Buenas noches, no puedo estar mucho tiempo quieta, así que aquí vengo con una nueva historia. Partimos del capítulo 24 de la segunda temporada. Ya veremos por dónde nos llevan estos dos. Espero que os guste, ya sabéis se aceptan todas las críticas, buenas, malas o regulares. Vosotros decidiréis si esta historia continua o termina aquí.


Otoño, eso fue lo que contestó, se giró y dijo en otoño. Kate sentía como algo se rompía al verle caminar hacia el ascensor abrazado a Gina, sentía las miradas de sus amigos sobre ella. Se acercó a su silla, tomó el bolso y salió de allí, necesitaba alejarse no podía dejar que sus amigos la vieran en aquel estado, luchaba contra sus lágrimas no quería dejarlas salir y mucho menos delante de ellos.

Tras salir de la 12th necesitó sentir el aire sobre ella, dejó su coche allí, caminar era lo que necesitaba en aquel instante.

Dejó libertad a sus pies, dejó que la llevasen dónde ellos quisieran, el destino final le importaba poco porque sólo había un lugar dónde querría ir pero ya era imposible.

Caminaba por las calles de la ciudad que la vio nacer, en su cerebro aparecía la oportunidad perdida, el capitán tenía razón siempre había que decir lo que se sentía. Nos creemos inmortales, creemos que podemos controlar el tiempo, pero la vida nos demuestra que no es así.

Ella terminaba de descubrirlo, durante mucho tiempo se había negado a aceptar sus sentimientos por él, y cuando por fin decidió dar un paso al frente era tarde, él se iba con Gina, juntos, todo el verano.

Un segundo, eso es lo que la vida tarda en demostrarnos que no controlamos lo que pasa, un segundo puedo cambiar toda nuestra vida. Si ella hubiera hablado más rápido, si no hubiera intentado encontrar las palabras adecuadas, si sólo hubiera dicho que se iría con él, que sentía algo muy profundo por él.

Sintió las lagrimas recorrer su rostro, lágrimas por darse cuenta de que la oportunidad que la vida le brindó para ser feliz se le terminaba de escapar entre en los dedos, no sabía cómo pero estaba frente al edificio del escritor, alzó la cabeza oscuridad, total oscuridad. El portero la vio parada en la acera y se sorprendió de verla allí.

-Detective Beckett el señor Castle no se encuentra en casa, en realidad todos han marchado viaje – Ella le miró e intentó sonreír.

Retomó su caminar por aquella ciudad, se había ido, hasta aquel instante había conservado una mínima esperanza en que él aun estuviera en su casa, pero aquello no había sucedido.

Sacó las llaves de su bolsillo, abrió la puerta de su casa, nunca hasta ese día la había sentido tan vacía. Ni siquiera se giró a cerrar la puerta, se dirigió a la nevera sacó una cerveza y comenzó a beber dejándose caer con su espalda pegada a la pared. Y lloró, lloró, al ser consciente que ella era la culpable de esa soledad.

Su teléfono sonaba, no quería hablar con nadie, pero miró la pantalla, deseaba que fuese él quien la llamase, pero la foto no era la suya, era Lanie. Lo dejó en silencio, no tenía fuerzas para hablar con ella, no ahora.

Pasaron horas, los rayos de sol comenzaban a entrar por la ventana, sintió sus músculos agarrotados, la boca pastosa, le dolía la cabeza, lentamente comenzó a abrir sus ojos, los párpados le pesaban, cuando por fin logró enfocar vio las botellas vacías a su alrededor.

Intentó moverse tras varios intentos lo logró, sus músculos al fin reaccionaron, se fijó en la puerta continuaba entornada como ella la dejó la noche anterior, se acercó hasta ella y la cerró, regresó a la cocina, necesitaba café, grandes dosis de café, vio su móvil en el suelo. Sintió como la casa comenzaba a dar vueltas cuando intentó incorporarse tras recoger el móvil del suelo, apoyó las manos sobre la mesa, cerró los ojos, y espero a que la sensación de mareo desapareciese.

Aspiró, y lentamente volvió a abrir sus ojos, tomó el móvil, tenía una veintena de llamadas, todas de Lanie, negó con la cabeza, dejó el teléfono sobre la mesa y se giró para preparar el café. Tenía en sus manos la cafetera que él le había regalado, y aquello provocó que las lágrimas volvieran a querer salir.

