Este fic es creado por mi: Idachi y Alondra-viri, en un momento en drogas dentro de Facebook xD y un poco de loquera se hacen muchas cosas.

Hetalia no nos pertenece es de su autor Himaruya Hidekaz

Adv.: Yaoi… Yaoi… YAOI xD

Les agradecemos leer nuestra pequeña obra

Prologo.


Nunca me detuve a pensar en el porqué ocurren las cosas. La vida es un espiral de sorpresas, muchas personas piensan que es una prueba de la vida. Que todo se supera tarde o temprano. Ahora soy adulto y quiero creer que ya tengo la madurez suficiente para comprender las cosas pero aunque no lo quiera aceptar mi mentalidad desde que estaba en la secundaria no ha cambiado mucho que digamos.

Tal vez fue cosa del destino o la suerte, que se yo, pero mi vida cambio cuando lo conocí a él. Lo presentí en el momento en que cruzamos miradas.

Todo empezó cuando me cambie de colegio a los Estados unidos, Antonio mi tutor había conseguido trabajo halla y nos cambiamos rápidamente en cuanto le avisaron, yo con mi poca fluidez del idioma trate de acostumbrarme, como siempre todo en la nueva escuela es extraño, caras nuevas, muchos pasillos y cosas nuevas, para mi idioma nuevo, cuando pedí en mi pésimo ingles mi horario un consejero me guio hasta mi salón, Siempre pensé que no encajaría en aquel mundo nuevo pero contrario a mis pronósticos fui recibido con calidez. Había muchos chicos de procedencia latina como yo por lo que vi, me miraban divertidos, mi vista paso por todo el salón y vi un par de ojos azules como el mar que no hicieron más que parar el tiempo.

Hoy en día se definir perfectamente los sentimientos que me inundaron al perderme en aquellos ojos pero en aquel instante todo era indescriptible, Sentado a un lado de la ventana con el sol a media mañana, su cabello dorado brillaba demasiado a mi parecer, sin darme cuenta el y yo nos quedamos un rato perdidos en los ojos del otro, hasta que nuestro profesor nos llamo la atención para que fuera a escoger un lugar. He de mencionar q las burlas d mis nuevos compañeros no tardaron en hacerse presentes pero a pesar de estarme muriendo de vergüenza, vi claramente como él me sonrió. Esa hilera blanca que parecían unas perlas brillantes, se la devolví un poco nerviosa, y si no fuera para acabar solamente había un lugar desocupado a su lado. En aquellos instantes no sabía si maldecir o agradecer a mi suerte que cabe mencionar nunca había sido buena.

Después de una clase aburrida y que medio entendí, todos los maestros fueron llamados por el director a una junta, o eso entendí, haciendo que en el momento que el maestro salió todos empezaras a hacer borlote. Trate por todos los medios el no voltear a verlo pero como si se tratase de un imán no pude evitar mirar de soslayo. Grande fue mi sorpresa al descubrir que el también me estaba mirando. Tragándome mí nerviosismo me voltee completamente hacia él para presentarme, aunque mi ingles fuera horroroso. -Hello...-

El rubio solo me miro sonriente unos instantes antes de responder en un perfecto ingles. - Hi, my name is Alfred- Por unos instantes me desconecte del mundo a un lugar paralelo en donde solo estábamos yo y su voz.

Me di cuenta de que me quede lelo como por un momento por el sonrojo que le ocasione al rubio al solo quedarme viendo sus ojos, ladee la cabeza sudando en frio, me sentía extraño y nervioso, jamás me había sentido así con otra persona, sacudiéndome mental y literalmente sonreí con una gotita de sudor respondiéndole -El mío es Pedro...-

Vi como comenzaba a abrir la boca para contestar algo pero el sonido de la campana anuncio el final de las clases y como si de un detonante se tratara Alfred salió volando del salón dejándome con una mueca de confusión y cierta decepción en el rostro. Con un aura un poco depresiva recogí mis cosas lentamente, me daba un poco de pereza ir a casa para desempacar mis pertenencias, al cerrar la cremallera de mi mochila sentí que me daban un pequeño toque en el hombro, voltee a ver quién era el que me llamaba, vi que era un chico grande, de lo que se dice grande, GRANDE. Era rubio y de ojos violetas, tenía una sonrisa infantil, algo malvada a mi parecer.

-Privet- Hablo con lo que creí era un saludo -Mi nombre es Iván y vengo de Rusia, ¿Cómo te llamas pequeño?- Ok, hasta ahora tenía miedo, no es común que el primer día alguien se te acerque queriendo socializar contigo cargando un aspecto de lo mas macabro, esa sonrisita comenzaba a espantarme de verdad, con la mejor sonrisa que puede tener le conteste tratando de no sonar nervioso -Mi nombre es Pedro Alejandro, mucho gusto –

-El gusto es mío, Pedro espero que te guste la escuela, déjame presentarte al grupo...- Este grandote me llevo a donde estaba un grupo de chicos. Al llegar cerca del grupo logre divisar una cabellera rubia y de repente me sentí feliz, pero al ver bien descarte la posibilidad de que fuera Alfred, por el marcado acento argentino que aquel chico tenia, Iván me acerco, casi a empujones al centro del grupo y comenzó a presentarme a sus amigos uno por uno.

