Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.K. Rowling, sola la retorcida trama es de mi autoría.

Advertencias: Situaciones sexuales, leves.


MI NOCHE CON DRACO "DIOS DEL SEXO" MALFOY


"En toda relacion erótica, los amantes intuyen siempre la verdad, y sin embargo se empecinan en creerse todas las mentiras."

Schnitzler, Arthur


Era un día gris, lluvioso, se podía oler la humedad del jardín, el zumbido de los animalillos, el canto molesto de los pájaros, por no poder salir de su nido.

Era un día realmente inestable, pero significaba que mañana iba a ser un buen día, pero mientras este no terminaba, yo tenia que esperar, y mientras esperaba que el día mejorara, me prepare un café, agarre un buen libro, y me recosté en la cama, en eso sin poder evitarlo, recordé aquella noche, el día era igual al de hoy, y la noche llego de una forma inesperada.

Estaba saliendo del trabajo, cuando empezó una llovizna terrible, ¿que podía hacer?, regresar al edificio, no, me quedaba mas retirado que aquel Bar, si aquel bar era mi solución, nunca había entrado por que creía que era demasiado soberbio, para mi personalidad, y supuse que solo asistían serpientes, altaneras y elitistas.

Pero aquello era realmente necesario, si no aquel bello traje se arruinaría junto con la gabardina, así que decidí dejar de lado todos esos pensamientos y entrar.

Cuando entre, un hombre realmente grande y robusto me pidió identificación, le di la de mi trabajo, me miro despectivamente, pero me dejo pasar, y realmente no era eso lo que en realidad me esperaba, me quede impresionada, creí que iba a ser un bar caro y todo lo que esto implica, pero aquello era mucho mas que eso, era un hermoso lugar, que parecía un palacio real, tenia adornos en oro, mesas del mas bello cristal, decoración al más puro estilo de Luis XVI, y esto era decir mucho en el mundo muggle.

Me había quedado impresionada, agradecí que ese día hubiera salido con mi mejor ropa a causa de una junta magisterial en el ministerio, si no, no podría ni alzar la cara.

Me senté en una mesa cercana a la salida, la verdad era que solo había entrado ahí para refugiarme, pero a causa de que el clima parecía no ceder, decidí pedir algo, solo en lo que esta se calmaba.

Un joven mesero llego y me ofreció la carta, que digo carta, el pequeño detalle que salía por la mesa recubierto del mas fino oro, pero para mi sorpresa todo lo que ahí ponían, en mi vida lo había escuchado o bebido, y si había sido así, con un nombre mucho mas común.

Los precios se salían de órbita, pero por eso ya no me preocuparía, hace mas de un mes que ganaba lo suficiente como para despilfarrarlo, pero esa no era yo, pero aquel momento era una de aquellos en los que el precio y el gasto no importarían.

En un momento apareció mi bebido en la mesa.

Me empezaba a sentir fuera de lugar, a aquel sitio, solo entraba gente que parecía adinerada y con mucho poder, claro los malditos magos de la elite de oro. Aquellos para los que el dinero es co mo una nuez.

Después de estar un rato, en aquella mesa, después de escuchar el repertorio de música que se ofrecía en el bar, los destellos dorados y platas que resaltaban con lo oscuro del lugar, la pista que se llenaba de serpientes, chicos jóvenes de entre 20 y 30 años, no tuve otra opción que empezar a pedir la cuenta, ya me había salido mucho de mi mundo y debía volver a el antes de que tanto belleza me aturdiera.

Iba parándome de mi lugar cuando una mano toco mi brazo

-Pero mira nada mas a quien tenemos aquí, pero si es la Sangre Sucia de Granger- dijo el engreído de Draco Malfoy.

Pero yo que había hecho para merecer eso, si lo se, lose, meterme en un lugar al que asisten serpientes adinerados, elitistas y SANGRES PURAS, como Malfoy

-Pero una impura no debería entrar aquí, Granger, mas si se trata de la defensora de animales y amiga de los perros como Potty, Ajajá, vamos, no me digas que eres de las mujerzuelas que se viene a vender- siguió con su bruma de insultos.

-Eso es algo que a ti Malfoy, no te interesa, y quieres hacerme un favor, desaparece, que no estoy de humor para atender a los hurones- lo dije despectivamente, ya me había hartado el tipo.

-Ya saco las garras, la inmunda, Ajajá, no te preocupes, no me apetece que los de la elite me vean con semejante impura, imagínate bajarías mi status social y aún más mi dignidad- soltó el muy estúpido

-Pues no se que esperas para largarte, porque en todo caso el que hace que baje mi status social eres tu, así que ¡PIÉRDETE!- le dije de forma venenosa.

