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-Justo Como Eres-
Summary: ¿Qué pasa cuando el amor de tu vida ha estado enfrente de ti durante más de tres años?; ahora que Elizabeth Bennet lo sabe tiene que cambiar su manera de pensar con respecto al género masculino, para esto la vida le tiene una lección que tendrá que compartir. AU. Moderno.
Nota del Autor: Los personajes de Orgullo y Prejuicio no me pertenecen, solo esta historia con fines de entretenimiento.
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-Capítulo 1. Una Confesión Inesperada-
Era ya su tercera copa de champán de la noche, y aun con el alcohol recorriendo su cuerpo no se sentía con los ánimos de seguir por diez minutos más en la fiesta.
Entre los cientos de personas de aquella velada podía distinguir a su hermana Jane; la cual bailaba elegantemente en el centro del salón acompañada de su flamante esposo Charles Bingley. Tenía que reconocer el esfuerzo de su hermana mayor; la fiesta de su tercer aniversario de bodas había quedado estupenda, siendo la joven rubia una gran anfitriona. Ahora Jane Bingley era una de las damas más hermosas y distinguidas de Londres, además de tener dos bellas hijas de uno y dos años de edad.
Volvió a dirigir su mirada hacia la multitud, con el simple afán de encontrar algún entretenimiento antes de quedarse dormida por el efecto del alcohol, del cual no estaba acostumbrada a asimilar. La mayoría de la gente que se encontraba en el lugar no la conocía, seguramente eran amigos de los Bingley y por ende personas de la alta sociedad, circulo donde Lizzie no entraba ni a empujones.
Y no era que la segunda hija del matrimonio Bennet a sus veinte años fuera una joven de malos modales o que su belleza natural le impidiera entrar en aquel círculo social; era su mentalidad libre y sarcástica la que siempre la excluía de las conversaciones de las damas y la desacreditaba ante los ojos de los caballeros. Pero ha Elizabeth le daba igual, aunque Jane encajaba perfectamente como la esposa de un millonario exitoso, no le envidiaba nada, ya que apreciaba más un buen libro que unas cuantas joyas finas o aquellos salones de belleza de lujo.
Su mirada siguió paseándose entre los invitados, dando un último vistazo a la multitud antes de retirarse, pensando muy seriamente en hablarle por celular a su amiga Charlotte para que fueran a rentar algunas películas y pasaran la noche viendo dramas o historias románticas, las cuales tanto le gustaban a su amiga. Decidida a irse, en ese momento sus ojos se toparon con unos azules, los cuales la observaban desde el otro lado del salón. Sintió como su corazón empezó a latir un poco más rápido, ya que aquel hombre lo conocía perfectamente; y era nada más y nada menos que Fitzwilliam Darcy, el mejor amigo de Charles Bingley. Durante los tres años que lo conocía, las únicas conversaciones que habían tenido eran sarcásticas y hasta ásperas; no entendía porque siempre tenía "la suerte" de encontrarlo en las reuniones o fiestas de los Bingley.
Aparentando no verlo visto, fingió interés por el baile en el centro del salón, aunque pudo distinguir perfectamente que el caballero caminaba hacia ella entre la multitud.
― Elizabeth, es un placer volver a verte ―le saludo el hombre con una leve inclinación, instalándose posteriormente junto a ella con un vaso de whisky en la mano.
― Señor Darcy me sorprende encontrarlo aquí ―le dijo ella sintiéndose incomoda con su presencia, de todos los invitados que había esta noche tenía que toparse con el único que lograba sacarla de sus casillas. Al parecer el hombre poseía una mente ágil y acertada que hacía que Lizzie siempre saliera perdiendo en los debates que tenían entre ellos― pensé que no vendría a la fiesta, me comento Charles que se encontraba fuera del país.
