"Estabas muy cerca.
Sólo nos separaban diez ríos,
tres idiomas, dos fronteras:
cuatro días de ti a mí."
El viento se veía frío y abundante desde el otro lado de la ventanilla. Algunas gotas de lluvia quedaban marcadas en los cristales del coche y seguidamente, resbalaban hasta desaparecer. El paisaje parecía moverse con brusquedad; los árboles casi eran arrastrados hasta hacerles volar y las nubes eran de un gris intenso, sin dejar escapar un destello de la luz del sol. La carretera estaba llena de barro mojado, como si un huracán hubiera pasado por allí hacia unos minutos. Ronald Weasley estaba acostumbrado a ese tipo de temporal, ya que Londres no era un lugar exótico, ni mucho menos caluroso. Más bien se trataba de una capital con abundantes lluvias y el frío era el protagonista de todas las mañanas y noches. Pero nunca se imaginó que París, la ciudad de las luces, podría ser tan apagada y de tan baja temperatura como el lugar donde nació.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por los ronquidos de Fred, que dormía plácidamente a su lado. El cuerpo de su hermano comenzó a caer pesadamente sobre el suyo, pero Ron fue mucho más rápido y lo empujó para el otro lado, haciendo que se apoyara en el de George.
La furgoneta iba repleta de cabezas rojas, la principal característica de la familia Weasley. Mientras el señor Weasley conducía, los demás viajaban en el mundo de los sueños. Los demás menos Ron. Era el único que estaba despierto, preguntándose a sí mismo que estaba haciendo en una ciudad como esa.
Bill Weasley, su hermano mayor, se había casado con Fleur Delacour, una dulce chica francesa. Llevaban más de dos años viviendo en París y la señora Weasley, Molly, no pudo resistirse en esperar más para ver a su hijo. Solo hizo falta una llamada y un sí por parte de Bill. Y así se encontraba Ron ahora, pisando el suelo francés para satisfacer a la testaruda de su madre.
El pelirrojo menor suspiró, haciendo que el cristal se empañara. Su dedo fue directo a la superficie fría e inconscientemente, realizó pequeños dibujos sobre ésta para poder entretenerse. Demasiadas horas sin dormir, demasiados minutos sin comer…bastante duro para Ron. Hasta que sus ojos captaron la vista del exterior a través de su ventanilla. Una pequeña Torre Eiffel comenzaba a aparecer y eso significaba que ya estaban más cerca de su destino. Ron sonrío al ver que su padre se giraba y lo miraba satisfecho, ya estaban a punto de llegar al centro de la capital.
La capital que cambiaría la vida de Ron para siempre.
¡Hola! Bueno después de estar años sin publicar nada, voy a empezar una historia entre Ron y Hermione (aunque también contenga algo de Dramione). Estará escrita por mí, para los que no sepan mi nombre, me llamo Laura. El relato no contiene ni fantasía, ni magia, ni nada por el estilo; está adaptada a la época contemporánea, al siglo XXI. Pero no hace falta decir que los personajes principales y algunos secundarios, pertenecen a la mejor escritora del mundo (J.K. Rowling).
Como veréis a lo largo de la historia, no todo será color de rosa para los protagonistas. Me encanta que en este tipo de relatos las parejas acaben felices y terminen juntos, pero creo que llega un momento en que todo se repite y probablemente llega a aburrir. Así que, aparte de momentos románticos, también habrán momentos de celos, rabia y tristeza.
Tampoco quiero adelantar mucho, solo espero que os guste y que podáis meteros en la piel de los personajes a la hora de leerla.
¡Gracias!
Laura.
