Prologó

Me sentía derrotada, perdida, pero por él lo valía. Su expresión no dio para mas… había intentado decir algo pero no lo había hecho solo vino hacía mi y presiono sus labios contra los míos, el beso era demasiado agresivo y lo respondí gustosa era un beso del cual necesitaba desde hace mucho tiempo, necesitaba probar aquella agresividad con la que me había besado la primera vez, instintivamente rodee su cuello con mis brazos y el mi cintura intentando ambos desaparecer aquellos pocos centímetros que se encontraban entre nosotros. Las nubes grises cubrían el cielo con el poco sol que existía en este cielo de Seattle, un trueno retumbo e hizo vibrar los ventanales, pero nosotros seguimos en el beso profundizado y concentrado en nosotros, comencé a sonreír pues era la mejor decisión que había tomado. Sin pensarlo me alejo de él con un empujón que me hizo dejar de sonreír mientras caía sentada en la cama.

-¡¿Oye que te pasa!- dije mientras me levantaba y lo miraba rabiosamente unos instantes... pero mi mirada se aligero cuando comenzó a hablar

-No puedo bella, no puedes... esto... esto no es lo que debería de ser-

-¿Qué? ¿De qué hablas?-

-Sabes a lo que me refiero... ve a casa y vuelve con tu Jacob Black-

-No...-

-Debes de-

-¿Por qué?-

-Voy a casarme- me dio la espalda

-¿Qué?- dije apenas audible

-Tayna es mi prometida-

-No… no puedes... eso...- pero me calló

-No debiste haber venido... ni...- Se escucho el timbre sonar –Debe ser ella- dijo casi saliendo de la habitación

-¡No!- dije metiéndolo dentro nuevamente –No puedes... no ahora... por favor- el sabia que era lo que yo estaba inentando expresar, le había entregado todo y a cambio recibia un… nada

-Lo siento- Besó dulcemente mis labios otra vez y despareció por el umbral del pasillo hacia la puerta de su departamento

"Eddie" escuche a tayna decir, sabía cuánto odiaba el que le dijeran así "¿a dónde iremos?" pregunto ansiosa antes de escuchar la puerta cerrarse Mi corazón se desintegro en miles de pedazos haciéndome inmune a cualquier cosa en este momento, todo había sido de él, le había dado todo de mi... si ubiera podido le habría dado mis ojos si quisiera mirar, mis manos siquisiera sentir y mis labios si el quería besar…. Agua sal recorría mis mejillas mientras me sentaba en su cama y con los dedos temblorosos recorría el bordado del edredón que cubría aquel colchón. Abrace fuertemente mis rodillas para apoyar mi cabeza en estas y después soltarme a llorar mientras unos ojitos negros me miraban desde fuera del cuarto. Entró y yo acaricie la cabeza del perro que me miraba llorar –Hola Sam- Dije a duras penas, el se hecho junto a mí y yo... bueno... sentía que ya no valía la pena vivir…