― Siento desilusionara, pero llegue esta misma tarde a la ciudad ―le informo Fitzhwilliam dando un corto trago a su bebida mientras observaba a su compañera― pude notar que esta algo aburrida.
― Sí, lo estoy ―le aseguro Elizabeth, ahora que sus hermanas menores y sus padres habían partido hace poco más de media hora no tenía a nadie más con que hablar que con su hermana Jane, la cual parecía estar disfrutando del baile con su esposo; por lo que Lizzie había permanecido alejada, dejándola gozar de la noche― creo que unos cuantos minutos me retirare, no tengo nada más que hacer aquí.
― ¿Tan templando? ―le cuestiono él sonando ligeramente sorprendido, aunque Lizzie supuso que fingía su interés hacia ella― si el aburrimiento es el motivo de su retirada, permítame invitarla a bailar.
― Gracias pero tengo que declinar su invitación ―le respondió Lizzie negando ligeramente con la cabeza, no tenía los ánimos de seguir la alegre melodía que tocaba la pequeña orquesta instalada del otro lado del salón, además que el poco alcohol que había consumido le estaba afectado― creo que haría el ridículo, ya que me siento algo mareada por el champán que he tomado.
― En todo caso, porque no me permite acompañarla al jardín, puede que algo de aire fresco le ayude ―le sugirió Darcy, pareciera que el hombre quería permanecer el mayor tiempo con ella, y lo estaba logrando.
― La verdad no quiero quitarle más su tiempo Señor Darcy ―le comento Lizzie, extrañada por el comportamiento de él. Por lo general sus conversaciones anteriores constaban de unos cuantos comentarios por el lugar, el número de invitados y la música; hasta uno que otro cumplido sarcástico― por lo que se, Caroline lo está buscando para que cumpla su palabra de sacarla a bailar.
― Con más razón insisto en acompañarla a fuera ―le comunico con una sonrisa irónica, dando entender perfectamente su apatía por la hermana soltera de Charles― no tengo ganas de bailar hoy.
― Y si es así, ¿porque me invito a bailar? ―le pregunto mordazmente Lizzie, tratando de retener su sonrisa ante las palabras de su acompañante, ya que de una de las pocas cosas que compartían era el cierto desinterés por Caroline, la joven Bingley, la cual trataba de ser elogiada por todos.
― Bueno, por mantenerla entretenida haría cualquier cosa ―le respondió Darcy segundos después, ofreciendo su brazo para encaminarla hacia el balcón más próximo― vamos.
Lizzie acepto de buena gana, ya que un corto paseo en los jardines de la mansión de los Bingley le ayudaría a bajar su leve mareo, además de que la música del salón ya la tenía fastidiada. Caminaron en silencio por algunos minutos, alejándose para quedarse casi en silencio, lejos del ruido de la fiesta.
― ¿Y cómo van sus negocios señor Darcy?, según me comento Charles van a ampliar su compañía a otros países ―le comento Lizzie, tratando de matar el silencio que se había instalado entre ambos; ya que de por si era algo incómodo estar a solas con él.
― Sí, es cierto ―le respondió Darcy dirigiéndola hacia una de las bancas más alejadas del jardín, con el afán de tener una conversación más privada con ella― he tenido varias juntas con empresarios de toda Europa para lograr consolidar algunos contratos, como sabrá Charles es uno de mis inversionistas, pero soy yo el dueño mayoritario, así que me toca hacer todos los tramites.
― Debería descansar un poco, parece algo cansado ―le comento la joven, tomando asiento en una de las bancas. Aunque aquel hombre se veía perfectamente bien en su traje negro, se ponía notar en su mirada algo de cansancio, el cual no pasó desapercibido para Lizzie; ya un poco más relajada por la privacidad que les daba el lugar.
―Si estuviera en mis manos, tenga por seguro que descansaría un poco ―le dijo Darcy, ayudándola a sentarse para quedar de pie enfrente de ella― pero tengo otra junta fuera del país en dos días.
