I
Se abre el telón
Dicen que la paciencia es una virtud, algo que es un dicho de yeguas viejas y de potros aburridos. Sin embargo, algo de razón hay en esas palabras cuando tienes una prueba viviente de que esa afirmación tiene una manifestación física y palpable en la realidad. Después de haber sido aniquilado de manera brutal, tenía dos senderos a escoger frente a mí, partiendo desde la base de que ser aniquilado es algo que puede suceder de vez en cuando y no hay que dejar que algo así te desanime. El primer sendero que podía escoger me llevaba por un camino acotado y escarpado, me atrevería a decir que era el camino del vomito, ya que significaba utilizar mis últimas fuerzas en un gran ataque digestivo para vencer a la princesa My Amore Cadenza y sus coloridas subordinadas de Equestria. Al final de tan heroica y gástrica aventura me esperaba sin duda el sueño eterno, es decir, mi muerte sin remedio.
Pero opte por el segundo sendero, ese que era mucho más largo, y que solo permitía pasos lentos como los de una tortuga embarazada. Los borreguitos cantarían, bailarían, celebrarían y envejecerían hasta que finalmente morirían con una gran sonrisa en la cara. Y entonces, después de dejar flores en sus tumbas como buen enemigo que soy, podría aparecer ante el mundo y la modernidad, para volver a degustar de la dulce vida, puesto quien no aprecia la vida, es que nunca ha estado cerca de la muerte. Arrastrarse moribundamente para escupirle al enemigo y luego desaparecer nunca fue una alternativa inteligente, necesitaba esperar para reincorporarme sobre mis cascos y recuperar el poder que encierra mi magia. Todas las mosquitas fueron cayendo una por una, mientras yo me fortalecía y disfrutaba de los placeres que se me atravesaban. El hedonismo esta muy infravalorado en la tierra de los autómatas, así mismo, por los peleles que profesan la magia de la amistad; ninguno de ellos vislumbra que cada segundo que tienen de vida es porque todavía no he decidido sumergir su mundo en la oscuridad más tenebrosa; con cristales negros para darle un toque festivo al asunto.
Entonces ¿Qué es lo que pasa?
Ahí estaba yo, Sombra, y mis tres aprendices unicornios, que eran Straight Plow, Iron Smelther y Bricklayer sentados en el bar "La herradura de manzana", mientras que dilucidábamos de qué manera irrumpiríamos en la quietud de la noche de Manehattan. Ahí, en el bar la herradura de manzana se servía la sidra supra refinada, que era sidra con celestenina, lunatina y candeceteina. Resultaba una verdadera llave para romper las barreras que imponían lo mortal y lo divino, cosa que se traducía en que, por un lado, podías tener a la sumisión hecha carne como compañera de alcoba, y, por el otro, podías rosar con la punta de tu nariz el caldero hirviente de la creación misma, allá donde el cielo es de agua y el mar es nuboso. Los cuatro vestíamos únicamente sombreros bohemios de terciopelo negro con plumas rojas, para resaltar un aire de picardía y elegancia entre las cabizbajas ovejas que nos abrían paso cuando sentían en sus nervios la presencia de un verdadero rey. El rey marca el trayecto en la hoja de ruta, el rey decide quien recibe pan y circo, el rey hace malabares con la vida y la muerte de sus subordinados. Sin embargo, el rey esta noche estaba listo y magníficamente estimulado para una noche de ultra violencia.
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Fanfic inspirado y basado en la película de Stanley Kubrick "La naranja mecánica", la cual es una adaptación del libro de Anthony Burgess del mismo nombre que también es una fuente de inspiración para este Fanfic. De ahí, que tengo en consideración elementos tanto de la obra fílmica como la literaria. Como otros proyectos, esta historia solo podrá continuar si tiene apoyo, cosa que me anima a escribir.
Siéntanse libres de corregir cualquier falta ortográfica, gramatical, coherencia o cohesión. Siempre será bien recibido de mi parte, además se los agradecería, así como agradezco profundamente a Sir Clemens por su colaboración.
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