentía en diferentes partes de su espina dorsal, había un lugar exacto para cada necesidad: hambre, rabia, alegría, y ahora, esta sensación que saturaba su sistema nervioso, deseo sexual.
Era bastante raro el adquirido gusto de Venom por cumplir un rol sexual con Eddie, siendo un ser que no tenía una sexualidad definida ya que el simbionte le contó que se reproducían de modo asexual, sin placer, sin mucho alboroto, solitario y rápido. Sin embargo había excepciones a la regla, cuando el anfitrión lo valía física y evolutivamente, en ese momento los simbiontes eran capaces de adquirir una sexualidad aprendiendo de la especie que parasitaban, adaptando parte de su ADN y el de su "receptor", así podían juntarse, reproducirse a conveniencia creando nuevos simbiontes adaptados a la vida de su entorno, eso había sucedido con ellos.
La mente de Eddie se nublo al sentir como Venom movía sus extremidades delgadas y viscosas por todo sus muslos, deslizándose suavemente dentro de los bóxer que usaba, subiendo poco a poco apretando la tibia piel, tocando cada musculo, masajeándole a su paso. Llegando a donde sabía que Eddie era sensible, primero sujeto tiernamente sus testículos, moviéndose entre ellos para atrapar la base del ya bien despierto miembro. En respuesta a todo eso, Eddie solo gemía guturalmente, tragándose la mayoría de los sonidos para evitar alterar a los vecinos, ya habían recibido un par de quejas muy vergonzosas por los fuertes ruidos; es que hacerlo con Venom era igual a tener una puerta totalmente abierta al placer. No existía límite, no había cabida al no se puede, siempre se podía llegar a más, siempre había una escala nueva de placer, o de sensación no sentida antes, el simbionte le conocía por dentro y por fuera, imposible no aprovecharse de ello.
― Hoy será suave, cariño. ― Sintió como las extremidades que le toqueteaban apretando más fuerte sus muslos le despojaron del bóxer al mismo tiempo que lo levantaban un poco del sofá. ―
― Siempre somos suaves.
― Mentiroso.
― Nos gusta cuando estás en el borde del dolor y el placer, es lo mejor. ― Envolvió un poco más el miembro de Eddie entre sus tentáculos, masajeando vigorosamente el área, dándole un ejemplo de su comentario. ― Así.
― Nh... no. ― Respiro pesadamente de golpe, echando su cabeza atrás, sintiendo como aquel toque estaba perfectamente acompasado a su gusto, el maldito de Venom tenía razón, le agradaba esa picosa sensación de placer y dolor, no al punto del sufrimiento, pero si bordeando el deseo de parar o seguir, algo masoquista viniendo de su parte. –
La sangre bombeando más rápido, el corazón latiendo más fuerte, el sudor cargado de sales minerales y toxinas, todo eso lo amaba el simbionte, adoraba el proceso que desencadenaba el tocarlo, acariciarlo por todos lados, recorrer su cuerpo y esparcirse por cada parte que pudiese. Había aprendido el cómo hacer que Eddie gritara cual animal, o que deseara más, que suplicara. Nunca había experimentado tal gusto adictivo por un anfitrión, es que eran tan perfectos el uno para el otro, un par de perdedores que vibraron en la misma sintonía, resonaron de modo que sus mentes y sus sistemas se ligaron en un frenesí de culpa y placer, de venganza y de miedo, había de todo allí. Y solo fue cuestión de tiempo para que Venom decidiera ajustarse a Eddie, a darle lo que su cuerpo pedía, a complacerlo para obtener todo de él.