― No debería trabajar todo el tiempo, se enfermera o algo peor si sigue así ―le amonesto repentinamente Lizzie, notando que su tono de voz había cambiado a un más autoritario y protector; el mismo que usaba cuando su padre se quedaba en vela en su oficina. Noto como Darcy sonrió por sus palabras, provocando que se sonrojara un poco y cambiara su tono de voz a uno más suave― no lo digo porque sea algo malo, pero no conozco ninguna persona aparte de usted que trabaje tanto.
― Lo sé, pero creo que es lo único que puedo hacer ―Darcy encogió los hombros sin dejar de dedicarle una ligera sonrisa― aparte de cuidar a mi hermana que se encuentra en el extranjero estudiando, no tengo a nadie más para pasar mi tiempo libre.
― ¿A nadie más? ―le cuestiono Lizzie, sintiéndose nuevamente avergonzada por su pregunta. Había algo adentro de ella que quería saber más de él.
― Así es, y si se pregunta si tengo pareja déjeme decirle que no ―le respondió Darcy quitándose su chaqueta negra, para luego entregársela a Lizzie, la cual inconscientemente se había abrazado por lo fresco de la noche― tome, al parecer esta noche hace más frio de lo normal.
― Gracias ―le agradeció aceptando la chaqueta, dándose cuenta que tenía los brazos helados; había dejado su abrigo en el interior de la residencia, por lo que su vestido de noche no le ayudaba mucho a mitigar el frio― entonces en su poco tiempo libre, ¿qué es lo que le gusta hacer?
― Es una pregunta interesante ―le comento Fitzwilliam con tono pensativo, aunque no tardó mucho en darle una respuesta― montar a caballo sería una opción, aunque no lo hecho desde hace tiempo.
― ¿Sabe montar a caballo? ―Lizzie se notó algo sorprendida, no era que dicha actividad no se practicaba en Inglaterra; lo que lo hacía sorprenderse era que Darcy, un hombre tan envuelto en los grandes negocios, carros del año y viajes de lujo le atrajera esa actividad.
― Claro, cuando necesite algunas lecciones cuente conmigo ―le respondió él mirándola detenidamente.
― No gracias ―le dijo Lizzie rotundamente. No era que odiara a los caballos, simplemente dicha actividad se le hacía demasiada peligrosa; ya que aquellas criaturas eran demasiadas nerviosas, pudiendo tener un accidente en cualquier momento― la verdad me da miedo los caballos.
― No se preocupe, para casos como el suyo es bueno montar con alguien experimentado primero ―le comento Darcy, intensificando su mirada hacia ella al hablar― podría sujetarla por la cintura mientras usted toma las riendas y dirige.
―Creo que eso nunca pasara ―por tercera vez en la velada Lizzie volvió a sonrojarse, ocultando su nerviosismo con una risa suave; conocía perfectamente el doble sentido de sus palabras, por lo que sin poder detener su mente se imaginó a ella con el hombre que tenía enfrente en esas circunstancias.
― Bueno al menos la he hecho reír ―le dijo él satisfecho de la reacción que había provocado en ella― con eso me basta por ahora.
― ¿Y qué más le gusta hacer en su tiempo libre?, aparte de montar a caballo y burlarse de mi ―continuo Lizzie, ya que era la primera conversación amena que tenía con Darcy, algo raro pero interesante para ella.
― ¿Burlarme de usted? ―esta vez Darcy la miro confundido por su afirmación, frunciendo ligeramente el ceño― créame Elizabeth que nunca ha sido mi intensión tal motivo, en todo caso el contrario.
― ¿Y todas esas conversaciones en donde me ha molestado con sus comentarios sarcásticos hacia mi persona que han sido? ―le interrogo Lizzie tomando valor para saber por fin cual era el motivo de su interés hacia ella.
