Capítulo 1

En algún lugar de Saitama…

-Espera, espera…

-Oish, ahora qué

-¿Y si mejor venimos otro día? Hoy hace mucho calor y puede que estén todos bien ocupados poniéndose al fresco –trató de excusar Paola, intentando dar media vuelta e irse de regreso a la estación del tren

-¡Momento! ¿a dónde crees que vas? –la detuvo Kazuki, agarrándola por la parte posterior de la camiseta

-Ay, ay, mi estómago –dijo ella dramáticamente, abrazando su abdomen con los brazos- ¡Qué dolor! Creo que necesito ir al hospital

-Deja de inventar –la regañó su amigo- No falta mucho

-Kazuki, es en serio, me quiero ir –pidió Paola con ojos de cachorro

-No, no te vas a ir a ningún lado. Para empezar ya viajamos hasta aquí así que no hay marcha atrás –sentenció él severamente- Y para terminar, si regresamos luego estarás arrepintiéndote abrazada a tus piernas en una esquina de tu habitación, lamentándote como alma en pena "lo extraño, lo extraño" –acotó, remedándola burlonamente

-Yo no hago eso –se defendió Paola haciendo un puchero

-Avanza –ordenó Kazuki a punto de perder la paciencia

-Onegai, Sorimachi-kun –intentó convencerlo ella, con tono de súplica

-Je, ¿de veras crees que usando sufijo vas a convencerme? –bufó su amigo- ¡Avanza dije!

-¡Por favor no, Sorimachi-san! –dramatizó Paola, siendo arrastrada vilmente por la mochila- ¡Sorimachi-sama! ¡Senpai~!

-Shhh, cállate que la gente nos está viendo raro –le dijo Kazuki incómodo, al notar que las personas que pasaban por ahí los miraban asustados

-Puedo gritar que estás intentando abusarme –amenazó Paola por lo bajo

-Dilo y te dejo botada aquí y no te vuelvo a hablar en mi vida –devolvió Kazuki con una media sonrisa de autosuficiencia

-No es justo –se lamentó ella, luego de unos segundos de analizarlo, caminando cansinamente- Yo no quería venir…

Después de algunos minutos finalmente llegaron frente a una casa de aspecto antiguo que al lado de un portón llevaba un cuadro tallado en madera que decía "Dojo Wakashimazu".

-Bien, entra –le dijo Kazuki, evitando reír ante la cara de espanto que tenía Paola

-No quiero –balbuceó ella, rígida como tabla

-Paola, deja esa cara de que te traje a morir al matadero –le pidió su amigo- ¿Querías verlo, no? Sólo tenemos que cruzar esa puerta y lo verás

-No –dijo ella con firmeza, mirándolo seriamente- Si él no vino a verme no sé por qué yo tendría que venir

-Deja la terquedad, ¡anda, entra! –se exasperó Kazuki, dándole un empujón tan fuerte que la chica cruzó el portón de un solo impulso, terminando en el suelo

-¡Pero qué bruto eres! –se quejó ella enojada- ¡Qué ca**** crees que estás haciendo tratándome así! ¡te dije que no quería venir!

-Ya deja de… -trató de decir él, pero se calló repentinamente, poniendo ojos de plato

-Esto es un asco, obligarme a venir y encima haciendo tanto calor –siguió protestando Paola, poniéndose de pie y sacudiéndose la tierra de la ropa

-Eh… -musitó Kazuki poniéndose nervioso

-Qué, qué te pasa –gruñó ella

-¡Buenas tardes, disculpe la molestia! –dijo de repente él, con una profunda reverencia

-¿Eh? –se extrañó Paola, volteando a ver a quién saludaba su amigo, topándose entonces con una señora de rostro amable que los miraba algo confundida- ¡Uy, hola!

-Cómo que hola –pensó Kazuki avergonzado, queriendo que la tierra se lo trague

-Digo…buenas tardes –saludó Paola, roja de la vergüenza, con una breve inclinación de la cabeza

-Buenas tardes –respondió la mujer, con una breve inclinación- ¿Puedo ayudarles en algo?

