Estaba lloviendo fuera, la lluvia golpeaba la ventana de la sala común marcando un ritmo suave, cerró los ojos, ese sonido siempre la hacía sumergirse en una especie de trance. Era bien entrada la noche y, después de poner al día sus deberes, al fin se permitía relajarse.

Sus compañeros de Griffindor hacía horas que dormían plácidamente en sus camas, ¿cómo podían dormir tranquilos con tanto trabajo atrasado?

Era la primera semana de clase y ya tenían una redacción de treinta centímetros de transformaciones, dos hechizos nuevos que debían practicar y varios temas de historia de la magia para subrayar y resumir.

Se dio cuenta de que se estaba quedando medio dormida, es hora de irse a la cama Hermione, se dijo; recogió sus libros y se fue a su dormitorio en silencio intentando no despertar a Parvati y Lavander.

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Unos escalones más abajo, en otra habitación, tras las cortinas escarlatas de su cama, Ginny no lograba conciliar el sueño. ¿Por qué precisamente ahora? ¿Por qué él?

Llevaba enamorada de Harry desde la primera vez que le vio; y este año que por fin parecía que él empezaba a interesarse, ella estaba perdiendo todo el interés.

Todo empezó el uno de Septiembre, estaban en el andén 9 y ¾ esperando el expreso de Hogwarts, todo iba genial, de camino a la estación se había puesto a su lado en el coche del ministerio, y hasta le había rozado la mano disimuladamente. Ahora ella desplegaba todos sus encantos ante Harry, y él la miraba embobado, le reía todas sus gracias, se acercaba a ella cada vez que tenía la oportunidad.

Pero, mientras iban de camino al colegio, todo cambió.

Ron, Hermione, Harry y ella estaban hablando animadamente por encima del ajetreo del tren cuando de repente la puerta se abrió y escuchó una voz que arrastraba las palabras. Se dio la vuelta para dirigirle la peor de sus miradas de odio al dueño de la, por desgracia, muy familiar voz. Pero al encontrarse con sus ojos sintió el hielo que desprendía su mirada como electricidad recorriéndola en un escalofrío, se quedo sin respiración, él mantuvo su mirada unos eternos segundos más, hasta que ella se dio cuenta de lo que estaba sintiendo y la desvió sonrojándose violentamente. Los ojos azul grisáceo sonrieron maliciosamente antes de darse la vuelta soltar un último comentario de desprecio a Potter y salir del compartimento sin hacer apenas ruido.

Desde ese momento sus ojos volvían a ella una y otra vez, sus ojos de ese azul tan bonito, y su cara tan fría y perfecta, su piel pálida, sus labios sonrosados tan bien dibujados… ¡Merlín! ¡¿Qué hago pensando esto?! A partir de mañana tengo que centrarme en Harry, siempre me ha gustado Harry, esto es solo que estoy confundida.

Con este propósito se quedó finalmente dormida.

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La luz mortecina de un temprano amanecer iluminó la habitación de Severus Snape. Él ya estaba despierto, nunca dormía más de cuatro o cinco horas.

Un día más aguantando a pequeños imbéciles, un día más con el absurdo ajetreo de Hogwarts.

No entendía el gusto de otros profesores por los minúsculos avances en cada asignatura de un grupo de mocosos, ni lo que según Dumbledore daba vida al colegio: las ridículas trastadas de los alumnos, como escaparse en plena noche para coger comida o lanzar bombas fétidas en el pasillo, que no eran en sí muy problemáticas pero bastaban para romper la tranquilidad de la muy bien meditada rutina que le gustaba llevar. Es como si todos aplaudieran la forma de actuar de James Potter y compañía en sus años de colegio.

Ese día tenía la primera clase del curso con su grupo favorito; era lo único que tenía para desahogarse, hacerle la vida imposible a esos engreídos y envalentonados Griffindors y ya de paso favorecer a su casa dándole puntos extra a la menor oportunidad.

Intentando animarse con este último pensamiento se levantó de la cama y empezó el ritual diario de ducharse y vestir sus siempre oscuros ropajes.