― Si usted ha tomado mis comentarios como una ofensa hacia su persona permítame disculparme ―le comento él cambiando su semblante a uno más reflexivo, dando entender que hablaba enserio ― me he pasado los últimos tres años que la conozco alabándola en todos los sentidos.
― ¿Alabándome?, no lo entiendo ―ahora fue Lizzie la que se quedó confundida por sus palabras, ya que siempre había relacionado todas sus conversaciones pasadas con el fin de burlarse de ella― yo pensé...
― ¿Que me era indiferente?, ¿que solo la molestaba por sentirme superior a todos? ―le sugirió él inclinándose levemente, quedando casi a la altura de ella― créame que no es el caso, aunque tengo que admitir que soy muy malo relacionándome con la gente.
―Aun así no entiendo lo que me quiere decir ―se excusó Lizzie nerviosa, había tenido algunas relaciones anteriormente, pero la cercanía de Darcy la hacía sentir insegura de sus emociones.
― Lo que quiero decir Elizabeth, es que me ha gustado desde el momento en que le vi en la boda de Jane y Charles ―le comento él después de unos cuantos segundos, acercándose un poco más ella― y que he tratado todo este tiempo en llamar su atención, aunque he fracaso según entiendo.
― No le creo, ¿es otra de sus burlas hacia mí?, seguro trata de confundirme para jugar conmigo ―Lizzie se levantó rápidamente al sentir el calor emanado por él, aun sin creer lo que le estaba confirmando― si eso es el caso pierde su tiempo Señor, con su permiso.
― Créame que cuando le digo que me ha tenido hechizado todo este tiempo no es ninguna mentira ―le dijo Darcy sosteniéndola del brazo para evitar su huida, atrayéndola nuevamente hacia él― me gustas mucho Elizabeth.
No supo cuando paso, pero de un momento a otro Elizabeth se encontraba en los sus brazos, besándolo apasionadamente. Poco a poco el contacto entre ambos se fue intensificando, Fitzwilliam la atrajo más hacia él para empezar acariciarla con sus manos.
Lentamente Darcy fue bajando hasta llegar a su cuello donde empezó a juguetear en esa zona mientras seguía tomándola firmemente de la cintura; por su parte Elizabeth sintió como el deseo empezó a invadirla, no podía negar que siempre se lo había visto atractivo. Desde que lo conocía había admirado en silencio aquella musculatura detrás de los caros trajes de marca, y le fascinaba la intensidad de su mirada cuando la veía; fue eso y el poder de sus caricias la que la dejo sin alternativa de negarse a devolverle no solo el beso, sino también gemir levemente en sus brazos.
― Creo que me gustaría seguir con nuestra conversación en otro lugar ―le comento Darcy después de dejar de besarla, aun con la respiración entre cortada por la falta de aire.
― ¿Y en donde seria? ―le pregunto Lizzie aun aturdida por lo que acabada de suceder; acababa de besar a Fitzwilliam Darcy, el hombre que había estado esquivando durante tres años, ni ella misma podía creerlo― ¿si se puede saber?
― Vamos a mi casa ―le sugirió él, acariciando su mejilla con el dorso de su mano― no hay nadie y podemos seguir en donde nos quedamos libremente.
― ¿A tu casa? ―aquellas palabras la sacaron de su ensueño. Sabía perfectamente que significaba aquella invitación y lo que pasaría si ella aceptaba.
― Sí, creo que es más cómodo y agradable que un hotel ―le dijo Darcy tomándola de la cintura, teniéndola a unos cuantos centímetros de su cuerpo, por lo que pudo notar cierta confusión en la joven― claro si no quieres...
― Sí, me parece bien ―fue su cuerpo y no su mente la que respondió por ella; y a decir verdad se moría de ganas de pasar la noche con él― pero tengo que decirle a Jane que voy a salir, no quiero que me esté buscando más tarde.
