Hola. Después de mucho tiempo, años, he vuelto a escribir. Y más que ansiosa estoy feliz pues esta una de mis parejas favoritas. El fanfic es rated M pero aún no se como se desarrollara, tengo una idea general pero especificamente en cuanto escenas simplemente dejo que la inspiración haga lo suyo xD.
¡Espero sea de su agrado!
Sin más, a leer.
Disclaimer: Naruto no me pertenece, es obra de Masashi Kishimoto, solamente hago uso de sus personajes para dar rienda suelta a mis oscuros deseos.
Prólogo.
"Intentando no quitarte la vista de encima
Como un tonto herido, perdido y ciego"
Una lluvia torrencial caía en las pobladas calles de la ciudad de Konoha, nubes grises tapando aquel cielo oscuro. La luna era testigo mudo de como los habitantes iban y venían de un lado a otro en un vano intento por no empaparse hasta la cabeza. Aquello había sido inesperado, sobre todo porque el reporte del clima había pronosticado un día y una noche totalmente despejadas por lo que esas gotas de agua que hicieron presencia apenas anochecía habían sido sorpresivas para todas las personas que, confiando casi ciegamente en que no llovería, no habían traído ni un paraguas para resguardarse.
Maldiciendo algunos, suspirando derrotados otros no tenían mas opción que aceptar la realidad.
Realidad.
Una palabra que podía ser tan cruel y aterradora a veces. Te carcomía y te daba una bofetada cuando menos te lo esperabas.
En uno de los tantos rincones de la ciudad se erguía un gran edificio y, justo en el último piso, se encontraba un gran ventanal abierto, una cabellera rubia podía vislumbrarse detrás, la persona allí se revolvía los cabellos en un vano intento por mantener la tranquilidad. Llovía… y fuerte. Demasiado fuerte quizá. No pudo ocultar una sonrisa irónica ante un pequeño pensamiento que surcó su mente en ese momento llueve tanto como en mi corazón.
Suspiró recargándose más en su mullido sofá esperando que al menos esa acción pueda calmar el creciente malestar dentro de él.
¿Cómo había llegado a esa situación?
¿Cómo había llegado a sentirse de esa forma? No, mejor dicho, ¿cuándo había llegado a eso?
—No lo sé— Pudo susurrar suavemente, rompiendo el absoluto silencio en el que se encontraba. Ladeó la cabeza un poco recorriendo con la vista cansada todo el lugar, se encontraba en su departamento, su lugar, el único lugar para él. Estaba seguro que al entrar a la cocina iba a encontrarse con varios paquetes de ramen instantáneo, que al entrar a su recamara una cama tendida con cobijas color naranja lo estaba esperando y que justo al lado, en una pequeña mesa, las fotos enmarcadas de él, sonriente y feliz junto a sus padres, reposaban.
Este era su lugar, definitivamente, un lugar donde nada le faltaba, donde había puesto su esencia y parte de su personalidad, sin embargo, a pesar de la familiaridad de la pieza un vacío en su corazón hacía presencia. Un hueco casi palpable para él, doloroso y angustiante, desesperado.
Desquiciante y abrasador.
Era tan simple huir de allí y comenzar algo nuevo, empezar de cero y encontrar otro lugar, pero no podía, simplemente no asimilaba el hecho de estar lejos. No lejos de su departamento, no lejos del montón de ramen que había comprado, no lejos de las valiosas fotos de sus padres ahora muertos, no lejos siquiera de sus amigos.
Lejos de ella.
Ese pensamiento hizo que lanzara un quejido lastimero.
El solo hecho de pensar en ella hacía que ese vacío se llenara y a la vez se expandiera a un ritmo alarmante. Era una esperanza y desilusión constantes.
Sabiendo de antemano las consecuencias no pudo reprimir que su imagen se formara frente a él, empezando por sus pies, aquellas delicadas y pequeñas pantorrillas, subiendo poco a poco por sus piernas y sus muslos tan suaves, pálidos y cremosos, continuando con su sexo, su abdomen y sus pechos.
Perfecta, tan perfecta.
Se dijo a si mismo.
Quiero coger tu amor lento
Mientras alzaba la vista se detuvo en su cuello, para ese instante la ansiedad se había apoderado de él y su respiración se había vuelto un tanto agitada, con solo subir un poco más su mirada podría ver su rostro y, por dios, se había puesto tan excitado que estaba alargando ese momento para poder disfrutarlo más. Estaba loco, tremendamente loco por imaginarla frente a él, desnuda y completamente a su merced.
Esperó, no uno ni dos ni tres minutos sino cinco, estaba seguro que lo hacía fuera de sus cabales, como si mirarla fuera un placer que pocos podrían disfrutar, como si el solo hecho de reflejarse en sus ojos fuera maravilloso.
Y lo hizo. Sin poderlo aguantar más subió su mirada rápidamente hasta el rostro de ella y el sentimiento que lo embargó lo golpeó de sopetón. Joder. Joder. Joder. Pudo verse reflejado en sus ojos, esos ojos aperlados brillantes y llenos de timidez, pudo ver aquella piel blanca creando un exquisito contraste con sus labios rosados y su largo cabello negro azulado.