-Venimos a… -intentó decir Kazuki

-¡A preguntar acerca de las clases! –se entrometió Paola con una sonrisa forzada de par en par, ganándose una mirada de reproche de su amigo

-¿De las clases? –preguntó la señora, bastante extrañada

-Je, está bromeando –aclaró Kazuki, tapándole la boca a Paola- Somos amigos de Ken, ¿será que podemos verlo?

-Eh, él ahora está entrenando, pero si quieren esperarlo…

-¡No, no se preocupe! –exclamó Paola, zafándose de Kazuki- Podemos volver otro día a fin de año –inventó nerviosa- Igual gracias señora…

-¿A fin de año? –repitió la mujer sorprendida, ya que apenas eran inicios de agosto

-A fin de año tendremos la agenda ocupada, mejor esperar un poco y verlo hoy día –dijo Kazuki entre dientes, mirando a Paola con ojos asesinos- Lo esperaremos, gracias señora –dijo esta vez con voz amable, dirigiéndose a la señora

-Pasen por favor –les pidió la mujer cortésmente, guiándolos por entre varios salones hasta lo que parecía la casa principal

-¿Tengo que sacarme los zapatos? –preguntó Paola por lo bajo

-Claro, qué esperabas –la regañó su amigo- ¿No traes la media rota o algo así, no? –preguntó preocupado, mientras la mujer evitaba reírse porque su conversación era bastante audible

-¡Obvio no! Ni siquiera traigo medias, zopenco –protestó la chica, dándole un codazo en las costillas

-Por aquí –indicó una vez más la señora, quitándose los zapatos e ingresando a una especie de sala

-Con permiso –dijo Kazuki, descalzándose y entrando- Apúrate, qué estás haciendo –murmuró a su amiga al ver que se había quedado mirando el lugar desde afuera

-Ah sí, perdón –reaccionó ella, imitando lo que había hecho su amigo

-Por favor tomen asiento –dijo la mujer, indicando con la mano a unos sillones que habían en el lugar- Le diré a Ken que lo vinieron a buscar

-Gracias –contestó Kazuki sonriendo amablemente, mientras Paola volvía a su cara de espanto

-Ya vengo –dijo la mujer, retirándose

-Kazuki, esto no es buena idea –murmuró Paola preocupada- Este lugar me hace recuerdo a la casa de mi abuelo, no sé por qué

-¿Qué tiene que ver la casa de tu abuelo con todo esto?

-Que no me gustaba ir a verlo y tengo la sensación de que aparecerá de pronto –explicó ella bastante incómoda

-A menos que la familia de Ken sea una familia de chamanes, que por cierto no lo creo, él no se aparecerá, así que deja la cara de susto

-Aish, tú no entiendes –protestó Paola, cruzándose de brazos- Tengo esta sensación de…-pero no pudo terminar de explicar, porque la presencia de alguien la interrumpió

-Buenas tardes –saludó un hombre de rostro serio

-Buenas tardes –respondió Kazuki, jalando a Paola del brazo para que también se ponga de pie

-Mi esposa me dijo que vienen a visitar a mi hijo –añadió el hombre, mirando a ambos con interés

-Eh sí, somos amigos del Instituto –explicó Kazuki

-Él no tardará en venir –dijo el señor, mirando a Paola que al notar la mirada del hombre decidió evitarla viendo en dirección a Kazuki- Entonces, con su permiso

-Adelante –contestó el muchacho, con una breve reverencia- ¿Por qué no dijiste nada? –regañó por lo bajo a Paola una vez que el hombre se fue

-Es esa sensación otra vez, Kazuki –dijo Paola mirándolo como si estuviera a punto de echarse a llorar

-¿Qué sensación? –preguntó él, esta vez sí parecía preocupado al ver a su amiga así

-Por favor, sírvanse esto mientras esperan –la mujer los interrumpió, ofreciéndoles un vaso de limonada a cada uno

-Gracias señora –dijo Kazuki educadamente, dándole un codazo a su amiga

-Eh…gracias, señora –balbuceó Paola- ¿Cree usted que él tardará mucho? –se atrevió a preguntar

-Paola… -la regañó Kazuki en voz baja

-Quiero decir, de verdad no queremos importunar, podemos volver en otro momento

-No creo que tarde mucho, ¿quieren ir a ver dónde entrena? –les preguntó la mujer con amabilidad

-Sí / No –dijeron ambos a la misma vez, intercambiando luego miradas de reproche entre sí

-Je, ¿entonces quieren o no?

