LOS PERSONAJES, POR DESGRACIA, NO ME PERTENECEN A MI SINO A STEPHENIE MEYER. YO SOLO JUGARE CON ELLOS EN ESTA HISTORIA QUE SI SALIO DE MI CABEZITA(: -DISFRUTENLA!
Capitulo 1
Pasaban las horas y yo seguía sin poder dormir. Vamos Edward, ¿qué te ocurre? me preguntaba mentalmente. Así me dieron hasta las tres de la madrugada cuando por fin pude conciliar un sueño ligero.
Era un chico completamente feliz, lleno de lujos, autos, dinero, chicas hermosas a mi completa disposición. No tenía mas familia que a mis propios padres. La familia ejemplar, la que ocupaba la portada de toda clase de revistas sociales.
A la mañana siguiente me levante tarde. Había tenido una discusión con mi padre; me acusaba de toda clase blasfemias, era comprensible hasta el punto de llamarme mujeriego.
Menciono que debería darme un fuerte escarmiento por mi pésima conducta. Entendía que estaba molesto, el encabezado de todos los periódicos desde el periódico local hasta la edición especial de la revista Uok! Hablaba sobre el único y consentido hijo del famoso doctor Cullen. Una fotografía donde me besaba con Tanya Denali muy comprometedoramente.
Conocí a Tanya dos días atrás de la publicación de los medios, en un bar, debo ser sincero. Le invite varios tragos en la barra, bailamos y hablando con la para verdad…no tengo idea de cómo llegue a su departamento.
— ¡Estoy harto, Edward Anthony!—me levantaba la voz papá con los periódicos en la mano derecha y una taza de café en la izquierda. — ¿De dónde rayos la sacaste esta vez he? —Sabía exactamente que hablaba de la rubia con la que había pasado el domingo en la noche— ¿De un prostíbulo?
—eh…tal vez. —Su mirada me desconcertó. Trate de esquivar su mirada volteando hacia otros lados, las viejas pinturas colgadas en la pared me ayudaban. Negó varias veces y apuesto a que me maldijo un millón de veces en su cabeza.—No lo sé. Ni siquiera sabía su apellido hasta que leí esta mañana el periódico…
—Eres un caos. —Sorbió disimuladamente a su ardiente café. —No te comportas como el Cullen que eres. Esta semana Denali, la antepasada Colleman, la que sigue la que te encuentres en la esquina… ¿Qué pasa por tu cabeza? No tienes vergüenza…
—Carlisle no seas tan duro…—Esme, mamá, interrumpió el regaño de papá.
—No es tu reputación con lo que está acabando. —respondió Carlisle levantándose de la mesa.
Habían pasado ya 3 días, Carlisle no me hablaba desde entonces.
Él estaba sentado en la cabecera del comedor con su larga bata azul marino y su taza de café acompañada del periódico. No había otro ruido más que su acompasada respiración.
Me senté en la silla más alejada de él y por consecuencia justo frente a él.
Levantó su rostro y su mirada penetro la mía. No era una mirada de odio, sino de comprensión, pero a la vez demostraba coraje.
—Te vas a Forks esta tarde. —dijo sin dejar de mirarme.
— ¿Qué?
—Lo que oíste. —clavo su mirada en el entintado texto. —prepara ropa de invierno y no lleves tanto equipaje, que no lo necesitaras. Estarás allá el tiempo necesario para cambiar.
— ¿Papá?
De nuevo obtuve su completa atención.
—Lo siento. —dicho esto me retire del silencioso y tensionado salón.
No era el hecho de que los medios estuvieran siempre tras de mi, debo decir que me encantaba la sensación de saber que siempre había alguien siguiéndome, era que esta era la séptima vez en el mes que sucedía lo mismo. En la sección de espectáculos de cada noticiero se hablaba de mí. Ya no tenía ni cara con que pedirle mis disculpas.
Me recosté sobre el sofá café chocolate de piel ubicado en mi habitación, viendo hacia la ventana, reflexionando sobre todas mis actitudes.
Tengo dieciocho y quieren que me comporte como un hombre mayor de 30. Tal vez tenían razón en que no debía de ser tan expresivo con mis "amigas", pero ellas siempre estaban dispuestas a todo cuando me les ponía enfrente. Encendí la computadora y lo primero que busque en el navegador fue "FORKS". Descubrí que era un pueblito al norte de Washington. ¡Me enviarían al otro lado del mundo! El lugarcillo ese tenía una población total de tres mil habitantes y un solo supermercado.
