Disclaimer: Sólo las ideas aquí descritas, son mías. Naruto y sus personajes son completa propiedad de Masashi Kishimoto.

Me opongo y te opones.

Sentía sus cálidos y húmedos labios sobre los míos, era una sensación placentera pero completamente incoherente, me parecía imposible que alguien como él hubiera hecho algo así. Me devolvieron a la realidad los movimientos de su boca obligándome a mover los labios y seguir el patrón de estos; esa sensación era como el paraíso pero un paraíso que mi mente se negaba a creer. De un momento a otro sentí 'algo' recorriendo con deseo el interior de mi boca.

Sentí una fuerte punzada en mi mano y frente a mí apareció su mejilla coloreada de rojo, tenía la mirada hacia el lado derecho, intentaba ocultar su indignación y su sorpresa, pero estando a tan corta distancia era imposible no notarlo , jamás esperó eso. Su orgullo Uchiha era algo que se derrumbó al momento que mi mano golpeó sin piedad su rostro. Indignado, me tomó de los hombros y me besó de nuevo posesivamente. Intenté repetir mis actos pero fue algo inutil ya que su agarre a mis hombros era extremadamente fuerte.

Al no tener alternativa dejé de forsejear con él y le permití a mi instinto continuar con lo que él había comenzado. Se soltó de mis hombros y me tomó de la cintura, no me opuse y enganché mis brazos a su cuello, dejándome llevar por el olor que desprendía, por el sabor de sus labios, por la seguridad que me daba estar entre sus brazos, por la adrenalina que se apoderaba de mí al estar en esa situación, por el sin fin de cosas que atravesaban mis pensamientos.

Sentí el oxigeno disponible entre nosotros acabarse, y alejé unos milímetros nuestros labios para poder respirar, a la primera bocanada de aire recordé lo que estaba haciendo, y lo que en verdad debería hacer, golpeé su estomago para alejarlo. El golpe no lo inmutó, lo que propició esto fue la indignación que le provocaba saber que lo estaba rechazando.

Parpadeó fuertemente y al abrir los ojos un color rojo de apoderó de ellos, yo no planeé jamás una batalla. Tomé el abanico de mi espalda y me coloqué en posición de combate.

—Eres una chica difícil. —dijo y desactivó su técnica ocular incitándome a guardar mi artefacto de batalla, cosa que hice sin protestar ya que en un combate él tenía la mayor ventaja. Lo miré con una ceja arriba y me acerqué a él decididamente. Le tomé de la capa y lo acerqué a mi rostro, seguidamente besé sus labios una vez más.

Lo separé de mí unos instantes después de manera brusca— No soy cualquier chica —murmure cerca de su rostro—. Y te aclaro que no te tengo miedo como todos los demás.

—Esto no ha terminado. —me dijo al oído apareciendo detrás de mí, al momento de voltear para decir algo, ya no había nadie.