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Draco Malfoy bajó al gran comedor a desayunar rodeado de sus amigos de Slytherin. Estaba sirviéndose un trozo de tarta cuando se dio cuenta de que unos pequeños ojos verdes lo espiaban desde la mesa de Griffindor, la miró y ella apartó la vista tapándose la cara con su largo cabello pelirrojo. Mira por donde ahora le gusto a la niña Weasley. Sonrió para sí crecido al verse atractivo.

La verdad es que no está nada mal la chica. Pero su bien educada mente paró ese pensamiento al instante, los Weasley eran unos traidores a la sangre, no podía tener nada que ver con ella.

Buscó a Pansy con la mirada y le ofreció el brazo, ella se lo cogió sonriendo y salieron juntos hacia las clases.

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Snape estaba leyendo apaciblemente, ya sentado en su aula de las mazmorras. Sus ojos negros estaban tranquilos, concentrados en cada palabra. Tocó el timbre y cerró el libro cuidadosamente, lo guardó en el cajón de su mesa y esperó con las manos entrelazadas, y su otra vez inexpresiva expresión, a que la clase se llenara.

-Por suerte este es el curso de los TIMOS, así que tenéis un año para demostrarme que sois lo suficientemente buenos como para seguir cursando mi asignatura. Debéis saber que no acepto a nadie en mis clases de EXTASIS que saque menos de un extraordinario en su TIMO de pociones, y personalmente dudo que la mayoría de vosotros lo consiga.-

Posó sus ojos maliciosamente en Harry, sabía que el chico había estado pensando en estudiar para ser auror, bueno pues no pensaba regalarle la nota, si no tenía la puntuación suficiente en el examen, que no iba a tenerla, se podía ir despidiendo de su sueño.

Hermione se movió nerviosamente en su silla. Desde luego ella sí podía conseguir ese extraordinario. Se recogió el pelo en una coleta floja y se remangó un poco esperando a que empezara la clase para demostrarle que ella sí era merecedora de seguir cursando la asignatura.

-Hoy vamos a preparar un filtro de paz.- Dijo Snape moviendo la varita haciendo que las instrucciones apareciesen escritas en la pizarra –Tenéis una hora, podéis empezar.-

Hermione cogió aire y, sin mirar lo que empezaban a hacer sus compañeros, puso agua a hervir y empezó a sacar los ingredientes que necesitaba cortándolos según indicaban las instrucciones.

Pronto la mazmorra se llenó con los diferentes vapores que emanaban de cada caldero. Entonces Snape se levantó y dio su primera ronda para ver como iban las pociones.

Se paró delante de la de Malfoy que ya había logrado el tono azul descrito en la segunda etapa de las explicaciones y sonreía con superioridad a Parkinson que lo miraba asombrada. –Muy bien Draco, cinco puntos más para Slytherin.-

Pasó por alto la de Seamus que también era de color azul, y se detuvo frente a la de Neville que seguía de color negro, no era peor que la de Goyle que se había vuelto verde lodo y estaba burbujeando, pero: -¿Qué cree que es eso Longbottom?- Neville nervioso echó raíces de valeriana que no tenía que echar hasta la siguiente etapa y la poción se volvió espesa como el alquitrán.- ¡O perfecto! Bonita forma de arreglarlo, cinco puntos menos para Griffindor por estropearla queriendo y un cero ¡Evanesco!-

Sonrió con ironía al ver la poción de Harry que era de un color rosa imposible, y la de Ron que era rojo intenso y desprendía un vapor de color negro que olía a gasolina.

- ¡Tiempo! Dejad lo que estabais haciendo y aguardad detrás de vuestro trabajo para que os puntúe.-

El filtro de paz de Draco había acabado estropeándose por pavonearse delante de Pansy, el de Seamus no había pasado de la segunda etapa y seguía azul, y estas eran las que mejor habían quedado de la clase. Tantos años en la docencia y todos los alumnos son igual de inútiles.

Pero se paró de repente al ver la de Hermione, no solo había acabado todas las etapas, sino que la poción era totalmente transparente. Estaba perfecta. Y era una poción realmente difícil, no como las que estaba acostumbrado a mandar. No hizo ningún comentario ya que ella no pertenecía a su casa pero se prometió fijarse más en ella a partir de entonces.

Hermione, que esperaba sino una felicitación al menos algo de reconocimiento por parte del profesor, sé quedo muy decepcionada. Tenía que buscar la forma de llamar su atención, sabía que era la mejor de la clase con diferencia.