La historia de un ladrón

Disclaimer: los personajes de TDI o Isla del Drama no me pertenecen, como tampoco los elementos y personajes de Forgotten Realms, solo los uso para crear este fic sin fines de lucro y todo eso que ya sabemos (:p)

Capítulo Uno: Traición.

La noche era muy apacible, el cielo despejado y lleno de estrellas, lo cual era aprovechado por los magos de la llamada Torre de lo Arcano, ubicada en la ciudad porteña de Luskan, para ver la efectividad de algunos de sus hechizos o para predecir el futuro.

Mientras tanto, en la base de esta imponente torre de forma parecida a un árbol seco, una pequeña carreta se acerca al gran portón, la cual es detenida por dos guardias antes de que pudiera seguir avanzando.

-Identifíquese, por favor- dijo un guardia vestido de una brillante armadura.

El conductor del carruaje levanta un poco la capucha de su capa gris para que el guardia pudiera ver su cara, mostrando un pálido rostro con piercings y unos claros ojos turquesa.

-Mi nombre es Duncan- contestó el conductor.

-¿Motivo de su visita?- preguntó el otro guardia.

-Vengo de parte del señor Khelben "Vara Negra" Arunsun para entregar este arcón al archimago de la Torre.

Los dos guardias revisan la carreta, encontrando un enorme arcón como su única carga, revisándola más a fondo para encontrar un sello en el área del cerrojo, comprobando las palabras del mensajero.

-Antes de que puedas entrar, muestra tu permiso.

Duncan revisa entre su capa para encontrar un pergamino cerrado con un sello, el cual tenía grabado la forma particular de la torre, entregándolo a uno de los guardias para ser revisado.

-Está bien, puedes pasar- concluyeron los guardias al unísono.

El gran portón de la entrada a la torre es abierto, y el joven se baja de la carreta para sacar el arcón de ella, ayudado por los dos guardias, entrando así a la Torre de lo Arcano.

El salón estaba escasamente adornado, sus paredes pedregosas apenas tenían un par de antorchas para iluminar el lugar, y el suelo del mismo material tenia pintado una estrella de seis puntas con unos símbolos dibujados a sus lados.

-Típico de los magos- pensó Duncan mirando el símbolo del suelo con desdén.

El mensajero nota que es llevado a una de las puertas del salón, donde lo hacen entrar a una habitación alegremente decorada con alfombras coloridas y cuadros de diversos motivos.

-Espera aquí, ya te recibirán uno de los magos, el archimago es un hombre muy ocupado.

Ya dicho esto, el guardia se retira de la habitación, dejando a Duncan completamente solo.

-Al menos este lugar es más acogedor que ese salón- murmuró viendo los cuadros- veré que hacen con esa caja.

Duncan abre levemente la puerta de la habitación para ver que mas guardias habían venido para llevarse el arcón que había traigo consigo, tratando de no reírse al ver que les costaba levantar el cargamento.

-Que debiluchos…-se burlaba por lo bajo.

Finalmente, el arcón es cargado con la ayuda de un mago, quien hace levitar la carga con una mano mientras algunos de los guardias lo seguían y dos de ellos se quedan en la entrada.

-Debo darme prisa y hacer este trabajo.

Duncan se quita la capucha un momento al sentirse algo acalorado, sacudiendo el cuello de la capa para darse aire, después movió un poco su cuello para relajarse. Luego, del bolsillo de sus pantalones azul marino extrae una pequeña botella de vidrio púrpura, cuyo contenido bebe con rapidez, poniéndose la capucha de inmediato.

Después de unos instantes, empieza a desaparecer, sorprendiéndolo un poco, sonriendo una ultima vez antes de desaparecer por completo.

-¡Genial!- exclamó satisfecho- ahora nadie notará cuando vaya por su tesoro y me lo haya llevado.

El joven sale de la habitación abriendo la puerta con cuidado, cerrando la puerta detrás de si de la misma manera con la cual la abrió, dirigiéndose hacia el pasillo por el cual vio llevarse el arcón, viendo que estaba custodiado por una criatura, la que al parecer, estaba hecha de piedra, reconociéndola de inmediato como un golem, al que esquiva con bastante facilidad al pasar por su lado sin tocarlo y seguir avanzando. El pasillo era angosto, unas pequeñas antorchas decoraban sus paredes y el techo tenía más estrellas pintadas. Duncan camina tratando de provocar el menor ruido posible, llegando hasta una sección de la pared adornada con joyas de múltiples colores y formas.

