CAPÍTULO 1

"La huida"

Este fanfic es la adaptación de un historia real, con varias partes escritas por mí, debido a la limitada información con la que cuento.

DISCLAIMER: Ninguno de los personajes empleados en esta historia son míos, todos los derechos de éstos perteneces a Disney, únicamente los uso para dar vida a este escrito.


Este es el triste intento de contar una historia…

Todo comenzó mucho antes de que naciese…Eso fue lo que me dijo mi madre al contarme esta historia que ayudó a darle cause a unos sentimientos que ni yo sabía que tenía… aquel relato comenzó así…


— ¡Corre! ¡Maldición! ¡Hazlo que nuestra vida depende de ello!

— ¡Eso intento Mérida! ¡No quiero morir! ¡No hoy!

— ¡Entonces apresúrate Anna!

La persecución era intensa, aquellas dos jóvenes estaban siendo perseguidas por una pareja de mayor edad, no había escapatoria, su plan de fugarse por la madrugada había resultado un chasco, sin embargo no había manera de dar vuelta atrás era ahora o nunca, al frente solo estaba un portón de un par de metros de altura, solo dejando las pertenencias de Anna en el lugar podrían lograr escalar y abordar el auto de Mérida, esa era la última pared que les impedía iniciar una nueva vida…

— ¡Anna! ¡Suelta esas maletas y trepa!

Sin entender bien a bien lo que le decía la rizada, se limitó a imitar torpemente las acciones de su prima, cuando logró estar del otro lado, Mérida estaba sobre el auto haciéndole señales de que se apresurara y subiera, sin embargo algo la retuvo un par de minutos se trataba del sollozo de su madre que agitaba con desesperación las rejas

— ¡Anna! ¡¿Qué rayos significa esto?! ¡Te juro que te vas a arrepentir! ¡No le puedes hacer esto a tu familia! ¡Piensa en las consecuencias!

Por su lado la chica se quedó estática, el pánico gobernaba su ser imposibilitándola completamente, su corazón galopaba desbocado por cómo se estaban desenvolviendo los acontecimientos; sostenía las manos en su pecho, esa era la clara señal involuntaria de su duda

—¡Anna! ¡Con un demonio entra en el auto! — gritó con desesperación Mérida haciendo sonar la bocina.

Por su parte solo atinó a susurrar a su madre la cual estaba siendo acunada entre los brazos de su padre llorando desconsoladamente

—L-lo s-siento…—se dio media vuelta, corrió en dirección al vehículo abordándolo por la puerta del copiloto; esa visión de sus padres fue la última que tuvo Anna en mucho tiempo…


Lo único que llenaba el ambiente era el sonido del motor avanzando por la autopista la cual estaba vacía, no había nadie más transitando a esa hora de la madrugada.

La cobriza veía por la ventana la basta oscuridad, su rostro estaba tan cercano a la ventanilla que lograba apreciar su reflejo en ésta, observando como cruzaban por sus mejillas algunos canales salinos de lágrimas que se habían secado por sí solas horas atrás, intentaba pensar y reflexionar que estaba pasando y si era lo correcto como estaba actuando, pero su mente y su corazón no se ponían de acuerdo imposibilitándole el trabajo de introspección, lo único que logró fue soltar un suspiro de rendición

— ¿Te arrepientes? — fue la pregunta que cortó el silencio, Mérida apretaba la quijada casi con la misma intensidad con la que iba sosteniendo el volante, con la mirada fija en la carretera

— No, de otro modo habría corrido con ellos… Y te elegí a ti…—¿soltó sin despegar la vista de su reflejo

Una ligera sonrisa apreció en el rostro de la rizada, su cuerpo se relajó, aún así su ceño se negaba a ceder — Tienes una oportunidad más de pensarlo, estamos cerca del aeropuerto… Sólo si abordas sabré que no importará nada más que nosotras

No hubo respuesta…


"Pasajeros con destino a Oslo favor de abordar por la puerta E17" Ese sonido les indicó el camino al par de pelirrojas que iban entrando al aeropuerto.

