Bueno pues esta es la historia que voy a subir, no sé como van estas cosas… Espero que os guste, es una historia de Faberry un poco distinta, así que…
Cartas/diario: cursiva.
Los personajes de Glee no son míos, así que como sabréis no voy a ganar pasta con esto…Suerte y eso…
Hold my hand, I can hear the ghost calling
Prólogo:
Todo empezó un día cuando lo creía todo perdido. El dolor que sentía no se podía comparar con todo lo sentido anteriormente.
Estaba sola en este mundo. Todo lo que conocía había desaparecido.
El cielo estaba encapotado, oscuro, triste, el ambiente era la metáfora perfecta de como me sentía.
La tierra se empezó a tornar húmeda a medida que el agua empezaba mojarme, en el fondo lo agradecía, así podía ocultar mis lágrimas. No quería parecer débil, no podía, más ahora que estaba sola. Mi mayor miedo, mi mayor terror se había materializado. Estaba sola y ya nadie estaría conmigo ahora. Ni siquiera las personas que me prometieron protegerme y quererme para siempre.
Tenía la mirada posada en aquellas lápidas, las visualizaba una y otra vez, me cercioraba que todo era verdad, que mis padres ya no estaban. Dos nombres, dos nombres que antes lo significaban todo y ahora son sólo letras talladas en piedra: Judy Fabray y Rushell Fabray.
Fui trasladada de instituto a un internado a petición de mi tía quién ahora estaba al cargo aunque yo siempre supe que mi tía intento por todos lo medios no estarlo.
Mi tía era una mujer joven, adinerada y de buen ver, un tanto singular, eso es cierto, o eso recordaba. En un principio, yo siempre estaba con ella y con sus amigas, pero, mi familia fue poniendo distancia por alguna extraña razón.
Mi tía era "diferente" palabras de mi madre, aunque mi padre evitaba opinar, al fin de acabo no podía opinar si siempre tenía una botella en la boca.
No digo que mi padre fuera un borracho, sólo bebía cuando volvía a casa. Una única botella de cerveza de su marca favorita mientras veía la televisión, siempre estaba viendo la televisión. Se concentraba de tal manera en la tele que yo siempre que podía sacaba tajada de aquella situación, una vez llegué a sacar 70 dólares para comprarme unas zapatillas nuevas azules, como las que tenía mi mejor amiga. Y no, no me siento culpable por lo que hice, al menos no ahora, pues tengo al menos algo tangible para poder acordarme de él, algo para recordarle siendo el hombre que era, el hombre que se entretenía viendo un programa de deportes y bebiendo "Desesperados".
Mi madre es, bueno era una ama de casa que siempre se mantenía ocupada con alguna actividad. Lo última era un club de lectura. Alguna vez estuve, fue soporífero, agotador, en conclusión, una soberana basura. Un montón de amas de casa hablando de libros de gente muerta. No digo que a mí no me guste leer, pero es que las conclusiones que sacan no son muy esclarecedoras, no eran muy esclarecedoras. Las conclusiones que sacaban eran dignas de un niño de prescolar que podría denominar el contenido del libro como muy "bonito" o "divertido".
Ya no podré ir más a esas reuniones y quejarme de lo aburrido que era, no podré ver a mi padre sentado tomando una cerveza mientras veía la tele.
Ya no podré porque ya no están, porque me los arrebataron.
Un accidente, un estúpido accidente.
Un volveremos pronto que nunca se cumplió, un ahora hablamos que nunca sucedió y sólo porque un idiota presumía de su nuevo coche último modelo y sus altas velocidades.
Es casi un cliché ¿No?
Un niño rico que se lleva por delante el coche de tus padres. Tus padres no sobreviven, el chiquitín sí, el señorito se libra de la cárcel y tus queridos padres que fueron tu mayor apoyo, tus fans incondicionales están, gracias a un nuevo rico, dos metros bajo tierra. Cliché al más puro estilo escritor de guion vago que no le apetece escribir un mejor pasado para su superhéroe. Pero yo no soy un superhéroe, bueno en todo en caso superheroína.
Sólo soy una chica que a los 15 años perdió a sus padres, que ahora vaga por las calles como un alma en pena, condenada a vagar sola por la eternidad, sólo soy Lucy Quinn Fabray.
Y esta es mi historia.
-¿Sigues escribiendo esa basura?- Y ahí está, como siempre jodiéndome la inspiración.- ¡A nadie le va interesar!, ¡Yo te estaba hablando de algo muy importante!
-¡Satán! ¿Te puedes callar? Estaba en mi momento de concentración.-De verdad, aun no entiendo como puede ser mi mejor amiga, si la mayor parte del tiempo estoy imaginándome formas y formas de asesinarla. Mi forma favorita es quemarla, ¿Sabéis que cuando alguien es quemado vivo se le derriten los ojos? En verdad, no sé si es exactamente así, pero si es verdad que es una muerte bastante dolorosa, Dios, es tan gratificante imaginármelo.- A ver, dime ¿Qué es tan importante? Sorpréndeme.