- Pues bienvenido seas a la escuela, che - Sonrió cuando termino de inspeccionarme como si de un escáner se tratase -Mira que no siempre llegan latinos por aquí - Realmente no mentiré al decir que no me incomodaba el que me estuviera abrazando como si fuésemos camaradas de toda una vida, me incomodaba las miradas de odio que me lanzaba el castaño que según lo dicho se llamaba manu.

-Jump... Que nosotros seamos latinos como tu no quiere decir que te protegeremos de los brabucones y te trataremos como una princesa, así que weon te jodes...- El castaño si que me odiaba y yo no tenía ni idea del porque, solo vi que el rubio se percato de eso y dejo de abrazarme para pasar un brazo por el hombro de este y como que casi lo golpea para que se alejara de él.

-Manu no seas tan malo ¿No ves que el pibe es nuevo por aquí? - En ningún momento vi que apartara la mirada de mí, eso ya me incomodaba - yo con gusto te muestro la escuela - Me guiño un ojo de forma coqueta mientras el castaño lo miraba con odio, estaba a punto de contestar cuando cierto ruso decidió intervenir - Nyet, yo lo haré Martín no te molestes-

Después de un pequeño puchero por parte de ese rubio, y una mirada más asesina hacia mí de parte de Manu, vi que el otro chico peli-negro tenía una sonrisa divertida ante la situación, y pensé: "O le ve el lado divertido, o es tonto". Antes de preguntarle algo a ese chico el cual confirme era el que llevaba por nombre Lucciano, Ivan me arrastro por el pasillo para mostrarme el colegio.

- Espero que no te hallan asustado esos tontos - Estuve tentado a responder que el que más me asustaba realmente era otro, pero no quería tentar mi suerte; caminamos por varias horas, la escuela era enorme, y cuando por fin nos detuvimos a descansar en unas bancas logre ver unos ojos azules mirándome desde la lejanía, era él, estaba seguro.

Alce mi vista un poco más para confirmarlo y lo vi, tría puesto su uniforme de futbol americano, estaba sentado en una banca un poco alejada todo sudoroso, pero sus ojos se fijaban en mí, no sé si Iván se halla dado cuenta pero, no podía despegar mi mirada de la de él. Cuando me di cuenta de lo que pasaba a mí alrededor el ruso me jalo del brazo con la escusa de que aun quedaba un lugar que recorrer, yo con un poco de cansancio flojera y frustración me deje guiar por ese rubio, dejando a las joyas azules detrás aun sintiendo su mirada en mi espalda.

La tarde comenzaba a hacerse presente y no sabía realmente como sacarme a Iván de encima, no quería ser grosero, puesto que se había portado muy amable conmigo, pero ya estaba cansado y quería irme a casa, Antonio ya debía estar preocupado. Me disculpe con Iván, y me retire corriendo hacia mi nueva casa, esquivaba como podía a todas las personas a excepción de una ya que me caí de espaldas y extrañamente esa persona no, cuando recobre el equilibrio de mis ojos, mire que me alzaban una mano, era blanca con guantes de cuero medios un poco terrosos, voltee hacia esa persona, era Alfred, con una sonrisa nerviosa deje que me ayudara a levantarme, tenía una fina capa de sudor en su cara y su cabello estaba pegado a su cara.

Dios se veía tan bien, aunque después me golpee mentalmente por lo tonto que resulto mi pensamiento, me estaba comportando como una chiquilla enamorada, trate de excusarme pero las palabras no me salían, Alfred pareció notar mi nerviosismo. –He, parece que ya te vas a tu casa - Una pregunta algo tonta pero que a mí me pareció inteligente - ¿No es mucha molestia si te acompaño? - Mi cara estaba roja, de eso no cabía duda.

Asentí aun sin articular ninguna palabra, Alfred camino un poco pegado a mí, cosa que me puso extremadamente nervioso, caminamos unas dos cuadras, vi que Antonio estaba afuera como que esperándome porque traía en mano un cigarro, cosa extraña en el, pero cuando me vio acompañado se calmo un poco antes de irse como toro enfurecido sobre mí. -Bueno, aquí vivo... ¿No te desvié mucho verdad?...-

-No, de hecho creo que somos vecinos...- Mire hacia donde apuntaba su mano -Ahí es donde vivo, me gustaría que vinieras a mi casa a jugar un rato videojuegos...- A pesar de ver como los ojos de Antonio brillaban con furia, la sonrisa que Alfred mostraba realmente hacia qué lo demás no me importara, asentí energéticamente antes de comenzar a correr en dirección a mi casa, no quería que Antonio me armara uno de sus numeritos frente a Alfred.

Después de que entre a casa ya me esperaba los regaños de Antonio sobre el porqué llegue tarde o cualquier cosa terminando en que me corrió hacia mi cuarto para terminar de desempacar. Termine de hacer mi tarea, la cual tuve que pedir ya que perdí la primera clase, para luego bajar en short con camisa holgada y sandalias directo a la puerta.

Escuche como Antonio hablaba animadamente y movido por mi curiosidad me asome levemente por el marco de la puerta para observar mejor al visitante, mis ojos se abrieron de sorpresa al reconocer la inconfundible silueta que se mostraba ante mí.


Gracias por leer nuestro primer Fic en conjunto :D

Se aceptan reviews tomatazos, papazos… bombazos? Son gratis :It´sFree:

:D

Matta ne.