Se evitaron el asunto de registrar el equipaje, porque solo contaban con sus bolsas de mano y Mérida con una mochila pequeña, pasaron por el módulo de revisión personal sin ningún inconveniente, ninguna de las dos decía nada, estaban calladas, solo el agarre entre sus dedos meñiques las hacía darse cuenta que estaban juntas…

Estaban a seis personas de adentrarse en la mejor aventura de sus vidas o en la más grande miseria que jamás hubieran imaginado… Lástima que sería la segunda…

— ¿Estás conforme con esto? — dijo directamente Mérida a Anna, quien no se había dignado aún a sostenerle la mirada -¿Estás segura? Aún estamos a tiempo de solucionar parcialmente las cosas con mis tíos…

— ¿Arreglar las cosas? ¿Crees que se podrían arreglar las cosas? ¡Por Dios Mérida date cuenta de lo que dices! ¡No soy ninguna niña tonta e ingenua! Tú y yo sabemos que no se podría ni se podrá "arreglar" — comilló con sus dedos — porque no existe algo que lo necesite, porque nada está descompuesto, entiende eso- expresó con irritación y cierto dejo de enfado la cobriza

Por su parte Mérida estrujó su rostro con cierta impotencia por la situación, las últimas noches no había podido dormir nada debido a la constante preparación de la huida, la renta del auto, la compra de los boletos, conseguir el trabajo de ambas como docentes en una escuela, la renta del cuarto a donde llegarían, la preparación de las maletas, la cual solo estuvo demás debido a que tuvieron que dejarlas en casa de sus tíos, mala idea fue haberlas ocultado ahí…Al menos aún tenían su papelería oficial con ellas, incluido el pasaporte…

Sabía que quien más sufría con todo era Anna, sacó todo el aire de sus pulmones por medio de un largo soplido, tomó las manos de su prima entre las suyas, unió su frente con la de ella inclinándose un poco en el proceso, debido a la diferencia de alturas — Lo sé, lo sé, es solo que quiero estar completamente segura de que esto que está pasando no es un sueño, y que estarás a mi lado sin importar que pase, es solo, que yo también tengo miedos Anna, cuando te quedaste de pie frente al portón, sentí que darías vuelta sólo para decirle que ya no querías huir conmigo o algo por ese estilo … esta situación me supera, ¿sabes? Jamás imaginé que lograríamos llegar tan lejos, que de un momento a otro decidiéramos escapar e iniciar una nueva vida en otro país, abandonándolo todo, conocidos, amigos y bueno… familia y que todo esté pasando justamente ahora — un ligero silencio las dejó a ambas apaciguar sus mentes

Un ligero susurró abandonó los labios de la pelirroja menor — Tienes razón, disculpa por ser tan necia, es solo que también estoy alterada y estresada, no todos los días te escapas con tu pareja a una nueva vida y que encima sea tu prima — soltó con una risa un poco incómoda — pero quiero que sepas, que tanto tú como yo, no somos unas adolescentes que no saben lo que hacen y que no miden los alcances de sus acciones, a mis 24 y tú a tus 26, estamos más conscientes de lo que podemos o no hacer, así que sí, subiré a ese avión contigo, dejaremos Escocia atrás y comenzaremos juntas en Noruega ¿de acuerdo?

—De acuerdo — sonrió con tranquilidad la rizada, depositando un leve beso en los labios de novia.

La decisión había sido tomada, ambas entraron al avión con las manos entrelazadas, buscaron sus asientos y sobre ellos no solo soltaron sus cuerpos, sino también todo su pasado, sus miedos, culpas y aflicciones, se observaron entre sí con una mirada cómplice, no hacían falta las palabras, con saberse juntas les bastaba, se colocaron el cinturón, la aeromoza les daba la bienvenida a todos los pasajeros, además de indicar medidas de seguridad y demás por menores…

Cuando todo estuvo en su lugar, el avión despegó, se elevó entre los aires contrayendo los estómagos de los pasajeros en el proceso, pero al mismo tiempo abriendo las posibilidades que podía ofrecer la vida a un par de pelirrojas.