El día en Cambridge estaba hermoso, realmente bello. No había ni una sola nube en el cielo, totalmente despejado y caluroso. Era una pena tener que irme por una más de mis estupideces.
No sé cuánto tiempo pase torturándome mentalmente, culpándome de todo. Pudieron haber sido horas.
— ¿Edward? —Pregunto la voz de mi madre desde el otro lado de mi puerta.
—Pasa mamá.
Me miró con sus ojos claros trasmitiendo amor y ternura. Pero todo eso se desvaneció cuando se giro a mi amplio armario y sacó de allí la maleta negra usada solo para viajes largos.
—Deberías de estar terminando de empacar. —Negó para sí—Sabes que no estoy de acuerdo, pero esta vez, él tiene razón. ¿Sabes de quien es hija Tanya Denali?
Me llamó la atención su pregunta.
—La verdad es que no. —Espero no haber metido la pata con algún familiar…—En realidad no conozco más que su nombre y otras cosas que prefiero no contarte.
—Es la hija menor del jefe de Carlisle. —Ahora comprendía el coraje de mi padre. Me fui a fijar en la persona menos indicada.
Tanya era alta y esbelta, muy blanca y con una delicada ropa que se ajustaba a su perfecta figura, era imposible no haberla notado.
—No sé qué decirte, mamá.
—No digas nada y guarda tus cosas aquí—dijo señalando la maleta que ahora se encontraba encima de mi cama.
El tono con el que me decía las cosas era mucho mejor que el que usaba Carlisle. Ella era más apegada a mí. Claro, pues papá se la pasaba en el hospital y mamá por lo menos pasaba tiempo después del trabajo, mientras que yo crecía solo a cuidados de nanas y criadas.
No me quedaba el papel de víctima en estas circunstancias pero no podía evitar estar resentido con ellos.
Metí un par de pantalones de mezclilla, pantalones deportivos y shorts de bermudas. Muchas camisas y playeras y por supuesto mis carísimos relojes.
Mi portátil y reproductor de música no podían faltar, mi móvil y una fotografía familiar se incluyeron después de verificar que no faltara nada más.
Mis padres me llevaron formalmente hasta el aeropuerto.
—Te quedaras en la casa de un viejo amigo, Charlie Swan. —Musitaba papá viéndome por el espejo retrovisor.
— ¿Como sabré quien es? —Dudé.
—El te recogerá en el aeropuerto personalmente. Lo más seguro es que traiga el uniforme de policía.
Genial, viviré con una persona casada con la ley. Nótese mi sarcasmo.
Cuando estaba a punto de entrar al pasillo que me llevaría directo al vuelo 626, correspondiente a mi viaje, Carlisle me hablo a solas.
—No es un castigo, Edward, es una lección. Algo que debes aprender. —Me abrazó paternalmente—Esto no quiere decir que no te quiera, hijo. Lo hago porque eres algo de lo más importante para mí.
Tomé el vuelo y fue algo entretenido.
Una chica se sentó al lado de mí. Pequeña de facciones finas; cabello corto, negro y con las puntas señalando para todas direcciones; tan blanca y pálida como yo. En su cara denotaba felicidad y alegría pero a la vez se veía seria.
—Hola. —La salude.
— ¿Qué tal? —Respondió ella con indiferencia mirando a la ventana.
No sabía que decirle. Por un lado los sermones de mi familia se azotaban después de cada frase de ligue que se me ocurría…pero por el otro lado a una parte de mi no le importaba en lo absoluto.
— ¿A dónde vas? —Pregunto rápidamente.
—Em…Forks.
Voltio a verme y una sonrisa se le hizo de oreja a oreja.
—Alice Brandon. —Menciono dándome la mano. —Voy a donde mismo.
—Edward Cullen y bueno ya te dije a donde voy. —Me presente sonriente.
Lo bueno de que me tocara sentarme con ella era que no me aburrí ni un solo minuto. Me conto su corta vida en un par de horas. Cabe mencionar que algunos sucesos eran tristes.
Era de Londres. Le encantaban los zapatos y la ropa de moda. Amaba danzar y diseñar ropa. Sus padres habían fallecido dos meses atrás y en el testamento, leído la semana pasada, le otorgaban la custodia a su tía Chealse Vulturi, porque ella tenía dieciséis y no quería vivir sola aun. Aclarando que en Inglaterra se es mayor de edad a los dieciséis. Me dijo que estudiaba diseño en una academia muy reconocida.
Para cuando acordamos el avión ya estaba aterrizando en América.
—Intercambiemos correos y nos contactamos luego ¿Si? —Pedí gentilmente.
