Capítulo 1 "Preludio"

"La Diferencia Entre Alegría Y Felicidad"

Hacía ya 3 largos años desde que Syaoran se había ido a Hong Kong, aunque se mandaban cartas con frecuencia y se llamaban por teléfono de vez en cuando, Sakura no podía evitar sentirse un poco triste y sola. Sabía perfectamente bien que tenía a su padre y a su hermano con ella, además de sus queridos guardianes, sus cartas y, por supuesto a su inseparable amiga Tomoyo, pero con todo eso, sentía un profundo hueco en el corazón que solamente el chico de hermosos ojos marrones podría llenar. Y no es como si no estuviera ahí, porque ella sabía perfectamente bien que aunque no pudiera verlo, él estaba ahí para ella y que algún día terminaría todo lo que tenía que hacer en su tierra natal para finalmente poder volver a su lado… no importando cuánto se tardase, ella lo esperaría "Porque tú eres la persona a la que más quiero… Syaoran-Kun" susurraba en su pensamiento la chica de ojos verdes y cabello castaño claro mirando tristemente hacia la primaria Tomoeda a través de su ventana. La cabeza apoyada sobre una mano y con la otra apretando cariñosamente un osito gris oscuro contra su cuerpo.

- "¡Hola Sakuritaaa!" –entró ruidosamente un gracioso animalito amarillo con alas sosteniendo un plato con una rebanada de pastel de fresas particularmente enorme- "¿Qué estás haciendo?"

- "¡Oh¡Nada, Kero-Chan!" –respondió nerviosamente ocultando el osito detrás de ella pero sin poder hacer nada respecto al rubor de sus mejillas- "¿Otra rebanada de pastel!" –inquirió con una indignación ligeramente fingida tratando de cambiar el tema y distraer a su interlocutor- "¿No fue suficiente con la que te traje cuando terminamos de comer? Si sigues así ya no va a quedar nada para nosotros."

- "Es que me dio mucha hambre de repente, ya se van a terminar las vacaciones y tu papá ya no va a tener tiempo de hacer tantos pasteles ¡Tengo que aprovechar!" –exclamó glotonamente abrazando la enorme fresa como si de un ser extremadamente querido se tratara, enormes corazones aparecieron en sus ojos al mismo tiempo que una pequeña gota de sudor brotaba sobre la cabeza de su joven ama.

- "Es cierto" –dijo pensativa para sí misma al cabo de un rato mientras acomodaba cariñosamente el pequeño peluche gris sobre su cama- "Ya vamos a entrar a clases y Tomoyo-Chan me dijo que quería que la acompañara a comprar sus útiles escolares, es mejor que compre los míos de una vez."

Caminó distraídamente hacia su clóset y extrajo de él una mochila color azul cielo, buscó dentro de ella hasta que sus dedos se encontraron con un estuche de lápices, lo sacó y empezó a hacer un inventario mental de las cosas que necesitaba y las que podía reutilizar en su nuevo año. Ya había entrado a la secundaria y éste sería su tercer año, Tomoyo seguía estando en su mismo salón pero Rika ahora estaba en una escuela privada para señoritas, Chiharu y Yamazaki en una escuela pública de Tomoeda y Naoko en otra cerca de su casa (de la de Naoko). Aún así seguían en contacto y de vez en cuando encontraban tiempo para salir juntos y ponerse al tanto de las noticias. Terminó de hacer la lista mental repasándola varias veces para asegurarse de que los pensamientos acerca de sus amigos no hubieran interferido ni alterado nada (Además de que no quería olvidarla porque a pesar de los años seguía siendo un poco distraída). Se cambió de ropa y bajó las escaleras dejando a su pequeño guardián amarillo ocupado degustando el pedazo de pastel. Tomó el teléfono y marcó el número de su mejor amiga.

- "¿Bueno? Residencia Daidouji ¿En qué puedo servirle?" –una voz educada pero ligeramente fría le contestó al otro lado del auricular.

- "Sí, hola, habla Kinomoto" –respondió con una voz dulce pero nerviosa, a pesar de todos esos años aún no se acostumbraba a interactuar con las empleadas de su amiga- "¿Se encuentra Tomoyo-San?"