-Claro que sí queremos, muchas gracias señora –dijo Kazuki, levantándose y jalando a Paola

-Vengan por aquí –les pidió la mujer, guiándolos nuevamente hacia afuera de la sala hacia uno de los salones de aquél dojo- Un momento –dijo, acercándose sola a un chico alto de cabello corto oscuro y profunda mirada, que desde el umbral de uno de los salones parecía estar guiando un entrenamiento de niños

-Uy, con esa clase de profesores yo me apunto –murmuró Paola pícaramente

-Te recuerdo que vinimos aquí a ver a tu novio –dijo Kazuki de pocas pulgas

-Pero y mientras qué hago, ¿pretender que soy ciega? –inquirió ella con cinismo

Paola volvió a mirar hacia donde estaba aquél muchacho y notó que él los estaba mirando mientras hablaba con la mujer.

-Nos está mirando –le susurró a Kazuki que rodó los ojos en señal de impaciencia- ¿Qué hago? ¿le mando un besito? –añadió burlona

-Ni se te ocurra –gruñó su mejor amigo- Y ya compórtate o vas a asustarlos

-Vengan por aquí, por favor –los llamó la mujer y ellos asintieron

Al pasar junto a la puerta donde estaba el instructor Paola le sonrió y lo saludó brevemente con un gesto de la mano. El muchacho la vio extrañado y simplemente respondió al saludo con una breve inclinación de la cabeza.

-Qué fresca eres, realmente eres el colmo –siguió regañándola Kazuki por lo bajo

-Aish, deja de molestar, amargado

Se detuvieron frente a un salón del cual iban saliendo algunos muchachos que estarían en sus veintes. Paola se estaba impacientando, cuando de repente se quedó de piedra, con los ojos abiertos de par en par y el rostro cada vez más rojo.

-Aún sin mirar podría saber que ya viste a Ken –dijo Kazuki burlón, evitando reírse

-Cállate –lo espetó Paola en voz baja, tocándose las mejillas con sus manos para intentar aliviar el ardor que sentía

Efectivamente, Ken salía charlando amenamente con una chica que parecía de su misma edad, de cabello largo atado en una cola de caballo. Por la familiaridad con la que hablaban parecía que eran amigos de mucho tiempo. Tras de ellos apareció el padre de Ken.

-Ken, tus amigos estaban esperando por ti –dijo la mujer, llamando la atención de su hijo, que miró en dirección de ellos, poniendo una cara similar a la que tenía Paola en ese momento

-Eh…ah…hola –balbuceó Ken evidentemente nervioso, mientras Paola clavaba la vista en sus pies

-Antes de que vayas a hablar con ellos, necesito que vayas con Keiko a hablar con Aoshi para coordinar los horarios de entrenamiento de la semana –dijo su padre

-Eh, sí papá –asintió Ken, sonriendo brevemente y marchándose con la chica

-Debieron esperar en la sala –les dijo el señor Wakashimazu a ambos chicos

-Lo sentimos señor, pero teníamos curiosidad por ver a Ken entrenando, ¿verdad? –dijo Kazuki, dándole un codazo a su amiga para que reaccione

-Ajá –respondió ella simplemente, asintiendo con la cabeza

-¿Ella entiende lo que le dijiste? –preguntó el hombre algo curioso, logrando que Paola levante rápidamente la mirada y lo vea extrañada

-Je, claro –respondió Kazuki incómodo

-Pero qué cosas dices, Tou –intervino su esposa apenada

-Lo siento, lo que pasa es que… -trató de alegar el señor Wakashimazu

-No parezco japonesa, lo sé –dijo Paola, interrumpiéndolo- No se preocupe, siempre me lo dicen

-Es que como antes en la sala no dijiste nada, pensé que no me entendías –explicó el hombre- Discúlpame

-Está bien, no hay problema –murmuró la chica

-Mejor volvamos a la sala, hace mucho calor y ya se terminó el entrenamiento –sugirió la mujer, regresando nuevamente al lugar inicial en un silencio bastante incómodo

De camino a la sala vieron a Ken hablando con la chica de cabello largo y el otro muchacho instructor. Paola los miró de reojo y luego se puso a caminar más rápido.