-Mira estúpida, no creas que por que el mundo mágico te cree salvadora de no se que cosa, tienes derecho a faltarle el respeto al linaje puro, maldita sucia.- en ese momento había llegado a mi limite.

-Por favor, Malfoy, quien habla de pureza, cuando eres el ser más ruin, sucio y malcriado que he conocido, y yo puedo hacer y deshacer lo que me venga en gana.- le espete.

-Maldita- murmuro-quien te crees, pero no me rebajare a tanto, no se que esperas para retirarte, no es lo que hacías, antes de que llegara, me imagino que tanta belleza te aturde de más, a si que has el favor de proseguir con tus planes y lárgate de aquí, porque esto es para la elite de oro, no para la elite de asquerosos.- me dijo por último y tomo su camino de esa forma de "soy el mejor del mundo" a lado de un grupo de estúpidos, entre los que pude reconocer a Zabini y Nott.

Que se creía ese imbécil que acaso me podía dar ordenes, o que podía decidir en que momento me iba o no a ir, pues que equivocado estaba

Y pare demostrárselo, si tenia la intención de irme, el muy imbécil se quedaría con las ganas, por que yo de ahí no me movía hasta que la noche acabara.

Empecé a acomodarme, me iba desenvolver ahí, aunque no fuera mi sitio. Me quite la gabardina, y deje a la vista mi hermoso traje, plisado y pegado al cuerpo, que aunque no era una maravilla, tenia su forma bien definida.

Trate de hablar por teléfono con Ginny, pero al parecer estaba ocupada, trate de hablar con Harry, pero seguramente estaba en su trabajo de auror, y con Ron, con el simplemente no. Él y yo no habíamos funcionado, así que lo dejamos pasar, aunque la relación no fue la misma otra vez, aparte seguramente estaría en Sortilegios Weasley.

Así que tenia que atenerme a esto, sola, rodeada de un sin fin de Slytherins, sangre pura, y de la elite de oro.

Para salir de mi encimasmiento decidí pedir una botella del vino: 1787 Château Lafitte, del mas puro estilo muggle y caro, pero ya me arrepentiría de los gastos de aquella noche mas tarde.

Empecé a beber de poco en poco, cuando mi mirada se topo con una de mercurio, realmente furica.

Malfoy estaba del otro lado, solo, por lo que pude notar, tenia sus blanquezcas manos enredadas en una copa. Me miraba con aquellos ojos suyos de odio y rencor. Aunque con un destello maligno como de quien esta tramando algo, aunque definitivamente, no esperaba que estuviera planeando aquello.

En ese momento nuestras miradas fueron acaparadas por un hombre que se había parado en frente de mí.

-¿Jane?- me dijo.

-Hola, Marcus, ¿que haces por aquí?- le dije, Marcus era un compañero del trabajo que siempre me había cortejado, y agradecí a Merlín que hubiera llegado en ese momento si no la mirada de Malfoy me empezaría a desintegrar.

Marcus, no estaba acostumbrado a llamarme Hermione, de hecho nadie en el ministerio, todos me cocían ahí como Jane. Marcus y yo trabajábamos en el Departamento de Misterios, el era un chico realmente atractivo, alto, con un cuerpo bien formado, castaño, con unos ojos azules realmente hermosos.

Pero en realidad no era mi tipo, y ahora quedaba demostrado, el ere un miembro mas de aquella estúpida "Elite de Oro".

-Tenía reunión con algunos de la Elite, y como siempre nos reunimos por aquí, pero jamás espere encontrarme con tu presencia, no eres de esas chicas que parezca que visita este tipo de bares elitistas.- me dijo. Y la verdad tenia razón, no era de esas chicas, pero todo había sido culpa del horrible clima, y ahora era mas que nada por no verme humillada o derrotada por Malfoy.

-Que bien Marcus- le dije.

-Pero dime ¿a que se debe tu agradable presencia en este sitio?- me pregunto y me hizo una seña de si se podía sentar, yo claro que le asentí, era un buen pretexto para quedarme sin verme tan estúpidamente ridícula en ese lugar.

-Pues veras, el destino me trajo hasta aquí- le dije en forma casual, aunque esa era la verdad el destino me había llevado ahí, y mas tarde descubriría el porque.

Después de hablar sobre trivialidades con Marcus, pedir una botella mas de aquel exquisito vino y reír por unos chistes un tantos ridículos de parte de Marcus, el me invito a bailar una canción tipo electrónica, muy relajante pero un tanto provocativa.

Nos pusimos en medio de la pista y el con sus pasos firmes se empezó a mover, aunque yo para eso de el ritmo, no tenia la mas mínima coordinación, así que solo lo seguí.

Así estuvimos un rato más, entre risas, creo yo más por el efecto que causaba en mí el vino que por otra cosa.

Después de terminar adolorida de mis pies, decidimos pasar a sentarnos.

