De repente me pareció que una brisa cálida recorre mi cuerpo a pesar del frío que se siente en el aire, a pesar de que mi cuerpo comienza a entumirse por el dolor, aunque mis fuerzas se desvanezcan poco a poco, tus ojos nunca se van a apartar de mí.
Ni tu voz que traería tanta paz ahora, te voy a extrañar demasiado. Si tan solo hubiera tenido la oportunidad de decirte como me sentía, siempre estuviste tan cerca de mí, hubiera hecho lo que fuera necesario para protegerte. Incluso te ofrecía mi vida, pero no estaba seguro si me corresponderías. Después de todo, tú eres aún muy joven y sin embargo, ya sabes tanto, has cambiado sorprendentemente desde la primera vez que te vi, desde el día en que tu padre falleció, desde que te convertiste en una detective maravillosa y me fuiste de gran ayuda en diversos casos aunque siempre me tuvieras con la preocupación latente de que te ocurriera algo, y debo agregar que siempre dudé de ese asistente tuyo, del cual llegué a sentir alguna especie de celos.
Compartí tantos momentos valiosos contigo, momentos que me obligaban a salir de la rutina, y a pesar de que siempre me viste callado, tranquilo, sin ninguna señal de emoción, tú eres la única que me hacia despertar por dentro aquéllos sentimientos que creí sepultados, como el amor. Si supieras cuantas veces soñé con acariciar suavemente tu piel tibia, repitiéndome a mí mismo, que no podría ocurrir, pero seguía resurgiendo en el fondo de mí ser la posibilidad de que tal vez es el destino que te cruzaras en mi camino.
Ahora me pregunto si pudimos haber sido felices juntos. Fui egoísta, por eso, por pensar tanto en mí, ideé un muy elaborado plan para terminar con aquél que me arrebató lo que más quería, pero todo eso se ha estropeado, y estoy ahora postrado ante tu presencia nerviosa, a una distancia segura al menos, porque odiaría que te pasara algo por mi culpa. Sé que no tuvimos el momento propicio para conocernos a fondo, cosa que me habría encantado, me habría encantado llevarte a conocer el mundo aún más, invitarte a recorrer el camino que faltaba por recorrer.
Deseo tanto, poder seguir teniendo esa oportunidad, ser tu héroe, el único héroe para salvar tu mundo. Y justo ahora que mi mundo está a punto de terminar no soy capaz de decirte todo lo que atraviesa mi corazón al verte, al encontrarme de lleno en tus ojos llenos de pánico, de temor y de impotencia, deseo cambiar esa mirada por una mucho más alegre.
Por eso te sonrío, con mi último aliento, te sonrío desde lejos cuando soy consciente de que ya no podré hacerlo más. Mi última sonrisa, mi último gesto de alegría, mis últimos pensamientos son únicamente para ti, amor mío; Yako. Quiero que me recuerdes así, no como la otra parte de mí de la que fui presa hasta hace poco, recuérdame como el hombre que tanto admiraste a tu manera, porque yo siempre te recordaré como la dueña de mi felicidad.
Debí haberte besado cuando tuve la oportunidad, esa fugaz ocasión que aluciné para probar tus labios, comprobar si se sentían justo como los imaginé tantas veces, es de lo único que me arrepiento, más que nada, pero no puedo regresar el tiempo, no puedo volver atrás. Soy feliz por haberte conocido. No llores por mí, sigue con tu vida, sé feliz; te deseo lo mejor, dulce y valiente Yako, perdóname, por favor. Salva tu mundo y hazme sentir orgulloso.
Te amo
