Danganronpa no me pertenece
He cambiado un poco la historia para hacerla mas larga, he corregido algunas y he intentado que la redacción ya no sea tan dolorosa de ver, espero disfruten.
La última clase de juicio había pasado.
Kirigiri había sido encontrada culpable por el asesinato de Ikusaba Mukuro.
Después de eso nadie se atrevió a cuestionar nada.
La vida escolar de asesinato mutuo termino ahí, ningún asesinato fue perpetuado y todos se acostumbraron a vivir en la academia.
El Heredero de Preparatoria Definitivo, Togami Byakuya se encontraba desconcertado, pues se había dado cuenta que hacía mucho había dejado de anhelar el exterior. ¿Su familia? ¿Su fortuna? Ya no le interesaban, de todo eso podía hacerse cargo alguien más
Eso, por supuesto, no significaba que dejaría de ser Togami Byakuya; todo eso que le había sido arrebatado fue en algún momento su derecho, algo que había ganado...
¿Pero si ni siquiera habían conseguido salvar a sus compañeros y escapar...? ¿Con que cara podría reclamar tales derechos?
El tiempo pasaba, nada cambiaba excepto quizá ellos mismos. Con el paso de los días evitaban la locura hablando unos con otros; con el tiempo habían logrado convertirse en amigos cercanos a pesar de todo.
Incluso había llegado a arrepentirse de lo que había hecho, y con ese pensamiento había recordado a Asahina y su terrible comportamiento durante el caso de Oogami. Si bien quizá no debió tomar la actitud que tuvo, en ese momento sus pensamientos y prioridades estaban en otras cuestiones.
Pero ahora que las cosas habían cambiado, Togami pensaba que quizá sería mejor pedirle una disculpa a Asahina. Deseaba llevarse mejor con ella.
Llego a su habitación por la tarde, aunque si hubiera sido de mañana o noche Togami no hubiera podido decir la diferencia, pues lo único que daba noción a su tiempo era el reloj.
Tocó la puerta y esperó – Oh, Togami, ¿sucede algo? – preguntó con una inocente expresión de curiosidad, pues el que Togami se acercara a las habitaciones de los demás era algo inusual.
- No realmente, solo me preguntaba si podrías acompañarme esta tarde, me gustaría hablar contigo – declaró Togami, aunque no dejaba su tono arrogante se había vuelto un poco más educado. En algún punto se había dado cuenta de que se volvería loco si no cambiaba su actitud aunque fuese un poco y hablaba con los demás.
- Claro, no tengo ningún problema, ¿A dónde te gustaría ir? – inquirió Asahina
- Podemos ir a la alberca, casi nunca voy ahí – ofreció Togami, sabiendo que la alberca era como el refugio de Asahina, un logar donde ella se sentía más calmada.
- ¿Y Fukawa? – Preguntó Asahina a mitad del camino, a pesar de todo, Fukawa seguía teniendo un gran "amor" por Togami, aunque en algún punto, ella lograba darle espacios para que pudiese estar solo.
- No estoy seguro – contesto vagamente – a veces esta cerca, a veces no; supongo que no tardará en aparecer.
Finalmente llegaron a la habitación en la que se encontraba la dichosa alberca, un cuerpo de agua inmenso, y tan vacio. A Togami le provocaba una sensación abrumadora el estar ahí, pues tal lugar algún día quizá albergo a cientos de personas, y ahora solo estaban ellos dos.
- ¿Qué sucede Togami?, dijiste que deseabas hablarme de algo... – Asahina lucía insegura sobre si presionarlo o dejar que las cosas avanzaran a su propio paso.
- ... – Togami vaciló un momento antes de atreverse a hablar – Estuve recordando... muchas de las cosas que sucedieron, muchas de las cosas que pudieron haber sido... me di cuenta de que te herí en varias ocasiones, sobre todo con respecto a Oogami... – la mención del nombre hizo que Asahina se estremeciera – y yo quería decirte que lo lamento...
Los ojos de Asahina de abrieron en sorpresa, pues nunca antes había escuchado a Togami hablar así. Una lágrima cayó por sus mejillas pero la ocultó antes de que Togami lo notara.
- Gracias, yo... no tienes que disculparte, hace mucho que todo paso; mirando atrás, me pregunto si Sakura hubiese sido feliz al saber que nos hemos rendido... meditando sobre ello pienso que ella seguramente hubiese seguido luchando, pero después pienso... que quizá nos metieron aquí por algo... algo mas allá de lo que podemos comprender. – Asahina había cambiado, había madurado mucho desde la última clase de juicio.
- Quizá... – Togami miró a la pared reflexionando las últimas palabras.
- Pero no hay nada que podamos hacer ahora para cambiar eso, han pasado casi dos años desde que solo quedamos nosotros, así que... ¿Me acompañas a nadar ya que estamos aquí?
- Bueno, si no puede evitarse lo haré – declaró Togami, no muy feliz con la idea de entrar en una alberca, pero dadas las circunstancias no iba a declinar la oferta.
Después de cambiarse regresaron, Asahina no lo pensó dos veces antes de lanzarse al agua. Togami por su parte decidió quedarse en la orilla, solo sumergiendo sus pies.
- Vamos Togami, deberías entrar, es muy relajante – Gritó la chica mientras le lanzaba una pelota playera a Togami.
- Bueno, ¿Qué planeas hacer si no lo hago? – retó él, pues no le gustaba seguir indicaciones de nadie.
- Haré esto… - Asahina se acercó y antes de que Togami tuviese una oportunidad para defenderse ella lo jaló y lo tiró al agua.
- Supongo que debí haber visto venir eso – dijo intentando disfrazar su risa con una mueca de fastidio, fallando totalmente.
Ambos pasaron otro rato divirtiéndose y nadando un poco, jugando con la pelota y de vez en cuando manteniendo una conversación casual en la orilla. Conociéndose mejor.
- Tengamos una carrera – propuso Asahina acercándose cada vez más a él
- Sabes que eso sería terriblemente injusto para mí – contesto Togami fingiendo estar ofendido.
En ese momento ambos notaron que estaban demasiado cerca uno del otro. Togami notando por primera vez que Asahina era una mujer realmente atractiva; y Asahina fijándose por primera vez que había algo más en él que su terrible actitud.
Antes de que ninguno de los dos supiese lo que estaba sucediendo, ambos se encontraban envueltos en un beso.
Extraño es la palabra que mejor describiría la situación.
Comenzó como un simple roce de sus labios, que se transformó en algo más apasionado, ella no deseaba que terminara, y él no deseaba que ella se alejara.
Cuando finalmente se separaron para respirar fue cuando notaron lo que había sucedido, ella le rodeaba el cuello con los brazos, él la sujetaba por la fina cintura. Ninguno de los dos dijo ninguna palabra, solo continuaron besándose otro rato.
Si fueron minutos u horas ellos no estaban seguros.
Lo que finalmente los obligó a terminar ese momento fue el grito tan familiar de Fukawa.
Cómo fue que los encontró, ellos tampoco lo sabían.
Lo que sí sabían es que Fukawa ahora yacía desmayada en el suelo, y que tarde o temprano los demás iban a enterarse de lo sucedido.
Pero para ellos nada de eso tenía cabida en su mundo, y aunque decidieron que lo mejor era salir del agua e ir a ayudar a Fukawa, entre ellos quedo la promesa no hablada de que momentos como ese se repetirían de ahora en adelante.
Asahina pensaba que él era un idiota. Pero que si había logrado cambiar quizá no era tan malo.
Togami pensaba que ella era una idiota. Pero era una idiota con la que le gustaría pasar más tiempo.