-¿Y con quien te ibas a reunir Marcus?- pregunte, la verdad pensé que había dejado su cita real por quedarse a hacerme compañía.

-Con unos chico de la elite, para ser precisos, Malfoy, Nott, Zabini, Pucey entre algunos otros, pero la verdad es mil veces mas agradable estar contigo.- me sonroje ante la afirmación de Marcus, pero es que me hacia sentir tan cohibida.

Pero, esperen, venia a reunirse con MALFOY, eso si que era interesante, seguramente el hurón mal teñido debía estar realmente enojado, le había quitado a una de sus miembros de la elite, Ajajá.

En ese momento como por instinto voltee hacia donde sabía estaba sentado Malfoy hace unos momentos, y ahí seguían esos ojos grises, como de piedra con una cara de asco, le sonreí triunfantemente, y voltee a ver a Marcus.

El me miraba y en realidad me estaba poniendo algo nerviosas así que decidí ir al tocador a retocarme el poco maquillaje y arreglarme mi cabello.

-Ahora vuelvo Marcus, debo ir al tocador.-le dije y me encamine hacia los tocadores.

Marcus asintió y se quedo ahí con una sonrisa de oreja a oreja.

Cuando llegue al tocador, me sentí un poco mas tranquila, observe mi rostro, tenia un pequeño rubor en mis mejillas por bailar, y creo que aún más por el sin fin de cumplidos que Marcus se había encargado de decirme. Mi cabello estaba estable, no estaba enmarañado como siempre, en la mañana me había esmerado mucho en arreglarme para la junta, así que de eso no me arrepentía, estaba bien.

Respire unos minutos mas y me dispuse a salir de los tocadores, pero un rubio de ojos grises me esperaba a las afueras de ellos.

-Dime Granger, ¿quién te crees para retarme, para arrebatarme mis compañías, para sonreír como estúpida, para coquetear con uno de la elite y para bailar como una ramera?

Draco Malfoy era el hombre más nefasto, inhumano, desalmado, y estúpido con el que yo hubiera tenido el placer de convivir.

-Mira, lo que haga o deje de hacer, ya te he dicho y te vuelvo a repetir mal nacido, ¡NO ES DE TU INTERÉS!- creo que ya había soportado mucho esa noche, y en ese momento iba a terminar aquel juego, yo tontamente estaba actuando como en los años de Hogwarts, cuando era una inmadura chica, pero ahora tenia mucha dignidad y en ese mismo instante me iba a largar de ese lugar y de la presencia de ese estúpido hombre.

Le di la espalda sin esperar respuesta, pero en ese momento tomo mi brazo, y me azoto contra la pared, me lastime la espalda, pero el me tenia agarrada por la cintura, trate de darle una patada pero parecía demasiado experimentado y simplemente me quede a merced de que el psicópata de Malfoy intentara golpearme, insultarme o cualquier cosa, menos lo que me hizo.

Me beso, me beso de una forma que jamás había sentido que alguien me besaba, aquel beso tenia tantos cosas juntas: odio, rencor, coraje, ¿deseo?, quizás, eso nunca lo sabré, pero si se que en ese momento me hizo sentir diferente, me hizo sentir realmente sucia, por que vamos, era mi enemigo y con ese beso traicionaba a todos mis ideales.

Pero eso no iba a terminar ahí, no si yo seguía respondiendo su beso, pero a pesar de que todo eso, mi cuerpo tenia otro deseo, el de seguir rompiendo las reglas, y seguir besando a aquel ser detestable.

Continuo besándome con furia, recorriendo mi cuerpo con sus besos, esta blasfemia no paraba, mi cuerpo no se podía alejar de el, en un momento alzo mi falda, mis braguetas quedaron fuera, y el se bajo los pantalones, todo sucedió tan rápido.

No se en que momento, solo se que el se introdujo en mi, al principio me dolió, pero el dolor fue suprimido por una ola de placer prohibido, diferente a cualquier antes sentido por mi ser, él, mi enemigo estaba en mi, se movía dentro de mi de una forma que no podía resistir, pero, "era mi enemigo".

Nuestras miradas se interceptaron en el acto, sus ojos de mercurio ya estaba dilatados, yo no podía resistir verlo, me daba vergüenza, pero a un así el placer era demasiado bueno como para detener aquel acto…

El me miro por última vez y dijo -Mi dulce venganza "mi querida impura"- y salió de ahí.

Mi dignidad estaba por los suelos, bueno, si es que me quedaba dignidad después de:

Mi noche con Draco "Dios del Sexo" Malfoy.

Y de esa manera la lluvia ceso, en el momento preciso en que ese recuerdo se esfumo.


N/A: Bueno, primera parte de este relato.

Espero haya sido de su agrado.

¡Saludos!