Aclaración: los personajes no son míos, si no de S. Meyer...
Yo solo los tomo prestados para mis alocadas historias...
Diario
(Bella POV)
Querido diario estoy de acuerdo con eso de que hace mucho no te escribía, pero últimamente no he tenido muchas ganas de hacerlo, hoy estoy feliz y toda la tristeza que haya tenido en los últimos años, se ha quedo en el pasado.
Para hacer el cuento más corto empecemos, por donde nos quedamos, hace por lo menos tres años atrás… Cuando mi vida era prácticamente normal.
Trabajaba como ayudante de Esme, en su oficina de decoración, para tener más dinero, en esa temporada lo conocí, Edward Cullen era el prototipo de hombre perfecto, con la misma imagen de cual Dios griego o escultura de Miguel Ángel; aunque al principio parecía que no nos llevábamos para nada bien, peleábamos en cada oportunidad que teníamos, mis amigas –Alice, Rose y Bree–, me decían que algún día terminaría con él, y yo obviamente insistía en que eso, no eran más que imaginaciones de ellas, puras tonterías; y que equivocada estaba.
Pues bien ellas tenían razón, como bien lo dice el dicho, del odio al amor, solo un paso hay, pues mira que es completamente cierto, sin darme cuanta me fui enamorando del hijo de mi jefa en menos de seis meses.
Pasaron no me acuerdo con exactitud cuántos meses, cuando en un ataque de inspiración escribí un poema pensando en el, para mi mala suerte, Jessica me escucho cuando se los leía a Rosalie y Alice, y no sé como hizo, ese mismo poema cayó en sus manos, la muy malvada, se lo entrego, y para completar en mi cara, por más que le rogué, le suplique que me lo devolviera, que no lo leyera, no me hizo caso. Después de eso, me intente esconder, pero en un pueblo tan chico como Forks, eso es casi imposible.
A los dos días me llamo, me pregunto si podía pasar por mi casa, para hablar, yo con el corazón, latiendo a mil por hora, acepte. Cuando llego a mi casa esa misma tarde, no sabía ni siquiera de que hablaríamos, pero el ya estaba ahí, no había vuelta atrás, no podía dejar pasar la oportunidad de hablar con él, nos sentamos en el porche de mi casa, hablando de cosas triviales, desde gustos de música, hasta comida, lo que más queríamos, a lo que más estábamos apegados, etc.
Cuando el toco el tema de quien me gustaba casi me da un paro cardiaco, me puse roja como un tomate, pero le confesé que había un chico que me gustaba, pero que lo más seguro es que eso no fuera así con él, el me conto que también tenía a una chica que lo traía de cabeza, ahí, mi mundo se vino abajo, el tenia otra, me arme de valor y le pregunte el nombre de aquella chica, y lo que jamás me imagine, es que aquella chica era yo, obvio, lo saque por deducción, ya que el no me dijo nombre, si no que, en el momento que me iba a decir su nombre se inclino y me dio beso, aunque no duro mucho, para mí fue el mejor beso de toda mi vida, me dijo que eso aclaraba quien era, y yo aun mas roja que antes asentí.
Reconocí que el poema si se lo había escrito a él, y que de pronto algún día se lo mostraría, pero lo que menos quería, es que fuera de esa forma, pero igual ya lo había hecho, ya no me podía retractar.
Salimos un par de veces, y un sábado lluvioso como es la costumbre en Forks, el me propuso que fuera su novia, yo no cabía en mi de la felicidad y acepte.
Lástima que no todo es para siempre, por mi estúpida inseguridad acabé, con aquella hermosa relación, no duramos, ni un mes, sufrí, claro está que en silencio, porque en el fondo yo sabía, que había sido culpa mía el haber terminado, aunque el aseguraba que no, que eran otros los motivos de nuestra ruptura, yo no quería que mi vida fuera un engaño, pero él, obviamente lo quería así, porque, si no hubiera sido de esa forma lo más seguro es que desde el principio me hubiera dicho la verdad.
Obvio todo cambio entre nosotros, el no volvió a la oficina de Esme, solo por el hecho de, yo estar allí.
El día que cumplíamos un mes, yo no tenía trabajo, pero estaba tan aburrida en casa sin hacer nada, que decidí, ir a la oficina, para ver si podía ayudar en algo, obviamente no todo salió como planeaba, él estaba allí, y para el colmo de males, con otra chica mucho más guapa que yo.
En ese momento me di cuenta que ya no tenía oportunidad con él nunca más.
