"Hikari..."
El ambiente olía a vainilla y desinfectante. El piso se sentía frío bajo sus rodillas desnudas y un estremecimiento le recorrió la piel pero aún así se quedó quieta donde estaba.
"Preciosa...inclínate"
Ella obedeció y puso sus manos sobre la superficie de madera, su corazón latía tan fuerte que temía que se le escapara por la boca, sentía la mirada fija de su compañero frente a ella y la del hombre que en ese momento estaba acariciando su trasero. Tenía dedos suaves y largos, recorrían sin impedimentos la nívea piel femenina y se detenían entre sus muslos, donde acariciaba sutilmente.
La joven dió un gemido tímido y se estremeció. Una mano del joven frente a Hikari tomó los mechones rebeldes que se habían escapado de su peinado y se los colocó detrás de la oreja, para luego tomarla dulcemente de la barbilla y hacer que ella levantara solo un poco la mirada. Los intensos ojos oscuros de su compañero la paralizaron durante unos segundos, el deseo que se reflejaba en ellos amenazaba con dejarla sin aire y las sensaciones que el otro hombre estaban generando en su cuerpo desnudo al acariciar cada zona sensible sólo ayudaron a que su respiración se acelerara y temblara de necesidad.
No podía creer como un deseo podía volverse algo tan carnal.
Percibió las manos de su amante recorrer la parte interna de su muslo, sus dedos estaban húmedos y tibios y eso solo sirvió para hacerla sollozar ante la ansiedad. Las manos separaron suavemente las piernas de la muchacha y ella cerró los ojos.
"No...mírame" lo escuchó susurrar a su compañero mientras la presión en su entrada aumentaba.
Hikari volvió a abrirlos, sosteniendo esa mirada que la excitaba y la intimidaba a la vez. Las manos fuertes la tomaron por sus costados y la hizo levantar sus caderas, el aire frío recorriendo su intimidad humedecida la hizo vibrar. La respiración de su amante le rozaba la piel cuando se inclinó a besar la piel tersa y sensible de su espalda, ella se arqueó en respuesta y en ese momento, lo sintió deslizarse dentro de su cuerpo.
Expulsó todo el aire de sus pulmones en un jadeo y cerró las manos en un acto reflejo. El placer le recorrió la médula como una descarga eléctrica que destrozó su sistema nervioso, su amante se abría paso lentamente en sus entrañas, acariciando cada palmo de piel a su disposición.
Su compañero sonrió satisfecho y acarició sus mejillas sonrosadas, sus labios carnosos mientras ella sostenía su mirada como podía.
"¿Te gusta?" Preguntó. Hikari asintió y regalo otro gemido al sentirlo salir y entrar nuevamente con una exquisita lentitud. "Eso es preciosa...sientelo."
La joven sollozó de placer, perdida en el placer de las caricias y el delicioso vaivén.
-Sa...Sasuke- susurró en un gemido ahogado.
Estuvo a punto de gritar ante la penetración profunda y brutal que le dió su amante y se mordió el labio para evitar perder el control. Las manos inquietas la tomaron por sus pequeños pechos redondos y tiraron de ella, quien se dejó llevar y su espalda húmeda y caliente por el sudor se pegó al pecho de su amante quien comenzó a darle besos demandantes a su cuello, acariciando los pezones erguidos y sensibles, arrancándole jadeos incontrolables.
"¿Qué hay de mí?"- la voz de su amante le recorrió la oreja, grave, ronca, deseosa.
Hikari se aferró a los brazos fuertes que la sostenían, no muy segura de si sus piernas podían mantenerse en sus rodillas ante las oleadas de placer que la recorrían. Una mano comenzó a bajar por su vientre y bajó de manera lenta, enloquecedora hacia abajo; más abajo a medida que los golpes en su interior se volvían más urgentes.
Sasuke sonreía al verla mientras se quitaba el saco de su uniforme escolar, tirándolo a un lado y comenzaba a desabotonar las mangas de su camisa, para arremangarse.
Hikari temblaba violentamente con cada estocada, sentía en su cuerpo el anuncio desesperado de una liberación, los dedos de su amante acariciaban un punto que la hacía sollozar en una mezcla de dolor y éxtasis. No quería que parara, no quería que se detuviera jamás.
Volvió a cerrar los ojos y recorrió con sus dedos los cabellos grises y suaves de su amante, sintió su respiración errática, sus gemidos. Él llevaba puesta su camisa pero ella podía percibir el calor, el pecho recio contra su espalda y los brazos fuertes. Gritò sobrecogida por las sensaciones, estaba en su límite, agarró con fuerza los cabellos de su amante y comenzó a moverse con èl, tratando de acortar el inaguantable momento en que se separaba para luego volverla a llenar. Lo escucho gruñir contra su oreja y acelerar el ritmo.
Lo sintió a Sasuke acercarse a ellos, Hikari estaba perdida entre las oleadas de placer que la dejaban al borde del llanto. Abrió los ojos para cerciorarse y lo encontró frente a ella, arrodillado y sus ojos grises la volvieron a paralizar.
"Cuando Kakashi Sensei termine contigo, sigo yo."
Hikari descansó su cabeza en su amante, lo sintió morderle el hombro y ella volvió a sumergirse en el placer animal.
Era su cumpleaños número 16.