― De acuerdo, voy a despedirme de Charles, te espero afuera ―le comento él dándole nuevamente un beso largo en los labios, para luego encaminarla al salón para que buscara a su hermana.
Elizabeth no tardo en encontrarla ya que se había separado por un momento de su esposo y al parecer también la estaba buscando.
― Lizzie por fin te encuentro, pensé que ya te habías ido a casa ―le comento Jane al verla entrar del jardín.
― No, aun no ―le comento Elizabeth sarcásticamente, mientras sacaba a su hermana del salón principal, en busca de algo de privacidad― Jane necesito hablar contigo.
― ¿Qué pasa Lizzie, estas demasiado ruborizada? ―le cuestiono Jane, mientras la seguía hacia uno de los pasillos de la residencia.
― Jane, he quedado con alguien para salir ―le respondió Elizabeth al confirmar que estaban las dos solas; quería contarle a su hermana lo que había pasado sin que nadie más la escuchara.
― ¿Con alguien?... ¿Con un hombre?, Lizzie es en serio.
― Sí, me invito a su casa, así que ya sabes de qué se trata ―le comunico Elizabeth; si en alguien podía confiar era en Jane, solo esperaba que le ayudara a decidir qué hacer con la invitación de Darcy.
― Oh por Dios, Lizzie dime quién es ―le cuestiono Jane más que emocionada. Aunque su hermana Elizabeth era una joven muy bonita, declinaba constantemente las invitaciones de los muchachos que la invitaban en la universidad o los conocidos de la familia, por lo que estaba más que ansiosa por saber el nombre del afortunado― que emoción Lizzie, no puedo creer que hayas aceptado.
― Ni yo, pero aún tengo algunas dudas ―le comento Lizzie, era la primera vez que quedaba con alguien para pasar la noche y eso la ponía demasiado nerviosa.
― No te preocupes, si tú estás segura y te gusta no hay ningún problema ―le aseguro Jane, esperando que por fin que su hermana de veinte años se enamorara― ¿quién es el afortunado?
― Es Darcy, el amigo de Charles ―le respondió después de quedarse unos segundos en silencio, esperando ver la reacción de su hermana.
― !Vas a salir con Fitzwilliam Darcy! ― exclamo Jane con voz alta, para luego ser reprendida con la mirada por su hermana menor― Lizzie, pensé que lo odiabas.
― No lo odiaba Jane ―Lizzie negó con la cabeza, la verdad ni ella sabía lo que sentía por él en estos momentos― es solo..., no sé como paso, estábamos platicando en el jardín sobre sus negocios de trabajo y unos minutos después me confesó que le gustaba y me beso.
― Que emocionante, siempre sospeche que él sentía algo por ti, por cómo te miraba.
― Entonces, ¿me cubres esta noche? ―le pregunto a su hermana, decidida en aceptar la invitación.
― Por supuesto, si llegan hablar nuestros padres les diré que te quedaste a dormir aquí ―le respondió Jane, tomando el rol de cómplice en el asunto.
―Muchas gracias Jane, nos vemos luego ―se despidió de su hermana dándole un fuerte abrazo, para ir por su abrigo y salir de la mansión; solo esperaba ver tomado la decisión correcta con respecto al Fiztwilliam Darcy.
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¡Hola!, gracias por leer; esta historia ya la había subido antes, de hecho fue la primera que publique; sin embargo hace unos días me borraron algunas historias de mi página, entre ellas esta :(
Y estuve a punto de dejar de escribir este Fic después de lo que sucedió; sin embargo, hubo algunas lecturas que me preguntaron por la historia. Así que aquí la tienen de vuelta, no cambiare nada en la trama, solo revisare los capítulos antes de subirlos para tratar de corregir errores ortográficos y mejorar la redacción. Asi que disculpen la molestias a quienes seguían esta historia.
Sin nada más que decir me despido, nuevamente gracias a todos por leer.
¡Saludos!
Atte. Elizabeth Mustang
