Equilibrio.

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Disclaimer: "The folk keeper" o "El guardián" no pertenece, es propiedad de Franny Billingsley

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En ocasiones aún le resultaba difícil aceptar la idea de que el reflejo que el espejo le devolvía era ella misma. Corina suspiró, lenta y dramáticamente. Habían pasado dos meses y todavía no lograba adaptarse a esa nueva apariencia. Con su pelo largo, de dudosa tonalidad, suelto y libre hasta sus muslos le sorprendía lo distinta que se veía. En poco menos de tres meses había pasado de ser un muchacho, guardián de los Habitantes, a ser una joven, Lady Corina Merton.

Nuevamente exhaló, dejando que el aire huyera de sus pulmones con lentitud.

Sí, le tomaría más que ese tiempo acostumbrarse a las entorpecedoras faldas plisadas, a las camisas a la cintura y a los lazos de raso brillantes. Corina acarició su largo cabello mientras comenzaba a tararear quedamente una canción que revoloteaba en su cabeza hacia días. Luego, sin dejar de emitir sonidos, dirigió su vista hasta el mar.

Muchas veces se zambullía en el mismo para encontrarse consigo misma desde una nueva e indescriptible perspectiva. La vida en el mar con sus nuevos ojos, su gracilidad incorporada y el agua deslizándose por su piel era una experiencia totalmente diferente. La oscuridad no era un impedimento en esos momentos.

La joven dirigió sus ojos hasta Finian, quien procuraba amansar su revoltoso cabello rojizo oscuro, y sonrió ligeramente. Él seguía con su sonrisa ingenua, como si sonriera para sí mismo y nadie más, mientras bajaba ágilmente de la lancha. El mar la llamaba, Finian también lo hacía.

Y mientras regresaban a la casa ella dejó que Finian tomara su mano y acariciara el dorso de la misma con su pulgar. Las manos de él envolvían las suyas con su calor, y ella se preguntó si a él no le molestaría su piel fría, como una pared de piedra. Pero Finian la guió en silencio hasta la sala, le quito la capa y le enseñó su amplia sonrisa de dientes perfectos.

Corina había decidido que podía hacer de eso su rutina. Le gustaba. Sí, lo hacía. Le gustaba la forma en que Finian le acariciaba la mano, y cuando nadie los veía, le robaba un suave y casto beso. Podría acostumbrarse, y era más, supuso mientras acariciaba distraídamente su anillo de compromiso, lo haría.

Y Finian se acostumbraría a tenerla en los días y noches a su lado, y el mar la extrañaría, ella extrañaría al mar, y volvería a él de la misma forma en que volvería hasta su futuro esposo. Todo era cuestión de encontrar un equilibrio, y ella como antigua guardiana de los habitantes, más que ninguna otra persona podía hacerlo.

Mantener la paz con Finian, con el mar, consigo misma y con sus dos naturalezas.


He leído unas tres o cuatro veces este hermoso libro. Personalmente me gusta mucho. Lo encontre de pura casualidad un día cuando tenía unos quince años y desde entonces lo leó una y otra vez. A veces por partes, pero entero lo he leído como dije unas tres o cuatro, no recuerdo bien. En fín, en un libro recomendable, y tal vez les guste si lo leen. Les mando un beso, y si les gusta, dejen un comentario. Besos. :D