Italia

¡Hola! Soy Yaya Romance y aquí les presento mi primer trabajo de traducción.

Como leyeron, esto es una Traducción.

La historia original le pertenece a Phoenix-Fire Power.

Aquí no encontraras Ita-cest. Solo al final un poco de Spamano.

¡Espero que lo disfruten!

Disclaimer: Hetalia no me pertenece es del famoso Hidekaz Himaruya y la historia a Phoenix-Fire Power


Romano suspiro mientras miraba a su afiebrado hermano revolcarse en la cama y gemir de dolor ya que su fiebre seguía aumentando. Tomo un paño que mantenía en un recipiente con agua y lo puso en la frente de Veneciano, al parecer, el agua fría surtía efecto en ayudarlo.

Romano cruzo sus piernas y puso su codo en el apoyabrazos de la silla en donde estaba sentado. Balanceaba su cabeza entre sus nudillos mientras continuaba observando a su hermano.

Estaban siendo unificados y los dos lo sabían. Ellos dos podían sentir el dolor del borde siendo destruido y convirtiéndolos en un solo país.

Romano volvió a suspirar y a poner el paño dentro del recipiente de agua luego de sacarlo de la frente de Veneciano.

Se echo hacia atrás en su silla y recorrió su cabello con sus dedos. En unas cuantas horas Italia se volvería un solo país. No habría Norte. Tampoco Sur. Solo seria ITALIA.

Y entonces se necesitaría solo una personificación para el país completo.

Y juzgando por la fiebre de Veneciano comparada con la sensación de Romano quien se sentía cada vez más fuerza entrar a su cuerpo con el paso del tiempo, los dos sabían cuál de los hermanos seria.

Austria y Hungría estarían seriamente decepcionados. Podría ser que España también. Quizás Prussia y Francia.

Romano no podía preocuparse realmente de cómo reaccionarían las otras naciones una vez que el tiempo pasara.

Demonios, la mayoría de ellas esperaban que Veneciano fuera el que sobreviviera.

Como sea, siempre ha habido un gran detalle.

La capital de Italia es Roma.

Su capital y su Corazón.

No los de Veneciano cuya capital y corazón siempre ha sido Venecia.

Romano alcanzo el paño por una vez más. Al sacarlo del recipiente le exprimió el agua fuera de el. Las gotas de agua fría fueron como un cielo en su piel Morena. Luego de posar cuidadosamente de vuelta el paño en la frente de su hermano puso su propia mano en su frente.

Suspiro mientras permanecía de pie y camino hacia la mesa donde había una botella de vino junto a dos vasos. Vertió el vino en uno de ellos y tomo un sorbo.

No estaba muy seguro de cómo se sentía con todo este giro de los acontecimientos. Por supuesto que sentía pena por su hermano. Él era el mayor y era su responsabilidad cuidar de su hermano pequeño. Odiaba ver a Veneciano en dolor.

Aunque había una parte de él que nunca admitiría. Había una parte que estaba encantada de que cuando los días de Veneciano acabaran con su muerte el surgiría como Italia. El sería el único con toda la atención y no sería empujado hacia un lado.

Chirrió los dientes por esos pensamientos traidores. Como hermano mayor que era, buscando placer en la muerte de su hermano.

Romano puso el vaso de vuelta en la mesa y se quedo mirando por la ventana.

Incluso con la división siempre ha habido una sola Italia reflexiono. ¿Qué fue lo que realmente puso a Veneciano en este estado? ¿Qué fue lo que lo creo en primer lugar?

Romano miro a su hermano y pensó en el pasado.

Cuando venían los tiempos de Guerra y la necesidad de pelear llegaba, Veneciano era dejado atrás. El era siempre quien iba a todas las guerras y luchaba.

El abuelo Roma siempre lo alentó a eso, permitiendo que Veneciano se quedara en casa a pintar y cantar mientras Romano estaba luchando.

Romano sacudió su cabeza rápidamente. Este no era el momento para pensar en el bastardo de su abuelo.

Relleno su vaso y lo llevo junto a la silla cerca de la cama de Veneciano, lo miro y asintió, parecía como si se estuviera quedando dormido. Por último al ver su pecho llenarse de aíre le dio una sensación de alivio.

Romano tomo un sorbo del vaso mientras lo seguía mirando. La debilidad se hacía notar en ese cuerpo de niño. Si bien había momentos en el que había sido fuerte eran pocos y escasos.

¿Qué era exactamente lo que lo volvía especial? ¿Era su lindura comparada con la suya? Era definitivamente amable, no había duda de eso. Pero había algo más.

"¿Alguna vez has sido Italia?" Suspiro a su hermano dormido. "¿O solo eres un humano suertudo que se fue por el camino equivocado de la reencarnación?"

Romano volvió a mirar por fuera de la ventana. Si se concentraba lo suficiente casi podría ser capaz de escuchar a la gente del Gobierno hablando. No quedaba mucho tiempo. Dio vuelta la mirada hacia su hermano. Su mano derivaba a lo largo del brazo y las manos de Veneciano.