-Tomen asiento –les pidió la mujer

-Gracias –dijeron los dos al unísono, sentándose

-Lamento que mi esposo haya creído que tu novia no nos entendía –se disculpó la mujer nuevamente

-¿Novia? –repitió Kazuki extrañado- Ella no…

-¡No se preocupe! –lo interrumpió Paola- Siempre me pasa. Incluso en mi familia me lo decían usualmente. Ya sabe "no pareces japonesa", "de dónde te trajeron", cosas así, jeje –intentó reír sin ganas, mientras su amigo la miraba con cara de "qué rayos estás haciendo"

-Pero, ¿tú naciste aquí? –interrogó la señora Wakashimazu, sentándose

-Eh, no –respondió Paola incómoda- Nací en Alemania, mi madre es alemana

-Oh, ya veo. ¿Y tu padre también?

-No, mi padre es japonés

-¿Y desde cuándo vives aquí?

-Desde que tengo como 3 años

-¿Y tu apellido es?

-Wakabayashi –musitó Paola teniendo ganas de pararse e irse corriendo de allí

-¿Wakabayashi? –repitió el señor Wakashimazu, que acababa de entrar

-Sí, como…usted sabe, como aquél "porterillo" de la selección –aclaró Paola sintiéndose en un interrogatorio de la CIA, mientras Kazuki fingía toser para disimular la risa ante tal denominativo

Un nuevo silencio incómodo. Paola se veía las manos y Kazuki ya no tenía más limonada para tomar y fingir que estaba haciendo algo.

-Voy a ver por qué Ken está demorando –dijo la señora Wakashimazu, saliendo

-Déjalo, ya vendrá, después de todo está con Keiko –respondió su esposo tranquilamente

-¿Keiko? –preguntó Kazuki, ya que sabía que Paola querría saber quién era aquella chica pero evidentemente no iba a preguntarlo

-Sí, Keiko es una amiga de la infancia de Ken y es también alumna del dojo –contó Tou- Honestamente, la familia espera que esos dos un día se comprometan –agregó sin más, clavando sin querer un doloroso puñal en el corazón de la germano-japonesa

-Ah, ¿son novios? –insistió Kazuki, queriendo ahora él salir corriendo del lugar llevándose a Paola- Él no nos habló de eso

-Je, no, aún no lo son –aclaró el señor Wakashimazu con una sonrisa- Es más, no tiene novia que yo sepa

-¿Que no tiene? –repitió el chico con muchas ganas de soltar la verdad

-Raro, ¿verdad? Y eso que el…senpai siempre ha sido popular entre las chicas del Instituto –intervino Paola lo más neutralmente posible, mientras Kazuki la miraba de reojo con pena

-¿Ustedes eran compañeros de salón? –preguntó el hombre

-Yo sí, ella es dos años menor que nosotros –aclaró Kazuki

-Tu cara se me hace conocida –comentó el padre de Ken, mirando a Kazuki

-Eh, juego en la selección con su hijo –dijo el aludido, recordando que hasta ese momento ninguno de los dos se había presentado como debía- Soy Kazuki Sorimachi, señor

-¡Con razón! –dijo Tou alegremente- Ya decía yo que no podía estar equivocado

-Je, pues sí, supongo que por eso me conoce. Y ella, ella se llama…

-Paola Wakabayashi –lo interrumpió Paola seriamente, con una breve inclinación de la cabeza- Lamento no haberme presentado antes

-Si decías algo creo que podría haber evitado la confusión –trató de bromear el hombre- Creí que no hablabas japonés

-Padre, esta es la lista de los alumnos que quiero inscribir para la competencia de agosto –dijo entrando de repente el muchacho que estaba de instructor de los niños

-¿Padre? –murmuraron Kazuki y Paola extrañados

-Ah, muy bien –dijo Tou, recibiendo una hoja con una serie de nombres en ella- Aoshi, déjame presentarte a los amigos de tu hermano, Sorimachi y Wakabayashi-san

-Sólo dígame Paola –pidió Paola avergonzada, dándose cuenta que sus pensamientos libidinosos de hace un rato iban dirigidos al hermano de Ken