-Detectores de invisibilidad…- pensó el joven mientras se acercaba lentamente a una de las joyas de la pared a su derecha y luego se acerca a las que están a su izquierda - al parecer no hay forma de desactivarlo…

Duncan se aleja de las joyas de la pared para quedar en el paso que guardaban, observándolos con detenimiento mientras se disponía a avanzar.

-Solo espero que esta capa mágica funcione.

Pasando con rapidez por las joyas, el joven se detiene para ver si alguna alarma se ha activado, y como no hubo un indicio de alarma evidente, se aleja del lugar para seguir su camino, pasando luego por más detectores similares a los anteriores, sorteándolos de la misma forma que antes. Finalmente llega al final del pasillo, donde había una especie de altar iluminado desde el suelo y una especie de dispositivo mágico.

-Puede que esto me lleve a los niveles superiores.

Duncan se acerca al centro del piso luminoso, viendo de cerca el dispositivo que estaba en un pilar cercano, el cual tenía unos botones de diferentes colores en el.

-¿Cuál de estos era…?- pensaba mirando los botones- ¡ya me acordé!

Presionando un botón de color verde, el joven siente algo extraño que subía por sus piernas, mirando hacia abajo para percatarse que el brillo del suelo empezaba a rodearlo, siendo teletranspotado a algún sitio. Cuando ya no se vio rodeado por la luz que emanaba de la plataforma, enfoca su visión en la nueva estancia, un pasillo iluminado esta vez por pequeños orbes de brillo azulado en el suelo, cuya luz se reflejaba en los pequeños pedazos de espejo que estaban pegados en las paredes.

-Lo logré… llegué al lugar donde está el tesoro- celebró mentalmente al reconocer su destino.

El joven empieza a caminar por el pasillo para luego retroceder sobre sus pasos y esconderse detrás de un pilar; su cuerpo empezaba a aparecer en una especie de parpadeo, dándole a entender que el efecto de la poción que se había tomado hace momentos atrás estaba perdiendo efecto.

-Por suerte traje otra por si las dudas.

El efecto de la poción se había disipado, haciendo que Duncan volviera a ver su cuerpo, y antes de que pudiera sacar otra poción, unas pequeñas sombras se paseaban cerca de donde estaba escondido.

-Nada por aquí… nada por acá- dijo una voz aguda.

-Estos humanos locos nos pagan muy poco por vigilar un tesoro que va más allá de su comprensión- dijo otra voz a modo de queja.

-Al menos su estupidez es un entretenimiento digno de verse- se escuchó una tercera voz.

Duncan bebe rápidamente otra poción mientras notaba como las sombras se acercaban a el, viendo más de cerca que o quienes eran los dueños de las voces.

-Diablillos…- adivinó al ver los pequeños cuerpos humanoides de color rojo, que volaban gracias a sus alas de murciélago.

El joven piensa en los diablillos mientras la poción empieza a hacer efecto, recordando que son criaturas traviesas que fácilmente detectan cualquier cosa invisible al ojo humano; y si aquello invisible los tocaba, se dan cuenta en el acto y activan una alarma especial, la cual haría que toda el área fuese rodeada de más diablillos. La poción hace efecto y Duncan sale de su escondite con sumo cuidado, moviéndose a gatas por el suelo debido a que volaban bajo. Después de un buen rato moviéndose sigilosamente debido a la presencia de diablillos, llega a una estancia bastante iluminada que el pasillo, en donde unos libros gruesos y polvorientos adornaban la mayor parte del suelo y unas mesas con equipos de laboratorio eran el principal adorno de las paredes. Algo llama la atención del visitante, un orbe del tamaño de una cabeza humana de una lisa superficie celeste brillaba alegremente sobre un pedestal dorado con grabados arcanos en el.

-Puede que tenga un par de trampas puestas...- meditó- a pesar de la plaga de diablillos, pasar por aquí fue bastante fácil- concluyó mientras posaba sus manos sobre el pedestal.

Paseando sus dedos con cuidado sobre la superficie del pedestal, Duncan nota que acaba de chocar con algo muy suave y fino, tratándose de una cuerda, la cual sigue con sus dedos para ver el origen de esta, el cual era una esquina de un pergamino pegado al techo.

-¿Pensaban que una cuerda puede detenerme? Se nota que estos magos estúpidos no me conocen.