- Estaba hablando de mi cita con Britt.- ¡Qué raro que esté hablando de Brittany! Nunca debí decirles que fuéramos al campamento de animadoras juntas, ¡maldita yo y mis ideas!- Pues había pensado llevarla a ver una peli y luego ya lo que surja, no sé si me entiendes.- ¿Por qué hace lo de levantar tan rápido las cejas? Oh Dios, no estará pensando…
-¡Ni se te ocurra López! ¡No le quites la inocencia a mi Britt!- Siempre pensando en lo mismo, menos mal que estaba muy "enamorada".- Además, a Britt no le gusta ver películas que no sean de Disney, ya lo sabes.
-¡Pues ilumíname oh gran sacerdotisa que todo lo sabe!- ¿Me acaba de rodar los ojos? Odio cuando hace eso, y gracias a eso me lleva a pensar en mi segunda forma favorita de asesinarla, ¡Cómo me gustan los lobos hambrientos! ¿Por qué no me dejarán tener mascotas? Ah ya, "prohibido mascotas en el internado".- ¡Vamos Fabray! No tengo todo el día.
-Por favor, es Brittany, no la puedes llevar a un cine, no callará, no parará de moverse, lo mejor es llevarla a un zoológico, ya sabes cuánto le gustan los animales.-Es demasiado evidente, no sé como no se da cuenta, es Brittany, creo que no hay nada que más le guste que los animales.- ¿También quieres que te haga un mapa? Porque te veo muy perdida con Britt.
-¡Fabray! ¡No te pases de lista conmigo!-¿Hay algo más divertido que dejar en ridículo a Santana? No puedo evitar una sonrisa en signo de victoria, Quinn 1, Santana 0, chúpate esa, quién quería dejar mal a quién usando el sarcasmo.- ¿Qué haces? ¿Estás bailando?-Y como era de esperar, almohadillazo en la cara.
-¡Auch! ¡Eso sobraba! Con lo tranquila que yo estaba sola…-Digo en bajo pero nada se escapa a los oídos de Santana López.
-¡Enséñame qué escribes! ¿Son más cartas de amor para tu querida y adorada Hobbit?- ¿Se está burlando de mí? ¿Me acaba de hacer morritos? Oh no, esto no se lo permito, si quiere pelea tendremos pelea.
-No creo que tengas tiempo de leer nada, igual prefieres seguir rellenándote el sujetador.-Toma esa Santana, soy Quinn Fabray al fin de al cabo, nadie se burla de un Fabray.
Silencio, oh glorioso silencio, reconozco esa mirada, estoy sentenciada a muerte, fue bonito mientras duró.- ¡Cállate Lucy! ¡Dame eso!-Me lo arrebata en un abrir y cerrar de ojos-¿Quinn? ¿Qué es esto?...Oh, lo siento, pensé que estabas escribiendo la historia esa rara con Berry, de verdad que lo siento.
-Tranquila Santana-Finjo mi mejor sonrisa-Sólo es el comienzo de la historia de cuándo me enamoré y eso…Sólo eso…
-Aún los echas de menos ¿Eh?, yo también, es decir, ya sabes, para ser los padres de mi mejor amiga, pues…no sé, ¿estás bien? Estoy aquí si me necesitas, porque…-Santana no es dada a este tipo de discursos, y para qué mentirnos, yo tampoco, aunque fue un gran apoyo el año en que murió mis padres, lo recuerdo como si fuera ayer, en cuánto se enteró, me preparó la maleta y me obligó, porque es lo que hizo, obligarme, a quedarme en su casa, pero no hizo más, y se lo agradezco, no me trató como el resto de la gente, no estuvo encima mío preguntándome todo el rato si estaba bien, uno incluso me preguntó si me quería suicidar, y fue en esos momentos en los qué agradecía tener a Santana a mi lado, golpeó al pobre imbécil y le deseó que fuera él el muerto.
-Estoy bien Santana, bueno, ¿Tú no tenías una cita? Corre con tu amada, no dejes que nada te detenga, lucha por lo que es tuyo, abrázala y dila cuánto la amas.-Dije con el tono más solemne posible, evitando soltar la carcajada que tenía desde que empecé el discurso-Demuestrala qué es tuya, hazme sentir orgullosa. ¡Ay! Crecen tan rápido, aún recuerdo cuando se rellenaba el sujetador, ¡Ah no! ¡Espera! Eso es porque la vi ayer JAJAJAJAJAJA.
-Fabray, ¡eres una idiota! ¡Ojalá te pudras en el infierno! Y por cierto, esto-Me mira a los ojos mientras se coloca los pechos de una forma sugerente-Son totalmente naturales, que tú seas una tabla no significa que las demás lo seamos.-Y así como vino se fue, con un portazo, dejándome con cara de gilipollas y la palabra en la boca.