- "Un momento por favor"... pasos apurados… silencio… el eco de un murmullo ininteligible a lo lejos de un largo pasillo… más pasos… "Sí ¿Hola¿Sakura-Chan?" –se escuchó alegremente una voz muy familiar.

- "¡Hola, Tomoyo-Chan! Me preguntaba si tienes tiempo hoy para ir a comprar los útiles escolares, ya dentro de una semana entramos a clases y como me habías dicho la vez pasada…"

- "Sí, estaría muy bien" –respondió la chica de ojos azules y largo cabello negro- "Estoy libre, paso a buscarte en media hora si estás de acuerdo."

- "Perfecto, nos vemos"

- "Adiós" –la chica de ojos verdes colgó el auricular con una sonrisa en los labios y subió a su habitación para buscar su bolsa de mano.

Al cabo de treinta minutos sonó el timbre en la residencia Kinomoto, Sakura bajó corriendo las escaleras con la energía que la caracteriza y casi atropellando a su hermano, quien se disponía a abrir la puerta, él se apartó de su camino una fracción de segundo antes de que colisionaran, con su mismo gesto inexpresivo de siempre. En el comedor, Yukito estaba sentado sonriendo con una taza de té frente a él y un plato con galletas de chocolate. "¡Hola, Yukito-San!"

- "Monstruo, ten más cuidado, vas a romper los escalones con tus patas…" –le dijo Tôuya a modo de saludo- "Y de paso vas a derribar la pared si no frenas a tiempo" –agregó con una sonrisa casi imperceptible al ver que su hermanita volteaba a verlo con gesto de reproche apartando la vista de su camino.

- "¡Hermanooo, ya te dije que no soy un monstruo!" –respondió la chica con un puño amenazante, pero de repente recordó la razón por la que había bajado tan velozmente y se apresuró a abrir la puerta.

Frente a ella se encontraba una hermosa chica delgada, de largo cabello negro con un toque de brillo violeta y brillosos ojos azul marino que contrastaban con su pálida y aterciopelada piel. Estaba vestida con una falda hasta la rodilla, zapatillas de tacón y una blusa de tirantes, de uno de sus hombros colgaba una bolsa de mano que combinaba perfectamente con sus zapatos. Detrás de ella, cuatro mujeres vestidas de negro con lentes oscuros esperaban inmóviles cualquier orden de parte de ella. Sakura miró el automóvil en el que habían llegado, era una mini-van de color blanco aperlado con las llantas perfectamente pulidas, de manera que el negro brillante contrastaba espectacularmente con la claridad del vehículo. Luego volvió la vista hacia su amiga y asintió para darle a entender que ya estaba lista. La chica Daidouji les indicó elegantemente a sus guardaespaldas que podían retirarse y éstas lo hicieron rápida y sigilosamente después de hacerle una reverencia. Seguido de esto, las dos jovencitas caminaron hacia la tienda de la señorita Maki, después de tantos años, aún les gustaba ir a comprar ahí de vez en cuando.

Recorrieron la tienda durante varios minutos decidiendo entre varios diseños de libretas, lápices y borradores, después dieron una vuelta para ver los peluches, broches y curiosidades sólo por diversión. Una vez terminado el recorrido, entre plática y risas, se acercaron a la caja para pagar lo que habían seleccionado. Algo le hizo voltear la vista y se encontró con el estante de las tarjetas, lo ojeó rápidamente y una de ellas le arrancó un profundo suspiro que su amiga no pudo dejar de percibir, le puso la mano en el hombro maternalmente y dirigió la vista hacia donde Sakura miraba, se encontró con una tarjeta particularmente romántica que decía algo acerca de estar juntos para siempre y cosas por el estilo. La chica de ojos verdes se acercó resignada a la caja y pagó lo que había elegido una vez que la señorita Maki le había entregado a Tomoyo su compra envuelta en una bonita bolsa de papel.

