Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a JK. Rowling

Este fic participa en el Reto Especial "Toujours pur" del foro First Generation: The story before books.


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Sirius prendió un cigarrillo y se lo llevó a la boca, luego se colgó la guitarra en el hombro y salió de su habitación.

Comenzó a bajar las escaleras, inundando la casa con ese aroma a cigarrillo que su madre tanto odiaba. Ya no le importaba nada, sabía que ese no era su lugar y que lo mejor era marcharse. Esa sería la última vez que pisaría la Mansión de los Black, él estaba seguro de ello.

-¿Te vas, verdad? -escuchó la voz de su hermano a sus espaldas. Sirius volteó y vio a Regulus apoyado en la puerta de su habitación, mirándolo con ojos fríos.

-Sí.

-¿A dónde irás? ¿Con el idiota de James Potter? -le preguntó con una mueca de desprecio.

Sirius sonrió.

-Sí, con ese mismo.

Regulus sonrió, pero fue una sonrisa amarga, de esas que solían hasta congelar el corazón de Sirius. A pesar de que el merodeador odiaba plenamente a su familia, Regulus era algo aparte, siempre había tenido un cariño especial por su hermano menor, como cualquier hermano mayor tendría.

-No podrás volver, mamá nunca te lo perdonará -soltó.

-Lo sé -contestó el mayor con una sonrisa triste.

Se quedaron en silencio por un instante, el humo del cigarrillo ondeaba por el aire, y lo único que se escuchaba era la lechuza de la familia que había comenzado a picotear la ventana.

Sirius sabía perfectamente lo que iba a decir su hermano en aquel momento, por eso sonrió cuando el chico abrió la boca.

-Te convertirás en un traidor.

-Lo sé.

-Si sales por esa puerta dejaré de ser tu hermano, ¿eso también lo sabes? -le preguntó apartando la mirada.

-No tiene que ser así.

-Lo será.

Sirius bajó la mirada suspirando. Volvió a sentir la mirada de Regulus clavada en él como mil agujas. No podía quedarse, por más que quisiera a su hermano, aquel no era su lugar, no podría soportar ni un día más en esa espantosa casa.

-Lo siento Reg.

Sirius giró y continúo bajando las escaleras, siendo observado por el Slytherin que todavía no podía asimilar la decisión que su hermano mayor había tomado.

El merodeador se cruzó con Kreacher en el camino, que rápidamente fue a avisarle a su ama lo que estaba sucediendo. Sirius siguió caminando hasta la salida, más decidido que nunca a abandonar aquella casa, donde no lo querían por lo que era, sino por lo que deseaban que fuera.

-¡Sirius Orion Black! -gritó su madre con todas sus fuerzas. Sirius se detuvo pero no volteó -¡Si te vas de esta casa nunca más serás un Black!

-Nunca me ha importado ser un Black, madre -soltó intentando herir aunque sea un poco el corazón negro de aquella mujer.

El mayor de los herederos lanzó el cigarrillo al suelo, y salió de la mansión hacia la noche oscura, sintiéndose libre al fin.