-¿Paola? –repitió Aoshi curioso- Mucho gusto…conocerlos –añadió cortésmente

-¿Y Ken? –preguntó su padre

-Supongo que ya viene, Keiko quería hablar con él de algo

-Oh bien, entonces yo me retiro. Lamento dejarlos solos pero tengo algunas cosas que hacer –dijo Tou, haciendo un gesto con la mano en la que tenía la lista

-No se preocupe, adelante señor –dijo Kazuki, poniéndose de pie, seguido de Paola que no quería levantar la cabeza por lo roja que estaba

-Un gusto conocerlos. Con permiso –se despidió el señor Wakashimazu, marchándose seguido de Aoshi

-¡Me quiero volver mono! –se lamentó Paola dramáticamente una vez que se quedaron solos, arrojándose al sillón- ¡Era su hermano!

-Bien merecido te lo tienes por ser tan ojo alegre –le dijo Kazuki con malicia

-Ojo alegre por qué, yo nunca hago esas cosas –se defendió su amiga- Sólo en muy raras ocasiones

-Pues mala suerte para ti que una de esas "raras ocasiones" haya sido aquí, con el hermano de Ken, jajaja

-Mejor ya ni me digas. Con razón me gustó, comparten la sangre –añadió pensativa

-Hola muchachos –saludó Ken, entrando con evidente nerviosismo

-Hola Ken, cómo has estado –dijo Kazuki sonriente, mientras Paola ni se inmutaba y se cruzaba de brazos mirando a un costado

-Que sepas que Kazuki me arrastró hasta aquí, literalmente –gruñó la chica, evitando ver al otro chico

-No seas mentirosa, tú dijiste que querías verlo –bufó Kazuki divertido

-Oh, cállate, eso no es cierto –protestó Paola, frunciendo el ceño

-Me alegra verlos –musitó Ken, sentándose, mirando a Paola que seguía evitándolo

-Realmente me gustaría salir y dejarlos solos, pero hay altas probabilidades de que ella te agreda –se burló el delantero del Toho

-¿Pasó algo? –preguntó Ken extrañado

-No, no pasó –respondió Paola mirándolo con reproche- Sólo que estás de vacaciones en tu club y decidiste venir directamente a Saitama. Gracias por no pasar a saludar siquiera –añadió con sarcasmo

-Sobre eso, realmente no pude –trató de explicar Ken- Mi padre necesitaba que venga a ayudarlo con el dojo

-No necesito que me expliques nada –dijo Paola molesta- En un año apenas te he visto, y no pudiste siquiera pasar por el Instituto de camino a Saitama. Ahora realmente comprendo el orden de tus prioridades…senpai –añadió sarcástica

-Eh, ¿qué? –preguntó Ken desenfocado- ¿Se…senpai? –repitió avergonzado, mientras Kazuki rodaba los ojos y quería que se lo tragara la tierra

-Sí, senpai –repitió Paola con malicia- El senpai tan popular entre las mujeres y que AÚN no tiene novia –puntualizó fastidiada

-Espera, ¿por qué me dices eso? –inquirió el chico bastante extrañado

-Qué, ¿no es cierto? –alegó ella, mirando a Kazuki que la vio con cara de "a mí no me metas"- Si tu padre nos dijo. Pero claro, él está muy esperanzado de que un día le digas que sí a la tipa ésa con la que entrenas

-¿Qué tipa? –quiso saber Ken tratando de no reír ante la evidente escena de celos de la chica

-Ésa, la tal…¿cómo era? Keiko, ésa

-Keiko es mi amiga de infancia –aclaró él

-Pero tiene todo para ser la novia perfecta, para empezar ES japonesa –puntualizó Paola con cierta amargura

Ken trató de alegar, pero su madre entró trayendo trozos de sandía.

-Sírvanse esto por favor, que afuera hace mucho calor –les dijo, poniendo en la mesa central la charola con la fruta

-Gracias señora –dijo Paola, tratando de disimular su enojo

-No debió molestarse –dijo Kazuki, ayudando a repartir los platillos

-Si no es molestia, pocas veces los amigos de Ken vienen a visitarnos –dijo la mujer sonriendo- Y mucho menos en pareja –acotó mirándolos enternecida

-¿Qué pareja? –preguntó su hijo extrañado

-Ellos, claro está –respondió su madre, mientras Paola se atascaba la boca con sandía- Ella es novia de tu amigo, ¿no?