Ese día llore en mi habitación, porque a pesar de todo yo lo seguía amando, aunque era obvio que el a mi no.
Intente olvidarlo, no lo voy a negar, Salí con varios chicos del instituto pero no paso de la primera cita, porque aunque me odiaba por eso, ellos nunca se acercarían, a lo que es Edward, y yo eso siempre lo iba a recordar.
Lo que más me reproche fue que en una de las fiestas que dio Alice, me pase un poco de copas y me bese con un chico, que estaba detrás mío en aquella fiesta, lo peor de todo fue, que justo en el momento que me bese con Tyler, estábamos enfrente de Edward, no hay que ser un genio, para saber que él lo vio todo.
Me sentí más estúpida que de costumbre, no quería salir, no quería hacer nada, de la vergüenza que sentía.
Pasaron meses, en los que yo solo añoraba que él fuera a buscar a Esme y poder contemplarlo desde la distancia –porque yo sabía que no hubiera sido capaz de hablarle–, pero era tan poco lo que podía observar de él, no era capaz de decir una frase coherente en su presencia, por lo cual deduzco que ante sus ojos yo era una completa estúpida.
Lo peor, fue en San Valentín, fue a la oficina a desearle feliz día a Esme, pero lo que no contaba es que fuera con esa chica, su novia, y aunque él no sabía, con eso destrozaba cada vez más mi roto y desdichado corazón.
Siguieron pasando semanas, en la que sufría en silencio por él.
En el cumpleaños de una amiga de la familia, en la cual obviamente Esme estaba invitada, se me ocurrió que tal vez, solo tal vez, el iría, pero pasaron una, dos, tres horas y el no apareció, es obvio que no quería ir, que tenia cosas más importantes, seguramente con su novia, como para ir a una celebración de ese tipo –y aunque no voy a negar que ese pensamiento me hizo daño, yo tenía claro que era lo más obvio del mundo–, así que me relaje por así decirlo, y en el peor momento de todos el apareció, y ahí mi mundo se vino abajo, como se le ocurría aparecer así de la nada. Después de peleas estúpidas entre Alice y yo, justo en frente de él, se me ocurrió llamar a Bree para pasar el rato y no pensar en Edward, pero ella no me contesto, por lo que me toco llamar a Rosalie, ella inmediatamente capto el mensaje y en el momento en que hablamos, el se fue, pero a mí eso no me importo, porque de todos modos, el y yo, no tendríamos nada, o de eso me quería convencer.
Paso un buen rato, en el que yo la pase pensando en él, cuando sentí que mis lagrimas no demorarían en aparecer, le pedí a Charlie que me llevara a casa, pues, estaba sin camioneta, cuando vi que él no se quería ir de la fiesta, le dije que no se preocupara, que le pediría a Alice que me hiciera el favor, y así lo hizo, de camino a casa ella me pidió que le contara porque estaba triste, y yo no le quise contar, ella noto mis pocas ganas de hablar y por extraño que parezca no insistió mas en el tema.
En casa me quería desahogar con alguien pero esta vez Rosalie no contesto. En mi habitación llore hasta que mas lagrimas no salieron.
Para mi buena suerte no me lo volví a encontrar, el se había ido a estudiar a la universidad de Seattle, por lo que de él no volví a saber, más de lo que a mis amigas se les salía de casualidad cuando estaban conmigo.
Termine el instituto, yo me fui a estudiar a la universidad New York, allí intente por todos los medios, olvidarme de una vez por todas lo que había pasado en mi vida los últimos dos años.
Cuando yo creía que ya había superado todo lo que paso en Forks en mi época de instituto, los fantasmas del pasado me estaban atormentando.
Estando en mi pequeño apartamento encontré el único regalo que él me dio mientras fuimos novios, cuando le conté a las chicas, ellas me dijeron que lo tomara como una señal, según ellas por que algo iba a pasar si yo me ponía aquella cadenita, no sé cómo me deje convencer para colocármela, y así lo hice.
Días después estaba dando un paseo por Central Park, y por estar de elevada observando aquella cadenita, me choque con alguien, el color de inmediato se apodero de mis mejillas, pero cuando escuché esa melodiosa voz, aquel color se fue de inmediato. Era él, y yo no sabía qué hacer, tartamudeando le pregunte que hacía en NY y el me dijo que había pedido traslado en la universidad y se lo habían aprobado; yo en ese momento no sabía ni que sentir.