― Eddie, somos uno.― Susurro al oído del nombrado, moviendo su larga lengua por la comisura de sus labios, saboreando los restos de helado que quedaron allí.―
― Si, amor, somos uno.― Jadeo ante la nueva intromisión, Venom había acompañado su frase deslizando otro de sus tentáculos por el perineo, acercándose peligrosamente a su meta, moviéndose de modo que se impregnaba de la humedad que el otro desprendía por la excitación.―
Podía sentirlo en toda su columna vertebral, especialmente en lo más bajo y profundo de sus entrañas, cómo se revolvía, como latía para él, una parte fuera, otra aun dentro, entrelazada a quien sabe que nervios, importándole muy poco a esas alturas de la situación. Estaba sin habla, jadeando ruidosamente por las caricias del simbionte, sintiendo como se adentraba finalmente en él, traspasando el apretado anillo de carne, engrosando su dimensión mientras avanzaban por su interior, adquiriendo la forma perfecta para no detenerse en su meta, tocar cada fibra interna de Eddie.
Para ese momento su cuerpo estaba siendo sostenido por Venom, nada más su espalda aun reposaba en el sofá, pero sus caderas permanecían en el aire, firmemente enlazadas entre las extremidades de su compañero. Venom decidió completar parte de su forma física, le agradaba mirar a Eddie mientras lo penetraba, o era que Eddie le gustaba verlo a él hacerlo, no importaba, el sentimiento estaba allí siendo complacido caprichosamente entre ambos. Mientras embestía movía su lengua por todo el cuello de su anfitrión, humedeciendo cada centímetro de piel expuesta, tocando a placer, sintiendo como el otro se revolvía bajo el, jadeando y apretándole los brazos, un agarre fuerte, sin limitarse; Eddie sabía que por más fuerza que imprimiera no lastimaría a Venom, en cambio, Venom sabía que Eddie era frágil, su cuerpo podía ser traspasado completamente si él lo deseaba, si no se controlaba.
Las embestidas aumentaron en intensidad, acompañadas de más tentáculos rodeando su pecho, envolviendo su cintura y muslos, bombeando sensaciones a su cerebro, sintiendo como Venom le daba mayor tamaño al miembro que utilizaba para penetrarle, tocando sus puntos de placer, frotándose vigorosamente contra ellos, causando que Eddie lanzara un gemido ahogado, apretando su quijada, manos y muslos, sintiendo como se vendría entre las caricias a su miembro, acompasadas perfectamente para que la sensación de ambas lo volviera un manojo de placer. Sus caderas se movieron involuntariamente un par de veces mientras lo alcanzaba el orgasmo, volvió a gemir, pero esta vez la lengua del simbionte le atrapó, entrando en su boca, moviéndose lascivamente, ahogando sus sonidos, besándolo salvajemente mientras no paraba de penetrarlo a pesar de que ya Eddie no daba más, al final el también descargo el placer acumulado, dejando dentro de su compañero una sustancia muy parecida a la esperma, solo que su color era más verdoso y brillante.
― Dios... volverán a reclamarnos por los ruidos.― Eddie sonrió agotado, aun tratando de recuperarse del suceso, abrumado entre tanto placer recibido.―
― Si molestan mucho nos los comemos y listo.― Venom volvió poco a poco a desaparecer debajo de la piel de Eddie, dejando solo su cabeza a la vista sobre el hombro –
― Ya no hablemos de comida por hoy, vamos a la cama, cariño.― Beso con ternura la frente de Venom ―
Continuará
ACLARATORIAS:
+Se irá explicando poco a poco como sucedió todo el bello milagro de Venom en Eddie.
+No soy genio para darles una explicación bien razonable, me estoy divirtiendo con esto, y de paso, si ya estamos aquí leyendo fics de alienígenas teniendo sexo con humanos, créanme que pedir más explicaciones lógicas queda tonto...
+Será una historia corta, no me explayare mucho en los capis, como pildoritas bien ricas de mpreg con su ilustración incluida.
+Amo el trato de Venom y Eddie en los comics, así que hice un mezclote raro entre la manera de ser en la película y el comics.
+¿Más dudas? Yo también las tengo, aun no sé cómo me metí en este lio pero me gusta.