Duncan extrae de sus bolsillos una pequeña tijera plateada con grabados heréticos, la cual usa para cortar la cuerda tratando de no tirarla; mirando hacia el techo, nota su éxito al ver que el pergamino no se ha abierto, siguiendo buscando cerca del pedestal si hay más cuerdas, encontrando efectivamente más a su paso mientras seguía cortando.

-Por fin las corté todas- suspiró- ahora a llevarse esta preciosidad…

Al tomar el orbe entre sus manos, el brillo alegre y vibrante se vuelve tenue, mostrando en su lisa superficie lo que parece ser una aldea en medio de un bosque, aparentemente abandonada. Mirando más de cerca, se percata de una sombra que emerge de una de las cabañas, la cual se hacía grande a cada segundo, haciendo que las casas se consumieran bajo ella y quedara a la vista un par de enormes ojos azules, los cuales daba la impresión de estar mirando al portador del orbe.

-Que loco fue lo que vi- dijo Duncan parpadeando un par de veces para volver a la realidad- creo que ya es hora de salir de aquí.

Duncan alcanza a escuchar unos pasos detrás de si, escondiéndose como pudo debajo de la mesa de alquimia, dejando la esfera en su pedestal y esperar quien era el que había entrado a la estancia.

Los pasos se hacían cada vez más fuertes, llegando por fin hasta la mesa en donde se escondía. Duncan mira con cuidado desde abajo quien era el visitante, tratándose de un mago, que al igual que el, estaba encapuchado. El visitante se quita la capucha, mostrando el rostro de una mujer de piel clara y de cabello negro, oculto dentro de la capa.

-Se que estas aquí, muéstrate de una vez y acabemos con esto… y no te preocupes por los diablillos, los mandé a su plano de origen.

El joven sale desde debajo de la mesa, quedando frente a ella… pero como el efecto de la poción aún no se disipaba, no sabía como volver a la normalidad.

-Veo que usas un hechizo de invisibilidad o algo así ¿cierto?- dijo la mujer secamente- la disiparé.

Con un movimiento de sus manos, hace aparecer un ojo encima de su cabeza, el cual se mueve por todo el cuarto, algo confundido por no ver a nadie cerca.

-Olvidaba que tienes puesta esa capa… tendrás que quitártela.

Duncan obedece en el acto, quitándose la capa para luego dejarla sobre el respaldo de una silla que estaba a mano, notando que la capa empieza a ser visible; acto seguido, el ojo mira fijamente a Duncan, el cual ve que su invisibilidad ya fue disipada.

-Me alegra ver que te las arreglaste para burlar la seguridad- dijo la mujer- no es fácil llegar al tercer nivel de la Torre sin ser descubierto en la entrada.

-Su sistema de seguridad apesta, he burlado mejores fortalezas que este árbol seco- respondió Duncan aludiendo a la forma de la torre.

-Pudiste burlar el sistema de seguridad gracias a la Capa de no Detección que te di- inquirió la joven- sin esa capa ni siquiera hubieras pasado por esos guardias estúpidos…

-En fin, aquí tienes tu pelota.

El joven toma el orbe del pedestal, el cual lo extiende hacia la maga, quien lo toma con sumo cuidado con sus manos.

-Al fin… el Orbe Wawanakwa esta en mis manos…- murmuraba la maga- puedo sentir el poder que emana…

-¿Y mi paga, mujer?

La maga mira a su interlocutor con desprecio, mirándolo con dureza durante un segundo para luego suavizar su semblante.

-¡Oh, lo había olvidado!- exclamó la mujer en tono fingido- de repente cuando te diviertes te olvidas de lo demás…

-No tengo todo el día- dijo Duncan secamente.

-Ignorantes como el nunca sabrán lo que es observar una obra de arte tan perfecta como este orbe…

El joven se cruza de brazos ante el silencio de la maga, esperando pacientemente su "recompensa" por darle el orbe.

-Ahora vamos con tu paga por hacerme este favor, ya que ni yo misma hubiera pasado por aquí sin meterme en problemas- sentenció la mujer dulcemente- así que aquí tienes…

La mujer extrae desde su túnica color vino una bolsa de cuero claro, la cual abre para que Duncan pudiera ver su contenido, el cual hace que los ojos del joven se agranden ante el exquisito brillo de las monedas doradas que descansaban dentro junto con un par de joyas y gemas, cerrando la bolsa para lanzarla en el aire. Duncan alzó una mano para atrapar la bolsa con su botín, pero algo hizo encoger su brazo, la maga lo apuntaba con la mano que tenía libre mientras sostenía el orbe contra su cuerpo, viendo un aura roja rodear su mano, la cual es disparada en su dirección.