Saliendo de la tienda, fueron al centro comercial a ver la ropa y a tomar una taza de café en una nueva pastelería de la cual les había hablado Chiharu recientemente, el pastel estaba delicioso y ayudó mucho a subir el ánimo de Sakura, quien ahora platicaba alegremente con su amiga sin que en sus ojos se pudiera ver rastro alguno de tristeza… al menos no cualquier persona podría verlo, solamente Tomoyo, quien tenía el extraordinario poder de ver más allá de las sonrisas alegres de Sakura, más allá, hasta donde ocultaba los más profundos secretos de su corazón. Sabía que la chica de cabello corto no estaba realmente triste, su alegría era genuina, más sin embargo había algo en ella que no era como antes… no estaba completa. En eso se les acercó un muchacho medianamente atractivo, de ojos color miel y cabello ondulado color café oscuro, de piel ligeramente tostada por el sol y razonablemente alto, vestido con una camisa de manga larga, pantalones de vestir y zapatos de gamuza.

- "¡Hola! Que casualidad verlas por aquí, Daidouji-San…" –volteó a ver a Sakura galantemente- "Y por supuesto Kinomoto-San, tan hermosa como siempre" –concluyó con una brillante sonrisa que dejó al descubierto los relucientes frenillos.

- "Buenas tardes, Tange-San" –saludó la chica de ojos verdes con poco entusiasmo- "De todas las personas que existen en el mundo ¿Por qué nos tenemos que encontrar precisamente con él? pensó con cierta incomodidad y una sonrisa nerviosa.

- "Te he dicho muchas veces que preferiría que me llamaras Kenzo" –le dijo el chico un poco decepcionado para luego sonreír brillantemente como si nada hubiera ocurrido- "¿Puedo sentarme a acompañarlas?" –agregó tentativamente con una mirada pícara más hacia Sakura que a su acompañante.

- "De hecho…" -se apresuró a responder la aludida- "Ya nos íbamos ¿Verdad Tomoyo-Chan?" –volteó a ver a su amiga nerviosamente en busca de refuerzos

- "Sí, es verdad" –la secundó Tomoyo tratando de ocultar con su bolsa de mano las dos terceras partes de la rebanada de pastel que todavía le faltaban por comer- "Todavía tenemos que comprar algunas cosas para preparar la cena de esta noche" –mintió con una amplia sonrisa que era más por ocultar la risa que aquella situación le provocaba.

- "En ese caso…" -vaciló el chico mientras la chica de cabello corto se apresuraba a meter lo que quedaba de su pastel dentro de su boca y recurría a su taza de café para no ahogarse- "Kinomoto-San¿Aceptarías salir conmigo, no sé, digamos… este sábado?" –concluyó con una mirada de galán de telenovela y considerando seriamente la opción de arrodillarse frente a ella- "Podemos ir a ver una película o una obra de teatro… puedo conseguir la cartelera para que elijas lo que más te llame la atención."

- "…" -la aludida abrió la boca tomando aire para responder mientras pensaba en la mejor manera de hacerle entender al muchacho su situación.

- "Pero no tiene que ser exactamente el sábado" –agregó nervioso al adivinar la expresión en los ojos de Sakura- "Puede ser cualquier otro día que tengas tiempo."

La chica simplemente bebió de su taza de café, la alejó un poco hacia el centro de la mesa y movió la cabeza negativamente mirando hacia abajo, suspiró hondamente y volvió a subir la vista, tomó sus cosas y se levantó poniendo la silla en su lugar. Tomoyo la imitó observando resignadamente el resto de pastel que no terminó de comerse por culpa del interruptor y le dio un último sorbo a su propia taza de capuchino, se limpió la boca elegantemente con una servilleta y volteó a ver a su mejor amiga en espera de una señal para empezar a caminar hacia la salida.

- "Lo siento mucho Tange-San" –respondió firmemente la Card Master mirando fijamente a los ojos del muchacho con una expresión seria- "Pero no puedo, mi hermano nunca aprobaría que tenga una cita con ningún muchacho… además…" –vaciló, sonrojándose por un momento- "Yo ya tengo un…" –de pronto, su rostro se ensombreció y sus ojos se pusieron vidriosos, a pesar de que ambos ya se habían confesado sus sentimientos, en ningún momento habían decidido ser novios- "Quiero decir… alguien más ocupa mi corazón, eso también te lo había dicho antes…"

- "Sí, lo siento…" –agregó el chico decidido a no aceptar un NO por respuesta- "Lo que pasa es que nunca te he visto con ningún chico, y entre los muchachos nos preguntamos quién podría ser y… pues… yo pensé…" –dudó por un momento qué decir a continuación- "Que de alguna manera ese alguien podría ser borrado de tu vida…"

