La estación de la vida, de los nuevos colores, del amor.
"La primavera ha llegado, Kaori chan"
Sentado en el banco donde aprendí con mi madre a tocar y a entender el piano, contemplo la llegada de la primavera a la ciudad. A pesar de la distancia entre los árboles de cerezo y mi casa, consigo ver los pétalos volando para el interior de mi casa, cayendo encima de la tapa del piano, encima de los libros, en el suelo, por todo el lado.
La luz deja de ser natural y gana un tono rosado por la cantidad de pétalos que sobrevuelan mi habitación.
Noto entre ellos, un pétalo con tonos de rosa casi blanco, un poco más pequeño que los demás, no por eso mas feo o mas lento, por lo contrario, más ágil y se mueve de manera diferente,casi como si estuviera embalando un objeto, de un lado para el otro.
Con movimientos gentiles y imprevisibles, marca un ritmo.
Un, dos, tres, un, dos….
Mis ojos no me engañan. Siento su presencia en cada soplo del viento que hace con que el pétalo no caiga al suelo.
Baja siguiendo un ritmo diferente de los demás, y cuando menos me lo espero vuelve a subir tal como bajo. Siento un aprieto en el pecho, y mis manos encuentran el piano frío.
Fritz Kreisler-Love's sorrow
Resulta algo difícil acompanhar algo tan imprevisible como el soplo del viento, tengo que ser flexible y imaginar un poco la melodía. La sorpresa y la adrenalina del momento me llevan de vuelta al tiempo en que la música ganó significado para mi.
Mientras toco, el pétalo parece ganar más fuerza que antes y se mantiene en el aire, como si estuviera él también haciendo un esfuerzo para acompanhar el viento. Caen los pétalos que restaban al suelo.
Me siento como un niño jugando con su juguete preferido: la música. Mi ojos se cierran y dejo de ver el piano, o el pétalo. Entro en el mundo de las melodías. Todo el cielo está iluminado por un verde claro, se distinguen tonos de azul, naranja, rosa en las nubes que están por arriba de mi cabeça. El lago infinito donde estoy es verde esmeralda, no consigo ver el fondo, pero no tengo por eso miedo, pues no estoy solo.
Oigo sus pasos en el agua, acercándose a su ritmo, imprevisible.
Desvío la mirada del cielo. La busca a mi alrededor, me parece ver algo con el rabillo del ojo, un vestido blanco.
Anochece. El soplo del viento pierde fuerzas a cada instante que pasa, el ritmo de la música queda demasiado lento, casi como un susurro.
Intento con fuerza llamar el ritmo de vuelta.
La llamo le pido para que se acerque, pero ella no me oye está meciendo un instrumento en los brazos y acompañando el ritmo del viento.
"No te vayas, otra vez no"
El pétalo continua con movimientos gentiles de un lado para el otro, pero ya no sube, igualmente feliz baja.
"Otra vez no, por favor, quédate aquí!"
Fa, Re, Mi, Re….
"No quiero dejar de oírte, por favor!"
El pétalo pasa en dirección al suelo al lado de mi, y yo, impotente nada puedo hacer si no, continuar a tocar maquinalmente. Las lágrimas en mi cara corren en la misma dirección que el pétalo blanqueado, y el viento da su último suspiro.
El soplo del viento empuja el pétalo para junto de mi mejilla mojada. Mis dedos dejan de tocar, caen balanceando al lado de mi cuerpo, el sonido cesa.
Un beso de despedida.
Sigue amando la música y nunca pares de tocar okey, amigo A?
Por un instante el mundo para. Siento el vacío de nuevo, un vacío y un hueco en el pecho.
Era ella, una tormenta, me sacude el alma, me sorprende con su fuerza.
Como un pétalo de cerezo a merced del viento, me dejo llevar por ella.
Ella es mi música.
Ella es mi vida.
No la veo pero la oigo.
No la toco pero la siento.
Antes de todo, espero que les haya gustado! Soy nuevo aquí en FanFiction, y todavía no se como funcionan bien las cosas por eso agradezco cualquier comentario de apoyo o critica, y pido perdón de antemano por si tengo errores gramaticales.