-¿Ella qué? –repitió su hijo asombrado, mirando a sus amigos, y Paola sólo asentía cínicamente con la boca súper llena

-¿No lo sabías? –le preguntó esta vez la mujer

-Es que no nos vemos hace mucho –trató de disimular Paola, tragando, mientras sonreía falsamente- ¿Verdad senpai? Ha pasado más de un año desde que se graduó del Instituto y nos hemos visto tan pocas veces que por eso se perdió muchos detalles –acotó en tono de reproche mal disimulado

-¿Como que te hiciste novia de tu mejor amigo? –devolvió Ken entre dientes, nada divertido por la confusión, mientras Kazuki quería cavar ahí mismo un agujero y meter la cabeza

-¿Era tu mejor amigo? –preguntó Yuki enternecida- ¡Qué lindo!

-Vaya, yo pensé que eras la novia de alguien más –dijo Ken con sarcasmo

-Y yo pensé que sí tenías novia y que tus padres lo sabían –devolvió Paola mirándolo desafiante

-¿Tienes novia? –preguntó su madre asombrada- ¿Y por qué no nos lo dijiste?

-Eso, dile, dile a tu santa madre, SENPAI, dile por qué no les dijiste –insistió Paola sin dejar de sonreír forzadamente

-Porque…no se dio la oportunidad –alegó Ken avergonzado

-Pero deberías traerla, yo quiero conocerla –le dijo Yuki con inocencia

-Sí senpai, tráela, tus padres seguro tienen ganas de conocerla –dijo Paola apretando los dientes- A menos que te avergüences de ella o creas que no es lo suficientemente importante –añadió, sintiendo que sus ojos se llenaban de lágrimas

-Creo que mejor nos vamos –intervino Kazuki rápidamente, poniéndose de pie- Tenemos que ir hasta la estación y luego esperar el tren. Fue bueno ver que estabas bien…Wakashimazu-san. Gracias por todo señora

-Oh, ¿ya se van? Pero aún es temprano, si apenas tuvieron oportunidad de hablar con Ken

-Sí, pero no hay problema. Estábamos de pasada y pensamos en venir a saludar a… Wakashimazu-san –mintió Kazuki- Fue un gusto saber que estás bien y disfrutando de tus vacaciones –añadió con cierto sarcasmo

-Gracias por todo señora –dijo Paola con una breve reverencia

-¿Ya se van? –interrumpió Aoshi, que acababa de entrar- Pero apenas llegaron. ¿Por qué no los invitamos a cenar, madre?

-No, no podemos quedarnos –contestó Paola sonriendo- Tenemos muchas cosas que hacer

-Espero que vuelvan pronto –dijo Yuki con amabilidad, viendo con extrañeza a Paola que parecía estar a punto de ponerse a llorar

-Que esté bien senpai –dijo Paola, haciendo una breve reverencia ante Ken que seguía sin saber qué decir- Hasta luego –añadió, inclinándose ante la mujer y Aoshi, saliendo del lugar, poniéndose sus zapatos y yendo hacia la salida casi corriendo

-Je, se fue rápido porque tenía dolor de estómago –inventó Kazuki con una falsa sonrisa, inclinándose- Fue un gusto conocerlos. Adiós

Antes de salir, Kazuki le dirigió a Ken una mirada de reproche y luego fue detrás de su amiga. Cuando ambos se perdieron de vista, el portero japonés recién atinó a ponerse de pie.

-¿A dónde vas? –le preguntó su madre sorprendida, al ver que salía

-A hablar con mi novia –contestó Ken, saliendo tras de sus amigos

-¿Con quién? –repitió su madre extrañada, viéndolo irse


Paola Wakabayashi es una OC creada por mí, Tsuki_W.

Los personajes de Captain Tsubasa son propiedad de Yoichi Takahashi y Shueisha.

Gracias a mi mejor amiga, Becky, por animarme a publicar "la novela" :) XDD