El timbre de la puerta comenzó a sonar, ni siquiera hizo el amago de dirigirse hacia allí, terminó de poner el café y se quedó mirando como comenzaba a salir. El timbre continuaba sonado, quien estuviese al otro lado era insistente, pero ella no tenía ganas de ver a nadie.

Sacó una taza del armario y comenzó a llenarla de café humeante, aspiró el aroma, adoraba el olor a café recién hecho.

-¡Se que estás ahí, abre de una vez! – la voz de la persona que se encontraba al otro lado de la puerta se escuchó en el interior – Kate, abre la puta puerta o de lo contrario llamaré a los chicos para que la tiren – Dejó la taza sobre la mesa y se giró mirando hacia la entrada. Sabía que Lanie era muy capaz de llevar a cabo la amenaza.

Con pasos lentos, arrastrando los pies llegó hasta su puerta y tras respirar profundamente abrió.

-Ya era hora – Lanie empujó y entró- ¿Ya te has mortificado lo suficiente? – Le dijo mirándola y comprobando el lamentable aspecto que tenía- Bien, ahora vete a la ducha. Por dios, Kate apestas a alcohol.

-¿Se puede saber que haces aquí?- preguntó al tiempo que regresaba a la cocina a por su café.

-Si me hubieras cogido el teléfono alguna de las veces que te llamé no estaría aquí – Mientras hablaba se servía café en una de las tazas que encontró en el armario.

-Lanie, estoy cansada, me duele la cabeza, te agradecería que te fueras – Miró a su amiga y vio como ésa alzaba las cejas. No lograría echarla tan fácilmente.

-En cuanto de tomes el café irás a la ducha, después te llevaré a recoger tu coche y ya con él te irás en busca del chico escritor – Kate que en ese momento tomaba un sorbo del café se atragantó.

-¿Estás de coña, cierto? –Viendo la cara de su amiga sabía que no lo estaba- Pero a ti los productos que usas en tu trabajo te han afectado al cerebro. ¿Cómo voy a ir a buscar a Castle?

-Fácil, coges el coche y conduces hasta allí – Contestó como si fuera algo obvio.

-Se ha ido con su ex – Al decir aquello sintió una punzada en el corazón- Además ¿por qué debería ir a buscarlo?

-Sencillo, porque estás loca por él, y no puedes perder la oportunidad de ser feliz – Kate la miraba con cara de sorpresa – Qué ¿se suponía que era un secreto?

-Lanie, aunque fuese cierto que le quiera, te recuerdo que él se ha ido con su ex.

-Ya, y yo te recuerdo que fuiste tú quien le dijo que no iba a irse con él, y también fuiste tú la que comenzó una relación sin sentido con otro tío – Kate miró a su amiga entrecerrando los ojos – A mi no me pongas esa mirada, puede que con los chicos funcione, pero conmigo no. Cariño, es hora de que afrontes lo que sientes por Castle – Le dijo apoyando su mano sobre el brazo de su amiga.

-Pero él ha decidido irse con Gina – dijo Kate con los ojos llorosos.

-Sí, porque tú estabas con el chico de robos. Gina es únicamente su forma de intentar sobreponerse.

-No sé Lanie.

-¿Qué tienes que perder? Él ya se ha ido – Kate la miró y comprendió que era cierto, ya le había perdido.

-Voy a la ducha, y luego me llevas a por mi coche – Lanie sonrió al ver que su amiga había decidido arriesgarse.

Media hora después ante Lanie apareció una Kate totalmente renovaba- Vamos –dijo tomando su bolso, las gafas de sol y las llaves del coche.

Castle, tomaba su café sentando en una de las sillas de su jardín posterior, tenía la mirada perdida y negaba con la cabeza.

-Buenos días, no he sentido cuando te has levantado – Posó sus manos sobre los hombros de él, y se agacho para besar su mejilla.

-Llevo despierto casi cuatro horas – dijo mirando la hora en su reloj- no podía dormir y decidí levantarme para no incomodarte – Gina se sentó en otra silla y comenzó a servirse café.

-No me incomodas – le dijo mirándolo- ¿Te arrepientes? – preguntó directamente.

-¿De qué? – preguntó sin mirarla.

-Responder con otra pregunta es intentar huir de dar una respuesta.

-Gina – giró la cabeza para mirarla – tomemos con calma esta segunda oportunidad que nos vamos a dar.

-¿Con más calma? – Él la miró sin comprender- Rick, ni siquiera me has tocado.

-Quiero hacerlo bien esta vez- contestó poniéndose en pie- Voy a darme un baño – se alejó en dirección a la piscina.