Los ojos verdes de la joven se abrieron desmesuradamente y por una fracción de segundo Tomoyo pensó que su amiga le iba a dar una bofetada al chico o por lo menos que le gritaría en la cara, pero nada pasó, la chica se quedó paralizada por varios segundos sin saber qué responder, qué hacer… (("¿Borrado de mi vida¿Syaoran-Kun?)) No podía creerlo, la simple suposición le rompía el corazón, se apretó el pecho con una mano para tratar de aminorar el dolor sin quitar la expresión de sorpresa de su cara, la mirada perdida en el infinito y los ojos desorbitados. Cerró los puños con furia y bajó la cabeza.

- "Vámonos, Tomoyo-Chan" –murmuró sin subir la cabeza y caminando aceleradamente hacia la puerta.

La aludida se apresuró a seguir a su amiga no sin antes lanzarle una mirada asesina a su compañero de clases (("¡Bien hecho¿Estás contento ahora?)). El joven se quedó petrificado sin poder reunir el valor suficiente para tratar de detenerlas o seguirlas. Una vez que las dos chicas se perdieron de vista, él salió un poco atontado de la cafetería y caminó pensativo casi sin fijarse en su camino. Mientras tanto las dos chicas caminaron hacia el parque pingüino en silencio hasta que Tomoyo decidió ir a comprar unos raspados para tratar de confortar a su amiga y borrar de su mente los recuerdos de la escena reciente.

- "Extrañas mucho al joven Li-Kun ¿Verdad Sakura-Chan?" –le preguntó su mejor amiga una vez que se sentaron en los columpios a comer el raspado.

- "Sí, Tomoyo-Chan" –respondió la aludida después de dejar escapar otro lastimoso suspiro- "Hace ya tres años que se fue, y no he recibido cartas ni llamadas de él hace casi dos semanas" –agregó mientras bajaba la cuchara y miraba su raspado con cara de inapetente- "Ayer llamé a su casa y una de sus hermanas me dijo que no estaba… comienzo a pensar que está perdiendo el interés por mí…"

- "Ay, Sakura-Chan, no pienses esas cosas, seguramente Li-Kun ha estado muy ocupado con las cosas esas que se fue a hacer" –la animó temerosa ante las lágrimas que amenazaban con brotar de los afligidos ojos verdes de su mejor amiga- "Vas a ver que cuando menos te lo esperes, vas a encontrar una carta de él en el buzón de tu casa."

- "¿De verdad piensas eso, Tomoyo-Chan?" –preguntó inocentemente levantando la mirada para encontrarse con la cálida sonrisa y los ojos azul brillante de su prima.

- "¡Por supuesto que sí!" –exclamó enérgicamente la chica Daidouji con una amplia sonrisa dibujada en su rostro- "Li-Kun es un chico muy responsable, debe estar tan concentrado en lo que está haciendo que ni siquiera se ha dado cuenta que ya pasaron dos semanas desde la última vez que te llamó" –agregó riendo divertida- "Seguramente quiere terminar sus asuntos lo más rápido posible para poder volver a verte…"

- "Es verdad, él es así" –atinó a decir mientras el rostro se le iluminaba un poco y comenzaba a comer su raspado con una sonrisa, recordando nostálgicamente la personalidad tan madura que tenía el chico cuando lo conoció- "Esta noche volveré a llamarlo" –ahora había un ligero rubor en sus mejillas, ésa era otra de las cualidades que tanto le gustaban de él.

Y de ahí en adelante, Sakura se sintió mucho más animada. Terminaron de comer el raspado y platicaron de muchas cosas riendo igual que cuando estaban en la tienda de la señorita Maki. Como ya empezaba a oscurecer decidieron regresar a sus casas, caminaron a la residencia Kinomoto y se sentaron en la sala a esperar a que las guardaespaldas de Tomoyo la fueran a buscar, decoraron las portadas de sus nuevas libretas e hicieron etiquetas para sus libros después de forrarlos con vistosos papeles de colores. Kero volaba alegremente por encima de sus cabezas, viendo lo que hacían mientras comía galletas y criticaba lo que Sakura hacía mal para fastidiarla mientras Tomoyo reía alegremente. Cuando llegaron por la chica de ojos azules, se despidieron y la flor de cerezo subió a su habitación seguida de cerca por el pequeño peluche alado. Metió todas sus cosas nuevas dentro de la mochila que había sacado en la tarde y volteó a ver el cielo estrellado a través de su ventana. (("Creo que es hora de intentar llamar a Syaoran-Kun, espero que esta vez sí esté en casa")). Kero se acostó en su cama dentro del cajón del escritorio de su ama y murmuró adormilado algo acerca de estar muy cansado… la chica sonrió y se dirigió al teléfono.