Me despedí de él, pensando que la ciudad era suficientemente grande como para no volver a encontrarme con él.
Los días pasaron y gracias a mi suerte, no me lo volví a encontrar.
En la universidad todo estaba igual, yo sabía por mis amigas que él estaba estudiando medicina, así que no había la más mínima oportunidad de encontrarlo en la facultad donde me encontraba yo.
Un día estaba en la oficina principal de la universidad acompañando a una de mis amigas, cuando el llego, me saludo, a lo cual se lo devolví.
Ese fue el primer encuentro, de los muchos que tuve de la manera más extraña. Días después me choqué con él, en la facultad donde dictaban música, después en la de diseño y en muchas otras facultades, y lugares de la universidad.
Un día en uno de nuestros extraños encuentros el me invito a tomar un café, en una cafetería cercana a la universidad, yo acepte, aunque algo dentro de mí, me decía que después de este encuentro todo saldría muy mal, o por lo menos algo cambiaria completamente.
Después de eso la pasamos muy bien, quedamos como amigos, ahí comprendí, que yo nunca me olvide de él, por el contrario, todavía sentía algo y muy fuerte por Edward.
El tiempo que fuimos amigos fue el más duro, para mí, no solo por que pasaba mucho tiempo con él, si no que veía como todas las chicas de la universidad le coqueteaban, y yo no podía hacer absolutamente nada, ya que él y yo solo éramos amigos.
Aunque en ocasiones yo lo notaba celoso, no ponía mucho cuidado, ya que para mí era solo mi imaginación, lo que teníamos él y yo, era solo amistad, solo eso, nada más.
Un día el me invito a cenar a la inauguración, de un nuevo restaurante, aunque me intente negar, me termino convenciendo.
Alice me arreglo muy bien, porque según ella, era lo mejor que me podía pasar, que seguramente Edward quedaría con ganas de volver conmigo, y yo no sé que mas.
En efecto cuando él me recogió quedo con la boca abierta. El restaurante era muy bonito, claro que la compañía lo hacía aun mejor.
Pedimos de cenar, y entre conversación y conversación, él me termino contando que, hacía mucho tiempo él tuvo una novia, con la cual no termino muy bien, pero que todavía la quería mucho, mi corazón se volvió a romper y todo por culpa de él, dejamos el tema ahí, por que el noto que no me simpatizo mucho que digamos.
Cuando me dejo en mi apartamento, antes de marcharse se despidió de mí con un beso muy corto en los labios, que me dejo en estado de shock, yo no supe lo que paso.
Cuando le conté a las chicas ellas me dijeron que lo más probable es que aquella ex novia, de la cual todavía estaba enamorado, podía ser yo, pero algo dentro de mi decía que no les podía creer, yo no me podía crear falsas ilusiones, solo porque si.
Los días pasaron y mi relación con el no cambio mucho, ninguno de los dos se atrevía hablar de lo que había pasado en la puerta de mi apartamento.
Una semana después estábamos dando un paseo por Central Park, cuando el toco un tema que yo llevaba evitando una buena cantidad de días.
No estaba preparada para que el me confesara el nombre de aquella chica de la cual él estaba enamorado. Me encaro y me dijo que esa chica era yo, que el aceptaba que había sido un idiota cuando terminamos, que no fue la mejor manera, que lo que debimos hacer primero fue haber hablado, pero que él no me dio esa oportunidad, yo me quede muda no sabía si lo que estaba escuchando era verdad, o solo era una simple ilusión de mi cabeza, un sueño.
No había terminado de digerir aquella información, cuando volví a sentir sus dulces labio sobre los míos, no tarde más de dos segundo en reaccionar y devolverle aquel beso, nos separamos unos momentos por aire, pero después no volvimos besar, un beso cargado de furia, deseo, pasión, pero sobre todo amor.
En ese beso entregue todo lo que llevaba guardado por más de dos años, desde ese san Valentín que lo vi con esa otra chica.
Después de eso hablamos, aclaramos las cosas, y para mi alegría absoluta, volvimos a ser novios, olvidándonos de todo eso que había sucedido entre nosotros tiempo atrás…
Como vez querido diario, me ha pasado demasiadas cosas desde la última vez que escribí en tus páginas, pero aquí te las resumo.
…Bella…
Hola a todos... por aquí yo otra vez, se me ocurrió escribir esto, un día que no tenía mucho para hacer...
Ojala les guste...
Y si quieren puede leer mis otros fics...
Cualquier RR es bien recibido...
Diana.