—Hinata… — Se levanto de su sillón lentamente hasta estar frente a ella, no… hasta estar frente aquella ilusión que el mismo había creado para satisfacerse. En aquel departamento lleno de él y aquel vacío la presencia de ella lo era todo.
Respiro hondo.
Debía detenerse. Si no lo hacía ahora podría empezar a creer que la Hinata frente a él era la real y eso estaba mal, muy mal.
Ahora eres todo lo que pienso cuando estoy solo
—Lo siento Hinata-chan—Sonrió débilmente bajando la vista —Si no lo hago realmente podría empezar a delirar… —Dio un paso más hacia la imagen frente a él. Un poco más cerca sonrió frente a ella mostrando toda su dentadura blanca, dedicándole una sonrisa a su más puro estilo, mentiría si dijera que no era feliz en ese momento.
De pronto había dejado de llover.
No sabía exactamente cuanto tiempo había pasado desde que la imaginó, pero poco le importaba, ahora solo eran ellos dos: Ella y él. Hyūga Hinata y Uzumaki Naruto. Levantó su mano en un intento de acariciarle la mejilla, pero estando a pocos centímetros pudo escuchar su voz.
Parpadeó y como si de un torbellino se tratara varias frases retumbaron en su cabeza acompañadas de imágenes rápidas.
N-Naruto-kun…
E-Esto es para ti Naruto-kun, l-lo hice especialmente para ti.
Naruto-kun… ¿te gusta Sakura-san?
—No— Tensó la mandíbula respondiendo a esa pregunta, pero siendo consciente de que ella no le escuchaba.
Esos recuerdos…
—Desde que puedo recordar me gusta Sakura-chan, ¡es que es la chica ideal para mi'ttebayo! — Respondió con una gran sonrisa siendo consciente de como la mirada de Hinata denotaba frustración y sobre todo tristeza.
—Basta. — Se llevó las manos a su rostro totalmente cansado, de pronto empezaba a recordar de nuevo y no quería.
¿Cómo había llegado a esa situación?
¿Cómo…?
¿Cuándo…?
—N-Naruto-kun… y-yo… te amo.
El sonrojo de Hinata era tan intenso que podía asemejarse a un tomate, de hecho, incluso podía sentir que ella en cualquier momento se desmayaría. A pesar de ello y aunque en cierta forma le parecía adorable y tremendamente bonito suspiró derrotado sabiendo de antemano su respuesta.
—Hinata… —Vio como ella jugaba con sus dedos en un intento de calmarse, no lo estaba mirando y por primera vez agradeció que no lo hiciera, no quería encontrarse con su mirada. Tragó duro e inhalo para luego hablar seguro —Yo no siento lo mismo por ti—
La pelinegra detuvo el movimiento de sus dedos y lo miró directamente, en ese momento pudo sentir como en cierta forma aquello la había hecho enojar.
—S-Sakura-san… ella…
Él suspiro pesadamente mientras se llevaba la mano derecha a revolver sus rubios cabellos, negó levemente y le dedicó una mirada cansada. No quería ser malo con ella mucho menos lastimarla, pero también quería dejarle en claro algunas cosas.
—Sakura-chan y yo estamos juntos—Pudo ver completa sorpresa en la mirada de la ojiperla—Lo íbamos a anunciar hoy cuando nos reuniéramos a comer con todos'ttebayo—Dio un paso hacia ella, pero al ver como retrocedía optó por darle su espacio—Todos, incluso tú sabes que la amo. Hinata-chan…—Ella volvió a bajar su mirada ante el sufijo, siempre la llamaba así cuando le decía algo íntimo —Y eso no cambiará, lo siento, no te amo.
No te amo.
Una débil risa triste se escuchó en la sala de aquel apartamento. Naruto volvió a mirar delante suyo encontrándose con la nada misma, la imagen que había creado de ella en su mente se había borrado dejándolo solo con sus pensamientos y sobre todo, con sus recuerdos.
Esos malditos recuerdos.
Ese estúpido Naruto del pasado que no sabía nada.
Y el estúpido Naruto del presente que lo sabía todo.
Estaba tan cansado, tan fastidiado y a la vez tan enamorado y obsesionado.
Ah Naruto, Naruto.
¿Qué no sabes que el amor y la obsesión son dos cosas que juntas se tornan totalmente peligrosas?
¿Qué te llevó a desangrarte por dentro mientras tratabas de retener tus sentimientos? Aquellos sentimientos que juraste nunca cambiarían.
¿Cuándo Hinata Hyuga se convirtió en tu todo?
¿Cuándo quisiste ser su todo también, como antes?
¿Como algo tan inocente propiciado por una declaración de amor se tornó en tu corazón en algo tan demandante y posesivo.?
Te dejo aquí mi más encantadora amiga.
Tomatazos, de todo es bien recibido xD.
A partir del siguiente capitulo se desarrollará el porqué y las causas, un viaje por los recuerdos a modo de que haya una conexión mas profunda con los personajes, todo esta en mi mente ¡mi loca mente jajajaj!
Estoy oxidada pues hace mucho que no escribo, como dije antes, espero que pronto la fluidez retome su curso por lo pronto me he quedado satisfecha con este prologo, intenté plasmar los sentimientos de Naruto :3
Gracias por leer!