"Tu piel es tan débil." Le dijo sujetando su mano y trazándola lentamente. "Es la mano de un artista, no la de un guerrero." "Es la mano de alguien que ha sostenido un pincel todo el dia, no la de alguien que ha sostenido espadas y armas."

Su propia mano compara con la de Veneciano, áspera y llena de cicatrices y cayos.

Su propio cuerpo, cubierto de cicatrices de guerra, esas guerras en las que ha luchado mientras Veneciano ha estado sano y salvo en casa. Nunca temiendo por su vida ni rezando para que el enemigo se retirara pronto.

"Para ser Italia." Le siguió susurrando. "Necesitas ser fuerte, necesitas ser duro." "Tienes que tener el nombre de Italia grabado en tu corazón." "¿Qué es exactamente lo que está grabado en tu corazón hermanito?"

"Todo este tiempo te han llamado a ti Italia." Dijo. "¿Es eso lo que te ha mantenido vivo todos estos años?" "¿Ser llamado así?" "Puede que tengas una conexión con la tierra, sin embargo estas lejos de ser una personificación real." "¿Es el creer y la esperanza lo que te hace seguir adelante?"

Romano se recostó en su silla. "Si simplemente el hecho de ser llamado como quien no eres te da la vida, entonces continua." "Yo lo permitiré." "Nuestras vidas enteras has sido tú a quien llaman Italia, ¿Por qué tendría que cambiar ahora?"

Romano suspiro y volvió a poner su cabeza en la parte superior de sus Nudillos. "Eres bastante problemático ¿Sabes?"

En ese momento ocurrieron tres cosas a la vez. La primera fue el final del papeleo que declaraba a Italia un país unificado. La segunda que la fiebre de Veneciano termino. Y la tercera fue que Veneciano siguió respirando en paz.

Romano miro el rostro de su hermano una vez mas y suspiro antes de beber vino.


"Escucha." "Quédate aquí" Yo me ocupare de las cosas al frente. Dijo Romano levantando su arma. Chequeo las balas para estar seguro de que estuvieran en su sitio.

Veneciano se inclino frente a él retorciendo sus manos juntas a modo de preocupación. Eso no tiene sentido hermano. Nosotros deberíamos salir a pelear juntos.

Romano se encogió de hombros. Ellos solo necesitan a uno de nosotros peleando. El otro debe mantenerse aquí para conservar la moral. Quédate aquí. Le ordeno.

Veneciano lo miro triste mientras asentía.

La mirada dura de Romano se suavizó al acercarse mientras le acariciaba el pelo Veneciano.

Lo hago para protegerte. Le dijo suavemente Romano. Tú lo sabes.

Unos ojos cafés se encontraron con los suyos. ¿Pero de que es lo que hermano me está protegiendo?

Romano resoplo. Eso es por lo que yo se y tu nunca averiguaras. Te veo luego.

¡Adiós hermano! ¡Suerte!


España suspiro mientras se recostaba en contra de Romano. Puso sus brazos alrededor de los hombros del más pequeño y los estrecho.

"La guerra se vuelve tan idiota." Dijo España. Romano le gruño antes de aspirar del cigarro que robo de la boca al Español.

España lo miro claramente divertido. Sus ojos verdes eran claros y su mirada le hizo recordar a Romano el tiempo en que era un niño. Esos momentos en que sentía como si España estuviera mirando su alma y viendo sus secretos.

"¿Roma?"

"¿Qué quieres ahora?"

España sonrió cuando se inclino ligeramente hacia delante. "¿Qué pasaría?" Le susurro a centímetros de su oído. "¿Si te llamara Italia?"

Romano levanto una ceja. El nunca podría mentir en algo de tal magnitud. Al menos no a España. "Veneciano empezaría a morir."

España deslizo su mano por el brazo de Romano. Rizo s mano alrededor del hombro. ¿Verdaderamente no te importa que otro sea llamado por lo que tú eres?

"Si no fuera Veneciano, si podría importarme" Dijo Romano. No se fijo en la mano que ahora le hacía círculos en la parte posterior de su cuello con el pulgar.

España suspiro y se recostó contra Romano. "Al contrario de lo que otros piensan eres un hombre muy fuerte y muy cariñoso"

Romano rodo sus ojos y empujo a España hacia su pecho para abrazarlo como se debe. "Si bien los demás pueden ir a joderse ellos mismos."

España rio suave.

"Lo diré solo esta y una vez." Suspiro. "Porque no quiero que Veneciano muera."

Se levanto y beso a Romano. Romano entrelazo sus manos en el cabello de España inclinando su cabeza para profundizar el beso. Al separarse España se inclino una vez más de modo que su boca quedara en la oreja de Romano.

"Italia." Suspiro.


Espero que les haya gustado.

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Hasta la próxima vez.