Ella sacó un plumón morado de su pequeña bolsa plateada a juego con sus altos tacones del mismo color; estiro mi brazo, corrió la manga izquierda de mi chaqueta de mezclilla hacia arriba, y anoto en mi piel: allie_. Cuando termino me pasó el plumón y sola se subió la manga de su chaquetita negra, también de mezclilla. Anote mi correo de la misma manera que ella y me despedí de ella prometiéndole contactarla después. Me dio un suave beso en la mejilla y se fue corriendo. La seguí con la vista hasta perderla. Una chica encantadora.
Se hacían otras tres horas más en auto pero ese ya no lo compartí con Alice, sino con el jefe Swan.
Un tipo no muy alto, poco cabello oscuro y unos ojos cafés profundo. Las arrugas marcadas en su rostro demostraban lo gastado que estaba.
No hablaba mucho y yo tampoco quería hablar demasiado con un desconocido.
—Edmond espero te sientas cómodo en mi casa. No es como la mansión de Cambridge pero…algo es algo.
—Mi nombre es Edward. —Aclaré.
—Edward. —Trató de memorizar.
Pasamos varios kilómetros más en silencio. Hasta llegar a un punto en que se hacía la bienvenida al pueblo con un gran cartel de madera al lado del tupido bosque.
Aun era de madrugada en América pero se distinguía bien el camino por las luces de la patrulla de mi nuevo tutor.
—Este es el instituto del pueblo. —Menciono señalándolo cuando pasamos por enfrente del edificio. —Vendrás aquí entre semana a estudiar y a hacer servicio comunitario los sábados por la mañana.
¿Qué? Servicio comunitario los sábados por la mañana…Un martirio.
—Interesante, señor Swan. —dije con indiferencia, aunque no la tenía. —¿Puedo preguntarle algo?
—Lo que quieras chico.
— ¿Por qué debo hacer servicio comunitario si no he cometido ningún delito?
—tu padre me encargo que lo hicieras cada semana.
—Pero él no es la autoridad. — reclamé.
—Pero yo sí. —Contestó. —Además…si no lo haces no tendrás acceso a tu dinero. —Lo mire con odio y repulsión—Ordenes de tu padre, no me culpes a mi.
Llegamos a la residencia Swan. Una casita pequeña de dos habitaciones.
La radio del jefe Swan comenzó a sonar. Algo no muy extraño a las dos de la mañana en un policía. Después de unos minutos regreso conmigo a la puerta de entrada.
—Disculpa pero hay una emergencia…debo irme. Siéntete como en tu casa. —Dijo dándome sus llaves. —Mañana te traeré una copia de estas. —Señalo el juego de cuatro llaves del mismo color ocre. —Instálate en el ático.
Entré. El piso de madera vieja cubría gran parte de la planta baja, exceptuando la cocina y las escaleras.
En la sala había un sofá de tela frente a un pequeño televisor. Las paredes estaban cubiertas por un papel tapiz verde opaco; colgadas en ellas había montones de fotografías de Charlie con una linda jovencita desde que era apenas una bebe hasta una donde a lo mucho tendría dieciséis años. Deje ahí mis maletas.
Comencé a examinar la casa. La cocina era pequeña, como todo lo de la casa, tenía una mesa con sillas que, podría asegurar, no eran incluidas en su compra. El piso cubierto por losetas se encontraba limpio y sin brillo.
Subí las escaleras con calma y sin prisa, después de todo mi maleta si pesaba; la iba arrastrando conforme subía cada escalón.
La primera puerta era un baño, el único a decir verdad. Con lo necesario únicamente. Un retrete, la regadera, un lavamanos, y una cestilla de mimbre con toallas de colores rojos, azules y blancos.
Supuse que la recamara de Charlie era la principal; pero como quien dice, la curiosidad mato al gato, abrí la otra puerta, la que estaba frente al baño, y me encontré a un muchacho alto, delgado y con cabello color miel, poco corpulento pero musculoso besando tiernamente a la hija del jefe Swan.
Hola hola!
Espero disfruten de mi nuevo y único fic. Soñe algo parecido y me dije…esto va para fanfiction(:
No va a ser la típica historia donde Bella se enamora de Edward a primera vista…En realidad Bella esta enamorada POR AHORA de…..chachachachaaaaaan(8)….¿Quien creen que es el chico besador?
Espero les haya gustado. Si quieren dejar su opinion denle al globito que esta justo debajo y díganme que opinan:P
Buenoo…para no hacerla de largo ya mejor me voy…
PD: ¡FEEELIZ AÑOO NUEVOO 2011!
