Nota1: Los personajes le pertenecen a Furudate.

Nota2: Jellou, volví con algo de KuroTsuki. Y será un serializado corto, tengo la idea de cómo terminará pero faltan algunas cosas para eso así que pensé en postear lo que tenía. No dejaré esto a medias, no sé preocupen.

Nota3: Lo re-edite.

Nota4: ¿Disfruten?


I

Tsukishima Kei no era ese tipo de persona con la cual se pueda usar el término 'romántico' o 'cariñoso', por supuesto que no, sin embargo ahí estaba esperando con un ramo de rosas a ese estúpido felino que lo salvo de la esa oscuridad, donde estaba hundido por los traumas de su niñez, y es que sí, el ex capitán del Karasuno tuvo una época que ahora a sus 30 años ocultaba con vergüenza. Los minutos pasaron, su corazón comenzaba a arrepentirse y volver al mismo círculo vicioso de siempre...pero el felino llegó, Kuroo Tetsuro hizo su aparición con una gran sonrisa dibujada en su horrible rostro.

Tanto ni él ni el rubio se dijeron palabra alguna, uno al lado del otro comenzaron a caminar por esas calles de Tokyo que los escondieron en algún momento en sus citas nocturnas. Las palabras no eran necesarias, tampoco posibles y aun así ninguno de los dos se sintió incomodo a causa del silencio, es más, fue aquel silencio que en muchas ocasiones les enseño cosas del otro que nunca notaron. Pequeñas gotas sobre sus mejillas los hicieron reír, el rubio todavía sujetando el ramo de rosas corrió hasta la primera tienda que encontró para así comprar un paraguas y unos bollos de carne mientras a fuera, el de cabellos revueltos seguía caminando sin importarle nada, dejando que la lluvia empapara su ser. Kuroo diviso la Luna en la cima, oculta entre algunas nubes y aun así, podía ver lo impotente que era y aquella preciosa manera en la que brillaba, tratando de llamar su atención a toda costa... como si esperara por él ahí donde sea que este.

Todavía no...

Se escuchó, Tsukishima colocó el paraguas sobre el minino seguido dándole el bollo de carne que compró para él, desapareciendo aquel último aperitivo en un dos por tres. La noche se hizo más fría, más oscura y también más nostalgia, una de esas conversaciones que salieron a flote fue aquella promesa que hizo el de cabellos oscuros al rubio. Esos cien años juntos que se prometieron al darse el 'sí' ante su única espectadora que los protegía aquella noche.

— ¡Moonshine! ¿No crees que sea más que una causalidad que la Luna esté en su punto más alto cada vez que nos pasa algo importante?

— Piensas demasiado las cosas, Kuroo-san.

— Uh, no creo...

Viejos recuerdos divagaron por la mente del rubio, dándole una mirada al muchacho que tenía al costado. Aquella persona que le salvo de aquella oscuridad donde se encontraba, ya que no fue su mamá, papá o Dios quien le devolvió o le dio un motivo para tener una vida donde la palabra felicidad puede estar incluida.

Fin del capitulo.