- "Buenas noches" –saludó en cuanto escuchó que levantaran el auricular- "¿Se encuentra Syaoran-Kun?"

- "Lo siento mucho" –le respondió una alegre y traviesa voz que ella conocía muy bien- "Xiao-Lang está en el baño en este momento" –le dijo entre risas- "Tiene mucha diarrea y ha estado ahí todo el día."

- "¿Meiling-Chan?" –atinó a decir la japonesa con una mezcla de sorpresa y preocupación- "¿Es verdad eso que acabas de decir?"

- "¡Claro que no, Kinomoto-Chan!" –dijo riendo juguetonamente- "Pero no sé dónde está, llegué de visita hace un rato pero no lo he visto… creo que se está bañando" –agregó pícaramente- "¿Quieres que vaya a revisar¡Me muero por una excusa para ir a espiarlo¡Es que es taaaaaan SEXY!" –agregó sin dejar de reír haciendo un particular énfasis en la última palabra.

- "¡Meiling-Chan¡No es gracioso…!" –chilló la chica mientras cascaditas salían de sus ojos.

- "¡Ja, ja, ja, ja no es cierto, Kinomoto-Chan!" –la tranquilizó la chica china de rojas pupilas- "De verdad no lo he visto, creo que está haciendo unos trámites que le encargó mi tía."

- "Bueno, gracias de todos modos…" –concluyó un poco decepcionada- "A ver cuándo vienes de visita, hace tiempo que no te vemos y te extrañamos mucho" –agregó volviendo a su tono entusiasta.

- "Sí, a ver si me animo a ir por allá en las próximas vacaciones, porque en invierno ni de loca, hace demasiado frío allá en Japón."

- "Ja, ja, ja, sí es verdad, bueno, hasta luego"

- "Nos vemos."

Sakura colgó el teléfono con un poco de tristeza para luego subir a su cuarto, miró a su pequeño guardián durmiendo plácidamente mientras nombres sueltos de diferentes golosinas salían de su boca con pequeños intervalos. La joven Card Master no pudo suprimir una sonrisa y después de volver a tomar cariñosamente el osito que descansaba sobre su cama, se fue a sentar junto a la ventana para observar el cielo (("Syaoran-Kun ¿Qué estarás haciendo en este momento?")). Una lágrima traviesa se escapó de sus ojos y rodó por su mejilla antes de que pudiera detenerla. Apretó el peluche contra su cuerpo amorosamente, lo depositó en el tocador y se puso su ropa de dormir, volvió a recoger el muñeco y se metió a la cama abrazándolo, cerró los ojos y una tenue sonrisa se dibujó en sus labios (("Syaoran-Kun")) luego se volteó y se quedó dormida instantáneamente.


Notas de la autora

¡Hola! Espero que les esté gustando, antes que nada, ubiquémonos en la línea temporal. Ya lo dije antes, tienen 15 años y van a entrar a su tercer año de secundaria, en cuanto a si es del anime o del manga, no tengo idea… digamos que es un poco de los dos, éste capítulo se ubica un poco antes del final del manga pero me temo que sí existe Meiling y si más adelante perciben que mezclo las cosas es porque hace mucho tiempo que vi el anime y de todos modos ya están advertidos ¿Eh?

Pues ahí está y cualquier cosa, pueden decirme con toda confianza "Apestas, deja de escribir incoherencias y lárgate con tu basura a otra parte, gracias", también debo advertir de la posible existencia de "spoilers" aunque supongo que por tratarse de una serie tan popular, es difícil que alguien todavía no la haya visto completa ya sea en anime o manga. De todos modos hago la aclaración por si hay alguien por ahí que no haya visto alguno de los dos.

Por el momento es todo

LunaGitana