Duncan intenta retroceder y esquivar el rayo, pero se tropieza con uno de los libros, tambaleando torpemente para después ser alcanzado por el rayo rojo, quedando paralizado en el acto.

-¿Qué significa esto?- inquirió Duncan intentando moverse sin éxito.

-Tu recompensa- dijo la mujer con una sonrisa- ¿Qué más querías, ladronzuelo estúpido?

De pronto, la mujer hace brillar una de sus manos mientras murmura algo, haciendo aparecer ante ella una especie de portal, del cual aparecen un par de magos encapuchados con las manos brillantes, adoptando una posición de ataque.

-Este ladrón burló la seguridad de la Torre- dijo la mujer apuntando a Duncan- por suerte estuve cerca para interceptarlo e impedir que se llevara el orbe.

Del mismo portal aparece un hombre de tez pálida y cabello negro, el cual llevaba puesta una larga túnica gris, quien mira al paralizado de cerca.

-Explíquenme como fue que un ladrón como este burló la seguridad- dijo el hombre con voz profunda.

-Llevaba puesta esta capa, señor archimago- dijo la mujer tendiendo la capa al archimago.

-¿Una Capa de no Detección?- se preguntó examinando la capa- es cierto que estas capas se consiguen en cualquier parte…

-¿Qué haremos con él?- preguntó uno de los magos.

-Lo veremos después…- respondió el archimago- ¿dónde estabas cuando esto pasó, Gwen?

-Yo estaba revisando la seguridad de los pisos inferiores…- intentó decir una maga de melena azul y piel pálida mientras era interrumpida por la maga de la túnica color vino.

-Cuando vine aquí no había nadie, que descuido de tu parte dejar el Orbe Wawanakwa a merced de este pillo.

-Cállate, Heather- ordenó Gwen con mirada asesina.

-Eso ya no importa, ahora que el orbe está a salvo, lo pondremos en otro lugar- decidió el archimago para luego mirar al prisionero- en cuanto a ti, te enfrentarás a un destino peor que ser condenado a la guillotina… llévenselo a los calabozos y manténganlo ahí hasta que reciba su castigo.

-¡Oigan, oigan!- reclamó Duncan- ¡ella fue quien me contrató para venir aquí!- sentenció señalando a Heather.

-¿De qué hablas, bribón?- inquirió Heather con tono inocente-¿por qué contrataría a un ladrón para robar un tesoro que le pertenece a la Hermandad Arcana?

-¿De qué habla?- preguntó uno de los magos.

-No me mires así, camarada, a lo mejor está confundido- le respondió Heather para luego mirar a Duncan- pobrecito, tanto alcohol y cortesanas hacen que cualquier hombre pierda el juicio- dijo con voz aterciopelada- aunque… no hay que descuidar que pueda haber un traidor entre nosotros.

-Eso lo veremos en cuanto el intruso esté en su celda- dijo el archimago- llévenselo.

Y así, Duncan es llevado a su prisión por el mismo pasillo que había recorrido para llegar tan lejos, intentando forcejear contra los magos que los apresaban sin éxito alguno, empezando a gritar furiosamente que fue contratado por Heather una y otra vez. La maga lo miraba con el mayor de los desprecios, cediendo el orbe al archimago mientras volvía a mirarlo, logrando que su rabia creciera aún más si se pudiera al ver una sonrisa torcida en su rostro mientras movía los labios con la rapidez suficiente para que entendiera, acompañado con una mirada que mezclaba diversión y lástima…

Gracias por el trabajo… idiota.

Fue el último mensaje que le dio la maga antes de que su visión se viera envuelta por el brillo que lo había traído a la estancia.

Nota del autor: hola todos, espero que les haya gustado este "experimento" que estoy haciendo, el cual surgió mientras veía Isla del Drama en mi casa y al mismo tiempo recordaba los tiempos en los cuales jugaba los juegos de Forgotten Realms y me leía los libros de Drizzt. Y la idea de hacer que Duncan fuera un ladrón fue debido al capítulo donde se roba una taza de la cafetería… como también de un video donde aparecía escapándose de la correccional (así se dice ¿no?) y todo eso es algo que haría un ladrón (sin ofender)

Esperando su opinión me despido humildemente ^^